México: La asamblea,
colectividad milpera
30 de
octubre de 2017
"La milpa tiene por costumbre acercar a
los diversos. Multiplicidad cuya consistencia entrama numerosas relaciones que
tal vez por venir de la tierra sean profundas. Diplomacia entre distintos que,
en conjunto, reproducen vida. Así, el maíz se vincula con frijoles, calabazas,
chayotes, camotes… que, sin perder su lugar, se entreveran con frutales tan
plurales como plátanos, naranjales, mangos, papayas y magueyes
aguamieleros."
MILPA SOCIAL
Por Mauricio González González CEDICAR / CORASON
La milpa tiene por
costumbre acercar a los diversos. Multiplicidad cuya consistencia entrama
numerosas relaciones que tal vez por venir de la tierra sean profundas.
Diplomacia entre distintos que, en conjunto, reproducen vida. Así, el maíz se
vincula con frijoles, calabazas, chayotes, camotes… que, sin perder su lugar,
se entreveran con frutales tan plurales como plátanos, naranjales, mangos,
papayas y magueyes aguamieleros. En la milpa convergen todos: animales como el
tejón, los zanates, las chachalacas y un sin número de insectos, junto a los
del color de la tierra que van desde la unidad familiar hasta los grupos
barriales, que a través de mano vuelta donan trabajo que será retribuido en
otro momento en la milpa de quien participe de ella. No es extraño que en época
de cosecha la milpa también sea lugar de fiesta, pues es sabido que agradecer
es política de los humildes, más aún cuando en comunidades indianas esa
gratitud remite a los Dueños,
quienes ocupan un rango del que depende la bonanza, al ser patrones del agua,
el viento, las semillas, la tierra, el fuego.
Hay quien dice que la
milpa es domesticación, nosotros creemos que es socialización, donde el
conjunto de los humanos y no humanos amplían las nociones de sociedad que
imaginaron los europeos de ultramar. Expliquémonos.
Hablar de sociabilidad
entre rurales es hablar de autogobierno. Toda propiedad social tiene sus
propias formas de regulación, “su modo”. No existe ejido o comunidad agraria en
el país que no tenga en la Asamblea a su máximo órgano de decisión, donde se
dirimen problemas pero también se concretan proyectos, se toman acuerdos,
forman comisiones e informan lo relevante. Si bien están amparadas en la
Constitución, en cuanto a reglamentos ejidales y estatutos comunitarios los
matices son signados por localidad, es decir, por diversidad.
Las asambleas suelen
llevarse a iniciativa del Comisariado de bienes ejidales o comunales y sus
respectivos consejos de vigilancia, mas no ha de confundírseles con
representantes, pues estos operan tomando el lugar de otros y no como lo que
son, voceros del conjunto que acatan la decisión colectiva y están comisionados
para hacerlas valer. Confundir al Comisariado con representantes es hacer de la
milpa maizal. Y es que es en la imagen de la milpa es donde mejor podemos
encontrar el funcionamiento asambleario, pues como en aquella, las yucas van de
un lado, los frijoles a lo largo, y las calabazas entreveradas conel
maíz, a la manera de las agrupaciones barriales, las mitades, géneros e
incluso, con las plagas, cuando los partidos dividen bajo intereses alienados.
Pero lo relevante es
que en la milpa la autorregulación se impone del brazo del productor, quien
determina mucho pero a su vez es determinado por los muchos. A nadie sorprende
que los fenómenos y cualidades naturales imperen en la agricultura, y más si es
milpera, lo que impone ese saber andar de los sencillos, siempre atentos a un
mundo en el que numerosos agentes influyen para llegar a puerto o tomar rumbos
inesperados no sin riesgo de naufragio. La toma de decisión colectiva replica
las decisiones colectivas que la milpa impone. Lo sorprendente es que a pesar
de tal grado de diferencias puedan andar en conjunto, armonía de disonantes.
En tiempos de
capitalismo desalmado, cuyos despojos son de las condiciones de posibilidad de
la vida, dentro de ellos el territorio, caminar en conjunto es la fuerza de los
muchos, y en materia preventiva no hay mejor arma que la de las Asambleas
milperas, bien cohesionadas, ricas, plurales, unidas. Acuerdos asamblearios y fortalecimiento
de reglamentos y estatutos, instrumentos eficaces para la defensa de lo
nuestro, de lo que somos parte, pues en ellos el sueño futuro se torna norma, y
el anhelo encarna en mañana. Las Asambleas han resultado tan importantes que no
faltan los que las quieren sabotear, erosionar, como hacen los agroquímicos con
la tierra. Dan
lugar a tanto que incluso permiten irrupciones indeseables, pero la voluntad de
los diversos es la que impera, es su legitimidad. Más aún, frente a las falsas
consultas que muchos consultores intentan operar en favor de empresas
extractivas o energéticas, la Asamblea opera como el mejor dispositivo,
haciendo de los acuerdos autoconsulta, pues “donde hay buena Asamblea no entran
proyectos de muerte”, dicen los serranos de Puebla. Y sí, donde la milpa se
conserva, tierra, agua y biodiversidad permanecen, la vida florece.
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Mexico_La_asamblea_colectividad_milpera
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