14 autores publican
una propuesta de “transformación social” que cubra las necesidades vitales
al
capitalismo en crisis
19 de junio de 2017
Por Enric Llopis (Rebelión)
Tras ocho meses de empantanamiento, los ministros de Economía y
Finanzas de la Eurozona alcanzaron el 15 de junio, en Luxemburgo, un acuerdo
para el desembolso a Grecia de 8.500 millones de euros, dentro del sistema de
“ayudas” para el rescate del país. Uno de los economistas que clamó desde
primera hora contra las propuestas de la Troika y denunció el fracaso del Euro
fue Costas Lapavitsas, profesor de la Universidad de Londres SOAS (School of
Oriental and African Studies) y autor de libros como “Crisis en la Eurozona” y
“Contra la Troika”. En marzo de 2017 Lapavitsas lamentaba que la izquierda,
“que históricamente ha sido una voz crítica con la UE, parezca perdida en las
palabras”. Constataba además que buena parte del movimiento progresista se
halla comprometido con el “europeísmo” y la defensa de la UE, aunque sea para
reivindicar una “Europa social”. “Se trata de una elección políticamente
desastrosa”, concluía el economista heleno.
La reflexión de Lapavitsas (“Por una
perspectiva radical en Europa”) introduce el libro colectivo de 200 páginas
“Sobiranies. Una proposta contra el capitalisme”, publicado recientemente por
Espai Fàbrica. El libro se presenta como una propuesta de discusión para la
transformación social, en el contexto del capitalismo del siglo XXI. A los 14
autores les une la participación en el Seminari d’Economia Crítica Taifa, la
militancia en la izquierda independentista o en diferentes movimientos
sociales. Se trata de Isabel Benítez, Josep Manel Busqueta, Iván Gordillo,
Clara Griera, Elena Idoate, Pau Llonch, Carles Muntaner, Helena Ojeda, Jordi
Oliveras, Roc Padró, Alfons Pérez, Oleguer Presas, Xavi Urbano e Isabel Vallet.
“La socialdemocracia ha muerto, fagocitada por
la lógica implacable del neoliberalismo”, defienden los autores entre las ideas
centrales del texto. Se basan en que el capitalismo, en su estadio actual, no
admite ningún tipo de redistribución; y para ello, ponen la vista en la
experiencia de Syriza, de la que han de aprender los pueblos de la periferia
europea. “Hay que superar la etapa reformista respecto a la UE”, concluyen.
Otro eje del libro es la apuesta por la Soberanía Reproductiva ,
con el fin de cubrir las necesidades humanas básicas. Actualmente, los procesos
de reproducción de la vida se hallan relegados al ámbito doméstico, y los
desempeñan básicamente las mujeres. La Encuesta de Empleo del Tiempo publicada
por el INE en 2010 señala que las mujeres dedican diariamente dos horas y
cuarto más que los hombres a las tareas del hogar. El estudio añade que el
92,2% de las mujeres realizan labores domésticas y se ocupan de los niños,
ancianos y personas dependientes, frente al 74,4% de los hombres. El texto
define la
Soberanía Reproductiva como un “proceso de transformación
social”, en el que se despliegan las diferentes soberanías (energética,
alimentaria, cultural, residencial y sanitaria) y las relaciona entre sí.
La primera parte del libro realiza un
diagnóstico de la situación actual. Se impugna el capitalismo neoliberal por
múltiples razones. Por ejemplo, entre los años 80 del siglo pasado y los
primeros años 2000 el crecimiento de la economía global se situó en torno al
3%, “una ratio que está poniendo en peligro el ecosistema mundial” y que, sin
embargo, no resulta suficiente para las élites. La obra publicada en 2017 por
Espai Fàbrica también señala las paradojas del sistema. Una entre tantas, en
2007, cuando comenzó una oleada de intervención de los poderes públicos para
reflotar a la banca y paliar la contracción del crédito. “Una intervención del
Estado de la mano de quienes lo habían demonizado”, apuntan los autores. En
agosto de 2017 el BCE acudió en socorro de los bancos europeos con créditos por
valor de 95.000 millones de euros, y la Reserva Federal
estadounidense actuó de modo similar, con una inyección de 38.000 millones de
dólares en el sistema. La autoridad monetaria no había actuado de manera tan
significativa desde el atentado contra las “torres gemelas”, en 2001.
Tal vez la propuesta de “soberanías” que
plantea el libro se justifique por el impacto de la crisis y la llamada
“recuperación”. En septiembre de 2016, el 56,4% de las personas desempleadas en
Cataluña llevaban más de un año sin trabajo; además, el 24,3% no percibían
subsidio ni prestación alguna. El índice de Gini (medidor de las desigualdades)
pasó en el estado español del 31,9 en 2007 al 34,6, mientras que en la UE-27 se
mantuvo prácticamente estable, resalta el libro “Sobiranies. Una proposta
contra el capitalisme”. El índice S80/20 aplicado a Cataluña constata la misma
tendencia a los desequilibrios sociales. En 2015, el 20% de la población catalana
con rentas más altas, sextuplicaba los ingresos del 20% con menores recursos.
¿Y en cuanto al porvenir? La obra colectiva se
hace eco de un artículo, titulado “La turbulencia global que viene”, publicado
por el economista británico Michael Roberts en la revista Sin Permiso
(octubre de 2016). Roberts señala que, desde 2012, según el Banco Mundial, el
crecimiento del volumen del comercio mundial fue menos de la mitad que en las
tres décadas anteriores. UNCTAD (organización de Naciones Unidas que sigue la
economía de los países del Sur) sostenía en 2016 que el mundo “está a punto de
entrar en una tercera fase de la crisis financiera”. Agrega que muchos países
del Sur han visto aumentar los desequilibrios respecto a las economías más
ricas, si se compara con los años 80 del siglo XX. Y ello, destaca UNCTAD, pese
a la apertura de los países llamados en vías de desarrollo a los capitales
transnacionales. Por otro lado, un informe de la consultora estratégica global
McKinsey destaca que, tras la caída del PIB mundial provocado por la crisis de
2008, “la resaca se ha mantenido y muchos países luchan con recuperaciones
inesperadamente débiles”.
Ante tales perspectivas, los 14 autores
proponen un avance hacia modos de propiedad comunal, cooperativa, municipal y
estatal; que no sean explotadoras, patriarcales ni depredadoras de la
naturaleza; fórmulas redistributivas fundamentadas en el derecho a una vida
plena; y la toma de decisiones democráticas, no jerárquicas ni despóticas, que
pueden resumirse en el “mandar obedeciendo”, del movimiento zapatista. El texto
defiende una sociedad solidaria, en la que tal como subraya el economista
estadounidense Michael Lebowitz, autor de “Más allá del capital” y “La
alternativa socialista. El verdadero desarrollo humano”, la producción priorice
no las necesidades propias sino las del prójimo. Este autor marxista, uno de
los referentes del libro, considera la producción cooperativa “una gran
victoria”; y apuesta por un nuevo sentido común en el que la condición para el
desarrollo libre de cada persona, sea el libre desarrollo de la comunidad. El
razonamiento se completa con el viejo ideal proclamado por Marx en el Programa
de Gotha (1875): cada persona recibe según su necesidad y aporta según sus
posibilidades.
El libro ve la luz en un contexto muy
concreto: la sociedad catalana, “inmersa en la reclamación de la independencia
política como propuesta de mejora de las condiciones de vida de la población”.
Donde la comarca de El Barcelonés concentra más de un tercio del PIB catalán, y
si se agregan las comarcas de El Baix Llobregat y el Vallés (oriental y
occidental), el porcentaje del PIB se eleva al 60%. Donde la capital Barcelona
ha pasado de proyectarse como “la millor botiga del món” a convertirse en una
“marca” global. Y donde el macroproyecto Barcelona World, basado en casinos y
el turismo de negocios, se transmuta en el Centre Recreatiu i Turístic de
Vila-Seca i Salou, junto a Port Aventura World y con una inversión anunciada de
más de 2.000 millones de euros. Ante ese estado de cosas, el libro plantea la
recuperación de la soberanía energética (en Cataluña Iberdrola y Endesa
concentran el 76% de la potencia instalada para la generación de electricidad),
incluida una auditoría ciudadana del actual sistema. La idea capital apunta a
una transición desde las energías “sucias” a las renovables, “proceso que ya
está en marcha”, sostienen los autores. La cooperativa Som Energia ,
comercializadora con fuerte participación de los socios, constituye uno de los
ejemplos de consumo eficiente.
La reflexión publicada por Espai Fàbrica
desciende a la propuesta concreta. El capítulo sobre la soberanía alimentaria
recuerda que en el ámbito de Països Catalans existen cerca de 210.000 hectáreas
de superficie agraria útil (10% del total) en manos de las administraciones
públicas, lo que ofrece diferentes posibilidades. Por ejemplo, liberar tierras
para el uso de los labradores agroecológicos y la población con menos recursos.
En el caso de las fincas agrarias en desuso durante un largo periodo, el texto
plantea la opción de que los municipios impongan gravámenes. Numerosas
iniciativas trabajan día a día en la recuperación de la soberanía, como la
Xarxa de Graners, que lleva más de una década en el empeño de crear una red
local y autogestionada de graneros, y para el intercambio de información y
semillas; o la Associació de Menjadors Ecològics, que funciona en Cataluña
desde 2013.
En cuanto a la soberanía residencial, se
plantean iniciativas como la expropiación de solares o viviendas vacías para
fomentar su ocupación; y, con el fin de que el derecho a la vivienda deje de
estar en manos de bancos privados, se apuesta por crear una banca pública
complementada con cooperativas solidarias, uno de cuyos ejemplos es Coop57. El
libro se apoya en los datos de la Taula del Tercer Sector: en Cataluña existen
450.000 viviendas vacías (100.000 en manos de las entidades financieras). En el
ámbito de la soberanía cultural se pone como ejemplo la sustitución de
patrocinios empresariales (BBVA, Damm, Airbnb y otros) por la gestión
comunitaria. La formación en los espacios no académicos y la relación
“vertical” entre educadores y alumnos ya se planteó en los proyectos de
animación sociocultural en Barcelona, en el final de los años 70 y el inicio de
los 80; y en los centros sociales y difusión de la cultura crítica.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=228101
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