La verdad violentada.
Análisis
comunicacional II:
las salidas
desde la distancia
15 de abril de 2017
15 de abril de 2017
Por: Roland Denis
Estoy recibiendo un sin número de comunicaciones que tienen que
ver con los eventos que vivimos. Por la situación, los lenguajes tienden a
polarizarse al igual que el juego con las verdades. Como si fuesen lenguajes
aprendidos en escuela, cada uno de los grupos ya sabe el suyo, el de su
identidad político-ideológica, y desde esa vereda acusa a su contrario. El
chavismo sigue siendo un lugar que absorbe el contininum antimperialista,
antioligárquico, típicamente izquierdista, acusando al otro de tal y por la
oposición también sigue siendo la misma de hace 15 años atrás; un lenguaje
civilista, democratista y conservador acusatorio de todo cuando quebrantó el
orden plácido de las clases medias y burguesas, y su modelo de dependiente
liberal.
Es una repetición al borrador de los lenguajes que hace 15 años y
3 años volvieron a sacudir el cortejo mediático sólo que esta vez la semblanza
identitaria de cada quien tiene una enorme diferencia que nos toca verla desde
la distancia.
La diferencia no la pone la oposición que siempre es más o menos
la misma, tratándose de un estrato político tan reactivo a toda transformación
y democracia interna como inamovibles son los seres que la representan. La
oposición simplemente retoma poderes perdidos, incluso superando brechas
alcanzadas el año pasado gracias a la estupidez del TSJ por darle poderes a un
grupúsculo de interesados que giran alrededor de Maduro en privatizar PDVSA,
acelerando los pasos para concretar el modelo de venta de naturaleza y
soberanía sobre una economía mixta que tienen prevista, siguiendo el programa
de renovación cubana. Así volvieron pedazos la coherencia con que se venía llevando
la "voluta autoritat" de parte del chavismo en contra de los
intereses opositores y todo precepto medianamente liberal-democrático, que
independientemente de las sensibilidades constitucionalistas, les venía
funcionando perfectamente.
Esta imbecilidad jurídica de los decretos 156-157-158
anticonstitucionales emitidos por el TSJ, le dan este segundo y definitivo aire
a la oposición por todo lo que parece esperarnos. Por lo demás son más o menos
los mismos seres, los mismos partidos, las mismos sectores sociales medios más acompañados quizás de huestes populares y
sectores desclasados, los mismos programas neoliberales, las mismas alianzas
ligadas al séquito pro yanky interno (empresarios, iglesias, lideres
corporativos, intelectuales y políticos) convalidadas por las derechas de
nuestro continente, y todo lo que ello supone de soporte en recursos, medios y sincronías entre las maniobras de imperio
mundial y sus rebotes en nuestramérica. Algunas sorpresas como este Almagro,
personaje hasta divertido, que parece hacer salido de un psiquiátrico sin cura
frente a su psicosis antimadurista.
La diferencia está en lo que ahora sólo se hace llamar chavistas y
hace 15 años todavía estaba dudoso de tales calificativos y a orgullo se asumía
como movimiento revolucionario y bolivariano. Los hijos hoy en día de ese
acontecimiento que significó la revolución bolivariana –salvo honorables casos
que se cuentan por todo el territorio como colectividades, individuos y
organizaciones de resistencia, aún comunales y en ese sentido patrióticos–, son
facciones algunas muy acomodadas y hasta millonarias, y otras, la misma prole
montonera de hace 15 años pero desgastada, despolitizada, acostumbrada a las
dádivas de Estado, llevando encima una enorme pérdida de experiencia de lucha,
mucho de ellxs pertenencientes a nuevas generaciones que invirtieron el sentido
amoroso y de ofrenda a la vida, al ser colectivo y común que representa toda
lucha revolucionaria, por una actitud "malandra" y amenazadora ante
su misma comunidad, y que para colmo y como forma de "lavarse la
cara" se hace llamar "colectivos".
Esta enorme diferencia se ve perfectamente reflejada en las
acciones de calle donde ambos grupos disponen de facciones propias de choque
llevando adelante una violencia mutua estimulada por sus líderes como es el
caso de las declaraciones de Fredy Guevara o Aristóbulo Izturiz en estos días,
todavía muy lejos de ser fratricida afortunadamente, pero que ya nada tiene que
ver con las demostraciones de fuerza multitudinaria, culturalmente emancipada y
corporalmente libre y descarada, de las masas revolucionarias del
bolivarianismo de hace 15 años (Ej: miles de motorizados cual caballería al
frente de gigantescas movilizaciones sin ninguna obligación, miles de negras
provenientes de Barlovento venidas a parar la arrogancia reaccionaria de los
"blancos-escuálidos" con sus propios pechos al aire), que no dejaban
de ser "violentas" pero tomando a Benjamin el filósofo alemán, era
una violencia fundadora de derecho, de poder constituyente diríamos hoy,
mientras que las violencias faccionales de los grupos de hoy son
"violencias piratas" y esencialmente conservadoras del orden
constituido se esté de un lado o del otro.
El "chavista" instalado como hace 15 años al lado de
quien considera su gobierno, en realidad termina siendo el último acompañante
de una suma de grandes traidores hacia las mismas masas que todavía los
acompañan. Por ello el chavismo se quedó sin calle, ajeno absolutamente a todo
lo que supone un movimiento revolucionario, mientras la oposición termina
siendo el lugar de depósito político de las inmensas frustraciones de clases
subalternas que se llenaron de esperanzas colectivas hasta hace pocos años.
Y por ellos no hay manera de escudriñar una verdad realmente
proletaria-multitudinaria-común y popular en todo esto, es el típico desenlace
verbal entre sectores en pugna que ya nada tienen que ver con opciones de
clase, mucho menos civilizatorias, sino de facciones que se confrontan
defendiendo lo que son los mismos intereses de capital esencialmente.
Izquierdistas, amigos, escritores, aún llenos de una fantasía del
lenguaje, se ven a sí mismos defensores de una soberanía y una patria
confrontando su palabra y su acción propia frente a la multiplicada oposición,
calificándolas con los mismos improperios de siempre: "fascistas,
imperialistas, oligárquicos, vendepatrias", sacando afiches y mensajes
contra ellos pero en favor de un rostro de gobierno que para el pueblo vivo ya
no representa nada, mucho menos lo que en algún momento pudo haber significado
la figura de Chávez como líder revolucionario. Pero en sus caras y palabras
enviadas por mensaje, correo o wasap, se refleja su soledad, en reuniones cara
a cara su incomprensión de cómo es posible haber perdido este chance en la
historia, cómo con tanta facilidad se han cambiado correlaciones de fuerza que
los llenaba de orgullo hasta hace unos años. Dirán: ¿cómo es posible para
decirlo en palabras síntesis que el pueblo esté entregando su propia identidad
y su misma dignidad por una desesperación material circunstancial? No se dan
cuenta en definitiva, que toda la manipulación e intervencionismo imperial que
denuncian venida desde el cuerpo de la oposición, ellos y ellas son parte de la
misma estructura global de poder.
Cosa tan fácil de aclarar si se examina con cuidado que está
pasando con los negocios de alimentos, medicinas, contratos petroleros y
mineros, qué paso con el juego desvalorizante de la moneda que nadie en filas
de gobierno se atreve a parar por no enfrentarse a estas patotas del estado
mafioso, produciendo así una desvalorización inducida probablemente sin
precedentes del valor de la fuerza de trabajo y del derecho a la
autovaloriación obrera y popular, rompiéndole todos sus instrumentos orgánicos
y autónomos de lucha. ¿Cómo se llama eso sino una soberana traición y
destrucción de la obra del pueblo que dices representar?
Por tanto ya no estamos hablando de una polarización dualmente
constituida entre patria-imperio, trabajo-capital; esa verdad es imposible. Es
una dualidad pirata y faccional, desde cuyas lides no hay manera de sacar
verdad alguna que no sea la que esté del lado del interés respectivo. Eso lo
vemos perfectamente en los últimos días, los conflictos que se han producido y
esa manera tan fácil y superficial cómo uno califica al otro de
"terrorista" , "fascista", "dictador".
Desde la distancia vemos como se va imponiendo el juego de la
violencia conservadora, a través de personajes piratas y mientras tanto un
gobierno se deshace, como era natural en este caso. Es imposible defender un
postulado revolucionario y a la vez convertir una gestión de Estado en un
asunto del cual solo los intereses de unos cuantos salen absolutamente
favorecidos y mientras la población, "el pueblo" para quien se dice
gobernar se empobrece dramáticamente. Obviamente es una derecha francamente
ligada a la vieja godarria quien saldrá imponiéndose. Si no se quiere un cuadro
realmente violento, cercano a cualquier propósito de intervención, golpe o
guerra civil, tendrán que llamar a elecciones generales, donde se impondrá el
refugio político de la oposición como espacio de salvación de una población que
ya no cuenta con un movimiento revolucionario dispuesto a sostener sus
principios libertarios y confrontar el gobierno que ella misma ha sostenido desde
hace 18 años. Lo mejor de ese movimiento es una izquierda ingenua que grita por
su patria, por su verdad natural pero defendiendo a quien ha acabado con ella.
La verdad final que se va a imponer es esa; la verdad del poderoso
y no la de una esperanza que quedó deshecha entre quienes mediáticamente se
postulan como sus representantes. Proponer de inmediato una salida distinta es
jugar con los deseos, nuevamente el pobre que da su último grito antes de caer
sobre su final. Aquí es necesario responder con una fuerza que se construya con
una verdad que de ahora en adelante tendrá que probarse. Que vengan elecciones
que se imponga quien el voto conceda, lo decimos desde la total distancia. Eso
evitará una violencia sin sentido, sin otra cosa que la administración de la
misma por parte de dos grandes facciones apoderadas del capital privado y
rentario. El solo hecho electoral provocará asambleas y la reconstrucción del
pensamiento colectivo legítimamente político y revolucionario, el cual no
saldrá ganador pero será el punto de partida de una verdad liberada. Allí nos
veremos de nuevo las caras dispuestas a abrir de nuevo el cielo.
Fuente: https://www.aporrea.org/actualidad/a244231.html
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