México: Tortillas envenenadas
30 de octubre de 2017
Por Silvia Ribeiro
Un importante estudio científico de reciente
publicación mostró que la mayor parte de la comida industrializada derivada de
maíz en México está contaminada con transgénicos y glifosato, herbicida que la Organización Mundial
de la Salud declaró cancerígeno.
El impacto a la salud de la población mexicana
es de magnitud, ya que México es el país donde se consume mayor cantidad de
maíz por persona en el mundo. Esto se suma a la preocupación por la
contaminación transgénica de maíz nativo en el campo, pese a que la siembra de
maíz transgénico está suspendida desde hace cuatro años, en respuesta a una
demanda colectiva ciudadana.
Los autores del estudio Presencia masiva de transgenes y
del herbicida glifosato en alimentos derivados de maíz en Méxicoson los
investigadores de UNAM y UAM Emmanuel González, Elena Álvarez-Buylla y Alma
Piñeyro, junto a otros autores. Es el primer estudio que hace un análisis
sistemático de alimentos procesados derivados de maíz y es de gran relevancia
por las implicaciones que tiene para la salud de toda la población.
Para el estudio analizaron cientos de muestras
de tortillas, harinas, botanas y otros alimentos industrializados que contienen
maíz, fundamentalmente del Altiplano central de México, que es dónde vive la
mayor parte de los habitantes del país. Es también donde se conectan la redes
de producción, importación y distribución industrial. (https://tinyurl.com/yc6k2n4c)
Encontraron que 82 por ciento de los alimentos
analizados tenían secuencias de maíz transgénico. En tortillas, este porcentaje
subió a 90.4 por ciento. En las que se detectó trazas de transgénicos
manipulados para tolerar glifosato, también encontraron residuos de glifosato
en una tercera parte.
Por el contrario, en las tortillas y harinas
de zonas campesinas no encontraron residuos de agrotóxicos ni transgénicos.
Lamentablemente sí detectaron algo de contaminación transgénica en tortillas
artesanales de venta directa en mercados, pero el porcentaje fue mucho menor
que en industriales, aproximadamente una quinta parte de las muestras
analizadas. Probablemente porque en ciertas temporadas, algunos campesinos
mezclan su maíz con masa de maíz industrial para elaborar tortillas.
Los resultados adquieren mayor gravedad porque
el consumo de maíz en México por persona es mayor que en cualquier otro país.
Pese a que la
Organización Mundial de la Salud declaró al glifosato como
cancerígeno para animales y probable cancerígeno para humanos en 2015, la
Cofepris, instancia responsable de autorizar qué alimentos se pueden vender
para consumo humano, ha autorizado sin empacho la venta para consumo de maíz
transgénico tolerante a glifosato, que deja altos residuos del mismo en
alimentos.
Entre los tipos de transgénicos detectados por
el estudio, el de mayor frecuencia fue el NK603 (maíz transgénico tolerante a
glifosato de Monsanto), con 60.8 por ciento en el total de muestras y 68.9 por
ciento en tortillas. Es el mismo tipo de maíz que uso el científico Gilles-Eric
Séralini en 2012 en un experimento donde alimentó ratas de laboratorio durante
toda la vida de éstas con ese maíz. Las ratas desarrollaron tumores cancerosos,
incluso las que fueron alimentadas con maíz transgénico sin glifosato. El
estudio de Séralini fue atacado ferozmente por la industria transgénica,
incluso presionando a la revista que lo publicó a retractarse, pero fue
publicado y validado por otra revista científica independiente de la industria. Otros
estudios de Monsanto con las mismas ratas de laboratorio no había dado esos
dramáticos resultados, pero Monsanto interrumpió el experimento a los tres
meses, cuando los primeros síntomas de enfermedad en el estudio de Séralini
comenzaron a los cuatro meses de vida. El único caso comparable al estudio de
Séralini –en el que se consume maíz todos los días y durante toda la vida– es
la población de México.
Este evento transgénico es además el mismo que
las transnacionales quiere sembrar en millones de hectáreas en México, lo cual
está detenido desde 2013 por una demanda colectiva ciudadana. Demanda que las
propias autoridades mexicanas han tratado de derrotar, junto a las
transnacionales. (https://tinyurl.com/ycssuua5)
El estudio pone nuevamente de manifiesto que
las autoridades, desde la Cofepris a la comisión de bioseguridad (Cibiogem) y
la Sagarpa, están más interesadas en proteger los intereses de las
trasnacionales que la salud de la población, la biodiversidad y el maíz nativo,
el mayor patrimonio genético alimentario del país.
También que el maíz industrial que se importa
–que es principal materia prima de los productos industrializados– es
transgénico y está lleno de agrotóxicos, pese a que México no lo necesita y
puede producir su propio maíz no transgénico. También que la contaminación
podría estar incluso, ilegalmente, en maíces blancos producidos en México.
La estrategia de las transnacionales de
contaminar todo para decir que ya no hay nada que hacer y se debe autorizar la
siembra transgénica, ha sido una estrategia repetida en muchos países, aquí con
activa colaboración de las autoridades.
Pero el estudio muestra también el camino que
necesitamos: son las y los campesinos e indígenas los que mantienen el maíz
sano, la biodiversidad, la fuente de salud. Por ello, defender esa fuente de
diversidad y salud es tarea de todos, por ejemplo estableciendo redes entre
campo y ciudad que les permitan seguir con la milpa y a todas y todos poder
comer alimentos sanos. La Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad
(UCCS), en la que los autores del estudio son miembros, ha tomado ya
iniciativas en ese sentido. Para conocer más sobre éstas y ver el estudio en
totalidad ver:https://www.uccs.mx/agricultura_alimentacion/alisa/
*Silvia Ribeiro,
Investigadora del Grupo ETC
La Jornada
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Noticias/Mexico_Tortillas_envenenadas
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Noticias/Mexico_Tortillas_envenenadas
No hay comentarios:
Publicar un comentario