Entrevista a Alberto
Acosta
Ex presidente de Asamblea Constituyente
de Ecuador:“La Constitución es
un proyecto de vida en común”
24 de junio de 2017
El economista que encabezó el proceso constituyente
ecuatoriano crítica al gobierno de Correa por no concretar lo planteado por la
carta magna, pues -según argumenta- "en lo político se debió dar una
democracia radical, más horizontal y más participativa en todos los ámbitos, y
se hizo todo lo contrario". "No hay ni revolución ni ciudadanía, hay
caudillismo puro y duro", asegura.
Por José Robredo Hormazabal (Rebelión)
Ex ministro de
Energía y presidente de la Asamblea Constituyente hasta pocos meses antes de
que fuera aprobado el nuevo texto constitucional, Acosta sostiene que el
proyecto político original plasmado en la Constitución no fue llevado adelante
por Rafael Correa durante los diez años de su gestión. En ese sentido, sostiene
que “a pesar que se llenaron la boca con discursos
anticapitalistas y revolucionarios, se mantuvo el modelo de producción capitalista
y la profundización del extractivismo”.
Su mirada es crítica
respecto del proceso de la Revolución Ciudadana que hoy impulsa el recién
asumido Moreno, recalcando que en este período el concepto de Buen
Vivir, clave programática de Alianza País, fue “vampirizado,
se le quita su contenido para profundizar el extractivismo”.
Siente que se desaprovechó la oportunidad de llevar adelante un proceso
totalmente democrático, ya que cree que la actual Constitución
es “la más ecuatoriana de todas” y que Correa “se sintió incómodo porque no
entendió de qué se trataba”.
En medio de su
visita al país para presentar el libro “Salidas al Laberinto Capitalista: Decrecimiento y
Postextractivismo”, Acosta conversa con El
Ciudadano para hacer
una revisión del proceso ecuatoriano y latinoamericano donde destaca que “en nuestro continente se puede decir que hay un
adn extractivista, somos países producto y hemos ido asumiendo que no
había otra opción”.
A diez años de la Asamblea Constituyente
ecuatoriana, ¿cuál es el análisis que realiza del proceso?
Habría primero que
mencionar que Ecuador es un país con adicción a las asambleas constituyentes.
Nosotros existimos como república independiente desde 1830 y a la fecha tenemos
21 constituciones, lo que no es un logro sino que un grave problema; no tanto
porque sea complejo cambiarla cuando sea necesario, sino que no respetamos
las constituciones, que debieran ser un marco referencial del desarrollo de la sociedad. Hoy ,
incluso, se está planteando cambiar nuevamente la Constitución.
¿Y eso por qué se
da?
El saldo de este
período es que muchos elementos, incluso de alcance civilizatorio, no han sido
respetados por el Gobierno que ayudó a aprobar la nueva Constitución. Esto
porque terminamos por construir un régimen caudillesco; Rafael Correa se
transformó en el caudillo del siglo XXI y la Constitución le terminó resultando
una camisa de fuerza en algunos aspectos, como aquellos que buscaban
profundizar la democracia, cambiar el modelo de sociedad y de economía. En
otros aspectos, se sintió incómodo porque no entendió de qué se trataba, por
ejemplo, en el tema de los derechos de la naturaleza.
¿Cómo fue evaluado
por la ciudadanía?
Haría una
puntualización que creo fundamental. Ecuador con tantas constituciones y
constituyentes tenía una tradición que se reflejaba en procesos constituyentes
en los cuales participaban personas elegidas por el pueblo o por el dictador de
turno. Este proceso constituyente de 2007/2008 fue muy abierto, con una enorme
participación. Lamentablemente ese proceso de discusión no tuvo continuidad,
aunque a pesar de eso creo que sigue siendo la Constitución más
ecuatoriana de todas. La Constitución es un proyecto de vida en común y una
caja de herramientas para construir una sociedad democrática, derechos y deberes.
Están prefiguradas las instituciones políticas para ese proyecto de vida en
común que debe ser equitativo, democrático, libertario e igualitario.
¿No hubo mayores
transformaciones a partir del proceso constituyente?
No. En lo
político se debió dar una democracia radical, más horizontal y más
participativa en todos los ámbitos, y se hizo todo lo contrario. No hay ni
revolución ni ciudadanía, hay caudillismo puro y duro. En términos económicos,
no hubo cambios en la matriz productiva, se ahonda el extractivismo, se amplía
la frontera petrolera, se fortalecen los monocultivos, se estrena la megaminería. Y en
términos sociales se vive en un proceso muy interesante: se reduce la pobreza
pero aumenta la desigualdad y la concentración de la riqueza. A pesar que se
llenaron la boca con discursos anticapitalistas y revolucionarios se mantuvo el
modelo de producción capitalista y la profundización del extractivismo.
En el caso del
extractivismo, ¿por qué no se da el paso de transformar la matriz productiva en
el continente?
Hay que hacer varias
reflexiones: Al momento que el precio de las materias primas aumenta, los
gobiernos progresistas, que venían con una crítica al modelo
primario-exportador, se acostumbran a tener dinero para el desarrollo de sus
políticas sociales y amplían el extractivismo para tener una mayor cantidad de
recursos para esas políticas.
Plata fácil…
Sí y sin enfrentar a
los poderes económicos. Esos discursos resultaron huecos porque no venían con
una propuesta de fondo para avanzar hacia una transformación, y eso pasa con
gobiernos que llevan 10 o 15 años en el poder. Se entiende que son procesos
largos pero han tenido tiempo suficiente para desarrollar plataformas para
iniciar las transformaciones; al contrario, se ha profundizado el extractivismo.
En nuestro continente se puede decir que hay un adn extractivista, somos países
producto y hemos ido asumiendo que no había otra opción. Dígame qué país se ha
desarrollado realmente sólo explotando las materias primas.
“Los ciudadanos debieran llevar una
Constitución en su bolsillo”
¿Con la elección de
Lenín Moreno se modifica esta ruta?
Hay tintes de
cambio, ciertas señales que apuntan a que habrá cambios respecto del esquema
anterior. El licenciado Moreno es una creación de Alianza País, es una creación
de lo que se conoció equivocadamente como “Revolución Ciudadana” y se puede
decir que es una marioneta de Correa, al menos, en su presentación electoral.
Incluso le impusieron su binomio, Jorge Glass. Este gobierno tiene una pesada
herencia y viene con una fuerte inercia, porque Correa logró instalar el
control del Ejecutivo en todos los espacios de la institucionalidad. Y
esto configura una especie de olla de presión, porque la situación económica es
muy compleja y la sociedad está viviendo los embates de una economía
subdesarrollada.
¿Cuáles son las
señales diferenciadoras de Moreno?
En su discurso
inaugural hizo críticas muy potentes contra Correa. Se preguntaba cómo un país
con tantas capacidades tuviera un desempleo tan alto o cómo no se había transformado
la matriz productiva. Toma ciertas medidas, como echar abajo el llamado “Plan
Familia” que hoy es controlado por cercanos al Opus Dei. En Ecuador, con
Correa, la restauración conservadora ya estaba en marcha.
¿Cuál es el papel de
la ciudadanía actualmente?
Debería jugar un
papel fundamental, pero eso no se ve tan claro. Hay varias observaciones para
ello: No se finalizó el debate del proceso constituyente; otra tiene que ver
con la historia del Ecuador, ya que no hemos asumido que esta es nuestra
Constitución… los ciudadanos debieran llevar una Constitución en su bolsillo.
Lo que me queda claro es que los procesos constituyentes no necesitan solo que
se abran los cauces institucionales, sino que los procesos constituyentes deben
iniciarse desde las bases y no de las cúpulas; acción política ciudadana para
plantearse una vida en común.
La historia de
Latinoamérica se encuentra se lleno de caudillos ¿La ciudadanía entonces se
acostumbró a esperar que sea el líder el que haga las cosas?
Hay una suerte de
aceptación de que sea el caudillo el que haga las cosas. Y quizás eso tenga que
ver con las estructuras propias de economías primarias exportadoras, ya que los
extractivismos hacen que vivamos de las rentas de la naturaleza y eso de vivir
de las rentas permea en la
sociedad. Tenemos empresaurios, cazadores de la renta que ni
siquiera dentro de la lógica capitalista son innovadores. Y eso configura
sociedades clientelares –dado que la renta se encuentra ahí- para recibir esos
beneficios y eso genera gobiernos autoritarios. El autoritarismo es una
característica de las economías primario-exportadoras, sobre todo en las de
carácter petrolero o minero; en ese contexto aparecen las figuras mesiánicas.
Su gran crítica al
proceso encabezado por Correa, si hacemos la síntesis, es que no llevó adelante
el mandato constitucional ¿Es tan conservador como cualquier otro gobierno?
Hay cosas que se
pueden rescatar, pero habría que buscar muy en lo profundo. Es un
agua -como derecho
humano-, se proponen derechos colectivos y la idea de iniciar un proceso basado
en el Buen Vivir. Pero en la práctica nada de eso se puso en
marcha, el gobierno de Correa no cumple con la Constitución. En
la Constitución se prohíbe el acaparamiento de tierras y Correa no hace la
reforma agraria para redistribuir el agua y la tierra; los derechos colectivos
son subsumidos en la lógica de un Estado más fuerte, pero no participativo ni
comunitario. Respecto del concepto del Buen Vivir, este se vampiriza, se le
quita su contenido para profundizar el extractivismo.
¿Pero hubo avances?
Al final hay avances
en la disputa del sentido histórico, pero no se avanza en la construcción de un
modelo económico diferente y, para colmo, Correa cierra el período abriendo
paso a prácticas neoliberales: Se llevan a cabo privatizaciones de los campos
petroleros, se abre la puerta de la megaminería, se entregan -sin licitación-
los puertos más importantes a grupos económicos trasnacionales vinculados a los
grupos económicos nacionales en concesión por 50 años; se da paso a un proceso
de flexibilización laboral echando abajo lo avanzado en la Constitución, se
profundiza el endeudamiento externo y, como la guinda del pastel, se firma un
tratado de libre comercio con la Unión Europea. Hemos
vivido una mutación del neoliberalismo, hemos regresado al redil del FMI y del
Banco Mundial.
¿Existe una
alternativa política en Ecuador que haga frente a esta especie de
“Neo-neoliberalismo”?
El camino más largo
para regresar al neoliberalismo es el progresismo, que puso la brújula hacia la
izquierda y terminaron en la
derecha. El problema es que los movimientos sociales están
muy debilitados, las izquierdas perdieron el rumbo… algunos creen que el
Gobierno era de izquierda, otros se subieron en la tarima del candidato
banquero. Finalmente, la disputa electoral del 2 de abril pasado era entre la
derecha del siglo XX, liderada por Guillermo Lasso, y la derecha del siglo XXI,
encabezada por Correa. Es el momento de repensar la izquierda no sólo desde una
lectura clasista sino que, simultáneamente, debe ser clasista, feminista,
ecologista y decolonial.
Fuente: http://www.elciudadano.cl/entrevistas/ex-presidente-de-asamblea-constituyente-de-ecuador-la-constitucion-es-un-proyecto-de-vida-en-comun/06/17/#
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