Los fondos buitre carroñean con lo más
básico en España: techo, pan y luz
31 de octubre de 2017
Por Fátima Martín (CADTM)
Los fondos buitre carroñean con lo más básico
en la “Finca España ”:
Con el techo, con el pan y con la luz, entre otras necesidades. En la España
postburbuja inmobiliaria, los buitres, a menudo alimentados por conocidos
bancos nacionales e internacionales y guiados por los serviles córvidos
políticos estratégicamente situados en las Administraciones Públicas, tal que
el ministro de Economía, el banquero de inversión Luis de Guindos, devoran los
despojos de un pueblo esquilmado. El resultado son cientos de miles de familias
desahuciadas y con deudas de por vida en un país con un gravísimo problema de
vivienda irresuelto; unos productos agroalimentarios menos saludables y más
caros producidos por empresas que han adelgazado sus plantillas y precarizado a
sus trabajadoras; y una cadena de demandas por una gestión energética que ha
pasado de las primas envenenadas a las renovables de Zapatero a la imposición
del impuesto al sol de Rajoy. En esta fase del saqueo, tras la socialización de
las pérdidas, buitres privados engordan a costa de lo público, sacando tajada
de una deuda pública estratosférica ilegítima que pagaremos con sangre, sudor y
lágrimas durante generaciones si no logramos impedirlo.
El sector inmobiliario es, sin duda, uno de los preferidos por los
buitres en un país donde entre 1997 y 2007 se permitió construir al año, “más
viviendas que Alemania, Francia, Italia y Reino Unido juntos” (1). Las
consecuencias de aquella exuberancia irracional las seguimos pagando las
mismas.
Entre los objetivos de los buitres hay
hoteles, oficinas, activos logísticos, hipotecas y viviendas, muchas viviendas.
Las de protección oficial protagonizan algunos de los casos más sangrantes.
Como las mil 860 viviendas de alquiler social que Blackstone compró a la Empresa Municipal
de la Vivienda y el Suelo de Madrid (EMVS) siendo alcaldesa Ana Botella, la
mujer de José María Aznar, por 127,5 millones de euros, a una media de 69 mil
euros por vivienda. Las consecuencias de la gestión buitre para los inquilinos
no se hizo esperar: Subidas de las rentas, condiciones abusivas,
arbitrariedades y desahucios indiscriminados. Hasta que en mayo de 2017, el
Tribunal Supremo cortaba las alas al buitre Blackstone (a través de su filial
Fidere) protegiendo los derechos de las inquilinas de esas viviendas sociales
(2). En junio, la EMVS, dependiente del Ayuntamiento de Madrid de Manuela
Carmena, ha propuesto declarar nula la venta (3).
En una operación similar, en junio de 2017, el
Tribunal Supremo ha admitido a trámite un recurso presentado por los afectados
por la venta de 2.935 viviendas públicas del IVIMA, dependiente de la Comunidad
de Madrid, a los buitres Azora-Goldman Sachs por 201 millones de euros.
Afectados y la
Asociación Corruptil han pedido a los tribunales que
investiguen posibles “acuerdos entre tres fondos de inversión (Goldman,
Blackstone y Cerberus) para adjudicarse cada uno las operaciones inmobiliarias
de envergadura realizadas en Madrid por administraciones del Partido Popular
(PP)”. Otra de esas operaciones fue la concesión de la SAREB (banco malo) de
52.000 préstamos de Bankia a Cerberus. Casualmente, el hijo del expresidente
del Gobierno, José María Aznar, y la exalcaldesa de Madrid, Ana Botella, José
María Aznar Botella, es consejero de Cerberus a través del córvido local
Poniente Capital (4).
El top ten de inversores en deuda “distressed”
(en dificultades) inmobiliaria en Europa en el segundo trimestre de 2015, según
el informe “From Puerto Rico to the Dublin Docklands; vulture funds and debt in
Ireland and the global south” ha sido, por este orden: Cerberus, Deutsche Bank
/ Apollo, Lone Star, JP Morgan, Oaktree Capital, Fortress / Eurocastle, Sankaty,
Blackstone, Goldman Sachs y Otto Group. La gran mayoría de ellos se ha puesto
las botas en la
hiperendeudada España tras el descalabro del ladrillo.
Singer: de Argentina al Banco Popular
El especulador buitre por antonomasia, Paul
Singer, que acorraló a Argentina (5), también quiso pillar cacho en España. Uno
de sus fondos buitre, Elliott, se hizo en 2015 con pisos de Bankinter por 60
millones de euros. Previamente, adquirió 1.354 millones de euros en créditos
fallidos de Bankia (junto con Cerberus y la empresa noruega de recobros
Lindorff) y 300 millones del Santander, con unos descuentos del 95%. A partir
de ese momento, Lindorff acosa a sus clientes vía telefónica, presencial y
judicial y los maltrata con frases como ésta: “Estás hablando por teléfono, alguien
te lo pagará. Quien te paga el teléfono, que te pague la deuda. En algún sitio
vivirás. Quien te acoge, que te pague la deuda” (6).
Elliott también compró la firma de
recuperación de deudas doméstica Gesif para convertirla en su base de
operaciones en el mercado español. Su directora general era Melania Sebastián,
exresponsable de Gestión de Información de Banca Comercial de Caja Madrid,
quien seguiría en la
usurera Gesif. Nótese cómo una exdirectiva de Caja Madrid
hace de intermediaria entre la ya nacionalizada Bankia y el fondo buitre
Elliott.
Paul Singer no ha sido el único en ponerse las
botas en el muladar ibérico. Ni mucho menos. A finales de 2014, 41 mil 200
millones de euros de los 50.000 del banco malo o SAREB pasaron a ser
gestionados por tres fondos oportunistas estadounidenses: Cerberus (Haya Real
Estate),TPG y Apollo, que se hicieron con las plataformas inmobiliarias de
algunos de los principales bancos españoles: Bankia, CaixaBank y Santander,
respectivamente (7).
Los tres fondos más Solvia, del Sabadell,
desembolsaron inicialmente 600 millones de euros por 126 mil activos, entre
préstamos e inmuebles. Fuera del banco malo, Blackstone se adjudicó la
plataforma inmobiliaria de Catalunya Caixa, Cerberus la de Cajamar ,
Centerbridge la de BMN ,
Lone Star la de Kutxabank
y Värde-Kennedy la del
Popular.
La tendencia sigue a día de hoy. Unos meses
antes de que el Santander comprara el Popular por un euro en junio de 2017,
éste vendió una cartera de deuda de 220 millones de euros de principal aportando
como colateral activos hoteleros. También colocó 400 millones de euros con
activos colaterales de viviendas, plazas de garaje y trasteros. Los compradores
fueron Apollo y Blackstone, respectivamente.
Las pérdidas ocasionadas por el colapso del
Popular han provocado decenas de demandas, entre ellas, por parte de la estadounidense Pimco ,
una de las mayores gestoras de fondos del mundo, que baraja demandar desde al
Santander hasta al Banco Central Europeo (BCE), o al fondo de rescate europeo
(8).
El propio Paul Singer, a través de Elliott
Management está sondeando el mercado para comprar antiguos bonos del Popular a
precio de saldo (valorados en menos del 5% sobre su valor nominal) y negociando
con otros fondos un frente común para pleitear contra el proceso de resolución
del banco. También a través de su filial Bentham Ventures, “explora
oportunidades en relación a Popular con vistas a una actuación coordinada”,
según fuentes cercanas a la entidad citadas por Expansión. El fondo pagaría los
gastos legales de los fondos en el proceso, y en caso de éxito se llevaría una
parte de la potencial compensación (9).
Hasta marzo de 2017, la inversión inmobiliaria
en España superaba los 3 mil 400 millones de euros. Sus protagonistas,
conocidos fondos que operan como buitres: GreenOak, Värde, Blackstone... A la
altura de abril de 2017, sólo Bankia, Sabadell, Deutsche Bank y BBVA habían
colocado 1.600 millones de euros a Blackstone, Grove u Oaktree.
A la espera del rescate de autopistas de peaje
en quiebra
Los buitres no le hacen ascos a nada. Por
ejemplo, a las autopistas de peaje que se construyeron también en la era Aznar , hoy en
quiebra. En total, nueve. Cuatro buitres (Taconic, Kingstreet, Strategic Value
y Atlestor) se han quedado con la mayor parte de su deuda financiera, que
asciende, junto con la que está en manos de bancos como Deutsche Bank, JP
Morgan, Goldman Sachs o Bankia y concesionarias, a cerca de 6.000 millones de
euros, que pretenden que asuma el Gobierno. Los fondos han contratado a la
firma especializada Houlihan Lokey, conocida por su intervención en Lehman
Brothers o Abengoa.
Los citados fondos compraron la deuda a bancos
españoles y extranjeros que habían participado en la financiación de las obras
y que decidieron irse ante la dificultad de llegar a un acuerdo. Lo hicieron
con pérdidas, ya que en algunos casos los cobros se aproximaron al 10% del
valor nominal. Entre los bancos que vendieron están Santander, BBVA, Popular,
Natixis, Société Générale, ING y Bank of Tokyo -Mitsubishi, informa El País. La
cifra, cualquiera que sea, iría contra el déficit del Estado, lo cual
compromete el cumplimiento de los objetivos impuestos por Bruselas (10).
Los buitres tampoco le hacen ascos a otros
activos inmobiliarios llamados “alternativos”, como los sanitarios, residencias
de ancianos o de estudiantes. En estas últimas hozó Oaktree, con residencias en
Madrid y Barcelona cuya venta ha complicado la llegada a las alcaldías de
Madrid y Barcelona de Manuela Carmena y Ada Colau (11).
Oaktree, que lo mismo se da un atracón de
ladrillo merendándose el banco malo del Deutsche Bank en España o zampándose
las promociones fallidas en la costa que heredó el Sabadell con la compra de la
Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), también es capaz de hincar el diente a
Panrico, empresa de pan de molde y bollería, cuyos trabajadores no han parado
de sufrir, incluso un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), desde que el
buitre puso en ella sus garras. Finalmente, se la vendió al grupo mexicano
Bimbo por 190 millones de euros, 89 millones más de lo que aportó (12) Oaktree
también ha querido sacar tajada de la fábrica de productos cárnicos Campofrío.
Con las cosas de comer no se juega, dice el
refrán. A los buitres eso les da igual. PJT Partners, una escisión de
Blackstone, es una firma especializada en servicios de asesoramiento a la banca
de inversión. Entre sus consejeros cuenta con James Costos, exembajador de EEUU
en España bajo la
administración Obama. Y entre sus operaciones en España,
buitreras como la reestructuración de Isolux o la citada venta de Panrico a
Bimbo.
PJT Partners también han participado en la
venta de la mayor panadería de España, Berlys Corporación Alimentaria,
anteriormente conocida como Panaderías Navarras (Panasa). Artá Capital, la
firma de capital riesgo participada por Corporación Financiera Alba, y N+1,
ahora rebautizada como Alantra, decidieron poner a la venta Panasa , la
empresa líder en fabricación, distribución y comercialización de pan, bollería
y pastelería fresca y congelada de España (13).
Del pan al aceite
Y del pan, al aceite. Resulta que la mayor
productora mundial de aceite de oliva español está en manos de un fondo de
capital riesgo británico, CVC Capital Partners, que opera con la lógica buitre:
se hizo con la aceitera tras el fortísimo endeudamiento, que llegó a los 1.500
millones de euros, al que llevó a la compañía la irregular gestión de SOS
Cuétara (germen de Deóleo), por parte de los hermanos Salazar, hoy en el
banquillo por múltiples delitos societarios. Desde que el fondo de capital riesgo
manipula Deóleo, que cotiza en bolsa, ha italianizado la cúpula de la compañía,
los precios del oro líquido no paran de subir, alcanzando precios máximos en
una década, y las condiciones tanto de la empresa como de los trabajadores no
paran de empeorar. A principios de 2017, aprobó un ERE que afectó a un centenar
de trabajadores, después de ir vendiendo las plantas a trozos. “El objetivo del
fondo CVC es desguazar la empresa”, se temen los minoritarios, que sospechan
que su objetivo es no poder pagar la hipoteca para ejecutar la deuda y quedarse
con los activos a precio de saldo. CVC está presente actualmente en España en
otros sectores como el textil (Cortefiel), el geriátrico (Vitalia Home), o el
energético (CLH).
Precisamente, los mismos fondos buitre que
encarecen el aceite de oliva español o echan de sus casas a familias enteras no
tienen empacho en chupar la sangre también al sector energético. Los fondos
CVC, KKR y Blackstone sobrevuelan la eléctrica que fuera española y pública
Endesa para hacerse con su control, actualmente en manos del Estado italiano a
través de Enel. Troceada y amputada su pata latinoamericana, los italianos
destinan el 100% de los beneficios de la segunda eléctrica española a
dividendos (14).
Recientemente, a primeros de mayo de 2017,
España perdió su primer arbitraje ante la Corte Internacional
de Arreglo de Diferencias del Banco Mundial, el Ciadi, por los recortes
aplicados desde 2010 a
las ayudas a las renovables. El laudo dio la razón a la británica Eiser
Infrastructure Limited, fondo ligado a ABN Amro, y su filial
luxemburguesa Energia Solar Luxembourg y condenó a España a pagar 128 millones
de euros más intereses. Esta Corte del Banco Mundial considera ilegal la
transformación radical del marco regulatorio renovable español, con Zapatero
primero, a finales de 2010, con Rajoy después, en 2013 y 2014.
Sobrevolando las renovables
Detrás de ésta, hay esperando otras 27
denuncias pendientes de empresas que invirtieron en renovables. “Se trata
principalmente de fondos de renta variable privados que entraron en el mercado
después de que la crisis hubiera comenzado, según el informe publicado por las
ONG Transnational Institute y Corporate Europe Observatory”, cita Juan
Hernández Vigueras, miembro del Consejo Científico de ATTAC España, que ha
escrito el libro Los fondos buitre. Capitalismo depredador (16).
En un artículo titulado “Fondos buitre en
España: de la especulación a los pleitos”, Hernández Vigueras explica que estas
demandas se basan en el Tratado de la Carta de la Energía, un convenio
multilateral que proporciona protección a los inversores en el sector
energético, reconociéndoles derechos similares a los de los tratados
bilaterales de inversión (TBI) y que también permiten a las empresas demandar a
los gobiernos ante los tribunales internacionales de arbitraje.
Llama la atención que muchos de estos demandantes
están asesorados por la firma de abogados Allen & Overy, que casualmente ha
asesorado a Eiser, la que ha ganado el primer arbitraje ante el Banco Mundial.
Otro aspecto que destaca el informe citado por Hernández Vigueras en su
artículo es cuándo invirtieron estos fondos: “Cuando llegó la mayoría de estos
inversores extranjeros, España estaba en plena crisis económica y ya habían
comenzado las restricciones a las subvenciones a la energía solar. Lo que
permite pensar que estas firmas practicaban estrategias especulativas similares
a los fondos buitre, buscando la rentabilidad en la garantía del Estado que
lograrían vía pleitos” (17).
De este modo, vemos cómo los mismos buitres son capaces de especular
con la vivienda, con la alimentación y con la energía. Han
picoteado en muchos otros sectores, como el de las apuestas deportivas
(Blackstone jugó en Codere) o las clínicas dentales, como la polémica Vitaldent ,
donde opera Javier Botín, de la familia que preside el Santander. En muchas
ocasiones, los buitres vienen de la mano de presuntamente prestigiosos bancos
nacionales e internacionales, que aunque se escondan tras cambios de nombre y
se protejan en paraísos fiscales, tienen igualmente las garras manchadas de
sangre.
Notas:
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=233458
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