El dominio mundial de Monsanto/Bayer
6 de octubre de 2017
El mega-imperio conformado por Monsanto y
Bayer es en la actualidad uno de los negocios más sólidos pero al mismo tiempo
altamente peligroso y dañino en el mundo.
"Las guerras futuras serán por los
recursos”. Esta frase que es compartida por millones de personas en el mundo y
rechazada por “apocalíptica” por unos cuantos gobiernos poderosos, es cada vez
más una realidad. En efecto, los tentáculos de grandes multinacionales se han
posado sobre las reservas de agua, la compra de vastas extensiones de tierra y,
sobre todo, en numerosas y costosas investigaciones dirigidas a la producción
acelerada de alimentos, so pretexto de cubrir la demanda de la población
mundial que, según estimaciones, podría ascender a 9 billones en 2050. (veraquí)
Al respecto el mega-imperio conformado por
Monsanto y Bayer es en la actualidad uno de los negocios más sólidos pero al
mismo tiempo altamente peligroso y dañino en el mundo. Veamos por qué.
El grupo alemán que compró a la multinacional
norteamericana en 66.000 millones de dólares en septiembre de 2016, espera
convertirse en el monopolio de productos agrícolas más grande del mundo. Según
su vicepresidente global comercial, en los próximos cuatro años el grupo gastará
más de 16 mil millones de dólares en “innovación y desarrollo”. (ver aquí)
Esto desde luego es un eufemismo bajo el cual
se ocultan las verdaderas intenciones del poderoso grupo económico: convertirse
en el único dueño de la producción alimentaria, criminalizando las formas
alternativas como modelos “poco rentables”. A través de esta alianza, el
gigante alimentario pretende consolidar un entramado legal-económico-policial
que atenta contra la soberanía alimentaria y el derecho de los pueblos de
definir su política agraria.
No debe perderse de vista que el arma química
utilizada en la Guerra de Vietnam conocida como “Agente Naranja” fue producida
por Monsanto. Por su acción, más de 400 mil personas murieron y 500 mil niños
nacieron con malformaciones. (ver aquí).
Además, diversas investigaciones realizadas
por prestigiosas universidades de Estados Unidos han evidenciado que el
aspartame (edulcorante no calórico) y la sacarina elaborados por Monsanto
causan distintos tipos de cáncer. De igual manera, la hormona del crecimiento
bovino desarrollada en los laboratorios de esa multinacional, está relacionada
con cáncer de mama, colon y próstata, razón por la cual ha sido prohibida en
países como Canadá, Australia, Japón, Israel y Argentina. Los herbicidas, los
cultivos modificados genéticamente y las Semillas “Terminator” (que han vuelto
extensos terrenos estériles) son otros de los inventos de Monsanto que han sido
catastróficos para gran parte de la población mundial que es coaccionada a
comprar sus productos envenenados.
De acuerdo a estudios científicos los
agroquímicos de glifosato desarrollados por Monsanto pueden ser los causantes
de más de 25 enfermedades. Además de los diversos tipos de cáncer antes
mencionados, la acción de los químicos ha causado Alzheimer, autismo,
malformaciones genéticas, enfermedad crónica de riñón, colitis, hipotiroidismo,
enfermedad hepática, entre otras. (ver aquí)
No obstante los riesgos a la salud que han
sido respaldados por estudios de diversa índole (por ejemplo, Toxicology, 2009), la
multinacional estadounidense ha salido bien parada por las grandes cantidades
de dinero que gastan en publicidad engañosa y abogados. A pesar de las
denuncias e incluso de condenas en contra de Monsanto, todavía su poderío
representa una amenaza para la diversidad y autonomía alimentaria.
Si bien las inversiones de la compañía
estadounidense se centran hoy en día en productos alimentarios, en su más de
110 años de historia, han sido los responsables de graves problemas ambientales
y de salud pública. Por ejemplo, la producción de poliestireno, uno de los
elementos químicos más contaminantes del planeta, se sigue produciendo a pesar
de las críticas. El grupo Monsanto está relacionado además con las
investigaciones que desataron la purificación del plutonio para la producción
de la bomba atómica. A partir de los años cincuenta comenzaron las
investigaciones relacionadas con la producción y distribución alimentaria. Uno
de los inventos catastróficos de la multinacional fueron los fertilizantes a
partir de petróleo, cuyos agentes mataron los microorganismos benéficos del suelo,
volviendo la tierra infértil. (ver aquí)
De este modo, queda comprobado que las
acciones de la compañía norteamericana han sido perjudiciales para la población
mundial. Lo más preocupante es que el emporio económico ha recibido el respaldo
de la Casa Blanca.
De hecho, el presidente Donald Trump, inició
conversaciones con Bayer/Monsanto para la creación de condiciones favorables
para la inversión en Estados Unidos. (ver aquí)
Con una cifra que supera los 8000 millones de
dólares el monopolio alimenticio espera asegurar su presencia hegemónica en el
país del norte luego de algunos reveces financieros producto de las múltiples
demandas en su contra. Lo preocupante de esta circunstancia es que la administración Trump
se ha declarado abiertamente en oposición a quienes consideran el cambio
climático un problema grave. Esto sin duda es terreno abonado para las
multinacionales cuyo interés es la productividad por encima de los daños que se
puedan causar al medio ambiente. El magnate-presidente es un representante de
esa visión del mundo en la que lo más importante es el dinero.
Sin ningún tipo de traba legal, el grupo
Bayer/Monsanto seguirá envenenando el mundo a pesar de las advertencias de
grupos ambientalistas. El modus operandi de este monopolio es la producción de
semillas que sólo pueden germinar con ciertos productos químicos. Si los
campesinos intentan guardar semillas para su posterior siembra, con el fin de
mejorar las especies, esta acción está enmarcada dentro de los delitos de
propiedad intelectual. Así pues, los campesinos son obligados a botar parte de
sus cosechas pues algunas legislaciones les imponen incluso penas privativas de
la libertad. Este
tipo de entramados jurídicos han blindado al gigante norteamericano que ahora
se verá mucho más fortalecido con la inversión del grupo Bayer. Según algunas
estimaciones el 90% de maíz distribuido en Estados Unidos es transgénico y
propiedad de Monsanto.
Una de las consecuencias más visibles de las
acciones de estas multinacionales es el endeudamiento de los campesinos con la
compra de todos los productos. De acuerdo con las profundas investigaciones de
Vandana Shiva, activista y filósofa de origen indio, los campesinos de su país
para solventar las deudas que imponen estos grupos poderosos, han tenido que
vender sus riñones, o incluso se han suicidado. La autora denomina este
fenómeno como la economía de
la muerte en la que a causa
de las relaciones monopolísticas de la tierra y los acuerdos logrados con
políticos corruptos, millones de campesinos han perdido sus tierras y otros
tantos se han visto inmersos en una lógica depredadora. Este hecho parece
confirmar la tendencia de la economía por formar monopolios muy al estilo del
imperialismo que todo lo consume y todo lo convierte en negocio, incluso lo más
vital de la vida: el agua y los alimentos.
Algunas voces se han alzado en contra de
Monsanto y Bayer por lo que se espera reunir los testimonios suficientes para
demostrar sus violaciones sistemáticas a los derechos humanos y ambientales. El
Tribunal Internacional Monsanto es una iniciativa de la sociedad civil de
numerosos países que pretenden hacer responsable a este grupo de los daños
causados durante más de un siglo. El Tribunal llevó el caso ante la Corte Penal Internacional ,
cuyo pronunciamiento se espera en la primavera de 2017. http://es.monsantotribunal.org/
Este fallo constituye un momento histórico sin
precedentes en el que se espera que las multinacionales paguen por las
atrocidades cometidas.
Uno de los testimonios recogidos fue un
estudio realizado en Argentina, específicamente en la provincia de Santa Fe que
arrojó como resultado la tendencia de los habitantes a padecer diversos tipos
de cáncer. El profesor Damián Verzeñassi, líder del proyecto ha sido perseguido
por la divulgación de sus conclusiones que parecen sumarse a otra serie de
estudios similares. (ver aquí)
Los poderes oscuros de Monsanto y Bayer han
acallado las voces disidentes pues su único propósito es tener en pocos años el
control total sobre la producción alimentaria mundial. Todo parece apuntar que
la principal ambición de la megacorporación es ese pues las fuertes inversiones
en “investigación” se acompañan de la compra de enormes extensiones de tierra
para la siembra de monocultivos.
Pobreza, desolación, muerte y desigualdad, ese
parece ser el legado de Monsanto en más de un siglo de historia. La fusión con
otra compañía que se ha encargado de producir enfermedades irreversibles, es
una muestra de las ambiciones económicas de un reducido grupo de personas. El
respaldo que recibirá este emporio de manos del presidente Trump, deja entrever
un futuro nada alentador toda vez que el alimento se transformará
definitivamente en un negocio. Los campesinos que sabiamente repiten “billetes
no se pueden comer” están cada vez más acorralados por un sistema cuya
principal motivación es llevarlos al borde de la desesperación. ¿Será acaso que
Bayer y Monsanto quieren reducir la población mundial y ese es más bien su
objetivo para 2050?
Febrero de 2017
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/El_dominio_mundial_de_Monsanto_Bayer
No hay comentarios:
Publicar un comentario