Deuda externa y liberación nacional siglo XXI
7
de junio de 2017
Por Rolando Astarita
El 28 de mayo pasado Wall
Street Journal informó
que recientemente Goldman Sachs compró bonos de PDVSA -la petrolera estatal
venezolana- con valor nominal de 2.800 millones de dólares y tasa cupón del 6%,
pagando 865 millones de dólares. Esto es, a 31 centavos de dólar. Los bonos
habían sido emitidos por la empresa en 2014, y devuelven el principal entre
2020 y 2022. De manera que el gobierno venezolano se compromete a pagar 2.800
millones de dólares al vencimiento, más 756 millones de intereses. En otros
términos, recibe
ahora 865 millones de dólares y pagará 3.650 millones de dólares hasta 2022.
Con estas cifras, incluso si se produjera una reestructuración y la deuda se
redujera al 50%, por ejemplo, Goldman obtendría considerables ganancias. No es
de extrañar que el gobierno de Maduro no haya informado la operación al pueblo
venezolano.
Como era de esperar, la oposición venezolana acusó a Goldman de
ayudar al gobierno venezolano. Julio Borges, cabeza de la oposición en el
Parlamento, dijo que recomendaba a cualquier futuro gobierno democrático de
Venezuela no reconocer ni pagar esos bonos (Borges es acusado por el chavismo
de ser agente del imperialismo). Goldman se defendió diciendo que adquirió los
bonos en el mercado secundario. Sin embargo, especialistas financieros dicen
que no había suficiente mercado secundario para una operación de esa magnitud,
que los bonos estuvieron en manos del Banco Central de Venezuela hasta fecha
reciente y Goldman los habría comprado a través de intermediarios. Por este
motivo, inmediatamente después de vendidos, las reservas internacionales del
BCV aumentaron en 749 millones de dólares, alcanzando los 10.860 millones de
dólares. Goldman también argumentó que otros inversores tienen bonos
venezolanos, y que hizo lo que hace cualquier inversor capitalista. “Son solo
negocios”. Según Financial
Times, grandes casas que manejan activos, tales como Fidelity,
Pimco, BlackRock, T Rowe Price, Ashmore, GMO y PGIM, son acreedores de
Venezuela y de PDVSA.
Venezuela siempre pagó
Si bien analistas financieros consideran arriesgada la operación
de Goldman, el banco espera que la economía venezolana mejore. Tiene en cuenta,
además, que el
chavismo siempre antepuso el pago de la deuda a cualquier otro pago.
Lo cual es cierto: desde 2012 hasta marzo de 2017 Venezuela pagó, por servicios
de la deuda externa, un total de 30.243 millones de dólares (datos BCV). En
abril, entre PDVSA y deuda del gobierno, se pagaron otros 3.000 millones de
dólares. La contrapartida de estos pagos fue la reducción en un 50% de las
importaciones, con las consecuencias de falta de alimentos y medicamentos
básicos para la
población. A su vez, las reservas del BCV pasaron de 30.000
millones de dólares en 2011 a
unos 10.500 millones en la actualidad, el nivel más bajo en los últimos 15
años. En octubre y noviembre Venezuela debe pagar otros 3.500 millones.
Agreguemos que unos 7.000 millones de dólares de las reservas son barras de
oro; no son de fácil liquidez, y una parte importante estaría comprometida como
colateral de préstamos.
Para tener un panorama más amplio, precisemos que la deuda
externa total, a valor nominal, en 2015 (último dato disponible en la página
web del BCV) era de 137.038 millones de dólares (en 1998 estaba en 39.000
millones de dólares). En enero de 2017 Venezuela emitió bonos por primera vez
en cinco años, por 5.000 millones de dólares. Según CNBC y el New York Times, el
gobierno venezolano habría comprometido casi el 50% del paquete accionario de
Citgo (la refinería subsidiaria en EEUU) como colateral por un préstamo de la
estatal rusa Rosneft. Otras fuentes (Bloomberg entre ellas) dicen que la
operación involucraría a China. En cualquier caso, y si bien los datos a 2017
son inciertos, asumiendo que el producto interno es de 149.000 millones de
dólares (cálculo del FMI), la razón deuda/PBI rondaría el 100%.
Deuda creciente en una economía en ruinas
En abril de este año, o sea, antes de la venta de bonos a
Goldman, el banco de inversión japonés, Nomura, mantuvo conversaciones en
Caracas para adquirir bonos de PDVSA por 3.000 millones de dólares a cambio de
inyectar 1.000 millones en cash al BCV, poseedor de esos bonos. Las
conversaciones se cortaron cuando la Corte Suprema quitó todos los poderes a la Asamblea Nacional. De
todas maneras Nomura compró bonos por 100 millones de dólares, a un tercio de
su valor, en paralelo a la compra de Goldman Sachs. Por otra parte, y según
WSJ, actualmente el gobierno chavista estaría intentando colocar bonos por
5.000 millones a través de intermediarios chinos. Todo indicaría entonces que
el gobierno de Maduro está embarcado en una política de incremento de la deuda
para hacerse de divisas a cualquier precio; divisas que a su vez se destinan,
en alta proporción, a pagar deuda. Así, se toma
deuda a tasas cada vez más elevadas para pagar deuda que no deja de crecer.
La situación es, a la larga, insostenible.
El problema de fondo,
por supuesto, es la desindustrialización, el estancamiento y la caída de la producción. Hoy PDVSA
es prácticamente la única fuente de divisas de Venezuela. Pero la petrolera
está en muy mala situación. No tiene cash, los pozos están perdiendo presión y
los equipos en sus plantas procesadoras necesitan renovación o reparaciones
urgentes. La producción diaria es de unos dos millones de barriles diarios
–hace 20 años era de tres millones- y los expertos piensan que su producción
este año caería otro 10%. En este marco, si PDVSA no paga, se le cerrarían las
líneas de créditos de los bancos internacionales; créditos que utiliza para
financiar una producción que no deja de achicarse.
Preguntas sobre la liberación nacional siglo XXI
Para no olvidarnos: Venezuela recibe hoy 865 millones de dólares
y pagará hasta 2022 unos 3650 millones. Según los defensores del chavismo, en
los últimos 20 años Venezuela fue encarnación y vanguardia de la liberación
nacional latinoamericana (digamos que “en camino al socialismo siglo XXI”).
Pero según estos mismos defensores, la liberación económica pasa, en lo esencial,
por acabar con la deuda externa y romper las cadenas que atan a los gobiernos
de los países atrasados al capital financiero internacional. ¿Cómo es posible
cuadrar estas caracterizaciones con lo que está haciendo el gobierno venezolano
en materia de deuda? No encuentro la manera de hacerlo. En otra nota ya señalé
el entrelazamiento del chavismo con el capital financiero (aquí). Ahora, tenemos
otra dimensión del asunto.
Por otra parte, y
dado el antecedente de la extraordinaria renta petrolera recibida por Venezuela
en los 2000, ¿cómo justificar el actual nivel de deuda? ¿Cómo explicar las
operaciones altamente ruinosas para el país? Más en general, ¿cómo justificar
que los ingresos de renta no se hayan volcado durante todos esos años al
desarrollo de las fuerzas productivas? En definitiva, ¿de qué liberación
nacional están hablando? ¿O nos quieren convencer de que la liberación nacional
siglo XXI pasa por aliarse con Goldman Sachs y semejantes, y pagar tasas
usurarias? ¿Y que para transitar este “camino de liberación” hay que reprimir a
sangre y fuego a los opositores al chavismo? ¿No hay límites para los
disparates “nacionales y populares”?
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