El Estado contra la
precandidatura
de abajo y a la izquierda
10 de noviembre de 2017
Por Gilberto López y Rivas (La Jornada)
La asociación civil Llegó la Hora del Florecimiento de los Pueblos se constituye con el
objetivo de obtener y apoyar el registro de la vocera del Concejo Indígena de
Gobierno, María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy, como candidata
independiente a la Presidencia de la República del proceso electoral del
próximo año. A pesar de obstáculos, sabotajes y desiguales condiciones, propios
del racismo estructural que permea las instituciones del Estado mexicano, y sin
contar con los vastos recursos económicos que tutelan la partidocracia y las
candidaturas supuestamente independientes, y, en los hechos, al servicio de los
grupos dominantes, durante estas semanas se ha estado recabando apoyo ciudadano
en un extraordinario esfuerzo que se enfrenta a una tecnología excluyente y de
difícil acceso para quienes no tienen los recursos económicos para adquirir
costosos aparatos telefónicos. Esta tecnología, por cierto, se encubre en una
falsa modernidad.
Esta asociación civil ha denunciado los
ataques cibernéticos en Chiapas durante los magnos eventos organizados por el
EZLN en varios de sus caracoles,
para bloquear el acceso a Internet y red telefónica, que sólo pueden ser
realizados por los órganos de inteligencia del Estado que cuentan con el know-how para ello; se revelaron igualmente las
omisiones y comisiones del Instituto Nacional Electoral (INE), que,
supuestamente neutral y eficiente, funciona, en los hechos, como filtro y
barrera para entorpecer los registros de auxiliares, con comprobados retrasos
en las capturas y obstinado en lograr que plazos fatales, aun con siete días
más, actúen para favorecer a los aspirantes oficialistas, y, desde luego,
impedir que Marichuy aparezca en las boletas electorales de 2018.
El 7 de noviembre pasado, la asociación civil
denunció que el INE miente a la sociedad, viola sus propios reglamentos e
incumple la ley: demostró que los dispositivos móviles no han funcionado
apropiadamente, que el costo promedio de un teléfono es el equivalente a poco
más de tres salarios mínimos, cuando 81.7 por ciento de la población empleada
gana hasta tres salarios mínimos, y, ¡oh sorpresa!, que el órgano electoral no
está protegiendo los datos personales de los y las ciudadanas que brindan su
apoyo: los registros se quedan en los teléfonos, y para comprobarlo es
suficiente con bajar un programa que rastrea todos los archivos de las
aplicaciones, incluyendo la
del INE.
De igual manera, la fiscalización de ingresos y egresos de las
candidaturas independientes establece un desgastante y excluyente sistema de monitoreo estatal basado en la misma concepción
mono-cultural, clasista y racista que exhibe la modernidad del INE y sus aplicaciones telefónicas
de última generación. Se trata de un instrumento de control del sistema de
representación dominante, del monopolio del poder de los partidos políticos que
han trastocado leyes y reglamentos, para impedir la inscripción de una
candidatura que cuestiona el orden de las cosas y propone una lucha
anticapitalista.
No se toman en cuenta las especificidades
organizativas comunitarias de los pueblos indígenas, ni la limitación evidente
en recursos económicos de una precandidatura que no tiene el respaldo de
gobiernos estatales, grupos económicos dominantes-delincuenciales y hasta ex
presidentes; que invierten grandes cantidades de dinero para la compra de
aparatos telefónicos, empleo de personal de tiempo completo para trabajar como
auxiliares y costosos despachos contables que hacen el trabajo requerido para
la fiscalización.
El llamado Sistema Integral de Fiscalización
no está pensado para una campaña que se posiciona en contra de la dilapidación
de recursos de los ciudadanos y descansa en la ayuda mutua y la solidaridad
como principios fundamentales del trabajo político. La fiscalización prohíbe
las colectas públicas, por ejemplo el boteo, la clásica forma de allegarse de
recursos económicos de los movimientos populares, porque el INE aduce que no se
identifica a los donantes.
Pese a todas estas adversidades y a
contracorriente, la asociación ha constatado la entrega, la dedicación y los
sacrificios de los miles de auxiliares que en estas condiciones se han dado a
la tarea de recabar el apoyo ciudadano. Todo tipo de actividades han sido
organizadas en la mayoría de los estados del país para explicar, debatir y
analizar la propuesta del Congreso Nacional Indígena-Ejército Zapatista de
Liberación Nacional que da como resultado la elección en 93 regiones del
territorio nacional de los integrantes del Concejo Indígena de Gobierno (CIG) y
el nombramiento de Marichuy como su vocera.
Los recorridos del CIG y su vocera han tenido como tarea central
la reconstitución y unidad de los pueblos originarios frente a la tormenta
capitalista. También, se han estado tejiendo alianzas a lo largo de estos meses
con diversas y numerosas organizaciones gremiales y políticas que han decidido
apoyar la propuesta del CNI-EZLN.
En la oscura noche neoliberal, se abre la
clarinada de una lucha que va más allá de 2018; que asume el reto del mundo
indígena de organizarse en colectivos en todos los ámbitos del México de abajo
para luchar contra los proyectos de muerte del capitalismo.
Las y los integrantes de la asociación civil Llegó la Hora del Florecimiento de los
Pueblos hacen suyo el planteamiento de Marichuy y el CIG: Como es costumbre en nuestros pueblos,
rendirnos, vendernos o claudicar no es una opción y redoblaremos esfuerzos para
recabar el apoyo ciudadano requerido para figurar como candidata independiente
a la Presidencia de la República en la boleta electoral de 2018, pero sobre
todo para ampliar y fortalecer la estructura organizativa de nuestras rabias y
nuestros dolores en todo el país, para que retiemble en sus centros la tierra y
permita la supervivencia de los pueblos originarios y la reconstrucción de un
México que ha sido intencionalmente despedazado por quienes tienen el poder.
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