Fernández Oro, el
pueblo rionegrino
que se rebeló contra el fracking
20 de junio de 2017
20 de junio de 2017
Por Javier Borelli (Tiempo argentino)
En la ciudad del Alto Valle iniciaron una
exploración de hidrocarburos a pocos metros de sus casas. Los habitantes
impulsaron una ordenanza para prohibir la extracción no convencional, pero el
gobierno provincial reclama la potestad de esa decisión.
El Alto Valle del Río Negro ya no es solamente
la principal área de producción de peras y manzanas del país, ahora también es
el epicentro de la resistencia al fracking. El mes pasado, los vecinos de
Fernández Oro lograron que su Concejo Deliberante sancionara una ordenanza para
suspender la exploración en un pozo ubicado a pocos metros de sus casas y
lindero al principal río que alimenta la ciudad, pero saben que el gobierno
provincial ya intercedió en otros casos a favor de las petroleras. Desde 2013
son 17 los municipios que se han declarado libres de fracking en la llamada
"cola de Vaca Muerta" por el pasivo ambiental que genera la técnica
extractiva y las consecuencias sobre la salud de sus habitantes.
"El año pasado nos enteramos por la
página de Facebook del Municipio que se había realizado una reunión en el
Concejo Deliberante con representantes de YSUR, subsidiaria de YPF en la zona y
gran causante de derrames en la ciudad vecina de Allen. En seguida empezamos
una campaña para juntar firmas y sacar la ordenanza", cuenta a Tiempo
Diego Jarlip, referente del grupo de vecinos autoconvocados de Fernández Oro.
La ordenanza no llegó a sancionarse en 2016 y las obras empezaron, pero la
indignación creció.
"El pozo está a 100 metros de las casas.
Se escuchan los ruidos de la exploración y tienen las luces prendidas las 24
horas, lo que atrae la carpocapsa (plaga principal de los árboles frutales que
se cultivan en la zona). Encima,
está ubicado en la vera del río con el enorme riesgo sobre la
contaminación", añade Jarlip.
"El intendente Mariano Lavin dice que
puede haber una convivencia con controles, pero el que debería controlar es el
Departamento Provincial de Agua, que responde al Ejecutivo que autorizó la
exploración; y la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Río Negro,
a cargo de Dina Migani, que tiene una empresa en Fernández Oro (Quinpe SRL) que
provee químicos para la industria petrolera", precisa.
"Somos una localidad y provincia que
tenemos el valle más importante bajo riego artificial y ahora vivimos con
incertidumbre por nuestra matriz productiva", añade Christian Artero,
concejal del Frente para la Victoria
en Fernández Oro. "Y será una pelea difícil porque desde el Estado
Provincial tenemos un gobernador (Alberto Weretilneck) que financió su campaña
política con la renegociación de los contratos petroleros", explica el
hombre que es quinta generación de productores frutícolas en la zona y convive
hoy en día con un pozo a 300
metros de su hogar. Su gestión fue una de las que
posibilitó que este año la ordenanza no vuelva a frustrarse.
El fracking y sus consecuencias
"El sistema de fractura hidráulica
consiste en inyectar agua a alta presión para romper la caliza a más de 3000 metros de
profundidad. El 80% del agua luego se recupera y vuelve a la superficie con
metales pesados y sales. El tema es sanear esa agua y hasta el momento no hay
bibliografía que demuestre que el 100% de esa agua se pueda sanear",
señala Víctor de Petris, licenciado en Saneamiento y Protección Ambiental.
El riesgo no parece muy lejano: cada uno de
estos pozos usa hasta 30 millones de litros de agua y, en octubre del año pasado,
un derrame de 240 mil litros en Allen (ubicado a 9 km de distancia) causó la
muerte de animales, árboles frutales y hubo hectáreas de tierra dañada.
"Los derrames de efluentes con metales
pesados también pueden afectar a la población", advierte De Petris.
"No se ven en el momento, pero provoca mutación en los genes que recién
percibirán las nuevas generaciones y también tiene consecuencias
cancerígenas", advierte. En su informe sobre externalidades del
Megaproyecto Vaca Muerta, el Observatorio Petrolero Sur (OPSur) menciona un
informe de 2016 de la Agencia de Protección Ambiental de EE UU, país en el que
el método de fracking tiene ya una más larga trayectoria.
Allí mencionan que "se han constatado
casos de cáncer, problemas respiratorios, daños cerebrales, desórdenes
neurológicos, hipersensibilidad a químicos, debido principalmente a la
contaminación del agua y del aire. El mismo estudio confirmó que en la
localidad tejana de Dish, rodeada de pozos, el 61 % de las enfermedades
registradas estaban asociadas a los contaminantes empleados por el
fracking."
Tras el derrame en Allen, explica Jarlip, Ysur
decidió tratar de borrar su nombre de la exploración en Fernández Oro para
evitar el marketing negativo. "Contrató a Mirasal como prestadora de
servicios y, justamente, esa empresa resultó la principal aportante de dinero
para la fiesta del aniversario de Fernández Oro, el 19 de mayo pasado",
recuerda. "Mientras ellos se ufanaban por auspiciar el festejo, nosotros
aprovechábamos los eventos para juntar firmas contra el fracking", cuenta
con sorna.
La herida abierta de Allen
Lo sucedido en Allen está en la memoria de
todos porque, además, fue la ciudad donde se expresó más claramente la puja de
intereses. En 2013, tras masivas movilizaciones de los y las vecinas, se aprobó
una ordenanza que prohibía el fracking en el éjido municipal. El Ejecutivo
provincial presentó un recurso ante el Superior Tribunal de Justicia y este la
declaró inconstitucional, alegando que el dominio sobre los hidrocarburos es de
potestad de la provincia.
Entonces volvieron con todo. Según releva
OPSur, en la
Estación Fernández Oro (EFO), como se denomina a la zona que
incluye tanto a la ciudad homónima como a Allen, se concentra casi la mitad de
la producción de gas de la provincia de Río Negro. En 2013 había 60 pozos
perforados en busca de tight gas, 131 en 2014, 230 en 2015 y se calcula que a
fines del año pasado ya había más de 300.
"Lo que está pasando es que se abren
sectores y áreas que hoy se pueden explotar y antes no. Y esto está vinculado
con Vaca Muerta y la caída del precio internacional del petróleo", comenta
a Tiempo Fernando Cabrera de OPSur. "Entonces los equipos que vinieron
para hacer no convencionales o fractura hidráulica revén la lógica de negocio y
enfocan ya no en shale oil, sino en tight gas, que viene de otras capas
geológicas de más fácil exploración y en donde el cálculo costo-beneficio les
da mejores resultados", añade.
"El caballito de batalla de quienes
promueven este desarrollo es que esto traerá beneficios económicos para la
región, generando empleo en un momento de crisis frutícola", contextualiza
Artero, el concejal del FpV en Fernández Oro. "Pero es mentira, porque en
la Patagonia está lleno de petroleros sin trabajo. Entonces no van a contratar
gente de mi pueblo. Acá no tributan impuestos ni compran un clavo y el cálculo
prejuicios vs beneficios es muy claro”. «
Una amenaza nuclear
"En el verano hubo sequía, los ríos
estaban bajos y teníamos problemas de la contaminación por efluentes. Salimos
de eso y vino el fracking y ahora la energía atómica”, resume Víctor de Petris,
vecino de Fernández Oro y licenciado en Saneamiento y Protección Ambiental. Se
refiere al anunció que realizó el presidente de la Nación, Mauricio Macri,
durante su último viaje a China en mayo pasado. Allí, junto al gobernador de
Río Negro Alberto Weretilneck, firmó un acuerdo para que el gigante asiático se
haga cargo de la construcción de una nueva planta nuclear en la provincia. El hecho
despertó la alerta en sus habitantes.
Historia de una resistencia inspirada en Fidel
Castro
En el principio de todo está Fidel. Según
reconstruye el Observatorio Petrolero Sur (OPSur), el primer municipio en
prohibir el fracking fue Cinco Saltos, en Neuquén, en 2012. José Pincho
Chandía, militante del Partido Comunista de Cinco Saltos, leyó un artículo de
Fidel Castro donde el líder revolucionario caracterizaba a las nuevas técnicas
de extracción de hidrocarburos en Estados Unidos como “la marcha hacia el
abismo” y decidió intervenir.
El barbudo cubano decía que “el legado de la
naturaleza, generado en cientos de miles de millones de años, es desperdiciado
en menos de dos siglos” y su inspiración llevó a la ordenanza. Esa idea
comenzó a regarse por todo el país y distintas comunas se organizaron en
asambleas de vecinos y junto a organizaciones sociales, ambientales y partidos
políticos siguieron su ejemplo.
Allen, en Río Negro, fue una de ellas. Sin
embargo allí se encontraron con la resistencia del gobernador Alberto
Weretilneck, que apeló al Superior Tribunal de Justicia de la provincia y este
la declaró inconstitucional. Tal como recogen Martín Álvarez y Felipe
Gutiérrez, de OPSur, “si bien este hecho sentó un precedente, desde los
municipios se sigue reclamando su potestad para legislar garantizando el derecho
al acceso y goce de la población de un ambiente sano invocando el artículo 41
de la
Constitución Nacional ”.
Diego Jarlip, uno de los vecinos promotores de
la Ordenanza en Fernández Oro, no se da por vencido con ese antecedente. “En
estas provincias se vive un sistema casi feudal o caudillista. Entonces
nosotros nos declaramos libres de fracking sabiendo que el gobernador va a
presentar un recurso al Supremo Tribunal de Justicia diciendo que el suelo es
su potestad. Entonces seguiremos con órdenes restrictivas: prohibimos
exploración a menos de 5
metros del ejido, pedimos que no esté la luz prendida
todo el tiempo por la carpocapsa, que no circulen materiales radioactivos por
la ciudad, etc”. Los vecinos tienen su historia y toda la vida para insistir.
Es su pueblo el que está en juego.
@javiborelli
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