Primera Gran Marcha
Transfronteriza en solidaridad con el pueblo mapuche
y la libertad de los
presos políticos de pueblos originarios
El buen vivir
20 de noviembre de 2017
Por Marta Dillon (Página/12)
La marcha será transfronteriza aun cuando
ellas, Moira Millán e Ivana Conejero, oriundas cada una de las tierras que
separa la cordillera, no reconocen las fronteras de los Estados nacionales. Lo
dijeron más de una vez, igual que dijeron, se lamentaron, por el modo en que
las tratan los Estados y los medios
de comunicación: como terroristas, como amenaza a la propiedad privada y a la
organización democrática. "Más de 200 años de ocupación colonial de
nuestros territorios sólo dejaron poblaciones exterminadas, contaminación,
desaparición y muerte. Pero nosotras contestamos con movilización”.De pie y sin
resguardo, la luz del sol cayendo perpendicular sobre sus galas mapuche, la
frente mojada de sudor, las manos aferrando las banderas unidas. El caballo de
bronce con la figura montada de Julio Argentino Roca no les hizo sombra,
eligieron pararse ahí, dicen, para “darle la espalda al genocida”. No tuvieron
micrófono en esta conferencia de prensa a la que acudieron muchos más medios internacionales que locales, que las rodearon
con sus cámaras tan cerca como pudieron para registrar sus voces. Alrededor,
cientos de taxis colapsaban el microcentro de Buenos Aires para reclamar contra
la empresa Uber.
Muy cerca de la Diagonal Sur ,
avanzaban sobre Avenida de Mayo columnas de organizaciones populares para
exigir la emergencia alimentaria. Las dos mujeres se plantaron lo mismo, su
urgencia no las dejó calcular la oportunidad de la convocatoria; no hay agenda
para la protesta social aunque desde el gobierno se insista con domesticarla.
Ellas estaban allí para anunciar la Primera Gran Marcha
Transfronteriza en solidaridad con el pueblo mapuche y la libertad de todos los
presos políticos de pueblos originarios: de la machi Francisca Linconao
y del lonko Facundo Jones Huala; la
primera detenida en Chile, el Ngulumapu como se llama a ese territorio en
mapundung; el segundo, preso en Argentina, en el Puelmapu. La marcha será
transfronteriza aun cuando ellas, Moira Millán e Ivana Conejero, oriundas cada
una de las tierras que separa la cordillera, no reconocen las fronteras de los
Estados nacionales. Lo dijeron más de una vez, igual que dijeron, se
lamentaron, por el modo en que las tratan los Estados y los medios de comunicación: como terroristas, como
amenaza a la propiedad privada y a la organización democrática. “Nos denostan
porque queremos vivir en nuestras tierras, porque nos oponemos a la
contaminación y a la apropiación del agua; porque no toleramos que los
terratenientes quieran ponerle nombre a dones que son de todos y de todas. Más
de 200 años de ocupación colonial de nuestros territorios sólo dejaron
poblaciones exterminadas, contaminación, desaparición y muerte. Pero nosotras
contestamos con movilización”. Nunca soltaron las banderas unidas de sus
pueblos, si los bombos y las bocinas les tapaban la voz, ellas la forzaron para
intentar “llegar al corazón de los pueblos argentino y chileno que para
nosotras son uno solo, somos guardianes de la naturaleza y queremos que
nuestros hijos y nietos lo sigan siendo porque la naturaleza no tiene dueño, no
puede tener dueño”.
“Si pudimos y podemos seguir pidiendo Justicia por Santiago
Maldonado, no ocultemos que el compañero estaba en el sur defendiendo la
libertad del lonko, sumándose a nuestro reclamo”, dijo Moira Millán y unos
pocos carteles con la mirada implacable de ese joven para el que ya no puede
reclamarse la vida se levantaron para decir presente. Pero la empatía con ese
muchacho no se derrama sobre la misma causa que el defendía, la del pueblo
mapuche. Millán y Conejero lo saben pero insisten: la marcha que proponen será
el 9 de diciembre, justo cuando Buenos Aires se prepare para ser sede de
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