La instauración del
“Día de la
Resistencia Indígena”,
un paso importante en la dirección de
la condena a dos genocidios
13 de octubre de 2017
Por Carlos E. Lippo (Rebelión)
1.
De acuerdo
con la historia que se enseñaba en las escuelas oficiales de Venezuela antes
del advenimiento de la Revolución Bolivariana, el 12 de octubre de 1492
Cristóbal Colón, que había salido de España hacía un poco más de dos meses pero
que estaba tan despistado que creía a pies juntillas que estaba arribando a las
Indias Occidentales, estaba descubriendo un nuevo continente: Nuestra América.
Totalmente de espaldas al hecho de que para esa fecha ya existía en nuestro
continente una inmensa cantidad de personas, estimada por connotados
investigadores históricos en no menos de 56 millones, que obviamente ya lo
habían “descubierto” y vivían en él, mayoritariamente
en comunas y en total armonía con la naturaleza. La historiografía de base
eurocéntrica había logrado mantener la tesis del “descubrimiento” durante casi quinientos años y ello a
pesar de que existen no pocos indicios de que mucho antes que Colón, tuvieron
presencia en América representantes de diferentes culturas europeas (vikingos,
galeses, irlandeses y templarios) y no europeas (árabes, chinos, japoneses,
polinesios y fenicios) (1), existiendo además evidencias de que hubo un
importante contacto árabe con la cultura azteca de Méjico.
El que
navegantes árabes pudieron haber llegado a América antes que Colón es algo más
que probable, ya que es un hecho admitido que los conocimientos matemáticos,
astronómicos y geográficos de los árabes, transmitidos a Europa, contribuyeron
de manera significativa al progreso de la navegación en los siglos XV y XVI,
facilitando las expediciones oceánicas y los descubrimientos de nuevas tierras.
Recordemos que la idea de la esfericidad de la tierra defendida por los árabes
durante toda la Edad Media
y puesta en duda por la intelectualidad europea de la época, va aparejada con
la de un mar único que haría posible que navegando hacia el oeste se pudiera
alcanzar la India, que era al parecer la hipótesis central de Colón al momento
de solicitar el patrocinio de los “Reyes
Católicos” de España para
lanzarse a tamaña aventura. ¡Profundizar
en la búsqueda de nuestras raíces históricas, desvirtuando las argumentaciones
falaces de quienes nos han tenido sometidos durante tanto tiempo es, y debe
seguir siendo, tarea de primer orden de nuestra Revolución!
2.
Una buena
parte de esta población indígena originaria que según un señalamiento de Arturo
Uslar Pietri, intelectual venezolano del siglo XX y uno de los más conspicuos
representantes de la “derecha” ideológica de nuestro país, ya
fallecido, en su ensayo “Fachas,
Fechas y Fichas” (1982), estaba
conformada por “unos hombres
que viven en la naturaleza casi desnudos, bondadosos, inocentes, fraternales,
que no conocen ni la espada ni la pólvora, y que todo lo disfrutan en igualdad
y comunidad", fue
exterminada por los conquistadores europeos (españoles, portugueses e ingleses
en su gran mayoría, pero también franceses y holandeses) con la excusa de que “no tenían alma”, primero y de
que “había que salvarles el
alma”, más tarde, pero siempre para arrasar sus tierras, saquear sus
riquezas y aniquilar sus culturas.
Bartolomé de
Las Casas, un conquistador español que fue encomendero y se hizo sacerdote de
este lado del Atlántico estimó que en 1542, a cincuenta años del “descubrimiento”, habían sido muertos, principalmente
a causa de la conquista militar, los malos tratos y la esclavización alrededor
de 21.500.000 de personas (2) en los territorios conquistados por España, ello
sin incluir las regiones de Yucatán, Cartagena de Indias, Florida, Río de la
Plata, Nueva Granada y Santa María. Esta cifra aportada por de Las Casas es
bastante congruente con una estimación muchísimo más reciente del parlamentario
belga André Flahaut quién siendo Ministro de la Defensa, sostuvo en un informe
presentado a su gobierno en el año 2004, titulado “Genocidios”, que en la América
se cometió el mayor genocidio de la historia mundial, ya que desde que Colón
puso pie en este continente fueron asesinados unos 15 millones de indígenas en
la América del Norte, a los cuales habría que sumar otros 14 millones que
fueron masacrados en la América del Sur. Añadiendo
que aunque la cantidad de víctimas no se puede saber con certeza, sí existen
pruebas irrefutables de una deliberada campaña de exterminio, despojo y
aculturación de los pueblos nativos, que se contraponen a las distintas teorías
“negacionistas”.
3.
Para poder
evaluar apropiadamente estos hechos es necesario tomar en consideración el
significado real de la palabra “genocidio”, tanto desde el punto de vista
semántico, como desde el punto de vista legal. Según el Diccionario de la Real Academia Española
(DRAE), la palabra genocidio, en su acepción única, significa: exterminio o eliminación
sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de
política o de nacionalidad.
En lo
atinente a la definición legal, ocurre que en el año 1948, poco tiempo después
de la creación del Estado de Israel por parte de la Asamblea General
de las Naciones Unidas, la misma asamblea adopta la “Convención para la Prevención y la
Sanción del Crimen de Genocidio”, según
la cual se entiende por genocidio cualquiera de los actos que sean cometidos,
tanto en tiempo de paz como en tiempo de guerra, con la intención de destruir
total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal,
de la naturaleza de los citados a continuación (3):
- Matanza de miembros del
grupo.
- Atentado grave contra la
integridad física o mental de los miembros del grupo.
- Sometimiento intencional del
grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción
física total o parcial.
- Medidas destinadas a impedir
los nacimientos en el seno del grupo.
- Traslado forzoso de niños del
grupo a otro grupo.
Con base
en lo anterior, quién en su sano juicio o que no sea parte descaradamente
interesada, podría negar entonces que lo ocurrido en América durante la
invasión europea fuese un auténtico genocidio.
4.
Los negadores
del genocidio indoamericano se empeñan en sostener que lo que aquí hubo después
del “descubrimiento”, fue un “colapso demográfico”, causado más por las enfermedades
contagiosas portadas por los conquistadores europeos, principalmente la
viruela, que por las guerras y otras causas derivadas de la violencia de la conquista. Un “negacionista” insigne fue el Papa Joseph Ratzinger
(Benedicto XVI), quien a pesar de las disculpas ofrecidas por su antecesor Juan
Pablo II, a causa del comportamiento de la iglesia católica a todo lo largo de
la conquista y la colonización americana, durante su visita pastoral al Brasil
en mayo del 2007, sólo alcanzó a admitir que la colonización del continente
americano a partir del siglo XV y su evangelización por parte de la iglesia
católica que él encabezaba, vino acompañada de "sufrimiento" e "injusticias" para los indígenas, pero que la
Iglesia había “purificado” a los indios y que volver a sus
religiones originales sería un retroceso (4) . Es a causa de estas
declaraciones que el Comandante Chávez, Líder Eterno de nuestra Revolución
Bolivariana le solicitase pedir disculpas, en los siguientes términos:"Como
jefe de Estado le ruego a Su Santidad que se disculpe. No entiendo cómo puede
afirmar que la evangelización no fue impuesta, si llegaron aquí con arcabuces y
entraron a sangre, plomo y fuego. Aún están calientes los huesos de los
mártires indígenas en estas tierras", añadiendo seguidamente: "Aquí con Colón no llegó
Cristo, llegó el Anticristo. El holocausto indígena fue peor que el Holocausto
de la II Guerra
Mundial y ni el Papa ni nadie puede negarlo".
5.
Bartolomé de
las Casas fue el primero en denunciar la matanza de los aborígenes. Sus
descripciones, realmente dantescas, llamaron la atención del rey de España,
quien se dio cuenta del grave riesgo de perder la mano de obra, sin la cual no
era posible explotar las minas, las plantaciones y las haciendas. La monarquía
dictó entonces las “Leyes de
Indias” que, bajo un manto
humanitario, escondían la verdadera intención de los reglamentos sobre la
encomienda, que no era otro que preservar la mano de obra indígena. Sin
embargo, la verdadera respuesta a este problema que para ellos no era realmente
de carácter humanitario, sino de índole económica, fue la de traer esclavos
africanos para sustituir las extintas o muy diezmadas comunidades indígenas
como entes productivos. En una
interesante nota sobre el padre Las Casas, el escritor José Martí, prócer
augusto de la independencia de Cuba, señalaba: "es verdad que Las Casas
por el amor de los indios aconsejó al principio de la conquista que se siguiese
trayendo esclavos negros que resistían mejor el calor: pero luego que los vio
padecer se golpeaba el pecho y decía ¡con mi sangre quisiera pagar el pecado de
aquel consejo que di por mi amor a los indios! (5).
6.
Para
reemplazar como trabajadores a la gran cantidad de indígenas muertos en las
posesiones coloniales durante el siglo XVI, a partir del siglo XVII los
europeos capturaron alrededor de 60 millones de africanos al sur del Sahara, de
los cuales, según el historiador británico Eric Hobsbawm (6), unos 12 millones
llegaron vivos a América donde fueron reducidos a la esclavitud. La
diferencia entre personas capturadas y personas que llegaron vivos a la América
se explica porque una parte de los capturados morían por efecto de la captura y
de la retención en espera del viaje, otra parte moría durante el viaje y
algunos eran sometidos a esclavitud en el Africa misma. Asímismo, es necesario
tomar en cuenta que hasta el 10% de los esclavos que trabajaban en
plantaciones, minas y otros oficios morían cada año por las extremadamente
precarias condiciones de vida y los abusos laborales. La exportación de tanta
gente, hombres y mujeres en edad productiva produjo un abandono de la
agricultura y detuvo el progreso de regiones enteras, dejando a este continente
en permanente desventaja frente a otras partes del mundo, lo que en buena medida
explica la continuada pobreza de la región. ¡A
un genocidio sucedió otro genocidio, en suma, dos verdaderas catástrofes
demográficas generadas por las naciones supuestamente más avanzadas de Europa,
desde finales del XV hasta bien entrado el siglo XIX: Portugal, España,
Francia, Holanda y en menor grado Inglaterra, sin que dejasen de participar en
ella desde su misma creación, los Estados Unidos de Norteamérica, algunos de
cuyos “Padres Fundadores”, Jefferson y Adams, entre ellos, fueron connotados
terratenientes esclavistas!
7.
Entre los muchos mitos creados por la historiografía de base
eurocéntrica existe uno altamente despreciativo que señala que los indígenas,
una vez recibidos los espejos y demás baratijas con las cuales los
conquistadores pretendían obtener sus riquezas minerales vía trueque, se les
sometieron mansamente. Nada
más tendencioso y carente de toda fundamentación histórica. Por otra parte, también se ha señalado
que por lo general los indígenas colaboraron con los conquistadores, cuando ocurre
que existen suficientes evidencias demostrativas de que este comportamiento fue
la excepción y no la regla, ya que si bien algunos caciques colaboraron con el
enemigo, la mayoría de los jefes se inmolaron heroicamente en aras de la
preservación de las vidas de sus gobernados y de la defensa de los valores de
su cultura. Unico es el lamentable caso del Imperio Azteca, que sucumbe después
de una heroica resistencia ante la deserción de algunas tribus y la asimilación
de los Totonacas a las fuerzas españolas, ambas acciones motivadas por disputas
internas existentes incluso antes de la llegada del conquistador.
Cronistas de
la época, protagonistas de la conquista y la colonización de los pueblos
americanos, algunos de ellos sacerdotes católicos como Bartolomé de Las Casas y
Diego de Rosales, militares otros como Gonzalo Fernández de Oviedo, e incluso
poetas como Alonso de Ercilla, autor de“La Araucana”, todos ellos nacidos en España, así
como José de Oviedo y Baños, militar e historiador nacido en Santa Fe de Bogotá
y muerto en Caracas, exaltan el genio, valor e inteligencia de muchísimos
caciques, entre los cuales se destacan: Caonabo, de los Taínos, una rama de la etnia Caribe, quien
fue el primero en rebelarse contra el dominio español, muerto en la isla de
Santo Domingo en 1494 y Hatuey, de la misma etnia, muerto en la isla de Cuba en
donde se había refugiado huyendo de Santo Domingo; Moctezuma y Cuauhtémoc, de
los Aztecas, en Méjico; Huáscar y Atahualpa, de los Incas, en el Perú y
Lautaro, Caupolicán y Pelantaro, de los aguerridos Mapuches, tercamente
llamados Araucanos por los españoles, en las tierras de Chile, en lo que
constituye una justa aunque incompleta reivindicación de las etnias
originarias. Entre los
cronistas contemporáneos no es posible dejar de citar a la arqueóloga y
antropóloga italiana, nacionalizada mejicana, Laurett Sejourné quien señalase:
“El día que la ideología colonial sea completamente disipada esta resistencia
(la indígena) contará entre las hazañas más nobles que la humanidad haya
conocido”.
8.
Según algunos
cronistas como Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, uno de los primeros
enfrentamientos armados importantes de los indígenas con los españoles tuvo
lugar en las costas de Venezuela en el año 1515, a cargo de varias
tribus de la etnia Caribe
y esta resistencia se prolongó hasta mediados del siglo XVII, retrasando por un
siglo la colonización de esas tierras. Uno de los jefes indígenas más
destacados fue Guaicaipuro, cacique de los Teques, orgullo del pueblo
venezolano, quien comandó su primera acción, un ataque a las minas de oro de
los Teques, cuando contaba apenas con veinticinco años de edad, logrando
importantes victorias entre los años de 1560 y 1568 sobre los más aguerridos
capitanes españoles, acciones que lograron retrasar la fundación de la ciudad
de Caracas, actual capital de la república que sólo pudo ser establecida aunque
de forma muy precaria, a mediados de 1567. El genio militar y político de este
venezolano de excepción, primero en el continente en utilizar tácticas de “guerra de guerrillas” contra los españoles, era de tal
dimensión que no sólo fue capaz de coordinar la totalidad de las tribus del
norte de Venezuela sino que también intentó sumar a sus huestes a los esclavos
negros seguidores del Negro Miguel, que se habían levantado en armas
exitosamente en el centro occidente del territorio, donde lograron establecer
su propio reino. A fines de 1567 o inicios de 1568, el conquistador Francisco
Infante y sus hombres, conducidos por guías nativos que habían sido
chantajeados, dieron con el paradero de la choza de Guaicaipuro, en las
cercanías de Paracotos, logrando sorprenderlo. Si Guaicaipuro prendió fuego a
su choza, inmolándose por su propia mano, como cuenta la leyenda o si encontró
la muerte peleando con la espada que le había arrebatado al conquistador Juan
Rodríguez Suárez, que es la versión sobre su muerte que ofrece el historiador
José de Oviedo y Baños en su obra publicada en 1723, no es lo relevante; lo
relevante es que esta muerte heroica tuvo que haber inspirado a sus compañeros
de lucha: Terepaima, Paramaconi y Conopoima entre ellos, para seguir adelante,
logrando sumar a otras tribus a lo largo y ancho del territorio nacional para
continuar hostigando a los conquistadores hasta comienzos del siglo XVIII. En reconocimiento al permanente
espíritu de emancipación de nuestro pueblo, los restos de Guaicaipuro fueron
trasladados al Panteón Nacional de manera simbólica, por decreto del entonces
Presidente de la República, Hugo Chávez Frías, el 8 de diciembre de 2001,
asignándosele un espacio junto a los demás próceres de Venezuela. Así mismo, el
8 de marzo del presente año, en ocasión del Día Internacional de la Mujer,
fueron también trasladados al Panteón Nacional, los restos simbólicos de
Hipólita y Matea, dos esclavas que tuvieron importante participación en la
crianza de El Libertador, junto con los de Apacuana, líder guerrera y guía
espiritual de los indígenas Quiriquire, en las cercanías de Los Teques, actual
estado Miranda (7).
9.
El 20 de mayo
de 1820, meses después de la batalla de Boyacá que selló la independencia de
Cundinamarca, actual Colombia y un año antes de la batalla decisiva en
Venezuela, Carabobo, el Libertador Simón Bolívar, consciente de la dirección
revolucionaria que habría que darles a estos pueblos, dictó un decreto con la
intención de restituirles sus derechos. En aras de la brevedad presento a
continuación la lectura de la motivación y de sólo el primer decreto del mismo,
tal como la hiciese el Comandante Chávez en el discurso de instalación del “I Encuentro Internacional de la
Resistencia y Solidaridad de los Pueblos Indígenas y Campesinos”, celebrado en Caracas entre el 11 y
el 14 de octubre de 2003, un año exacto después de que hubiese dictado el
decreto que instauró el “Día
de la Resistencia
Indígena” (8):
Dice así, lo leo: “Deseando
corregir los abusos cometidos en Cundinamarca, en la mayor parte de los pueblos
de naturales, así contra sus personas y contra su resguardos y aun contra sus
libertades y considerando que esta parte de la población de la República merece
las más paternales atenciones del gobierno, por haber sido la más vejada, la
más oprimida, y la más depredada, durante el despotismo español. Con presencia
con lo dispuesto de las leyes
canónicas y civiles he venido en decretar y decreto”. Primero: “Se devolverán a los naturales,
como propietarios legítimos, todas las tierras que formaban los resguardos
según sus títulos, cualquiera que sea el que aleguen para poseerla los actuales
tenedores”. ¡Lástima que traicionado y muerto El Libertador, éste al igual que
muchos otros decretos de corte clasista y revolucionario se convirtieron en
letra muerta!
10.
En total
consonancia con su preámbulo, en el cual se invoca el ejemplo histórico de
nuestro Libertador Simón Bolívar y el sacrificio de nuestros antepasados
aborígenes y de los precursores y forjadores de una patria libre y soberana, la
Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, aprobada por un
referéndum popular de fecha 15 de diciembre del año 1999, en su Título III, “De los Derechos Humanos y
Garantías y de los Deberes”, consagra
un Capítulo completo, el VIII, a los derechos de los pueblos indígenas,
derechos que habían venido siendo cercenados durante siglos y que presentamos a
continuación de manera resumida:
· Artículo 119: “El estado reconocerá la
existencia de los pueblos indígenas, su organización social, política y
económica, sus culturas, usos y costumbres, idiomas y religiones, así como su
hábitat y derechos originarios sobre las tierras que ancestral y tradicionalmente
ocupan y que son necesarias para desarrollar y garantizar sus formas de
vida".
· Artículo 121: “Los pueblos indígenas tienen
derecho a mantener y desarrollar su identidad étnica y cultural, cosmovisión,
valores, espiritualidad y sus lugares sagrados y de culto”.
Artículo
122: “Los pueblos indígenas
tienen derecho a una salud integral que considere sus prácticas y culturas”.
Artículo
124: “Se garantiza y
protege la propiedad intelectual colectiva de los conocimientos, tecnologías e
innovaciones de los pueblos indígenas”.
Artículo
125: “Los pueblos
indígenas tienen derecho a la participación política. El Estado garantizará la
representación indígena en la Asamblea Nacional y en los cuerpos deliberantes
de las entidades federales y locales con población indígena, conforme a la
ley”.
11.
Lamentablemente,
el 12 de octubre, España y una mayoría importante de los países de América,
desde los Estados Unidos hasta la Argentina, estarán celebrando un aniversario
más, el número 525, de la llegada de Cristóbal Colón por primera vez a nuestras
tierras. Desde comienzos del siglo XX la efeméride se había venido
celebrando bajo el nombre de “Día
de la Raza”, pero al
acercarse el quinto centenario (1992) y ser propuesta en la Organización de las
Naciones Unidas la proclamación de dicho año como el “Año Internacional de los Pueblos
Indígenas”, dicha propuesta
desbarató el empeño de España y otros países de proclamarlo como “Año Internacional del
Descubrimiento de América”, con
un absoluto desprecio por la verdad histórica. La falta de consenso impidió que
se aprobase alguna de estas dos proposiciones. Sin embargo a partir de este
hecho ya no hubo unanimidad en torno a la denominación de la efeméride, sino
que a pesar de seguir celebrándola comenzaron a hacerlo ahora, por diferentes
motivaciones asociadas a los distintos intereses de sus clases dominantes y de
espaldas a la voluntad de la mayoría de sus pueblos, bajo diferentes nombres,
entre los cuales destacan: “Día
de la Hispanidad”, “Día de
Colón” (“Columbus Day”), “Día del Encuentro de dos
Civilizaciones”, "Día
de la Interculturalidad”, “Día
del Descubrimiento”, “Día
de la Liberación, de la Identidad y de la Interculturalidad”, “Día Panamericano”, etc.,denominaciones
que son, si se quiere, menos lacerantes que aquel primigenio “Día de la Raza”,
pero igual de encubridores de los genocidios que comenzasen a ser perpetrados a
partir de esa fecha.
12.
En la
Venezuela revolucionaria, a pesar de que sigue siendo un día feriado, hemos
optado por no celebrar el pretendido descubrimiento, puesto que tanto el pueblo
como el gobierno revolucionario somos conscientes de que en esa infausta fecha
del año 1492 sólo tuvo lugar el inicio de la cruenta invasión del imperio
español causante de los mayores genocidios y del mayor despojo de recursos
materiales que registra la historia de la humanidad. En su
lugar celebramos el “Día de
la Resistencia
Indígena”, instaurado
por decreto del Comandante Chávez, de fecha 11 de octubre de 2002, con el cual
se conmemora las gestas heroicas de los pueblos indígenas que opusieron tenaz
resistencia a los conquistadores aunque terminaran por caer, víctimas de la
apabullante superioridad militar y de la total carencia de valores éticos y
morales de la inmensísima mayoría de los conquistadores, que con el estímulo y
el apoyo oficial de la alta jerarquía de la iglesia católica de la época, ni
siquiera les reconocían como seres humanos. Desde esa última fecha pasamos a
coincidir con la República de Cuba en el hecho de haber borrado del calendario
esa falsa efeméride, ya que ese país hermano desde el advenimiento de su
revolución en 1959, celebra en su lugar el 10 de Octubre, como el inicio de su
gesta independentista del imperio español.
13.
En el
transcurso del tiempo, otros países de Nuestra América como Nicaragua y Bolivia
han abolido cualquier conmemoración del “descubrimiento”,
habiendo emitido sus gobiernos sendos decretos que para esa fecha han
instaurado el “Día de la Resistencia Indígena” (Nicaragua, 2007) y el “Día de la Descolonización” (Bolivia 2011); así mismo, en países
como Argentina (donde retiraron una estatua de Colón ubicada en las cercanías
de la Casa de Gobierno y la sustituyeron por otra de la lideresa
independentista Juana Azurduy) y Chile, no se celebra el hecho del descubrimiento
de América, sino que en esas naciones cada 12 de octubre se hace un
reconocimiento a los indígenas que fallecieron durante la colonización y se
celebra la diversidad cultural que dejó como consecuencia el cruce de europeos,
americanos y africanos en el Abya Yala, que es el nombre con el cual se conocía
nuestro continente antes de la llegada del invasor español. Pareciera estar
cumpliéndose nuevamente, después de 200 años aquella exhortación de nuestro
himno patrio que señala: “…
Seguid el ejemplo que Caracas dio”.
En este mismo
orden de ideas es oportuno señalar que en fechas recientes se han registrado
movimientos populares en más de 50 ciudades de los Estados Unidos que procuran
el derribo de las estatuas de Colón y otros supremacistas blancos (9); inclusive,
dos días atrás grupos de manifestantes protestaban al pie de una estatua de
Colón en la propia ciudad de Nueva York, poniendo en entredicho la celebración
del famoso desfile de celebración del llamado “Columbus
Day”, que se ha celebrado
cada 12 de octubre desde 1937 (10).
14.
Como plantea
el título de este artículo, la instauración del “Día de la Resistencia Indígena” es un paso importante en la dirección
de condenar el genocidio indígena, sin embargo condenarlo en abstracto no es
suficiente sino que es necesario, a juicio mío, intentar obtener una reparación
legal de la misma naturaleza de la que están intentando obtener de parte de las
potencias esclavistas de los siglos XVI al XIX (Portugal, Gran Bretaña,
Francia, España y Holanda), los países miembros de la Comunidad del Caribe
(CARICOM) (11), cuyos Jefes de Gobierno fundaron en el año 2.013 la“Comisión de
Reparaciones del CARICOM”, con
la finalidad de preparar y presentar una demanda formal contra los gobiernos de
aquellos países que otrora cometieron los crímenes que constituyeron la
esclavitud africana y enriquecieron a sus naciones mediante su práctica; siendo
oportuno señalar que desde esa fecha se vienen logrando significativos avances
(12).
En el caso
del genocidio indígena se trataría de obtener fundamentalmente de España,
Portugal y Gran Bretaña, las siguientes reivindicaciones: la petición formal de
perdón; la cancelación de la deuda externa con estas naciones; el otorgamiento
de ayudas para el desarrollo; así como una indemnización financiera, en un
monto aún no determinado, por los traumas sicológicos que aún persisten y que
datan de los días de la de la conquista y de la colonia. Considero
que es tarea urgente de las secretarías permanentes de nuestros organismos de
integración: UNASUR, CELAC y ALBA-TCP, fundamentalmente este último por la
afinidad que tiene con el CARICOM, el incluir en las agendas de sus próximas
reuniones la discusión de tema tan importante.
Considero
que el atacar seriamente la impunidad de estos crímenes con acciones de esta
naturaleza, es uno de los mayores aportes que puede hacerse en la dirección de
evitar la consumación de nuevos genocidios como algunos que están actualmente
en desarrollo en nuestras hermanas naciones del oriente medio.
¡Hasta la Victoria
Siempre!
¡Patria o
Muerte!
¡Venceremos!
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