LLAMADO INTERNACIONAL URGENTE
A DETENER
Mirar a Venezuela,
más allá de la polarización
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adhesiones a: comiteporlapazenvenezuela@gmail.com
Por la presente, como académicos, intelectuales y activistas
sociales queremos manifestar nuestra profunda preocupación frente a la incontrolada
situación de violencia política y social que atraviesa Venezuela, la cual se ha
traducido ya en más de cincuenta muertos, centenares de heridos y detenidos,
puestos a disposición de tribunales militares.
No dudamos de que la situación de violencia en la que está sumida
Venezuela tiene orígenes complejos y compartidos, en el marco de una
polarización política cada vez más virulenta y de un escenario de
desintegración del tejido social. Así, el conflicto venezolano tiene diferentes
rostros.
Por un lado, existe un gobierno cada vez más deslegitimado, con
marcados rasgos autoritarios. Esta dinámica arrancó con el desconocimiento por
parte del ejecutivo de otras ramas del poder (la Asamblea Legislativa )
donde la oposición hoy cuenta con la mayoría, luego del triunfo en las
elecciones de diciembre de 2015. Esta se fue potenciando exponencialmente con
el posterior bloqueo y postergación del referéndum revocatorio -una herramienta
democratizadora introducida por la propia constitución chavista-, la postergación
de las elecciones a gobernador el pasado año, hasta llegar el fallido autogolpe
del ejecutivo. A esto se ha sumado la reciente convocatoria a una Asamblea
Constituyente en forma claramente inconstitucional, que está lejos de resolver
la crisis; antes bien la alimenta y recrudece, en la medida en que trasluce el
intento de consolidar un régimen totalitario, en el marco de una enorme crisis
social y económica (carencia de alimentos, medicamentos, entre otros).
Dicho esto, no creemos, como afirman ciertos
sectores de la izquierda latinoamericana, que hoy se trate de salir a defender
a "un gobierno popular anti-imperialista". Este apoyo incondicional
de ciertos activistas e intelectuales no sólo revela una ceguera ideológica
sino que es perjudicial, pues contribuye lamentablemente a la consolidación
de un régimen autoritario. La identificación del cambio, aún de la
crítica al capitalismo, no puede provenir de la mano de proyectos
antidemocráticos, los cuales pueden terminar por justificar una intervención externa,
"en nombre de la democracia". Desde nuestra óptica, la defensa en
contra de toda injerencia extranjera debe basarse en más democracia, no en más
autoritarismo.
Por otro lado, como intelectuales de izquierda, tampoco
desconocemos la realidad geopolítica regional y global. Queda claro que existen
sectores extremistas de la oposición (la cual es muy amplia y heterogénea), que
también buscan una salida violenta. Para éstos se trata de exterminar, de una
vez por todas, el imaginario popular asociado a ideas tan peligrosas como la
organización popular, la democracia participativa, la transformación profunda
de la sociedad en favor del mundo subalterno. Estos grupos más extremos de la
derecha han contado, por lo menos desde el golpe de Estado del año 2002, con
apoyo político y financiero del Departamento de Estado norteamericano.
Como ciudadanos de América Latina y de otras regiones del mundo,
sostenemos un compromiso doble. Por un lado, un compromiso con la democracia,
esto es, con una democracia participativa, lo cual implica elecciones
periódicas, ciudadanos en las calles y ampliación de arenas públicas para la
toma colectiva y comunitaria de las decisiones; así como con una democracia
igualitaria, lo cual conlleva la ampliación de la frontera de derechos, en pos
de una sociedad más justa. Por otro lado, tenemos un compromiso con los
derechos humanos, el cual coloca la base mínima e innegociable del respeto
mutuo, que impide la tortura, la muerte del oponente, la resolución de nuestros
conflictos a través de la violencia.
En esa línea, creemos que el principal responsable de la situación
en Venezuela –en tanto garante de los derechos fundamentales- es el Estado, en
manos de las actuales autoridades gubernamentales. Pero, como ya hemos dicho,
es fundamental colocarse por encima de esta polarización, y buscar las vías de
otro diálogo político y social, que dé lugar a aquellos sectores que hoy
quieren salir de dicho empate catastrófico y colocarse por encima de toda
salida violenta.
En razón de ello, nos manifestamos solidarios con el reciente
llamamiento a un diálogo democrático y plural, que incluya las diferentes
voces, no exclusivamente aquellos sectores polarizados del campo del gobierno y
la oposición, que ha sido realizado por sectores autoconvocados de Venezuela,
entre ellos, dirigentes políticos, académicos, activistas sociales y
organizaciones sociales y políticas de alcance nacional, ex ministros de Chávez
y ex dirigentes de sectores de la oposición, activistas de derechos humanos,
comunitarios, sindicales y políticos (ver https://www.aporrea.org/actualidad/n308976.html.)
Convocamos a la urgente conformación de un Comité Internacional por la paz en
Venezuela, a fin de detener
esta escalada de violencia institucional y callejera. Apostamos, desde la
izquierda, a que otro diálogo es posible en Venezuela, más allá de la
polarización y de la violencia.
Las salidas a tales crisis siempre son largas y complejas, pero
requieren más democracia, nunca menos. Y este proceso sólo podrá concretarse
por la vía del respeto de los derechos humanos, así como de la
autodeterminación del pueblo venezolano.
Firmantes América Latina(…)
https://www.aporrea.org/venezuelaexterior/n309161.html
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