viernes, 16 de junio de 2017

II. Indaguemos porqué el gobierno de Macri profundiza lo logrado por CFK

ECONOMIA › ENTREVISTA A MAURICIO BISAUTA, VICEPRESIDENTE DE LA COMISION NACIONAL DE ENERGIA ATOMICA

“Lo nuclear es 

una política de Estado”

31 de julio de 2015
El funcionario destaca la revalorización del sector con el kirchnerismo, analiza el estado de los proyectos que se están ejecutando luego de la finalización de Atucha II y el impacto que puede provocar en la actividad el recambio presidencial.

Por Fernando Krakowiak
Mauricio Bisauta, vicepresidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), analizó en diálogo con Página/12 los avances del sector en los últimos años, el estado de los distintos proyectos y lo que puede venir para la industria nuclear con el recambio presidencial.

–El sector nuclear tuvo una desaceleración fuerte a fines de los ’80, fue paralizado por el gobierno de Carlos Menem y resurgió durante la última década, ¿cree que el desarrollo nuclear se consolidó como política de Estado o su futuro depende del próximo resultado electoral?
–La virtud de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner fue poner a la actividad nuclear como una política de Estado. De esto no hay ninguna duda. Si el Frente para la Victoria continúa, muy difícilmente se pueda volver atrás.
–¿Y si triunfa otra alternativa política?
–Con otros candidatos no podría opinar porque el tema no figura en sus plataformas.
–Entonces no está tan claro que sea una política de Estado.
–Néstor y Cristina Kirchner pusieron al sector nuclear como una política de Estado y hay una serie de proyectos que ratifican este rumbo (ver aparte), pero no veo que éste sea un tema de agenda de la oposición.
–En algún momento, Mauricio Macri tomó distancia de ciertos desarrollos tecnológicos nacionales argumentando que si eran demasiado costosos convenía importar antes que fabricarlos en el país.
–Si a Macri lo asociamos con el neoliberalismo, no hay ninguna duda de en qué lugar va a poner a nuestra actividad, pero si conociera en profundidad el sector se daría cuenta de que somos una herramienta indispensable para el desarrollo científico y tecnológico de la Argentina.
–¿El inminente recambio presidencial complicó las negociaciones con China y Rusia para avanzar con la construcción de nuevas centrales nucleares?
–Nosotros seguimos trabajando y no hemos tenido más que consolidaciones respecto de estos proyectos. De hecho, este año tuvimos misiones muy importantes al exterior en las que participó el ministro de Planificación Julio De Vido e incluso, en algunos casos, la Presidenta.
–¿La construcción de Atucha III puede empezar antes de fin de año?
–El proyecto ya empezó, pero va a ser difícil llegar a los ladrillos este año. A mediados del año que viene sería una fecha razonable para empezar con los movimientos de suelo y las cuestiones edilicias.
–También se acordó con China la construcción de una quinta central.
–La cuarta y la quinta central van de la mano. Los técnicos de Economía y de Planificación están acordando la letra chica de los acuerdos respecto de la financiación, la ingeniería y los plazos.
–¿Y qué pasa con la sexta central nuclear que se acordó llevar adelante con financiamiento ruso?
–Es un proyecto más a largo plazo donde Economía y Planificación también están discutiendo el método y la forma de financiación.
–Algunos analistas sostienen que es mejor construir centrales térmicas porque son más baratas y se pueden terminar en menos de la mitad del tiempo que una nuclear.
–Las centrales térmicas tienen una vida útil mucho más corta, de 14 o 15 años, y son muy dependientes del gas. Hoy parecería que con el shale gas solucionamos todos los problemas, pero hace un tiempo no sabíamos si nuestro horizonte de reservas llegaba a ocho años. Es cierto que muchas veces para solucionar problemas de coyuntura se apuesta a las térmicas, mientras que las centrales nucleares son para el largo plazo. Por eso el gran desafío de la industria nuclear a nivel mundial es construir centrales en cuatro o cinco años. Los proveedores están yendo a la modularización de la construcción. Esto permitiría que los módulos se hagan fuera de las centrales y después se calcen como un mecano.
–Argentina tiene por primera vez tres centrales nucleares funcionando al mismo tiempo, ¿cuánto es el aporte nuclear sobre el total de la energía consumida?
–Este año el aporte nuclear será entre el 11 y 12 por ciento. El rendimiento en gigavatios es muy bueno. De hecho, desde el 18 de febrero Atucha II funciona al 100 por ciento, más allá de pequeñas variaciones.
–La puesta en marcha de Atucha II terminó siendo clave para el sector.
–El sector nuclear fue concebido a partir del desarrollo y funcionamiento de centrales nucleares. No existe sector nuclear en el mundo que no conciba la producción energética nuclear. De hecho, el desarrollo de materiales y combustibles, la minería, la tecnología, la ingeniería y la formación de recursos tiene como razón de ser la producción de energía. Cuando se creó la CNEA, el 31 de mayo de 1950, el objetivo era manejar el ciclo de combustible y tener megavatios nucleares. Ese objetivo está cumplido y los próximos proyectos van a permitir capitalizar mucho más los 65 años de inversión que tuvo la Argentina en el sector.
–Más allá de lo hecho en los últimos 65 años, si Atucha II no funcionaba iba a ser difícil defender la necesidad de invertir en el sector.
–Argentina se puso los pantalones largos con el desarrollo de Atucha II porque cuando se retiró el diseñador original de la central, hubo que decidir ponerla en marcha en solitario, y se lo pudo hacer, lo que generó la felicitación del organismo internacional de energía atómica. Argentina estaba preparada para terminarla desde el punto de vista de la formación, pero hacía falta dejarlo en claro convalidando esa formación con megavatios en la red.
–La construcción de la central ha estado a cargo de Nucleoeléctrica, ¿cuál fue el aporte de la CNEA?
–La CNEA es la socia tecnológica en cada una de las etapas del sector nuclear. Si Argentina en lugar de desarrollar tecnología, hubiera querido comprarla, la CNEA no haría falta, pero lo que se decidió es desarrollar un sector para que sea autosustentable en el tiempo.

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