Lo que dejaron las
elecciones
Ningún apoyo al ajuste
31 de octubre de 2017
Por Gustavo Robles (Rebelión)
A pesar de los festejos de la clase dominante,
a pesar de la algarabía que quieren instalar el gobierno de los monopolios y
las corporaciones periodísticas al servicio del engaño a los trabajadores, la
realidad es muy diferente a la que nos quieren mostrar.
Mientras el oficialismo en todas sus formas cacarea una victoria
en todo el país, el análisis minucioso del sufragio nos muestra la verdadera
cara de las elecciones: el rechazo de la mayoría del pueblo a las políticas del
gobierno.
La realidad indica
- que el 70% del
padrón NO APOYÓ al gobierno
- que de los que
sí votaron, el 60% VOTÓ EN CONTRA DEL OFICIALISMO Y EL AJUSTE
- que casi 3
millones de sufragantes que eligieron a Macri para presidente en 2015, dos años
después DECIDIERON NO VOLVER VOTARLO
LAS CIFRAS DEJAN BIEN CLARO QUE EL “APLASTANTE” TRIUNFO
QUE QUIEREN HACER VER LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN, TAN APEGADOS AL OFICIALISMO
EN SU MAYORÍA, NO ES TAL
Más que un apoyo al macrismo, las elecciones parecen
demostrar el repudio al ajuste y a las políticas oficiales.
A pesar de ello, el artilugio del instrumento electoral burgués le
permite al oficialismo sumar 20 diputados y 9 senadores, consolidándose como
primera minoría en el Congreso nacional. Esa “realidad institucional” se
contradice con la realidad social y no puede generar otra cosa que tensión y
crisis.
Otro dato significativo que surge de la jornada del
domingo 22, es la tremenda crisis que vive el peronismo y la debacle del
kirchnerismo y de su líder, CFK, que perdió en la provincia de Buenos Aires a
manos de un Cambiemos encabezado por el impresentable Esteban Bullrich. Más
allá de la fidelidad que aún mantiene el grupo duro del cristinismo, es
evidente la ex presidenta recoge más rechazo que adhesiones, y hasta parece
difícil que pueda liderar sin cuestionamientos una eventual reunificación del
peronismo.
Mientras tanto el FIT, que ha lavado su discurso y sus
políticas en función de “quedar bien con el electorado” e intentar así sumar
votos, constituyéndose en la pata izquierda del sistema, ha repetido, más o
menos, su elección del 2015. No ha retrocedido, pero no pudo crecer. Y en la
cámara de diputados seguirá con 4 legisladores, una representación
insignificante que no le hace ni cosquillas a los dueños del poder económico.
El sistema burgués es una trampa para los trabajadores, y su
sistema electoral es parte de ella. Pero si algo surge de las votaciones, es
una aproximación del verdadero apoyo popular hacia las políticas de los
gobiernos de turno, aunque eso después se tergiverse con la retórica del engaño
y el manejo de las cifras. Por ejemplo, los porcentajes de las listas que se
presentan a las elecciones se miden desde los que emiten un voto “positivo” (es
decir, se pronuncian por una de las listas que compiten), ignorando
olímpicamente no sólo a los que deciden no ir a votar, sino también a los que
concurren a las urnas pero votan en blanco o anulan su voto. Las elecciones
burguesas constituyen una fachada para engañar a las mayorías asalariadas que
es necesario desenmascarar. Lamentablemente, no lo hacen las organizaciones de
izquierda que priorizan la lucha electoral por encima de la revolucionaria y se
acomodan en el discurso de las organizaciones del sistema: claro, si
denunciaran la verdad, su porcentaje de sufragios también descendería
dramáticamente.
Los revolucionarios debemos apoyarnos siempre en la realidad y
denunciar las mentiras y atropellos de las corporaciones y su sistema, no
acomodarnos en él amparados en mezquinos intereses sectarios. Debemos denunciar
el engaño del gobierno, que parado en el clima triunfalista surgido de una ficción
que ha creado junto con los medios
de comunicación, intentará avanzar en la destrucción de los derechos de los
trabajadores, y ya está aceitando la maquinaria de un ajuste aún mayor, con
nuevos tarifazos, quita de subsidios, flexibilización laboral, destrucción de
convenios y suba de la edad jubilatoria. Allí se encontrará con la resistencia real de los asalariados a sus políticas, a
pesar del “relato” y de la traición de la podrida burocracia sindical. Y en el
horizonte se encuentra una crisis de monumentales dimensiones, bajo la espada
de Damocles de un endeudamiento brutal que tendrá consecuencias nefastas para
nuestro pueblo.
Nuestra tarea será estar preparados para ello y bregar para
organizar a la clase para las luchas que se avecinan.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=233360
No hay comentarios:
Publicar un comentario