Elecciones regionales en
Venezuela: ¿Qué ha propiciado la victoria del chavismo?
30 de octubre de 2017
Los principales periódicos, canales de televisión y funcionarios
del gobierno de Estados Unidos llevan dos años afirmando que el Partido
Socialista Unificado de Venezuela (PSUV), fundado por el fallecido Hugo Chávez,
se ha convertido en un partido marginal, apoyado solo por los empleados
públicos y los chavistas más duros. El gobierno estadounidense, bajo las
presidencias de Obama y Trump, ha respaldado las actuaciones de las bandas de
manifestantes violentos que han arrasado las calles, considerándolas
“representantes democráticos” de la voluntad de los votantes. El secretario
general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, un
veterano perro faldero de Washington, despotricó contra el presidente Nicolás
Maduro, calificándole de dictador y reclamando abiertamente que el pueblo
venezolano y los gobiernos vecinos se unieran para destituirlo, incluso
mediante la violencia.
El presidente Trump impuso sanciones económicas brutales para
estrangular la economía y aseguró el apoyo de Washington a la oposición de
derechas, la
autodenominada Mesa de la Unidad Democrática
(MUD).
Por James
Petras/Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de
Bustillo.
La MUD aprovechó la crisis económica a la que se enfrenta el país
por la caída pronunciada de precios de su principal producto de exportación, el
petróleo, para dedicarse durante tres años a atacar al gobierno y a movilizar a
sus simpatizantes a través de la violencia callejera y a realizar maniobras
parlamentarias con el fin de paralizar el programa socioeconómico del gobierno.
Servicios públicos vitales, como las centrales eléctricas, han sido objeto de
sabotaje por parte de la MUD, llegando incluso al asesinato de empleados
públicos como policías y bomberos.
Por otro lado, la Mesa de la Unidad Democrática
rechazó la propuesta de negociaciones de paz formulada por el gobierno. El
presidente Maduro solicitó entablar un diálogo con Estados Unidos, patrocinador
de la MUD, pero el presidente Trump le contestó con sus habituales bravatas y
amenazas de intervención violenta.
El bloqueo económico y la caída de los precios del petróleo
tuvieron consecuencias desastrosas, provocando una inflación de tres dígitos en
el país. Se incrementó la escasez de alimentos, que produjo largas colas y
quejas razonables de los consumidores. Como resultado, la coalición opositora
ganó las elecciones legislativas al Congreso de 2015 e inmediatamente intentó
la destitución del presidente Maduro. En lugar de utilizar su mandato electoral
para gobernar y abordar los problemas del país, se concentró en provocar un
“cambio de régimen”. Esta monomanía provocó la insatisfacción del electorado
con la MUD y el PSUV ganó las elecciones regionales de octubre de 2017 con un
amplio margen, contradiciendo las esperanzas, predicciones, amenazas y
sanciones de Washington.
La oposición sufrió una derrota decisiva. Más de mil observadores
internacionales independientes supervisaron las elecciones y los procedimientos
de votación y declararon que fueron la libre y válida expresión de la voluntad
ciudadana. A pesar de esto, la oposición rechazó los resultados de inmediato.
Como era de prever, toda la prensa de EE.UU. y la UE enfocó a Caracas y
denunció el “fraude”, reproduciendo las furibundas declaraciones de los
políticos derechistas de EE.UU., la OEA y Europa. No vieron la necesidad de
argumentar sus afirmaciones con “pruebas”.
Lo cierto es que la mesa opositora sufrió una rotunda derrota,
consiguiendo apenas el 39 por ciento de los votos y solo 5 de 23 gobiernos
regionales. El PSUV, por su parte, incrementó su electorado del 44 por ciento
de 2015 al 54 por ciento en octubre de 2017.
La verdadera incógnita, que nadie parece preguntarse, es cómo pudo
el PSUV derrotar a la oposición, dado el enorme apoyo externo de esta y dada la
crisis económica que atraviesa el país. ¿Por qué la oposición perdió 2,7 millones
de votos en dos años, después de su tan cacareada victoria parlamentaria? ¿Cómo
pudieron Estados Unidos, la Organización de Estados Americanos y la Unión Europea no
darse cuenta de esta tendencia y desperdiciar su dinero y su credibilidad?
Diez razones para el triunfo socialista y la derrota de la
derecha
Para comprender las razones del triunfo socialista debemos
analizar las fortalezas y debilidades de la Mesa para la Unidad Democrática.
1. El PSUV mantiene su núcleo leal y comprometido, a pesar de las
penalidades que soportan las masas de Venezuela, gracias a los programas
socioeconómicos a largo plazo y gran escala acometidos por los socialistas, que
han mejorado el bienestar de los ciudadanos a lo largo de los últimos quince
años.
2. Gran parte del electorado de renta baja temía que, una vez en
el poder, la extrema derecha de la MUD diera marcha atrás a los avances
sociales y restaurara la dominación de las élites que prevalecía en la época
anterior a Chávez, con su correspondiente represión y marginación como clase.
3. Muchos votantes de centro-derecha de la MUD quedaron
consternados por el respaldo a la violencia y el sabotaje de la coalición
opositora, que produjo la destrucción de edificios públicos y negocios privados
y paralizó el transporte público. Estas personas decidieron abstenerse o votar
por el PSUV, como “partido de ley y orden”.
4. Muchos votantes independientes votaron al PSUV por considerarlo
el mejor defensor de la soberanía venezolana. Estaban horrorizados por el
respaldo de la coalición opositora (MUD) a las sanciones económicas y el
bloqueo impuestos por Washington y por la amenaza brutal de intervención del
presidente Trump para “forzar un cambio de régimen”.
5. Probablemente el factor más decisivo que explica el giro a la
izquierda de muchos antiguos votantes de los partidos de la MUD sea la
incapacidad mostrada por la oposición para ofrecer una alternativa positiva.
Aparte de promover la violencia y desmantelar los programas sociales chavistas,
la MUD carecía de programas concretos para abordar la actual crisis económica.
Para los votantes de la MUD, era evidente que la insistencia constante en los
“fallos” del PSUV no ofrecía salidas viables a la crisis.
6. La MUD no podía utilizar su mayoría electoral en el Congreso
para obtener ayuda económica del extranjero que les permitiera proporcionar
servicios sociales, o estructurar tratos comerciales o deuda. Washington estaba
dispuesto a subsidiar la campaña de cambio violento de régimen pero no a apoyar
ninguna propuesta de los congresistas de la oposición para las escuelas o el
sistema de salud de Venezuela. La MUD estaba atrapada en un ciclo de
auto-perpetuación, repitiendo lo que la gente ya sabía, pero sin propuestas
serias para abordar los problemas cotidianos de esas personas.
7. La Mesa por la Unidad Democrática denigró constantemente la
memoria del presidente Hugo Chávez, cuyo legado representa “la mejor de las
épocas” para millones de venezolanos. Muchos votantes evocan la década de
presidencia de Chávez: sus generosas políticas asistenciales, sus propios
orígenes humildes, su coraje, su sentido del humor campechano y sus vínculos
con el pueblo llano. Todo esto contrasta enormemente con la “mentalidad de
Miami” de los dirigentes de la MUD, su servilismo al consumismo yanqui y al
militarismo de Washington, y su acatamiento al elitismo cultural de la clase
alta y desdén por la población mestiza de piel oscura.
8. Los diputados y las diputadas de la MUD dedicaron su tiempo en
el Congreso a lanzar insultos políticos, cuando no estaban ocupados conspirando
un cambio de régimen en los salones sifrinos* de clase alta que frecuenta la
élite de Caracas. Han sido incapaces de articular cualquier solución realista
que aborde los problemas cotidianos. Sus acusaciones de “dictadura” perdieron fuerza
cuando obtuvieron la mayoría en el Congreso y no hicieron nada por el
electorado.
9. Las iniciativas frustradas de la MUD para incitar un golpe
militar entre los patrióticos oficiales del ejército venezolano alejaron a los
demócrata-liberales moderados que, o bien se cambiaron de chaqueta para apoyar
a la izquierda o, más probablemente, se abstuvieron en la elección de octubre.
10. Las iniciativas del presidente Maduro para lograr tratos
comerciales e inversionistas favorables con Rusia, China e Irán hicieron pensar
a los votantes que el gobierno estaba trabajando en alternativas factibles para
salir de la crisis.
Es posible que muchos votantes hayan confiado en la promesa de
Maduro de acometer nuevas políticas y poner en marcha nuevos programas para reavivar
la economía. Pero ,
lo que es más importante, los programas y perspectivas futuras del PSUV
resultaban más atractivos que las previsibles denuncias de fraude electoral de
la MUD; y casi dos tercios del electorado decidió participar en las elecciones
de octubre. Las acusaciones de fraude solo funcionan con los seguidores más
acérrimos de la MUD, que o bien se han abstenido, asegurando en último término
la victoria de la izquierda, o bien han ido a votar, convirtiéndose por ello en
“cómplices del fraude electoral” que han denunciado.
Conclusión
La Mesa para la Unidad Democrática ha perdido las elecciones
regionales de octubre de 2017, menos de dos años después de ganar las
elecciones legislativas, gracias a su demostrada incompetencia, su propensión a
la violencia contra adversarios democráticos serios y su incapacidad para
cumplir cualquier promesa programática.
El Partido Socialista Unificado de Venezuela ha ganado gracias al
legado de Chávez así como a la decisión de muchos votantes centristas que prefirieron
apoyar un pragmático “mal menor” antes que a una oposición violenta que
representaba el caos. Son muchos los votantes desesperados por ver en marcha
nuevas políticas que aborden los retos económicos a los que se enfrenta
Venezuela. Y, por último, muchos venezolanos rechazan la presunción arrogante y
descarada del presidente Trump y del presidente de la OEA, Luis Almagro, según
la cual son ellos los que saben lo que es mejor para el pueblo de Venezuela,
aunque eso suponga sangre en las calles.
Al final,
el legado triunfal de la lucha de clases y la lucha nacional que emprendió
Chávez tuvo más peso para el electorado que la impotencia negativa y caótica de
una oposición servil. Los esfuerzos de los medios
de comunicación venezolanos y estadounidenses por debilitar al gobierno
fracasaron porque el pueblo respondió al mensaje socialista: la guerra
económica promovida por EE.UU. y no la mala gestión del gobierno era la causa
principal de su declive social y económico. Ellos habían experimentado más de una
década de política exterior independiente y programas bolivarianos socialistas
para poder compararlos con el caos de “cambio de régimen” prometido por
Washington y la oposición.
La
izquierda ha ganado la batalla por ahora, pero la guerra continúa.
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article15350
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