En el centenario de la
Revolución de Octubre
Diez días que
estremecieron al mundo
7 de noviembre de 2017
Por Jozef Mampuys y Marc Vandepitte (Rebelión)
Traducido del francés para Rebelión por
Beatriz Morales Bastos
El título de este artículo remite a unos de los primeros libros
sobre la Revolución de Octubre, Diez días que
estremecieron al mundo, del periodista estadounidense John Reed, publicado
en 1919. Todavía hoy este libro se considera uno de los documentos
periodísticos más importantes del siglo XX. John
Reed, ‘‘Dix jours qui ébranlèrent le monde", Edition République des
lettres, París, 2017. [Hay muchas traducciones al castellano, una de las más
recientes es la de Angel
Pozo Sandoval, Diez días que
estremecieron al mundo, Tres Cantos, Akal, 2004].
Las grandes revoluciones siempre van por delante de su tiempo. Siguen unos objetivos que suponen un progreso respecto a las fases históricas precedentes. La Revolución de Octubre fue el primer intento a escala mundial de acabar con la miseria y la opresión del capitalismo. Ejerció una influencia decisiva en todo el siglo XX. Volvamos sobre este acontecimiento.
Relación con la Primera Guerra Mundial
Cuando se aproximan las conmemoraciones de la Primera Guerra Mundial ,
ahora es el momento de un nuevo centenario: el de la Revolución de Octubre, que
tuvo lugar en 1917 en el Imperio ruso y llevó a la creación de la Unión Soviética. No
es casual que ambos aniversarios se solapen ya que están estrechamente ligados.
Antecedentes
El campo seguía padeciendo unas condiciones de
vida feudales. Los grandes propietarios tenían todo el poder. Representaban
solo el 0,3 % de la población, pero poseían más de la mitad de todas las
tierras. Las condiciones de existencia de los campesinos rusos eran similares a
las del campesinado francés y belga del siglo XIV. Todos los levantamientos
sucesivos de campesinos fueron aplastados sin piedad.
También en las ciudades reinaba el
descontento. Hacia finales del siglo XIX la población estaba cada vez más
insatisfecha y después de la derrota de Rusia en la guerra ruso-japonesa
(1904-1905) se multiplicaron los motines de soldados y las manifestaciones. El
Domingo Rojo del 9 de enero de 1905 la guardia imperial abrió fuego y causó
cientos de víctimas entre los manifestantes. Las manifestaciones y huelgas no
hicieron más que aumentar, el zar se vio obligado a hacer concesiones con unas
reformas económicas e instauró una primera Duma (parlamento). Pero como las reformas
propuestas apenas supusieron mejoras, la agitación persistió.
Mientras tanto, el POSDR se había dividido en dos facciones: los
menchevikes, mas bien moderados, y los bolcheviques, radicales. A principios de
la Primera
Guerra Mundial el zar había vuelto a fortalecer su poder y la
agitación dio paso a un patriotismo entusiasta. Pero era una ilusión. A medida
que avanzaba la guerra el ejército zarista sufría cada vez más derrotas y la
economía se desarticulaba. Hacia finales de 1916 Rusia estaba al borde de un
desmoronamiento militar y económico total. El coste en vidas humanas fue
particularmente elevado. Perecieron dos millones y medio de rusos. El
descontento que desde 1905 estaba a punto de estallar se convirtió en un
inmenso rumor que culminó en 1917 y se realizó definitivamente con la
Revolución de Octubre.
De la revolución de febrero…
A finales de febrero de 1917 estallaron en
Petrogrado unos disturbios de gran magnitud. En pocos días las huelgas en la
fábrica de municiones desembocaron en una huelga general. Las mujeres salían
cada vez más a la calle para reclamar pan. “¡Pan, trabajo!” se convirtió en la
consigna más coreada y a ella se añadía a continuación “¡Abajo la guerra!”, la
causa de todo. Cuando las tropas del zar ya no se mostraron dispuestas a
disparar contra los insurgentes el Imperio ruso de desmoronó en unos días. Se
había producido la Revolución de Febrero.
El 2 de marzo de 1917 abdicaba el zar Nicolás
II. Se formó un gobierno provisional dirigido por el príncipe Lvov con el apoyo
de casi todas las fuerzas de oposición al zar, salvo los bolcheviques. Y es que
en el intervalo se habían instaurado consejos de obreros y de soldados en todas
partes, en Petrogrado y en otras grandes ciudades. Empezó así el periodo del
“doble poder”.
La cuestión de la guerra constituía un punto
de divergencia crucial. Los bolcheviques eran los únicos que deseaban que
terminara la guerra. Era
indispensable para poder concentrarse en los problemas sociales y económicos.
El gobierno provisional, por su parte, deseaba seguir con la guerra.
Los dirigentes bolcheviques en el exilio
seguían muy de cerca estos acontecimientos en sus países de acogida. El
emperador alemán esperaba que prevalecieran los sóviets y su reivindicación de
detener la guerra por lo que llegó a un acuerdo para que Lenin pudiera
abandonar Suiza y atravesar Alemania hasta Rusia en un vagón de tren sellado.
Lenin llega a Petrogrado en abril y preconiza en sus “Tesis de
abril” que todo el poder debe ir a los sóviets, los cuales deberán actuar
radicalmente para detener la guerra, lograr la distribución de tierras y la
equidad alimentaria. Las tensiones entre el gobierno provisional y los sóviets
se exacerban a medida que aumenta la influencia de los bolcheviques en los
sóviets. Como el gobierno provisional estaba cada vez más dominado por los
antiguos generales zaristas, los dirigentes bolcheviques tuvieron que pasar a
la clandestinidad o, como Lenin, huir otra vez al extranjero.
…a la Revolución de Octubre
A principios de
octubre la mayoría de los dirigentes bolcheviques decidió que era necesario un
levantamiento armado y que los sóviets tenían que hacerse con la dirección del
Estado. Así, el 25 de octubre (2) miembros de los sóviets y soldados
simpatizantes toman por asalto el Palacio de Invierno del zar en Petrogrado y
hacen prisioneros a los miembros del gobierno provisional. Esa misma tarde se
reúne el II Congreso Panruso de los Sóviets con 649 delegados, 390 de los
cuales eran bolcheviques, provenientes de más de 400 comités locales de todas
las regiones de Rusia.
El congreso de los sóviets anunció un
armisticio con Alemania, concedió tierras a quienes las explotaran, introdujo
la jornada de ocho horas, nacionalizó los bancos y las grandes empresas al
tiempo que acababa con las discriminaciones basadas en la nacionalidad. Poco
después siguieron decretos sobre el control de los trabajadores en las empresas
y la separación de la Iglesia y el Estado.
La reacción no se hizo esperar. Los
partidarios del gobierno provisional, los blancos, no cedieron. Las oligarquías
de las grandes potencias no veían con buenos ojos una revolución en el patio
trasero de Europa y prepararon una invasión.
Las grandes grandes potencias tenían otra razón para querer acabar
con esta revolución en ciernes: el riesgo de contagio. Poco después de que los
bolcheviques hubieran proclamado un armisticio con Alemania se extendió por
Europa central una oleada de huelgas políticas y de manifestaciones en contra
de la guerra. Muchos
países estaban tan hartos de la guerra como sensibilizados por la revolución. Después
de la guerra estallaron levantamientos en Hungría, Austria, Checoslovaquia,
Bulgaria, Italia y Alemania. La mayoría de las insurrecciones estaban mal
preparadas y mal organizadas. Fracasaron una tras otra, no sin hacer que les
zumbaran los oídos a las clases dirigentes.
A principios de 1918 empezó una guerra civil entre los “rojos”,
los bolcheviques recién llegados al poder, y los “blancos”, que estaba apoyados
por los antiguos generales zaristas y por muchas intervenciones aliadas (Gran
Bretaña, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón). La guerra civil duró hasta
1921 y causó millones de muertos, sobre todo debido a la inmensa hambre que le
acompañó.
A finales 1922 se creó la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS) o Unión Soviética. Aquel año la salud de Lenin conoció una
primera alerta, sin duda consecuencia tardía de un atentado perpetrado contra
él en agosto de 1918. Tras diversos empeoramientos murió el 21 de enero de
1924. La lucha interna por su sucesión inició una nueva fase en la historia de la Unión Soviética.
Balance de la revolución
Económico
Al empezar la revolución Rusia
era un país subdesarrollado. Los países industrializados producían por cabeza
de 10 a
15 veces más carbón y de 10 a
20 veces más energía. Los ingresos por habitante en Rusia eran inferiores a los
de América Latina (3). Además de un retraso importante respecto a los países
ricos, las circunstancias en las que debía desarrollarse el país eran
particularmente desfavorables. Aparte de la destrucción causada por la Primera Guerra Mundial
el país había sido devastado entre 1918 y 1921 por una violenta guerra civil y
por invasiones extranjeras. Veinte años después el país iba a sufrir la
gigantesca destrucción provocada por la invasión alemana (4). La joven
revolución sufría también un embargo económico. Y al contrario que la mayoría
de las naciones occidentales el país no podía contar con unas colonias que le
suministraran gratis o casi gratis materias primas y fuerza de trabajo.
A pesar de estas condiciones, la Unión Soviética
tuvo un crecimiento espectacular. Entre 1920 y 1938 la producción industrial
aumentó más de un 6.000 %, mientras que la media en el resto del mundo era de
un 96 % (5). En 30 años pasó de ser un país relativamente atrasado a ser una
superpotencia capaz de competir con Estados Unidos en el plano tecnológico.
Tenía que serlo por razones de seguridad. En la década de 1930 el país tuvo que
construir rápidamente un aparato militar capaz de resistir a la amenaza de una
guerra de aniquilación por parte de la Alemania nazi. Y desde la década de 1950
hizo frente a una carrera de armamentos nucleares (6). No obstante, la carrera
por la modernización resultante de ello se hizo de manera forzada y tuvo un
alto coste humano (7).
A mediados de la década de 1950 el crecimiento
empezó a ralentizarse. El crecimiento económico seguía siendo correcto aunque
se tradujo mucho menos en una mejora y un aumento de los bienes de consumo. En
este aspecto el retraso respecto a Estados Unidos aumentó y se mantuvo, lo que
provocó más frustración y menos apoyo a la dirección política (8). Pero incluso
con este retraso de crecimiento y a pesar de todas las miserias de la guerra
económica, entre 1917 y 1989 creció una vez y media más rápido que el resto del
mundo (9).
Social
La Revolución de Octubre fue un grito contra la miseria y el
subdesarrollo, un grito que no se dio en vano. La nueva República de
los Sóviets dio muestras de un progreso nunca visto en esa época. Se erradicó
el analfabetismo en poco tiempo. El nivel de instrucción llegó rápidamente a un
nivel comparable al de los países industrializados. Se eliminó el paro y se
instauró la jornada de ocho horas. La semana laboral en la Unión Soviética se
convirtió en una de las más cortas del mundo. Se creó un sistema de seguridad
social, con una pensión de jubilación completa. Se anuló la discriminación de
la mujer y se legalizó el aborto.
Aumentó la esperanza de vida. Al inicio de la revolución los
ciudadanos soviéticos morían 16 años antes que los ciudadanos estadounidenses.
En 1973 la diferencia ya era solo de dos años y medio (10). Un factor de
desarrollo social todavía más importante, la mortandad infantil por debajo de 5
años: en 1960 era de cuatro a ocho veces más baja en la Unión Soviética
que en los países vecinos que cuarenta años antes todavía tenían un nivel igual
de desarrollo (11).
Influencia internacional
Sería difícil sobrestimar la importancia de la Revolución de
Octubre para la historia reciente del mundo. La Unión Soviética se
ha convertido en el símbolo visible de la alternativa socialista al liberalismo
hasta entonces dominante y a la sociedad capitalista. Todo el siglo XX,
incluida una guerra fría de casi medio siglo de duración, iba a estar dominado
por el antagonismo del capitalismo frente a socialismo. En el lado socialista la Unión Soviética
como nación marcó la pauta hasta el final de su existencia a principios de la
década de 1990. En ese sentido, la Revolución de Octubre fue determinante para
el carácter del siglo XX.
Gracias a esta revolución el socialismo dejó de ser un ideal
lejano o una utopía que no estaba al alcance para convertirse en una
posibilidad realizable. Y fue una realidad con efectos contagiosos. La
Revolución de Octubre contribuyó a muchas otras revoluciones y fue la fuente de
inspiración de decenas de movimientos de liberación en todo el mundo. En muchos
otros países la Unión
Soviética representaba un apoyo sólido para la creación y
desarrollo de partidos comunistas. Cuarenta años después del asalto a Palacio
de Invierno un tercio de la humanidad vivía en un país socialista (12).
A su vez, la existencia y el éxito de los partidos comunistas en
el mundo ejercieron una presión sobre las relaciones de fuerza en la política. Así , por
temor al éxito de los partidos comunistas tanto empleadores como partidos
políticos tradicionales se mostraron proclives a hacer grandes concesiones en
el plano social. Basta con mencionar nuestro país, Bélgica, tras cada una de
las dos guerras mundiales. Victoria s
importantes de la clase obrera de las democracias occidentales, como el
sufragio universal, el reconocimiento de los sindicatos, el establecimiento de
la concertación social y de la seguridad social, se obtuvieron sobre todo
gracias a la existencia de los partidos comunistas y al miedo que suscitaban a
los empleadores y partidos tradicionales.
Por último, la
Unión Soviética tuvo una importancia capital en dos acontecimientos
centrales del siglo XX: la victoria sobre el fascismo y el desmoronamiento del
sistema colonial. En casi todos los países ocupados durante la Segunda Guerra Mundial
los partidos comunistas desempeñaron un papel fundamental en la resistencia al fascismo.
Tres cuartas partes de las pérdidas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial
se debieron al Ejército Rojo. Sin estas pérdidas Europa habría sufrido sin duda
el yugo fascista durante mucho tiempo (13). La Unión Soviética
también desempeñó un papel importante en la descolonización. Muchos
países postcoloniales deseosos de seguir un camino soberano respecto al mundo
occidental pudieron contar con el apoyo económico, tecnológico y militar de
Moscú, apoyo que a menudo fue indispensable para su supervivencia.
Evaluación
El peso de la historia
Toda gran revolución va muy por delante de su
tiempo. Las grandes revoluciones hacen avanzar unos principios que significan
un progreso respecto a las fases históricas precedentes. Por eso logran
despertar mucho entusiasmo y apasionar a grandes grupos de personas incluso
mucho tiempo después. Pero en general la realización de los objetivos de estas
revoluciones no es cosa fácil. El peso de la historia es más pesado que el
plomo.
Así, la Revolución francesa convirtió en un
logro definitivo los derechos políticos y el principio de igualdad. Sin
embargo, la propia
Revolución llevó al Terror y a la introducción de la
guillotina, a la prohibición de toda posibilidad de sindicatos o de huelga, así
como a las guerras imperialistas de conquista llevadas a cabo por Napoleón y
que costaron tres millones y medio de vidas (14). Eso no quita que la
Revolución francesa siga siendo a justo título un hito importante de la
historia mundial. A esa luz es a la que hay que ver y juzgar la Revolución de
Octubre.
Lenin, el artífice de la Revolución de
Octubre, era perfectamente consciente del hecho de que la realización de los
ideales revolucionarios no sería fácil, pero al mismo tiempo, de que la
Revolución constituía un paso importante en la historia: “Esta primera victoria
no es aún la victoria definitiva y nuestra Revolución de Octubre la ha
conseguido con dolores y dificultades sin precedentes, con inauditos
sufrimientos, con una serie de graves desaciertos y errores nuestros. […] Nosotros
hemos empezado la obra.
Poco importa saber cuándo, en qué plazo y en qué nación
culminarán los proletarios esta obra. Lo esencial es que se ha roto el hielo,
que se ha abierto el camino, que se ha indicado la dirección ” (15).
Fracaso o pequeño milagro
Según una opinión corriente, la Revolución de
Octubre demuestra que el comunismo no funciona, que es un fracaso. Es la visión
de los vencedores, que no tienen en absoluto en cuenta las circunstancias en
las que se tuvo que desarrollar la Revolución. Según los artífices del marxismo una
sociedad socialista prosperaría mejor en las zonas más industrializadas del
mundo. Además, su viabilidad exigía que una revolución socialista tuviera lugar
simultáneamente en diferentes países. Ninguna de esas dos condiciones se había
cumplido en la Unión
Soviética : el país estaba solo y debía construir el
socialismo sobre la base de una economía principalmente agraria.
Por otra parte, las potencias imperialistas
hicieron todo lo posible para debilitar la Revolución y destruirla. Invadieron
el país en varias ocasiones y le impusieron un embargo económico y tecnológico.
A finales de la década de 1930 empujaron a la Alemania nazi a volverse contra la Unión Soviética
con la esperanza de que ambos países se agotaran y aniquilaran mutuamente (16).
Las guerras y guerras civiles que atormentaron al país los 30 primeros años no
solo provocaron una sangría económica, sino que también privaron a la dirección
política de cuadros competentes y experimentados. A partir de la década de 1950,
con una economía totalmente destruida, el país se enfrentó además a una carrera
de armamentos nucleares extraordinariamente cara.
En estas circunstancias peligrosas es un pequeño milagro que la
Revolución de Octubre se haya producido y aún más que la Unión Soviética se
haya mantenido durante 70 años. En este contexto más bien se debe describir el
conjunto del proceso como una proeza en vez de calificarlo de fracaso.
En todo caso, una mayoría pequeña de los
habitantes de la
antigua Unión Soviética no considera la Revolución de Octubre
un fracaso. Veinte años después de la caída del Muro de Berlín un 54 %
consideraba positivo el comunismo. Entre los alemanes del Este un 57 % afirma
que la RDA tenía más lados buenos que malos y sólo un 23 % de checos considera
que actualmente tienen una vida mejor. Hoy un 55 % de los rusos añora la Unión Soviética
(17).
Errores fundamentales
El hecho de que fuera una proeza no significa
que no se cometiera ningún error fundamental. El sistema soviético no cayó tras una acción o
una intervención exterior. Implosionó desde el interior, a causa de una
acumulación de problemas, de penurias y de decisiones equivocadas.
1. El déficit democrático . La opción de la industria pesada se justificaba por
razones de seguridad, pero fue a costa del consumo individual. Este tipo de
opción requiere una base amplia, lo que significa que una gran mayoría
concienciada la debe seguir y que la población se implique en la toma de
decisión. Sin duda este no fue siempre el caso. A menudo las medidas se tomaron
de forma autoritaria y represiva. A veces la represión degeneró totalmente,
sobre todo a partir de la segunda mitad de la década de 1930, lo que puso
extraordinariamente a prueba la confianza de la población en sus dirigentes. El
sistema ofrecía al ciudadano soviético una seguridad social fuerte pero, por
otra parte, un consumo mediocre, sobre todo comparado con el del Oeste. Todo
ello provocaba un sentimiento general de indiferencia y de alienación. Los
obreros no se sentían en absoluto “propietarios” de sus medios
de producción y estaban poco dispuestos a trabajar más duro o de forma más
productiva. Fue sobre todo a partir de la década de 1970 cuando el fenómeno
adquirió proporciones importantes.
2. La burocratización . El establecimiento del socialismo requiere un elevado
grado de conciencia política y de participación de la población. Son dos
misiones importantes para el Partido Comunista. Pero el déficit democrático
metamorfoseó al partido en una élite burocratizada que cada vez estaba menos en
contacto con la población ordinaria. Las organizaciones de masas se fueron
convirtiendo poco a poco en correas de transmisión del partido, lo que les hizo
perder su alma y su fuerza de atracción entre la población. El
partido perdió ahí gran parte de su crédito. Cada vez era menos capaz de
suscitar la creatividad y la participación de amplios estratos de población
para seguir desarrollando el socialismo. La democracia interna del partido se
vació de su sustancia. Se desarrollaron la autosatisfacción y el laxismo. Entre
los cuadros aumentó el arribismo y disminuyó la cualidad.
3. El modelo económico . El modelo económico fue particularmente eficaz para
sacar rápidamente al país del subdesarrollo. Para la fase siguiente había que
ajustar este modelo y actualizarlo, y eso es lo que no se logró. Los progresos
tecnológicos y científicos fueron impresionantes, pero no se tradujeron en un
salto económico hacia adelante. En el plano del consumo y de la agricultura el
crecimiento permaneció por debajo del nivel requerido. El modelo era excelente
para un desarrollo extensivo (crecimiento cuantitativo, más de las mismas
cosas) pero no para un desarrollo intensivo (crecimiento cualitativo basado en
una mejor productividad).
Por una parte, sin duda se importó demasiado y
demasiado fácilmente elementos del mercado. Por otra, toda la economía estaba
estatalizada hasta la menor prestación de servicios. El grado de centralización
fue muy alto, lo que era útil en tiempos de guerra aunque inútil en tiempos de
paz. También se suprimieron demasiado rápido los estímulos materiales (18).
4. Debilidades teóricas . La Revolución de Octubre fue el
primer intento a gran escala de elaborar una sociedad socialista. No existía un
esquema director que indicara hacia dónde ir, ni un plan detallado sobre cómo
llegar ahí. La teoría revolucionaria no es un libro de recetas elaborado,
acabado, sino la síntesis de la práctica y de las experiencias revolucionarias.
Por consiguiente es un “work in progress”. Ahí es donde reside el error: la
teoría producida en la fase de inicio pronto se canonizó y se cerró. Tras el
periodo inicial ya no se consideró, o no se volvió a considerar, desarrollar
creativamente la teoría revolucionaria ni enriquecerla.
Por otra parte, varias concepciones eran
erróneas; citaremos unas cuantas. Por un lado se sobrevaloraron las
posibilidades propias y se subestimó el carácter largo y complejo de la fase de
transición entre el capitalismo y el comunismo. Por otro lado, hubo
desconocimiento de la capacidad de resiliencia del capitalismo. Se dio
demasiada poca importancia al combate de las ideas, a la cultura, a la
religión, etc.
5. La escisión del movimiento comunista
internacional . Después de la Segunda Guerra Mundial
un tercio de la humanidad vivía en un país socialista, en muchos países del
tercer mundo ya estaban presentes muchos gérmenes socialistas y el comunismo
gozaba de un prestigio sin parangón. La unidad de los países comunistas era un
elemento de fuerza en el escena internacional, además de que ofrecía a los
partidos comunistas de todo el mundo un excelente foro para intercambiar y
enriquecer visiones y concepciones. Pero a finales de la década de 1950 la
acentuación de las diferencias político-ideológicas provocó una ruptura e
incluso una animosidad entre China y la Unión Soviética. Fue
un duro golpe para el movimiento comunista mundial y para todas las fuerzas
progresistas internacionales. También fue un regalo del cielo para Estados
Unidos que, bajo el presidente Nixon, supo mostrarse mucho más pragmático (19).
Cada una de estas lagunas fue un fallo o un
paso en falso importante. Unidas a unas circunstancias difíciles, contribuyeron
a la implosión del sistema soviético a finales de la década de 1980. Sin
embargo, no se trataba de problemas irresolubles. En los peores momentos la
población soviética había sabido demostrar resiliencia y motivación para
resolver los problemas como, por ejemplo, durante la guerra contra la Alemania
nazi y durante la reconstrucción del país tras la Segunda Guerra Mundial.
En la década de 1980 Gorbatchov emprendió unas reformas draconianas que se
descontrolaron y provocaron el fin de la Unión Soviética. Puede
que fuera demasiado tarde para poder poner orden.
Las lecciones de la historia
Según Marx y Engels,
el socialismo es el resultado del empeoramiento de las contradicciones en el
seno del capitalismo. La experiencia soviética nos enseña al menos tres cosas
al respecto. En primer lugar, que una sociedad socialista lleva en sí misma un
potencial muy fuerte para superar las calamidades del capitalismo, tanto en el
plano social y económico, como respecto a las relaciones fraternales entre los
países.
La segunda lección es que este potencial no se
realiza automáticamente una vez que la sociedad ha elegido la vía socialista.
Unas circunstancias difíciles y malas decisiones pueden echarlo todo a perder.
El camino del socialismo es complejo, largo y duro, y no es irreversible.
Si se piensa que el socialismo se podría
implantar rápidamente basta, sin embargo, con ver la historia del capitalismo.
Su implantación costó siglos, con altos y bajos (20). Para muchos autores, el
desmoronamiento de la
Unión Soviética fue la prueba del fracaso del proyecto de
sociedad socialista/comunista. El politólogo estadounidense Fukuyama habló
incluso del “final de la historia” porque estaba demostrado definitivamente que
el capitalismo neoliberal era la mejor forma de sociedad.
Pero desde la crisis económica de 2008 cada vez más personas están
convencidas de que el capitalismo neoliberal es todo excepto la mejor forma de
sociedad. Desde entonces el pensamiento social crítico de la izquierda vuelve
con fuerza tanto en su forma moderada (ecología social) como más radical
(socialista/comunista). ¿Necesitamos acaso una nueva “Revolución de Octubre”
para convertir estas ideas en realizaciones concretas?
Traducción del neerlandés [al francés]: Anne
Meert para Investig’Action
Bibliografía
sucinta:
Aust
M., ‘Die Russische Revolution. Vom Zarenreich zum Sowjetimperium’, Munich , 2017 Frantzen D.,
‘Van Revolutie tot Perestrojka’, Bruxelles, 1994 Hartmann C., ‘ Unternehmen
Barbarossa. Der deutsche Krieg im Osten 1941–1945 ’, Munich, 2011 Haumann H.
(ed.), ‘Die Russische Revolution 1917’ ,
Cologne, 2016 Hobsbawm E., ‘L’Âge des extrêmes, histoire du court XXe siècle
1914-1991’ ,
Le Monde Diplomatique -Editions Complexe, 1999. [Se puede leer aquí en castellano:
http://www.fmmeducacion.com.ar/Bibliotecadigital/Hobsbawm_HistoriadelSiglo_XX.pdf]
Reed J., Dix jours qui ébranlèrent le monde , Points, 2017. [Véase nota 1]
Rodríguez García J., ‘El derrumbe del socialismo en Europa’, La Habana, 2016
Soete L., ‘Het Sovjet-Duitse niet-aanvalspact van 23 augustus 1939’ , Berchem, 1989 Vanden
Berghe Y., ‘Het grote misverstand. Een geschiedenis van de Koude Oorlog
(1917-1990)’, Louvain, 1987
Notas:
(2) ¿La Revolución de Octubre en noviembre?
En 1582 la mayoría de los países europeos se pasaron al calendario gregoriano,
excepto Rusia y el gigantesco imperio de los zares, que conservará el
calendario juliano hasta el 1 de febrero de 1918. Aquel día Rusia pasó al 14 de
febrero. En el siglo XX la diferencia entre ambos calendarios era de 13 días.
Por consiguiente, la Revolución de Octubre, fechada el 25 de octubre, tuvo
lugar el 7 de noviembre para la mayoría de los demás países.
(3) Frantzen
D., “Van Revolutie tot Perestrojka”, Bruselas, 1994, p. 29; Maddison A., Contours of the World Economy,
1-2030 AD, New York 2007, p. 382.
(4) En 1920, después de la
guerra y la posterior invasión militar y guerra civil, la producción industria
había descendido a un 20 % del nivel que tenía en 1913 y la producción
alimentaria a un 60 %. Tras la Segunda Guerra Mundial
la población había pasado de 194 millones de habitantes a 170 millones. 30.000
fábricas estaban destruidas. La producción agrícola había disminuido a la mitad
y 1.710 ciudades y 30.000 pueblos estaban muy o totalmente destruidos. En
términos de desarrollo económico esta guerra representa un retroceso de nueve
años. Frantzen D., “Van Revolutie tot Perestrojka”, p. 59; Vanden Berghe Y.,
“Het grote misverstand. Een geschiedenis van de Koude Oorlog (1917-1990)”,
Louvain, 1987, p. 66; Rodríguez García J., “El derrumbe del socialismo en
Europa”, La Habana, 2016, p. 17.
(5) Kennedy P., “De
wisselkoers van de macht. De economische en militaire opkomst en neergang van
de grote mogendheden tussen 1500 en 2000” , p. 336.
(6) Los gastos militares en
porcentaje del PNB pasaron del 3,4 % en 1933 al 33 % en 1940. En la década de
1950 ascendieron de nuevo al 24 %. Nove A., “An economic history of the
U.S.S.R., 1917-1991” ,
Londres, 1992, p. 230 y 328.
(7) Se trata de la llamada la colectivización. Para
poder financiar las inversiones en la industria pesada se contaba con los
excedentes agrícolas. Y para poder obtener estos excedentes se colectivizó la
agricultura, lo que provocó el descontento de, sobre todo, los campesinos medios , los kulaks , que boicotearon el proceso.
Según las fuentes (no siempre fiables debido a la Guerra Fría ) esto
costó la vida a decenas de miles, incluso a millones, de personas .
(8) Lo s alemanes del Oeste
tenían casi cuatro veces más bienes de consumo que los ciudadanos soviéticos y
2,3 veces más que los alemanes del Este. Los Wessies [los primeros] tenían
proporcionalmente seis veces más coches que los Ossies [los segundos] . Frantzen D., “Van
Revolutie tot Perestrojka”, p. 193.
(9) En esta época el resto
del mundo conoció un crecimiento económico del 240 %, la Unión Soviética
del 375 %. En 1917 América Latina tenía un PNB similar por habitante al de la Unión Soviética. La
región registró un crecimiento del 251 % durante este periodo. Maddison A., The World Economy. A Millennial
Perspective , OCDE 2001, http://aprendeenlinea.udea.edu.co/lms/moodle/file.php/554/NUEVO_CURSO_DE_HE_V7/clases/MADISON-A-_The_world_economy_a_millennial_perspective.pdf,
p. 264 et 330.
(11) Vincente
Navarro, “Has socialism failed? An analysis of health indicators under
socialism”, International Journal of Health. Services, Volumen 22, número 4, p.
583-601, 1992;http://journals.sagepub.com/doi/abs/10.2190/B2TP-3R5M-Q7UP-DUA2
(12) Hobsbawm
E., L’Âge des extrêmes,
histoire du court XXe siècle 1914-1991 .
[En
castellano: http://www.fmmeducacion.com.ar/Bibliotecadigital/Hobsbawm_HistoriadelSiglo_XX.pdf]
(13) Tharoor
I., “How the Soviet Union helped save the world from Hitler during World War
II”, The Independent,9 de
mayo de 2016, http://www.independent.co.uk/news/world/the-soviet-union-helped-save-the-world-from-hitler-a7020926.html ; https://en.wikipedia.org/wiki/World_War_II_casualties
(14) Durante el periodo
comprendido entre 1792 y 1794, llamado “el Terror”, los dirigentes
revolucionarios emprendieron una lucha implacable contra todas las fuerzas que
amenazaban la
revolución. Decenas de miles de personas fueron asesinadas.
En La Marseillaise se refleja el ambiente sangriento de
este periodo. Su estribillo dice: “¡A las armas, ciudadanos! ¡Formad los
batallones! Marchemos, marchemos, que una sangre impura anegue nuestros
surcos”. https://fr.wikipedia.org/wiki/Terreur https://fr.wikipedia.org/wiki/Loi_Le_Chapelierhttps://fr.wikipedia.org/wiki/Guerres_napol%C3%A9oniennes https://fr.wikipedia.org/wiki/La_Marseillaise [En castellano:
https://es.wikipedia.org/wiki/La_Marsellesa ]
(15) Lenin, ‘Fourth Anniversary of the October Revolution’,https://www.marxists.org/archive/lenin/works/1921/oct/14.htm [En castellano:https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1921/octubre/14.htm de donde hemos tomado la
traducción de esta cita].
(16) Fue la línea que se
siguió tanto en Gran Bretaña como en Francia . La relación entre la Alemania
nazi y los capitales internacionales no se cortó y hacia finales de la década
de 1930 las inversiones extranjeras en Alemania incluso aumentaron. Soete L., “Het Sovjet-Duitse niet-aanvalspact van 23 août 1939” , Berchem, 1989, pp.
98-110.
(17) 54 % en el caso de los
habitantes del Bloque del Este. Es una media. En algunos países las cifras son
más altas: un poco más del 60 % de los búlgaros considera el régimen comunista
mejor que el actual y también un 63 % de rumanos, un 72 % de húngaros, un 78 %
de bielorrusos, un 81 % de serbios y un 90 % de ucranianos. Bonstein J., “Majority of Eastern Germans Feel Life Better under
Communism”, Der Spiegel, 3 de julio de 2009;http://www.spiegel.de/international/germany/homesick-for-a-dictatorship-majority-of-eastern-germans-feel-life-better-under-communism-a-634122.html ; Pew Research Center, “Russia: Public Backs Putin, Crimea’s Secession”,
8 de mayo de 2014, http://www.pewglobal.org/2014/05/08/chapter-3-russia-public-backs-putin-crimeas-secession/ ; Pew Research Center, “Hungary: Better Off Under Communism?”, 28 de
abril de 2010,http://www.pewresearch.org/fact-tank/2010/04/28/hungary-better-off-under-communism/ ; Mudeva A., “SPECIAL REPORT: In eastern Europe, people pine for socialism”, Reuters , 8 de noviembre de 2009,http://www.reuters.com/article/us-communism-nostalgia/special-report-in-eastern-europe-people-pine-for-socialism-idUSTRE5A701320091108 ; Biray K, “Communist nostalgia in Eastern Europe: longing for the
past”,OpenDemocracy , 10
de noviembre de 2015, https://www.opendemocracy.net/can-europe-make-it/kurt-biray/communist-nostalgia-in-eastern-europe-longing-for-past; “Poll: Many Czechs say they had better life under Communism”, Prague Monitor , 21 de noviembre de 2011, http://archive.is/bFYoy#selection-155.0-15
(18) Marx había previsto una
fase intermedia en el desarrollo hacia el comunismo: el socialismo. En la fase
socialista los estímulos materiales todavía desempeñan un papel importante, en
el comunismo se abandona. O, como los formulaba Marx, en el comunismo cada uno
recibe “según sus necesidades”, en el socialismo todavía había lugar para la
desigualdad y, por consiguiente, para un salario según trabajo. Marx K., Critique du programme de Gotha , https://www.marxists.org/francais/marx/works/1875/05/18750500.htm [En castellano: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gotha/gothai.htm].
(19) En 1969 se
intensificaron las tensiones entre China y la Unión Soviética. El
presidente Nixon jugó hábilmente con ello y trató de acercarse a China. Logró
así dividir aún más el campo socialista y se encontró reforzado respecto a
Moscú, lo que podía ser útil en la guerra contra Vietnam.
(20) Los primeros intentos
datan de hace unos 500 años en las ciudades-Estado italianas, pero fracasaron. Arrighi G., ‘The Long Twentieth Century. Money, Power and the Origins of
Our Times’, Londres, 1994, p. 109-126.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=233731
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