Centenario de la Declaración Balfour
Un siglo de desposesión
y
de resistencia en Palestina
11 de noviembre de 2017
Por Julien Salinque/ Razmi Baroud (Hebdo
L´Anticapitaliste)
El 2 de noviembre de 1917, el ministro británico de Asunto
Exteriores, Arthur Balfour, dirigía una carta a Lionel Walter Rotschild,
miembro eminente de la comunidad judía en Gran Bretaña y gran patrocinador del
movimiento sionista. Esta carta, conocida con el nombre de "declaración
Balfour" es un momento clave de la historia de Palestina, puesto que por
primera vez el gobierno de una gran potencia se comprometía a apoyar al
movimiento sionista, entonces ultraminoritario entre las comunidades judías. La declaración Balfour
sella la alianza entre sionismo e imperialismo, al mismo tiempo que sella la
suerte de las y los palestinos que son simbólicamente desposeídos de su tierra
por una potencia colonial que la atribuye a un movimiento del que numerosos
dirigentes no ocultan su intención de desposeerles de ella físicamente. Para el
escritor Arthur Koestler, con la declaración Balfour , "una nación prometió
solemnemente a una segunda el territorio de una
tercera".
El 2 de noviembre de 1917, el ministro británico de asuntos exteriores, Arthur Balfour, dirigía una carta a Lionel Walter Rotschild, miembro eminente de la comunidad judía de Gran Bretaña y gran patrocinador del movimiento sionista.
Mediante esta carta, Balfour aportaba el apoyo
oficial del gobierno al proyecto de establecimiento de un "hogar nacional
para el pueblo judío" en Palestina, entonces bajo administración otomana:
"El Gobierno de Su Majestad contempla con beneplácito el establecimiento
en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará uso de sus
mejores esfuerzos para facilitar la realización de este objetivo, entendiéndose
claramente que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y
religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, o los derechos
y el estatus político de los judíos en cualquier otro país. Estaré agradecido
si usted hace esta declaración del conocimiento de la Federación Sionista ".
Un siglo de desposesión
Esta promesa, conocida con el nombre de
"Declaración Balfour", es un momento clave de la historia de
Palestina, puesto que por primera vez el gobierno de una gran potencia se
comprometía a apoyar al movimiento sionista, entonces ultraminoritario en las
comunidades judías. La
declaración Balfour sella la alianza entre sionismo e
imperialismo, al mismo tiempo que sella la suerte de las y los palestinos, que
son simbólicamente desposeídos de su tierra por una potencia colonial que la
concede a un movimiento muchos de cuyos dirigentes no ocultan su intención de
desposeerles de ella físicamente. Para el escritor Arthur Koestler, con la declaración Balfour ,
"una nación prometió solemnemente a una segunda el territorio de una
tercera".
Recordar, 100 años más tarde, la promesa
británica, es recordar que para las gentes palestinas la lucha contra la
desposesión no comenzó en 1967, tras la ocupación de Cisjordania y la franja de
Gaza, ni siquiera en 1948, en el momento de la creación del Estado de Israel.
El proceso de desposesión se extiende a lo largo de un siglo y, contrariamente
a la mitología mantenida por el movimiento sionista y sus aliados, la
resistencia palestina es anterior a las primeras guerras israelo-árabes, en
particular la gran revuelta de 1936, aplastada conjuntamente por los británicos
y las milicias armadas sionistas.
Discriminaciones estructurales
Recordar 100 años más tarde la promesa
británica es, así, comprender que la opresión y las discriminaciones coloniales
sufridas por el pueblo palestino no son algo accidental sino producto de una
larga historia. La resistencia palestina a este proceso de larga duración no ha
cesado jamás, aunque haya que reconocer que el movimiento nacional atraviesa
hoy una crisis histórica y que los y las palestinas hacen frente a una
correlación de fuerzas considerablemente deteriorada. Una cosa es cierta: el
apartheid israelí es un fenómeno estructural, que solo podrá ser abolido si los
fundamentos mismos del Estado de Israel y su papel de puesto de vanguardia del
imperialismo occidental en la región son analizados, denunciados y combatidos.
*****
Mi patria nunca fue propiedad de Balfour y
éste no tenía ningún derecho a dársela a nadie *
Razmi Baroud
Cuando era un niño que crecía en un campo de
refugiados de Gaza, esperaba el 2 de noviembre. Ese día, cada año, miles de
estudiantes y de habitantes del campo bajaban a la plaza principal, blandiendo
banderas palestinas y pancartas, para condenar la declaración Balfour.
Para ser sincero, tengo que decir que mi
impaciencia estaba motivada sobre todo porque las escuelas cerraban ese día y
que después de un corto pero sangriento enfrentamiento con el ejército israelí,
volvería pronto junto a mi querida madre, comería algún chuche y vería los
dibujos animados.
Entonces no tenía ninguna idea sobre lo que
era realmente Balfour, y cómo su "declaración" de hacía tantos años
había cambiado el destino de mi familia y, además, mi vida y la de mis hijos.
Todo lo que sabía, es que Balfour era una mala
persona y que a causa de su terrible fechoría sobrevivíamos en un campo de
refugiados, rodeados por un ejército violento y un cementerio, en perpetua
expansión, lleno de "mártires".
Ningún derecho a entregar mi patria a nadie
Decenios más tarde, el destino me llevaría a
visitar la iglesia de Whittingehame, una pequeña parroquia en la que está
enterrado Arthur James Balfour.
Mientras que mis padres y mis abuelos están
enterrados en un campo de refugiados, un espacio cada vez más reducido, víctima
de un asedio perpetuo y sufriendo inconmensurables dificultades, el lugar de
reposo de Balfour es un oasis de paz y de calma. La pradera vacía alrededor de
la iglesia sería suficientemente grande como para acoger a toda la gente
refugiada de de mi campo.
Finalmente, he tomado plenamente conciencia de
las razones por las que Balfour era una "muy mala persona".
Primer Ministro de Gran Bretaña, luego
Ministro de Asuntos Exteriores a partir del año 1916, Balfour prometió mi
patria a otro pueblo. Una promesa realizada el 2 de noviembre de 1917 en nombre
del gobierno británico, bajo la forma de una carta enviada al dirigente de la
comunidad judía de Gran Bretaña, Walter Rothschild.
Entonces Gran Bretaña no controlaba Palestina,
que formaba parte del imperio otomano. De todas formas mi patria jamás fue
propiedad de Balfour y éste no tenía ningún derecho a entregársela tan negligentemente
a nadie (...).
De los acuerdos Sykes-Picot a la declaración Balfour
Evidentemente, Balfour no actuaba a título
personal. Ciertamente, la declaración lleva su nombre, pero él era en realidad
el fiel agente de un imperio que tenía intenciones geopolíticas a gran escala,
no solo para Palestina, sino para Palestina en tanto que parte de un entorno
árabe más amplio.
Justo un año antes, había sido elaborado otro
documento siniestro, aunque en secreto. Había sido aprobado por otro
diplomático británico de alto rango, Mark Sykes y, en nombre de Francia, por
Fançois Georges-Picot. Los rusos fueron informados del acuerdo, pues recibían
también una parte del pastel otomano.
El documento indicaba que cuando los otomanos
fueran aplastados, sus territorios -entre ellos Palestina- serían divididos
entre las futuras partes victoriosas.
El acuerdo Sykes-Picot, igualmente conocido
con el nombre de Acuerdo para Asia Menor, fue firmado en secreto hace un siglo,
dos años después del comienzo de la Primera Guerra Mundial.
Revelaba la naturaleza brutal de las potencias coloniales, que consideraban
raramente la tierra y sus recursos relacionados con quienes vivían sobre esa
tierra y poseían esos recursos (...).
Los mandatos británicos y franceses fueron
establecidos sobre entidades árabes divididas, mientras que Palestina fue
entregada al movimiento sionista un año más tarde, cuando Balfour transmitió la
promesa del gobierno británico, condenando a Palestina a un destino hecho a
base de guerra y de inestabilidad perpetuas.
Promesas condescendientes y mentiras
La idea de los "pacificadores" y
"honrados negociadores" occidentales, omnipresentes en todos los
conflictos de Medio Oriente, no es nueva. La traición británica a las
aspiraciones árabes remonta a hace decenios. Los británicos han utilizado a los
árabes como peones en su gran juego contra sus rivales coloniales, para luego
traicionarles a la vez que se presentaban como amigos cargados de regalos para
ellos.
Esta hipocresía no ha sido jamás tan puesta en
evidencia como en el caso de Palestina. Desde la primera ola de migración judía
sionista a Palestina en 1882, los países europeos facilitaban la instalación de
los colonos y de sus recursos, mientras que se establecían numerosas colonias,
grandes y pequeñas. Cuando Balfour envió su carta a Rothschild, la idea de una
patria judía en Palestina era por tanto ya creíble.
Sin embargo, se habían hecho numerosas
promesas condescendientes a los árabes durante los años de la Gran Guerra , cuando la
autoproclamada dirección árabe tomaba partido favorable a los británicos en su
guerra contra el imperio otomano. Se prometió entonces a los árabes una
independencia inmediata, incluso para los palestinos.
La idea dominante entre los dirigentes árabes
era que el artículo 22 del pacto de la Sociedad de Naciones debía aplicarse a
las provincias árabes dirigidas por los otomanos. Se les había dicho a los
árabes que sus derechos serían respetados en tanto que "misión sagrada de
civilización", y que sus comunidades serían reconocidas como "naciones
independientes".
Cuando las intenciones de los británicos y sus
lazos con los sionistas se hicieron demasiado evidentes, los palestinos se
rebelaron, una rebelión que, un siglo más tarde, no ha cesado, pues las atroces
consecuencias del colonialismo británico y de la toma de control total de
Palestina por los sionistas siguen presentes tras todos estos años (...).
Una desigualdad original que se perpetúa
De hecho, esta historia continúa
actualizándose cada día: los sionistas han reivindicado Palestina y la han
denominado "Israel"; los británicos continúan apoyándoles, sin dejar
nunca de halagar a los árabes; el pueblo palestino sigue siendo una nación
territorialmente fragmentada: en los campos de refugiados, en la diáspora, bajo
ocupación militar o tratados como ciudadanos de segunda en un país en el que
sus antecesores han vivido desde tiempo inmemorial.
Si Balfour no puede ser hecho responsable de
todas las desgracias que han golpeado al pueblo palestino desde que hizo
pública su corta pero tristemente célebre carta, la idea que su
"promesa" encarnaba -un desprecio total de las aspiraciones del
pueblo árabe palestino- ha sido transmitida de una generación de diplomáticos
británicos a otra, de la misma forma que la resistencia palestina al colonialismo
es transmitida de generación en generación.
En un texto publicado en el Al-Ahram Weekly y
titulado "Verdad y reconciliación", el añorado profesor Edward Said
escribió: "Nunca la
declaración Balfour ni el mandato concedieron específicamente
a los palestinos derechos políticos en Palestina, solamente derechos civiles y
religiosos. La idea de una desigualdad entre judíos y árabes fue así construida
inicialmente por la política británica, luego por las políticas israelíes y
estadounidenses".
Esta situación de desigualdad prosigue, y con
ella la perpetuación del conflicto. Lo que los británicos, los primeros
sionistas, los americanos y los gobiernos israelíes siguientes no han
comprendido nunca y continúan ignorando, para su desgracia, es que no puede
haber paz en Palestina sin justicia y sin igualdad, y que las y los palestinos
continuarán resistiendo mientras sigan en pie las razones que estuvieron en los
orígenes de su rebelión hace cerca de un siglo.
·
Artículo publicado originalmente en inglés en http://www.aljazeera.com/indepth/features/2016/11/britain-destroyed-palestinian-homeland-161102054348710.html
*****
Entrevista con Michèle Sibony, de la Unión Judía Francesa
por la Paz (UJFP).
Colonialismo y antisemitismo asociados
prometieron un hogar nacional judío en Palestina
Julien Salingue
-Estamos en noviembre de 2017, es decir, 100
años después de la
declaración Balfour. ¿Cómo comprender, con perspectiva, esta
decisión del gobierno británico?
En 1917, la Primera Guerra Mundial
y la revolución rusa inquietaban a Gran Bretaña. Los acuerdos Sykes-Picot
firmados en 1916 ratifican el reparto del Medio Oriente otomano entre Francia y
Gran Bretaña, y prevén un estatus internacional para Palestina. Gran Bretaña
cree en el "poder judío": numerosos textos de políticos de la época
dan fe de ello. Satisfacer a los judíos estadounidenses permitiría obtener la
ayuda militar americana rechazada a la Triple Entente ,
satisfacer a los judíos rusos muy presentes en la revolución permitiría a Rusia
seguir en guerra, se reforzaría la posición de Gran Bretaña en el Oriente
árabe, en particular sobre el Canal de Suez, frente a una Francia que
reivindica también Palestina como parte de la Gran Siria. La
promesa Balfour se presenta por tanto como un mensaje enviado a los judíos del
mundo entero siendo a la vez una forma de acuerdo de subcontratación propuesto
a los sionistas judíos para mantener o posicionar sus intereses imperialistas.
Por otra parte, Balfour igual que Lloyd George
crecieron en un entorno evangelista, a la vez antisemita y mileranista: la
llegada mesiánica pasa por la vuelta de los judíos a la tierra bíblica. En fin,
como para todas las potencias coloniales de la época, los "indígenas"
no tienen estrictamente ninguna importancia a ojos de la potencia imperial.
Colonialismo y antisemitismo asociados harán así la promesa de un hogar
nacional judío en Palestina. Lord Montagu en su "memorándum sobre el
antisemitismo actual del gobierno británico" no se engaña, y asume que
"los turcos y los demás musulmanes serán mirados en Palestina como
extranjeros, exactamente de la misma forma que los judíos serán, tras esto,
tratados como extranjeros en todos los países salvo en Palestina".
-¿En qué contribuyó la declaración Balfour
a legitimar y desarrollar el movimiento sionista?
En realidad, en 1917 el sionismo era un
movimiento ultraminoritario en el mundo judío, tanto en el europeo como en el
ruso o el americano. Los judíos asimilacionistas, igual que los religiosos
ortodoxos y los judíos revolucionarios estaban totalmente opuestos al sionismo.
Los religiosos rechazan el nacionalismo que quiere reemplazar a la religión: a
sus ojos, solo el mesías puede dar a los judíos la tierra de Israel. El Bund,
sindicato judío en Rusia, Lituania y Polonia, primer partido judío en Polonia,
reivindica el doy kait, es decir la lucha por la mejora de su condición en los
países en los que las y los judíos se encuentran, y una antonomía nacional y
cultural pero no territorial en un imperio ruso que desean que se transforme en
una federación de los pueblos. Así, el sionismo es en primer lugar un
colonialismo europeo y el antisionismo es en primer lugar un anticolonialismo
judío. Los primeros y los más numerosos antisionistas fueron judíos... hasta la Segunda Guerra Mundial.
Y no hablaremos aquí de los judíos orientales o del Magreb, ni reconocidos, ni
concernidos, ignorados por el sionismo de aquella época. Cinco años después de la declaración Balfour ,
el mandato sobre Palestina confiado por la SDN en 1922 a Gran Bretaña, retoma
íntegramente los términos de la promesa, y da una validación, en el derecho
internacional, del sionismo como implantación "nacional" judía en
Palestina. Por otra parte, la carta de la OLP de 1964 situaba el inicio del
sionismo de Estado en la
declaración Balfour , considerando de hecho que los judíos
llegados antes de esa fecha a Palestina eran inmigrantes con vocación de
convertirse en palestinos. Es lo que plantea su artículo 20, según el cual
"la
declaración Balfour , el mandato para Palestina, y todo lo que
está fundado en ellos, son declarados nulos y sin efectos..."..
-Los sionistas acabaron por volverse contra su
padrino británico, hasta el punto de que hay quien ha hablado de una guerra de
independencia como la que tuvo lugar en los Estados Unidos. ¿Es oportuna esta
comparación?
El nacimiento del nacionalismo judío es uno de
los fundamentos del sionismo, pero no forzosamente estatal. El sionismo estatal,
que asume la concepción europea de la época sobre el Estado-nación, ignora los
derechos indígenas como movimiento colonial europeo que es. Esto va a ocultar
parcialmente, o en cualquier caso dar un carácter secundario, a la colonización
de Palestina que se deriva de ello: cada pueblo en su tierra, un pueblo sin
tierra en una tierra sin pueblo. La naturaleza colonial de sionismo será
entonces invisibilizada para muchos (pero no para los pueblos árabes), y el
sionismo será considerado como un nacionalismo local que entra en competencia
con el nacionalismo palestino. Es así como lo que será presentado por el
movimiento sionista como la guerra de independencia contra Gran Bretaña va a
ocultar y borrar literalmente al ya activo movimiento indígena palestino de
independencia, como esconde y borra la Naqba, la gran expulsión de 1948. De
hecho, la retirada de Gran Bretaña deja en pie una nueva potencia colonial,
Israel, que continuará defendiendo los intereses occidentales sobre los que no
ha dejado de apoyarse. Se puede también recordar que 1947, el año del plan de
reparto de Palestina, es tambén el de la partición de la India tras la retirada
de Gran Bretaña... Y que ya en 1917 Balfour respondía a un Montagu que le
preguntaba sobre la suerte que reservaba a Palestina: "Quiero crear un
pequeño Ulster".
-100 años más tarde, recordar la declaración Balfour ,
es recordar que los problemas no comenzaron en 1967, ni siquiera en 1948. ¿Por
qué es importante para comprender las realidades actuales?
Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=233899
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