Declaración del Encuentro Intercontinental
Madre Tierra una sola Salud
19 de junio de 2017
"Coincidimos en que cuando hablamos de
Una Sola Salud, estamos reivindicando la salud para todos y todas, no sólo para
nosotros, las y los seres humanos. Estamos reconociendo que somos una pequeña
parte de un organismo viviente, una pequeña parte de un universo en que todo
está entrelazado, un hilo en el tejido de la vida de este hermoso planeta,
participantes todos de un equilibrio ecológico maravillosamente complejo.
Estamos reconociendo que la salud humana es un reflejo de la salud de nuestro
planeta."
Encuentro
Intercontinental Madre Tierra una sola Salud
IV Congreso
Internacional de Salud Socioambiental
Declaración de Rosario
16 de junio de 2017
En el día de la Ciencia Digna y en
homenaje a Andrés Carrasco que nos sigue acompañando, enseñando e inspirando
Somos colectivos
académicos, sociales, ecologistas, de pueblos originarios, artistas,
profesionales de la salud humana, animal y vegetal, productores de alimentos,
activistas, científicas e investigadoras, creadores de nuevas economías,
comunicadores de buenas noticias; que nos hemos encontrado en la semana del 12
al 16 de junio llegando desde Argentina, Australia, Bolivia, Brasil, Colombia,
Costa Rica, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, India, México, Paraguay,
Perú, Suecia y Uruguay para construir espacios para el diálogo, el arte, la
ciencia y la poesía, en el marco de los saberes ancestrales y académicos,
visibilizando las historias de resistencia necesarias para la defensa de la
vida.
Hemos llegado a
Rosario para compartir la plácida urgencia de unificarnos en la diversidad, de
multiplicar los esfuerzos por caminar con armonía evitando el desgaste y el
derroche. También para compartir preocupaciones y diversas formas de
resistencia y construcción frente a los ataques a la salud de la Madre Tierra y de sus
muchas comunidades. Para esperanzarnos en modos de vida, inclusivos y diversos,
y celebrar la cosecha de los frutos que hemos sembrado. Hemos buscado
encontrarnos para alegrarnos, para soñar, volar, despertar y resistir. Para
solidarizarnos, escucharnos y aprender junto al cuidado de las plantas, los
animales, la Tierra y nuestras vidas. Para continuar soñando con los sueños del
mundo buscando “el Corazón de la Ciencia y la Vida”.
Coincidimos en que
cuando hablamos de Una Sola Salud, estamos reivindicando la salud para todos y
todas, no sólo para nosotros, las y los seres humanos. Estamos reconociendo que
somos una pequeña parte de un organismo viviente, una pequeña parte de un
universo en que todo está entrelazado, un hilo en el tejido de la vida de este
hermoso planeta, participantes todos de un equilibrio ecológico
maravillosamente complejo. Estamos reconociendo que la salud humana es un
reflejo de la salud de nuestro planeta. Reconociendo que nuestra Casa Grande, la Madre Tierra o
Pachamama, es un macroecosistema que alberga millones de ecosistemas
interconectados, cada uno con sus particularidades.
Durante estos intensos
días hemos compartido testimonios y evidencias científicas de la devastación de
la Tierra y de las enfermedades que esa destrucción –motivada por el sistema
industrial de producción y consumo y su afán de lucro desmedido– provoca a las
comunidades, los seres humanos y a otras formas de vida. Hemos visto
testimonios de las múltiples interrelaciones entre la salud de la mente, los
cuerpos, las estructuras económicas, políticas y los ecosistemas; y hemos
intercambiado experiencias y evidencias del buen convivir en la sociedad y la
naturaleza, para refrescar nuestros sentidos y retomar el camino de la
complementariedad, la solidaridad y la cooperación con todos los seres.
Estamos construyendo
una plataforma con todos los saberes para cuidar las semillas, la
biodiversidad, la vida microbiana, nuestras economías y culturas, para detener
la degradación de los elementos y recuperar la salud de la Madre Tierra y de
nuestras comunidades.
Hemos comprobado como
globalmente se intenta imponer un modelo de agricultura y alimentación
industrial corporativo que conlleva una enorme devastación ambiental y causa
hambre, malnutrición y destrucción de los territorios campesinos y de los
pueblos indígenas. De la mano de las grandes corporaciones se siguen imponiendo
en vastos territorios semillas transgénicas, monocultivos industriales y
fumigaciones masivas con agrotóxicos. La concentración corporativa es cada vez
mayor, siendo apenas un puñado las corporaciones que controlan los mercados
globales de semillas, biotecnología, agrotóxicos, maquinaria agrícola y
fertilizantes. Todo el proceso marcha hacia una mayor concentración en muy
pocas empresas transnacionales, con el objetivo de convertir a los agricultores
en meros esclavos de las empresas. Las leyes de semillas, las normas sanitarias
y fitosanitarias, las nuevas tecnologías y la imposición en los mercados de
alimentos ultraprocesados son algunas de las herramientas que el capitalismo
está usando para imponer este sistema agro-alimentario. Un sistema que está
ligado a la mayoría de las enfermedades más frecuentes de las personas, los
animales y el planeta.
El extractivismo es
otra faceta de este proceso de destrucción y a partir de los relatos concretos
de compañeros y compañeras, de campesinos y pueblos indígenas, hemos podido
compartir como con la minería a gran escala y a cielo abierto, la extracción de
hidrocarburos, la imposición del fracking (fractura hidráulica) y otros
megaproyectos se está expulsando a comunidades enteras y se las agrede,
violenta y criminaliza frente a la justa resistencia que oponen, único camino
que les queda para su supervivencia. Al mismo tiempo las mega-ciudades se han
convertido en otro espacio del extractivismo, de la mano de la especulación
inmobiliaria, la ocupación irracional del espacio urbano y la brutal
utilización de recursos que el modelo de consumo implica.
También hemos podido
ver que los llamados “Sistema de salud” son en realidad “Sistemas de
enfermedad” donde el foco está puesto en el comercio y la mercantilización y
donde el resultado es un sistema que enferma y mata, controlado, también en
este caso, por un puñado de corporaciones (muchas de ellas también son
corporaciones de agrotóxicos como es el caso de Bayer que hoy está en proceso
de adquisición de Monsanto). En ese contexto los medicamentos industriales son, junto a la
tecnología médica, una de las principales herramientas para el control de las
vidas de nuestros pueblos. Las patentes, la concentración de medicamentos en
pocos laboratorios y el uso abusivo de los mismos son todas facetas de una
misma problemática.
Un capítulo especial
merece el uso indiscriminado de antibióticos tanto en su uso por las personas
como en su aplicación en la agricultura y la ganadería que está produciendo el
surgimiento de microorganismos resistentes que se están convirtiendo en
amenazas cada vez más graves y que muy pronto podrán ser incontrolables en
nuestras sociedades.
También hemos podido
reconocer en uno de los problemas más graves que afectan a nuestras sociedades,
el de la basura, la muestra patente de una sociedad que se ha desentendido de
los ciclos vitales y ha perdido el control de su propio metabolismo para
convertirse en una generadora de los gérmenes de su propia muerte.
¡Nos declaramos en resistencia contra este modelo de muerte!
Y por eso las
resistencias de los pueblos fumigados, la de los pueblos originarios en sus
territorios, el ejemplo de los recicladores, el de las mujeres movilizadas, las
luchas contra los transgénicos, contra el fracking y contra la minería son
ejemplos que alientan nuestro andar colectivo y solidario.
Pero al mismo tiempo,
y porque sabemos hacia donde vamos, hemos compartido una enorme cantidad de
saberes, propuestas, búsquedas, ideas, principios y paradigmas que conforman
las semillas, diversas y complementarias, del mundo nuevo que está naciendo en
nuestro andar.
En ese camino hemos
podido reafirmar la necesidad de consolidar como base para nuestro andar la
producción de alimentos sanos para pueblos libres. Únicamente la agri-cultura
agroecológica de base campesina, diversa, local y en armonía con la naturaleza
podrá producir alimentos saludables para nuestros pueblos como lo han venido
haciendo a lo largo de los últimos diez mil años. Esos alimentos son los que
nos nutren, los que nos vinculan con los otros, los que se enriquecen cada día
de la cultura de nuestros ancestros, los que nos sanan, lo que nos hacen
comunidad y los que nos permiten seguir dialogando con la naturaleza y
generando diversidad.
En ese contexto, la Soberanía Alimentaria
es la vía, principio y guía para recorrer el camino hacia un mundo sin hambre y
que produzca alimentos saludables en armonía con la naturaleza. La Soberanía
Alimentaria se expresa en las luchas de todos los pueblos ligados a la tierra
que defienden sus territorios, sus bienes naturales, sus semillas y sus
sistemas de vida. El único camino es lograr que ese derecho de los pueblos a
decidir que cultivar y como hacerlo se instale a nivel global como norma y como
práctica irrenunciable.
También encontramos en
las luchas feministas, en los feminismos populares, en los movimientos contra
la violencia contra las mujeres y en el cuestionamiento radical al sistema
patriarcal dominante otra de las fuentes de inspiración que nos nutren, nos
estimulan a la transformación y nos guían en el camino a una sociedad sin
violencias. De estas luchas hemos aprendido que nuestros cuerpos también son
nuestros territorios y que defenderlos y cuidarlos es un componente fundamental
e integral de los territorios de vida que estamos defendiendo y construyendo.
La diversidad es la base de todas las formas de vida y también de las
resistencias. Denunciamos y nos solidarizamos contra los feminicidios en todas
partes. Vemos como esencial la construcción y la lucha de las mujeres,
aprendemos de la sabiduría de las mujeres indígenas y campesinas, reafirmando
la necesidad de mantener y fortalecer los cuidados colectivos que todos tenemos
que ejercer, de la Tierra y de todos los seres vivos.
Así podemos comprender
que reparando y sanando los territorios podemos proteger la salud colectiva y
garantizar una vida saludable para nuestros pueblos. Y así nos encontramos con
la posibilidad concreta de una naturaleza que nos sane, nos nutra y nos permita
vivir plenamente. Allí los microorganismos juegan un rol indispensable, por ser
los mas viejos y mas numerosos en nuestro planeta, para sostener el balance de
la vida promoviendo la diversidad, en su imprescindible contribución a los procesos
biológicos esenciales y también en su resistencia a la toxicidad de nuestras
medicinas.
Muchos de nosotros
somos parte de grupos de investigación y educación dentro de universidades y
buena parte de estos días los hemos dedicado a debatir sobre nuestro rol,
nuestra responsabilidad y nuestros desafíos. A partir de estas conversaciones y
nutriéndonos de las luchas por la Reforma Universitaria
de Córdoba hace 99 años, nos vemos comprometidos a llegar a los 100 años de esa
Reforma asumiendo los desafíos actuales y planteándonos:
- Así como en el año
1918 se planteó que los estudiantes debían tener un rol fundamental en la vida
universitaria hoy nos planteamos que el aprendizaje basado y centrado en los
pueblos y territorios debe ser el eje que se enarbole y ponga en práctica en la próxima Reforma.
- Nos comprometemos
con la Ciencia Digna ,
ciencia para la vida como camino hacia un modelo de construcción de
conocimiento que contemple la diversidad de saberes que habitan en nuestra
diversidad de pueblos. Haciendo nuestras las palabras de Andrés Carrasco “Los
pueblos latinoamericanos tienen el derecho irrenunciable a desarrollar una
ciencia transparente, autónoma y que sirva a sus intereses. Para ello esa
ciencia deberá comprometerse con honestidad, teniendo en cuenta que de no
hacerlo así, puede violar su compromiso
con la verdad, para formar parte de la legitimación que todo desarrollo
tecnológico dominante requiere como instrumento de control y colonialismo”.
-Nos comprometemos a
continuar investigando los signos y síntomas de la enfermedad que afecta a la Madre Tierra , a
profundizar el estudio de los problemas que se presentan local, nacional y
regionalmente, a generar evidencias que permitan fortalecer las acciones
terapéuticas interactivas con la Madre Tierra , y a la elaboración de la “Guía Terapéutica
Interactiva Planetaria”.
-Impulsaremos desde lo
local proyectos y acciones de reparación y de sanación que permitan curar las
heridas de la Madre
Tierra , tales como la propuesta de Ciudades o Pueblos
Inteligentes en el Cuidado de los Antibióticos, para cuidar la Vida.
- Frente a la crisis
civilizatoria que de modo radical nos interpela en el presente creemos que la
Universidad debe asumir un rol activo escuchando a los pueblos y
comprometiéndose con los procesos sociales y políticos que ellos han puesto en
marcha.
- Como científicas y
científicos comprometidos con la sociedad y la naturaleza:
·
Reafirmamos el compromiso de trabajar por una ciencia
independiente de las transnacionales, con y para los pueblos, siguiendo el
ejemplo de Andrés Carrasco.
·
Denunciamos el intento de los agronegocios por imponer nuevas
formas de ingeniería genética, altamente riesgosas, englobadas ahora bajo el
nombre de “edición genómica”, con la intención de que éstas lleguen a los mercados
sin siquiera pasar por evaluaciones de bioseguridad.
·
Denunciamos el esquema desde empresas y grupos de poder políticos
y académico de empujar falsas “soluciones tecnológicas”, para aumentar sus
ganancias con su venta y patentamiento, y evitar que se cuestionen las causas
de las crisis, sean alimentarias, de salud, ambientales o climáticas.
·
Denunciamos la estrategia de eliminación sistemática de militantes
y defensores de nuestros territorios a nivel Global, pero fundamentalmente en
América Latina.
·
Denunciamos y rechazamos las estrategias de los Gobiernos al
servicio de las corporaciones, que impulsan acciones como el Pacto Minero (en
Argentina), las denominadas “Leyes de Semillas” que en realidad son leyes de
protección de las corporaciones, la entrega de nuestros territorios al poder
económico estableciéndose prácticas de eliminación de pueblos originarios y
campesinos.
·
Rechazamos el intento de liberar mosquitos genéticamente
manipulados en varios países del continente, así como todas las propuestas de
usar, comercializar y liberar animales, insectos y microorganismos manipulados
genéticamente. Rechazamos enérgicamente las propuestas de frente a las crisis
climáticas, manipular el clima (geoingeniería).
·
Rechazamos el veto a la Ley de Semillas en Ecuador que abre las
puertas para la introducción de transgénicos en el país violando la Constitución Nacional
que los prohíbe.
·
Exigimos la prohibición total de las fumigaciones con agrotóxicos
en todo el continente.
·
Exigimos que las autoridades desistan de mantener políticas que
protegen la salud de las corporaciones, a costa de la salud de los pueblos y
los territorios.
Todas las tecnologías,
y particularmente las nuevas tecnologías, deben ser evaluadas desde la
sociedad, con una multiplicidad de visiones y perspectivas, que integren
académicos, científicos y otros trabajadores, vecinos y colectivos urbanos y
campesinos, ambientalistas, movimientos de mujeres y género, pueblos indígenas,
movimientos de salud colectiva y popular y otros. Saludamos la iniciativa de la
Red de Evaluación Social de Tecnologías en América Latina, que recoge muchas de
las perspectivas de los Congresos Socio Ambientales.
El camino que estamos
recorriendo no puede transitarse sin enriquecerse y nutrirse del diálogo con el
arte y los saberes ancestrales y es así que los relatos, la música, la danza,
el teatro, las experiencias vivenciales nos enriquecen y nutren, son otras
formas de expresar las historias de resistencia por la vida; historias de amor,
libertad y esperanza que esperan ser contadas.
Vivimos en un mundo,
invadido por las Corporaciones… Un mundo en el que sin embargo aún es posible
construir resistencias saludables, desde los encuentros y diálogos que nacen
del respeto a la diversidad, a los procesos cooperativos, propios de los
pueblos que supieron darse el tiempo necesario para cuidar y domesticar las
semillas, que permitieron las siembras vitales.
Esas siembras
emancipatorias que, habilitaron a los pueblos a encarnar y hacer realidad el
sueño de cosechar futuros soberanos para todos, en territorios saludables…
Podemos asumir el
desafío de reconstruir nuestros territorios, a partir de recuperar una praxis
capaz de reconocer el valor de la Diversidad y el Tiempo como dimensiones
esenciales para hacer florecer una nueva Política, de los Encuentros, de lo
Colectivo, la Cooperación, la Humildad, la Solidaridad, que ponga freno al
extractivismo que se nos impuso, priorizando la Salud de la Madre Tierra por
sobre la de las corporaciones.
Durante esta semana nos
hemos nutrido de experiencias, vivencias, afectos y compromisos, proyectos y
propuestas, salud y alimentos saludables y reafirmamos nuestro compromiso de
sanar el planeta para recuperar el flujo de la vida y de seguir caminando con
la palabra, la acción, la memoria y el saber de nuestros pueblos y científicos
el compromiso con la vida y el Buen vivir construyendo juntos una sociedad
justa, solidaria, saludable y esperanzadora.
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Declaracion_del_Encuentro_Intercontinental_Madre_Tierra_una_sola_Salud
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