Acá se respira lucha
29 de octubre de 2017
Por Darío Aranda
El gobierno nacional
acordó con China la construcción de una planta nuclear en Río Negro. No hubo
consulta al gobierno provincial ni, mucho menos, a la población expuesta a los
peligros contaminantes. De inmediato comenzó la organización de asambleas
socioambientales, comunidades mapuches, académicos críticos, vecinos sueltos.
Marchas, reclamos, visibilización. Y lo que parecía difícil, o imposible,
sucedió: el gobierno provincial canceló el proyecto en agosto pasado.
“Seguiremos
organizados y nos mantendremos comunicados debatiendo sobre cómo queremos vivir
los habitantes patagónicos y exigiendo se respeten nuestros derechos”,
advirtieron las asambleas de Vecinos Autoconvocados de Puerto Pirámides, San
Antonio Oeste, Las Grutas, Sierra Grande y Playas Doradas.
En una lucha desigual,
existen triunfos de asambleas, pueblos indígenas y campesinos, que frenan a
trasnacionales y gobiernos.
Minería
Esquel no fue sólo
Esquel. En marzo de 2003 se realizó en la ciudad patagónica el primer
plebiscito contra la
megaminería. En un contexto de enorme desocupación, el
81 % dijo que no quería la actividad extractiva. La canadiense Medirian
Gold y el gobierno provincial (y municipal) sufrieron la derrota.
También se realizaron
consultas populares en los municipios vecinos de Trevelin, Lago Puelo y Epuyén,
donde más del 90 % también rechazó la actividad extractiva. “No es no” y
“Patagonia rebelde” se transformaron en bandera de lucha.
Pero Esquel no fue
sólo Esquel. Iluminó luchas en los 5.000 kilómetros
de cordillera. Asambleas y organizaciones de todo el país confirmaron que era
posible.
Loncopué, en Neuquén,
fue la segunda votación contra la megaminería. El gobierno provincial (el
Movimiento Popular Neuquino reina desde hace 50 años), la
estatal Cormine (Corporación Minera de Neuquén) y la compañía
china Emprendimientos Mineros impulsaban la extracción de cobre.
La comunidad mapuche
Mellao Morales exigió el cumplimiento de sus derechos. La población urbana se
organizó. E impulsaron una votación (el gobierno provincial intentó evitarla,
pero el Poder Judicial dio luz verde). El 3 de junio de 2012, el 82 % dijo
que no la minería.
Durante la marcha de celebración por las calles de la ciudad
se recordó otras luchas. Se agradeció a Esquel, pero también a La Rioja,
Andalgalá y también a gestas hermanas como Gualeguaychú.
En Jujuy, la
movilización de asambleas y pueblos indígenas logró un fallo judicial (del
Superior Tribunal de Justicia) que frenó la minería de uranio en abril de 2010.
Hizo hincapié en el principio precautorio -ante la posibilidad de perjuicio
ambiental irremediable es necesario tomar medidas protectoras- e invirtió la carga
de la prueba: las poblaciones cercanas a los yacimientos no deben probar los
perjuicios sino que el gobierno y las empresas tienen que aportar pruebas
ciertas de que la actividad extractiva no afecta ni afectará el medio ambiente.
La medida fue en
respuesta a una apelación de vecinos de Tilcara, que habían presentado un
recurso de amparo para frenar el avance de una empresa minera de uranio en la
Quebrada de Humahuaca.
La Rioja no tuvo
plebiscito ni fallo judicial, pero las asambleas socioambientales de Chilecito,
Famatina y la capital provincial (entre otras) echaron a cuatro mineras en la
última década. Entre ellas, a la poderosa Barrick Gold. No fue gratis: los
vecinos sufrieron espionaje ilegal, represiones, judicialización. Pero no hay
megaminería en La Rioja.
Andalgalá (Catamarca)
conoce de megaminería desde la década del 90, cuando se instaló Alumbrera,
hoy en manos de un consorcio suizo-canadiense (Glencore
Xstrata, Goldcorp y Yamana Gold). No hubo trabajo, ni desarrollo
local ni cuidado del ambiente. Por eso el masivo rechazo al proyecto Agua
Rica, tres veces más grande que Alumbrera y ubicado donde nacen las
fuentes de agua de la ciudad.
Estaba todo dado para
el avance de Agua Rica. Pero la población se plantó y cerró el camino
vecinal de Chaquiago. En febrero de 2010 sobrevino una feroz represión . La
respuesta fue una pueblada y, por orden judicial, el freno del emprendimiento.
El gobierno de Lucía Corpacci aún sigue alineado con la empresa (Yamana Gold) e
impulsa la explotación minera.
Aún no está dicha la
última palabra sobre Agua Rica, pero de no ser por los vecinos la mina ya
estaría en funcionamiento.
En las Salinas Grandes
de Jujuy y Salta viven pueblos originarios y también está una de las mayores
reservas de litio (mineral utilizado para baterías de autos, celulares,
computadoras). Allí fijaron sus ojos grandes empresas automotrices
(Toyota y Mitsubishi, entre otras), con aval de los gobiernos
provinciales. En 2010 comenzó la organización de 33 comunidades de los pueblos
Kolla y Atacama, que conformaron la Mesa de Pueblos Originarios de la Salinas Grandes y
Laguna de Guayatayoc. Asambleas, marchas, denuncias y hasta audiencia en la Corte Suprema de
Justicia para que se respeten los derechos indígenas.
Los jueces supremos
(con Ricardo Lorenzetti y Elena Highton de Nolasco a la cabeza) optaron por no
aplicar el derecho indígena. Las comunidades kollas y atacama no se quedaron de
brazos cruzados. Redactaron un “protocolo de consulta” llamado “huellas de la
sal” (para que los jueces sepan cómo aplicar la legislación que protege los
territorios indígenas), recurrieron a la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos (CIDH) y alertaron que seguirán con acciones directas.
¿Las mineras
desistieron de sus intentos? No. Pero de no mediar la lucha indígena, la
explotación de litio sería hoy una realidad. Y no lo es. También es un triunfo.
Agro
El 4 de agosto de 1990
marca un punto de inflexión en la historia de las luchas campesinas. Se
formaliza un proceso organizativo que llevaba años y nace el Movimiento
Campesino de Santiago del Estero (Mocase). Fueron (son) un emblema de la
resistencia al avance del agronegocios y sus topadoras.
Años después llegarían
las divisiones (“Mocase Santiago” y “Mocase Vía Campesina”), coordinación con
distintos espacios, participación política (no exenta de polémicas y críticas).
Sufrieron judicialización, represiones, asesinatos (Cristian Ferrerya, en
noviembre de 2011, una referencia). Nunca dejaron de defender el territorio.
Construyeron sus radios, producciones agroecológicas y escuelas campesinas.
Pero uno de sus
grandes triunfos, y quizá más invisibilizado, es que los empresarios del
agronegocios ya no se animan a intentar avanzar en zonas donde están los
campesinos organizados. Saben que el Mocase presentará lucha y no cederá ni un
metro de tierra.
El Mocase también
inspiró organización en otras provincias, con movimientos campesinos que
crecieron en los últimos años (Córdoba, Mendoza, Salta, entre otros).
En Misiones, donde el
monocultivo de árboles arrasa territorios y desaloja, la
multinacional Alto Paraná-Arauco funciona como patrón de estancia.
Acumula el diez por ciento del suelo provincia (256.000 hectáreas ).
Parajes enteros fueron desalojados, pueblos que desaparecieron.
Productores
Independientes de Piray (PIP) es la organización campesina que se negó al
destierro. Defendió la tierra y luchó contra la multinacional. En
2013 logró una ley provincial para expropiar 600 hectáreas
a Alto Paraná. Fue un triunfo. La burocracia política demoró la entrega. La lucha
siguió. Recién este años el gobierno de Misiones hizo entrega efectiva de las
primeras 166 hectáreas .
“Sembrando lucha,
cosechamos 600
hectáreas ”, celebraron en PIP. Y avisaron que es un
primer paso. Con esas tierras podrán cultivar y producir. E irán por más hectáreas.
Por otro lado, se
multiplican las experiencias de agroecología (producción sana de alimentos, sin
agrotóxicos). Yerba mate en Misiones,
ganadería en Río Cuarto y,
en mayo de 2016, se conformó la “Red Nacional de Municipios y Comunidades que
fomentan la agroecología (Renama)”.
En Guaminí, oeste de
Buenos Aires, ocho productores se unieron y comenzaron la transición para dejar
los transgénicos y agroquímicos. Comenzaron con 100 hectáreas en 2010
y el apoyo del Municipio. El segundo año, buenos resultados mediante, pasaron a
970 hectáreas .
La última siembra trabajaron 1.500 hectáreas agroecológicas. “Es un cambio
productivo, pero también un cambio en la forma de ver el suelo, los alimentos,
la naturaleza y la vida. Se
transforma en una filosofía de vida, estamos en ese proceso y muy felices”,
explicó el productor Rafael Bilotta.
La Aurora en una
chacra de 650
hectáreas en Benito Juárez (Buenos Aires). Juan Kiehr y
Erna Bloti, con el asesoramiento de Eduardo Cerdá, decidieron dejar el
agronegocios. Sistematizaron los datos de una década y los resultados son
contundentes: producen cantidades similares a sus vecinos pero con mucha más
rentabilidad.
Un promedio de trigo
de 3.100 kilos por hectárea, sólo 200 gramos por debajo del promedio de la zona
con manejo convencional (de químicos). Con la gran diferencia de menor gasto de
insumos. Los costos directos por hectárea en la zona (en manejo convencional)
fue de U$S 350 por hectárea. En La Aurora fue de U$S 100 por hectárea
(un ahorro de U$S 250). Lo cual explica el margen bruto de ganancias, muy por
encima de los campos convencionales de la zona.
“Es simple. Producimos
cuidando la tierra.
Recibí el campo de mi padre y quiero dejar uno mejor para mis
nietos”, resumió Kiehr.
Monsanto
15 de junio de 2012. La presidenta Cristina
Fernández de Kirchner anuncia desde Estados Unidos que Monsanto instalará
su mayor planta de maíz transgénico en Malvinas Argentinas (Córdoba).
La población se enteró
por televisión. Nadie los consultó, a pesar de estar rodeado de cultivos, de
ser un pueblo fumigado con agrotóxicos y conocer la experiencia del Barrio
Ituzaingó Anexo (se realizaba en esos días un juicio histórico que terminó con
la condena de un aplicar y un productor).
Comenzó la
organización mediante el boca a boca. Nació la Asamblea Malvinas Lucha
por la Vida. Primero
se informaron. Rápidamente supieron que Monsanto no traería nada de
lo prometido (trabajo, desarrollo local, bienestar). Pidieron votación
ciudadana. El gobierno municipal y provincial (que llegaron a sus cargos
mediante el voto) le negaron la posibilidad a la población.
“No a Monsanto”
se hizo bandera y acción.
Cuatro años. Media
docena de represiones. Peleas entre familias. El gobierno municipal (Daniel
Arzani, UCR), el provincial (José Manuel de la Sota, PJ) y nacional (Cristina
Fernández de Kirchner, FPV) apoyaban aMonsanto. También los medios de comunicación de mayor tirada.
Periodistas y
académicos de diversas partes del mundo llegaban hasta Malvinas Argentinas para
tratar de entender cómo era la pequeña localidad de América Latina que daba
batalla ante la mayor corporación del agro mundial.
En septiembre de 2013
la Asamblea organizó un festival en la entrada del predio de la compañía (30 hectáreas sobre la
ruta 88). “Primavera sin Monsanto”, fue el título de la convocatoria. Y
ese día comenzó un bloqueo por tiempo indeterminado.
En enero de 2014, la Sala II de la Cámara del
Trabajo detuvo la construcción de la planta solicitada por la Asamblea. El fallo
declaró la inconstitucionalidad de los permisos emitidos por la Municipalidad y
la Provincia. En
febrero de 2014, la Secretaría de Ambiente provincial rechazó el estudio de
impacto ambiental de Monsanto por grandes carencias técnicas.
La planta se frenó. No
ingresó nadie más. Monsanto se negaba a aceptar la derrota. Pero en
noviembre de 2016 se hizo pública la venta del predio. Monsanto fue
echada de Córdoba. Su mayor derrota de América Latina.
Al sur de Córdoba, la
ciudad de Río Cuarto también hizo historia. Por el accionar de la Asamblea Río Cuarto
Sin Agrotóxicos y la
Universidad Nacional local, entre otros actores, el intendente
firmó un decreto para rechazar la instalación de una estación experimental
de Monsanto (la empresa inició acciones legales contra el Municipio).
Fallos
Nunca los fallos
judiciales son regalos de jueces o fiscales. Son producto de luchas y acciones
concretas de organizaciones sociales y abogados comprometidos.
Fernando Cabaleiro, de
la ONG Naturaleza
de Derechos, sistematizó los fallos que frenan las fumigaciones con
agrotóxicos:
2003. Loma Senés (Formosa).
2008. Alberti (Buenos Aires).
2008. Ituzaingó Anexo (Córdoba).
2009. San Jorge (Santa Fe).
2009. Alberti (Buenos Aires).
2010. La Leonesa y Las Palmas (Chaco).
2010. Alberti (Buenos Aires).
2011. Las Antillas (Salta).
2012. Alberti (Buenos Aires).
2012. Ituzaingó Anexo (Córdoba).
2013. Alberti (Buenos Aires).
2013. Merlo (San Luis).
2014. Paraná (Entre Ríos).
2014. Coronel Suárez (Buenos Aires).
2014. Mar del Plata (Buenos Aires).
2015. Guernica (Buenos Aires).
2015. Totoras (Santa Fe).
2016. Alberti (Buenos Aires).
2016. Piamonte (Santa Fe).
2017. Santa Ana (Entre Ríos).
“El activismo judicial busca las grietas en el Poder Judicial”.
2003. Loma Senés (Formosa).
2008. Alberti (Buenos Aires).
2008. Ituzaingó Anexo (Córdoba).
2009. San Jorge (Santa Fe).
2009. Alberti (Buenos Aires).
2010. La Leonesa y Las Palmas (Chaco).
2010. Alberti (Buenos Aires).
2011. Las Antillas (Salta).
2012. Alberti (Buenos Aires).
2012. Ituzaingó Anexo (Córdoba).
2013. Alberti (Buenos Aires).
2013. Merlo (San Luis).
2014. Paraná (Entre Ríos).
2014. Coronel Suárez (Buenos Aires).
2014. Mar del Plata (Buenos Aires).
2015. Guernica (Buenos Aires).
2015. Totoras (Santa Fe).
2016. Alberti (Buenos Aires).
2016. Piamonte (Santa Fe).
2017. Santa Ana (Entre Ríos).
“El activismo judicial busca las grietas en el Poder Judicial”.
Indígenas
“Wiñomüleiñ ta iñ mapu
meu” significa en idioma mapuche “territorios recuperados”. Es un anhelo, una
práctica reivindicatoria y, sobre todo, un derecho de los pueblos originarios a
volver a parcelas que les fueron arrebatadas. Sólo en la última década, y luego
de agotar la instancia administrativa y judicial, el pueblo mapuche recuperó
233 mil hectáreas –once veces la superficie de la Ciudad de Buenos Aires–, lo
que implicó volver a tierras ancestrales.
En Las Lomitas
(Formosa), las comunidades Oñedie y Penqole recuperaron hectáreas que estaban
en manos de Gendarmería Nacional, robadas al Pueblo Pilagá luego de la matanza
de Rincón Bomba (en octubre de 1947, cuando asesinaron a cientos de indígenas).
Las comunidades volvieron al territorio y el 10 de octubre pasado recordaron el
70 aniversario de la matanza impune. “La memoria sigue, solo falta justicia”,
exigieron los pilagá.
Los pueblos indígenas
son un bastión de lucha contra el extractivismo. Nunca lo aceptarán. Ponen el
cuerpo frente a mineras, petroleras, forestales y empresas transgénicas. Por
eso son considerados “un peligro” por el poder.
Democracia directa
En Misiones está
planificada la represa de Garabí (entre Argentina y Brasil), que inundará 40
mil hectáreas y desalojará a 2.500 familias. En la provincia está vigente la
ley 56, que obliga al Gobernador a llamar a votación ante cualquier nuevo
proyecto hidroeléctrico. Pero el gobernador Maurice Closs nunca quiso convocar
a las urnas.
Escritorio vs territorios
Nunca faltan los
militantes de escritorio (y de Facebook-Twitter) que minimizan y subestiman las
luchas de los que ponen el cuerpo en los territorios.
“No sé por qué
celebran tanto el fallo de San Jorge (que frenó fumigaciones en Santa Fe) si ni
siquiera es para toda la
ciudad. Sólo es para un barrio”, cuestionó por correo un
comentarista de luchas ajenas.
Hay parte de verdad.
Lo subestimado es que ese fallo sirvió de antecedente para otros y de
referencia de decenas de pueblos fumigados. Y, sobre todo, el fallo fue
fundamental para los niños que viven frente al campo con soja: nunca más
volvieron a ser fumigados.
En tono similar, ante
la expropiación de 600
hectáreas a Alto Paraná en Misiones, otro comentarista
de aire acondicionado ironizó: “¿Qué le hace 600 hectáreas a quien
tiene 256.000?”.
Esas 600 hectáreas
representan un primer paso para que los campesinos no se vean obligados a dejar
sus campos, les permite producir y permanecer en la vida rural.
El extractivismo, con
funcionarios, jueces y medios de su
lado, se presenta como invencible, y como la única opción de estas tierras. Las
luchas territoriales confirman que otro destino es posible. En palabras de
Eduardo Galeano: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas
pequeñas, puede cambiar el mundo”.
@arandadario
Fuente original:
Izquierda Diario
Fuente: http://contrahegemoniaweb.com.ar/aca-se-respira-lucha/
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