El asesinato del pibe
de dos mundos
29 de noviembre de 2017
Por Carlos A Villalba (Rebelión)
En memoria de Rafael Nahuel
En memoria de Santiago Maldonado
Ustedes me han relatado las múltiples
exclusiones e injusticias que sufren en cada actividad laboral, en cada barrio,
en cada territorio. Son tantas y tan diversas como tantas y diversas sus formas
de enfrentarlas. Hay, sin embargo, un hilo invisible que une cada una de esas
exclusiones, ¿podemos reconocerlo? Porque no se trata de cuestiones
aisladas. Me pregunto si somos capaces de reconocer que estas realidades
destructoras responden a un sistema que se ha hecho global. ¿Reconocemos que
este sistema ha impuesto la lógica de las ganancias a cualquier costo sin
pensar en la exclusión social o la destrucción de la naturaleza?
Papa Francisco
A los movimientos populares reunidos en
Bolivia Santa Cruz de la Sierra 7-9 julio 2015
Rafael Nahuel tenía 22 años cuando los 9 mm de la bala disparada
desde atrás y abajo por los Albatros de la Prefectura de Patricia Bullrich,
penetraron por el glúteo, desgarraron la carne, se alojaron en el tórax y
terminaron de asesinarlo cuando ya era llevado cerro abajo por sus compañeros.
“Rafita”, flaco, inquieto, trabajador,
solidario, estaba parado en la intersección de dos de las calles más peligrosas
de la Argentina de hoy: vivía en uno de los barrios más pobres de una de las
zonas con mayor cantidad de desocupados del país y era descendiente de uno de
los pueblos originarios constitutivos de la identidad nacional, el mapuche,
cuyas tierras están siendo ocupadas desde hace más de un siglo por extranjeros
y criollos terratenientes.
Lo que le pasó al pibe de su barrio tocayo, el
Nahuel Hue, ubicado en “El Alto” de San Carlos de Bariloche ,
podría haber sucedido, a él o a otro muchacho, en cualquiera de las calles de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, del conurbano o de otras localidades igualmente faltas de servicios
de higiene y salas sanitarias, habitados por mujeres y hombres sin trabajo o
casi, en los que la violencia institucional ejercida por las fuerzas de
seguridad hacen que salir a la calle sea poco menos que un juego de ruleta
rusa.
Nahuel era de ese mundo. Orgulloso de sus
antepasados y de su nombre de felino, seguro de puma, también era de la
Argentina mapuche; inquieto y metido en todo como era, desde hacía tiempo
empezó a conocer la historia de ese pueblo y a reconocerse en ella. Su familia
paterna es activa en esa lucha, participa de la recuperación de sus tierras
ancestrales y son autoridades reconocidas por sus pares.
Así fue que el viernes a la tarde, Rafael dejó
El Alto y se fue para la zona del muelle de madera (RemuLafken) de la Villa Mascardi ,
donde la Lof Lafken
Winkul Mapu se había asentado desde el sábado 11, quiso
acompañar a sus familiares, a sus amigos. Pensaba que sería una jornada de
afectos y charlas.
Entre la veintena de niños, mujeres y hombres
instalados ahí, estaba su tía, María Nahuel, que sería detenida durante el
operativo de desalojo de la comunidad que,a la postre, trastocaría su salida en
el día de su muerte.
Guarida del puma
El barrio Nahuel Hue -“lugar en el que se
guarece el tigre o puma”-, al igual que su lindero Malvinas, tiene los
problemas del conjunto de las poblaciones urbanas víctimas de las políticas de
la dictadura cívico militar de Martínez de Hoz, del estallido de 2000/2001,
provocados por políticas de endeudamientos inviables como la que ya relampaguea
en el horizonte del actual gobierno y de las medidas tomadas por este último.
Cerca del 70% de la población económicamente
activa está sin trabajo; las cifras oficiales marcan una tasa de desempleo en
9,63% y de subocupación, del 10,27%, computando en este caso a las personas que
reciben planes sociales.
La pobreza y la indigencia provinciales se
disparan por encima del récord nacional para llegar a cerca del 38,4% y el
8,7%, valores muy altos respecto de otras muestras nacionales y que escalan aún
más en el Nahuel.
El panorama conlleva la falta de soluciones
habitacionales, con hacinamiento y promiscuidad; cerca de la mitad de las
unidades no tienen baño y más todavía son de paredes altamente inflamables, con
un promedio de incendios y víctimas muy superior a las medias habituales.
Se registran adicciones varias, violencias
doméstica y social y graves problemas de salud entre una población que no
alcanza al 30% con obra social; la escuela del barrio tiene una matrícula muy
baja comparada con la demanda potencial. Ya en 2010, el relevamiento realizado
por la Mesa
Interinstitucional apuntaba que la población “no cuenta con
alimentación adecuada para garantizar una calidad de vida saludable".
Si la situación del barrio de Rafael ya era
problemática, el cañoneo de las políticas implementadas desde diciembre de 2015
dejaron a sus habitantes prácticamente sin oxígeno. El gobierno que más daño
socioeconómico hizo en menos tiempo en los últimos 35 años hizo que se reabran
miles de comedores y merenderos populares a los que no solo van los menores,
sino que se sumaron padres y abuelos; los chicos esperan que las escuelas abran
sus puertas para comer su único plato del día.
Zaguanes, entradas de edificios, cines y
teatros son el único techo de familias enteras que volvieron a situación de
calle, expulsadas de casas e inquilinatos y hoy sobreviven en calles, plazas,
autos abandonados, estaciones de subte y trenes, hospitales, cajeros
automáticos, bajo las autopistas...
Los tachos de basura de restaurantes,
verdulerías y casas de comida volvieron a ser la “góndola” en la que miles de
personas consiguen sus alimentos diarios; cerca de 600 mil personas perdieron
su trabajo o su “changa” y empezaron a timbrear -de verdad- en los barrios
pidiendo comida, mientras millones más los miran de reojo palpitando un penoso
probable futuro. (1)
Ese fue el telón de fondo de la vida de
“Rafita”. Igual al de millones de pibes argentinos.
Un Estado al filo de la ley
El domingo 26, pasadas las 18, fuentes de
máximo nivel del ministerio del Seguridad de la Nación soplaron al oído de los
editores de turno del diario Clarín que “los mapuche comenzaron a atacar a los
dos integrantes del grupo Albatros ´con piedras, boleadoras y lanzas´”.
En el acto, la web del Grupo de Magnetto y los
Noble, reflejó la versión en la nota central de su portal a través de un título
que, si no fuese que abría el anuncio de la tragedia, daba para la ironía ya
que piedras, boleadoras y lanzas habían podido con los comandos Albatros de
Prefectura, que cuentan con fusiles FAL de asalto calibre 7,62 x 51, SIG
SauerSwatt 556 y 3000, Blaser R93 LRS (para francotiradores), Remington 700 y
HK G3; subfusiles HK M-P5, calibre 9
mm Parabellum; carabinas M4, versión del fusil M-16
adecuada al combate a corta distancia; ametralladoras MAG; escopetas Benelli M4
modelo 11707, Valtro y SPAS 15; lanzagranadas HK 69, entre otros chiches
bélicos, con dotación reforzada o comprada durante la presente gestión, que
invirtió en pertrechos para sus fuerzas de seguridad y con destino a
operaciones represivas, más que sus colegas de Defensa en mantenimiento de
submarinos como el ARA San Juan.
A las 19.25 el ministerio y su diario
comenzaron a salvar el “error”. La nueva versión aseguró que, además del
armamento jurásico de los mapuches, “hubo disparos cruzados”.
Un minuto después, la web del Grupo terminó la
corrección y publicó la versión que Macri y Bullrich quisieron instalar: el
grupo originario atacó con “armas de grueso calibre”.
De todos modos, además del entrecomillado de
grueso calibre, ahí donde nadie lee reitera que “los mapuche comenzaron a
atacar a los dos integrantes del grupo Albatros "con piedras, boleadoras y
lanzas" y uno de los efectivos (perteneciente a “una fuerza de operaciones
policiales, organizada, instruida, adiestrada y equipada para responder rápida
y eficientemente a una amplia gama de requerimientos del servicio que, por su
importancia y características puedan en un momento dado, desbordar la capacidad
operativa de los servicios policiales regulares ya establecidos”), repelió el
ataque “con un arma no letal con munición no letal de pintura con motivo de
hacer cesar la actitud violenta del grupo en cuestión y de hacerlos
retroceder".
Dos Albatros bajaron 150 metros y otros dos
“quedaron escondidos”, hasta que… “escucharon gritos que aparentaban ser gritos
de guerra (sic) y observaron el desplazamiento de un grupo de entre 15 y 20
personas encapuchadas, con máscaras antigases de tipo militar y banderas con
lanzas que en sus puntas tenían atados cuchillos”, además de “armas blancas, por
lo que la patrulla de Prefectura esperó escondida entre la vegetación para
evitar ser descubiertos".
Según el parte oficial, en ese momento los mapuche comenzaron el ataque contra los
Albatros "con piedras, boleadoras y lanzas", y hasta "en una
formación de tipo militar" agregaría luego la ministra. "Uno de los
efectivos, cumpliendo con las normas legales y de uso racional de la fuerza,
repelió el ataque con un arma no letal con munición no letal de pintura con
motivo de hacer cesar la actitud violenta del grupo en cuestión y de hacerlos
retroceder".
Sin embargo, el muerto murió por una bala 9 mm , letal, disparada por un
arma también letal. La
ministra Bullrich , aunque “lamentó” lo sucedido y hasta le
mandó su pésame a la
familia Nahuel –consideró -en función de algún protocolo
jamás formalizado- que “no se trató de un grupo de protesta o de reivindicación
sino de una metodología de violencia armada, inadmisible con la democracia y el
Estado de Derecho".
Preparó el terreno para sus dichos del día
siguiente, cuando aseguró que la represión constituyó "una acción legal,
legítima y enmarcada en la ley”, destinada a "cuidar a los argentinos que
viven en el sur" del país, “frente a una acción ilegal e inaceptable para
la democracia de un pueblo que quiere vivir en paz", incursionó en el
límite de la apología del delito de Estado, negó el principio de presunción de
inocencia y hasta le dio grado de infalibilidad divina a los datos a los
informes de prefectos, gendarmes y policías al considerar que “El juez
necesitará elementos probatorios, nosotros no”, en respuesta a la falta de
imágenes o balas provenientes del supuesto ataque mapuche.
“Nosotros no tenemos que probar lo que hace
una fuerza de seguridad en el marco de una tarea emanada de una orden
judicial”, agregó, además de advertir que “no va a aceptar” una orden
(judicial) que prohíba el ingreso a determinado territorio. “Si alguien dice
que no se puede entrar a una parte del territorio argentino nosotros vamos a
entrar. No tenemos ningún límite más que el de la Constitución”, una
herramienta que, aunque la Ministra lo ignore, deposita en los jueces la
interpretación de normas y leyes.
Dibujando un enemigo
Ya se afirmó en la “Crónica de hectáreas
manchadas de sangre”, escrita “en homenaje” a Santiago Maldonado y,
lamentablemente, publicada “en memoria” del joven muerto bajo presión de un
operativo ilegal de la
Gendarmería Nacional , otro dispositivo represivo manejado por
Bullrich. Las autoridades nacionales pretenden instalar a la pequeña población
originaria mapuche como un “peligro”, a partir de falsedades contra un grupo
que constituye el 0,3% de los habitantes del país, con solo el 0,09% radicados
en Río Negro y apenas el 0,0033 viviendo en comunidad.
La mayoría de ellos, igual que quienes radican
en Nahuel Hue, vive en situación de extrema pobreza, marginación y con
dificultades de acceso a salud, educación y alimentación, a pesar de lo cual se
construyó una fantasía bélica, convertida en hipótesis de conflicto militar por
el Ministerio de Seguridad argentino y por las Fuerzas Armadas a las que
incitan el senador justicialista rionegrino Miguel Angel Pichetto y los diarios
de mayor circulación nacional.
Esta visión, exacerbada a partir de la
desaparición forzada de Santiago Maldonado, se apoya en los prejuicios, el
racismo y el etnocentrismo subyacentes, reverdecidos en los últimos años, que
aloja parte de la sociedad y es empujada y orientada por las patronales rurales
del país, especialmente de la Patagonia, en este caso con la Confederaciones
Rurales Argentinas (CRA) a la cabeza. (2)
Es una construcción semejante a la del
“enemigo interior” desarrollado por la Doctrina de Seguridad Nacional para
enmarcar y justificar las represiones antipopulares de las dictaduras
cívico-militares de los ´70, que desembocaron en genocidios y matanzas como los de Argentina, Brasil, Chile,
Paraguay, Guatemala, El Salvador… y “reordenaron” los modelos productivos
nacionales en beneficio del capital transnacional, ávido en controlar los
mercados y en exportar sus propios mecanismos financieros de apropiación.
Después de haber pertrechado de modo exagerado
a sus fuerzas, la funcionaria ya desempolva la reforma al Código Penal conocida
como “Ley Antiterrorista” sancionada el 13 de junio de 2007 a instancias del
gobierno de Cristina Kirchner, bajo presión del Grupo de Acción Financiera
Internacional (GAFI), con la supuesta intención de impedir el lavado de dinero
como fuente de financiamiento del “terrorismo internacional”.
Controversial y criticada incluso por sectores
kirchneristas y hasta por la entonces diputada de la Coalición Cívica Patricia
Bullrich, la norma tuvo cambios en 2011 cuando se derogó la figura de
"asociación ilícita con fines terroristas" pero se agregó al Código
Penal un artículo que duplica las penas para los casos en que las faltas
tipificadas se cometan “con la finalidad de aterrorizar a la población u
obligar a las autoridades públicas nacionales o a gobiernos extranjeros o
agentes de una organización internacional a realizar un acto o abstenerse de
hacerlo". El articulado deja abierta la
posibilidad de que las huelgas y protestas sociales puedan ser calificadas como
“actos terroristas”.
Esa discrecionalidad judicial hizo que, por
ejemplo, el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, considerase que la
ley “viola los derechos humanos de la persona y de los pueblos” y la comparase
con las leyes de impunidad sancionadas durante el gobierno de Raúl Alfonsín,
derogadas por Néstor Kirchner en 2003.
Es en la zona cordillerana donde los
terratenientes y sus aliados políticos y mediáticos más presionan para
implementar medidas como las que Seguridad estudia y son los mapuches los elegidos.
En realidad constituye un campo de pruebas para trasladar el aparato militar y
los dispositivos legales a las distintas geografías en las que se manifiesten
protestas contra las políticas socioeconómicas de la Alianza Cambiemos. En
el caso puntual, el terreno se prepara desde intendencias como las de San
Carlos de Bariloche y concejos
deliberantes como el de El Bolsón, prácticamente manejado por el magnate
británico Joe Lewis.
Currículum de un gran pibe
“Rafita” Nahuel estaba parado en el cruce de
esas dos avenidas siniestras, la del empobrecimiento y el marginamiento y la
de los de los intereses de terratenientes, mineros, petroleros, multinacionales
del agro, pasteras, grandes empresas constructoras, emprendimientos turísticos,
generadoras de energía y hasta apropiadores de lagos, escondidos en el corazón
de la cordillera, que el gobierno de las corporaciones favorece y protege.
Todos ellos ocupan espacios, suelos y
subsuelos y operan a través delgobierno nacional y autoridades provinciales,
municipales y departamentales y de los medios
de comunicación que los acompañan y comparten intereses.
En medio de aquel escenario paupérrimo que El
Alto ofrece a los pibes, Rafael, el asesinado por la espalda en el Lof Lafken
Winkul Mapu, caminaba por las calles de tierra de la miseria. No dejaba
pasar uno solo de los fierros tirados en el suelo, los convertía en chulengos,
parrillas, en cunas, o en arcos de fútbol, como los del Centro Cultural Ruka
Che, donde se juntaba con otros pibes todos los martes y los viernes y que
alcanzó a reparar en las que serían las últimas semanas de su vida.
Cuentan que era un buen soldador, fue
aprendiendo; cada vez que pudo se integró a las organizaciones que el pueblo
construye. Tenía 15 años cuando se incorporó a un grupo de la capilla del
Nahuel Hue; en 2011 pasó a la experiencia popular de “Alto Construcciones”, un
espacio para el aprendizaje de oficios relacionados con servicios comunitarios
para la construcción, con salida laboral para los jóvenes de los barrios
vulnerados en Bariloche , que luego
derivó en el San José Obrero. Le puso ganas al taller y aprendió rápido el
oficio de herrero.
En 2017 empezó a participar de “El Semillero”
del Colectivo Al Margen. Aprendía carpintería después del almuerzo y del
fulbito de cada día. Desde ese lugar formó parte de la Central de Trabajadores
Desocupados (CTEP) Bariloche . Que en
eso se había construido, en un trabajador desocupado en busca de dignidad; lo
mismo que en un mapuche que se caminaba hacia sus orígenes.
Fanático de Boca -al que dejó en la punta de
la Super liga que ya no podía ver gratis-, no se sacaba la azul y oro, tenía una
con el 10 en la espalda… ¿Imaginaría que era Román… Diego…. cada vez que la
embocaba en los arcos improvisados de los potreros? Fuese quien fuese siguió pegado
a su cuerpo cuando cerraron el cajón y va a gritar como si fuese un gol de los
que valen, cuando Patricia Bullrich sea investigada, interpelada y, finalmente,
separada del cargo que debió dejar el día mismo en que se produjo la
desaparición forzada de Santiago Maldonado.
Notas:
(1) Carlos A Villalba. LAS CORPORACIONES AL
ABORDAJE. Macri y el uso privado de lo público (II)http://www.surysur.net/la-argentina-mapuche-cronica-de-hectareas-llenas-de-sangre/
(2) Carlos A Villalba. CRONICAS DE HECTAREAS
MANCHADAS DE SANGRE. La
Argentina Mapuche (II)
Carlos A Villalba. Psicólogo y periodista
argentino, Investigador Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis
Estratégico (CLAE)
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