El
despliegue del campo en el Ecuador en los años recientes atraviesa fuertemente
por dos coordenadas que antes asomaban como opuestas pero que en la realidad se
han conjugado: desarrollismo y extractivismo.
Por Francisco Hidalgo Flor
La fase más intensa de desarrollismo en la
historia del Ecuador, a diferencia de la mayor parte de Latinoamérica, que lo
vivió en el siglo anterior, se ha desplegado ahora entre 2007 y 2017 de la mano
del régimen denominado progresista presidido por Rafael Correa.
La más intensa por varias razones: el proyecto
político que adopta como eje el retorno del Estado logra una estabilidad y un
consenso, poco frecuente en el Ecuador. Un solo mandatario que perdura una
década y en los recientes seis años con una mayoría de dos tercios controlando
la función parlamentaria.
A su vez ese Estado en expansión gozó de los
recursos financieros más importantes en la evolución económica del país, fruto
del incremento del precio de las materias primas, en especial el petróleo que
aporta aproximadamente un tercio del Producto Interno Bruto del país, a lo que
habrá que añadir el cambio en el porcentaje de recepción para las arcas
estatales de las regalías del hidrocarburo.
Al mismo tiempo un Estado que incrementó
notablemente la recaudación y la gama de tributos en el país, convirtiendo a la
captación tributaria en la segunda fuente de ingresos estatales sólo superada
por el ingreso petrolero, aunque cuando el precio del crudo se reduce debajo de
los 35 dólares, pasa a ser el primer rubro.
Pero a la par, la más intensa ofensiva minera
de la historia del Ecuador, que antes de esta década se había constreñido a tres o
cuatro zonas en la región litoral y amazónica, pero que ahora abarca
concesiones mineras a lo largo y ancho del país, en buena medida de la mano de
empresas estatales y privadas chinas.
Como evidencia traer una declaración que dice
mucho; en el mes de noviembre de 2016, en la primera visita de un presidente de
la República Popular
de China, Xi Jimping, al país, su homólogo ecuatoriano, Rafael Correa, expresó:
“El financiamiento chino nos ha permitido ser el país de América Latina con
mayor inversión pública”.
Destacan dos detalles: en la década reciente
el principal proveedor de inversión extranjera directa y de crédito externo
para el Ecuador ha sido China, y eso ha consolidado una estrategia de inversión
que tiene al Estado como su principal ejecutor.
¿Qué ha pasado en el campo en esta década? El retorno del Estado en el campo entre
2007 y 2017 se expresó en el incremento de la infraestructura rural que conecta
con lo urbano y los principales puertos y aeropuertos; la red de carreteras es
el mejor ejemplo, también la expansión de la obra pública para el incremento de
la productividad: represas hídricas y energía eléctrica. También una serie de
subsidios al ingreso de las poblaciones consideradas en los márgenes de
pobreza.
La principal estrategia gubernamental,
denominada Cambio de la
Matriz Productiva –expresada en dos cuerpos jurídicos: el
Código de la Producción expedido en 2010 y la Ley de la Alianza Público-Privada
expedida en 2015– significa que la columna vertebral de la acción de gobierno
es la alianza entre el Estado y el agronegocio, para el impulso de la
readecuación productiva alrededor de la exportación: banano, flores y camarón,
y la expansión de los cultivos flexibles: caña de azúcar, palma aceitera y maíz
duro.
En esta década el agronegocio en el Ecuador se
expandió alrededor de los denominados “promisorios”, así los registros
ecuatorianos indican que la producción en palma aceitera se ubicaba en 2007 en
1.8 millones de toneladas y para 2015 registró 4.1 millones; la caña de azúcar
pasó de 6.5 millones a 10.1 millones de toneladas en el mismo periodo y el maíz
duro de 900 toneladas a 1.8 millones de toneladas.
Algo que evidencia las tendencias generales en
el campo es la evolución de superficie cultivada: en 2002 en cultivos
permanentes se registraban 1.25 millones de hectáreas y en cultivos
transitorios 1.15 millones de hectáreas, para 2015 los cultivos primeros
ascendieron a 1.45 millones de hectáreas y los cultivos segundos descendieron a
970 mil hectáreas.
Digamos a favor del desarrollismo que en la
década se mantuvo la tendencia de un 70 por ciento de la provisión alimentaria
que viene del propio país y un 30 por ciento de importaciones, pero se expanden
los cultivos ligados al agronegocio, ejemplo caña de azúcar y palma aceitera.
¿Qué pasó con la agricultura familiar y
campesina? El complejo y
abigarrado tejido social de la ruralidad ecuatoriana, que según el censo 2010 representa
al 30 por ciento de la población total, que ha sido protagonista de primera
línea en las movilizaciones sociales de los 90’s e inicios de la década del
2000 que dieron al traste con los regímenes neoliberales, ha debido afrontar
ahora la ofensiva desarrollista, con consecuencias negativas en especial para
los pueblos y las nacionalidades indígenas afectados por el agudo ángulo
extractivista, pues buena parte de las regiones de la expansión minera se
encuentra en territorios y zonas de población conformada por comunidades y
aglomeraciones ancestrales y originarios.
En la agricultura campesina se han consolidado
los cultivos ligados a la exportación, el ejemplo son el cacao y el café.
Presentemos el cacao, que pasó a convertirse en el cultivo con mayor
superficie, mientras en 2007 la superficie correspondiente a cacao solo
(monocultivo) era 314 mil hectáreas y producía 73 mil toneladas, para el 2015
alcanzó las 448 mil hectáreas y una producción de 162 mil toneladas; en lo
correspondiente a cacao asociado (diversificado), en 2007 era 108 mil hectáreas
y producía 12 mil toneladas y para el 2015 se redujo a 88 mil hectáreas y 17
mil toneladas.
Es decir que dentro del cacao se afirman las
líneas de monocultivo y especies modificadas y se debilitan las líneas de
cultivos diversificados y especie nacional.
Pero el conflicto mayor no es la evolución en
productividad, sino los problemas alrededor del tejido organizativo.
La principal organización indígena: la
Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) ha sido
constantemente acosada por sectores gubernamentales, con casos de acción
divisoria y en otros de franca persecución.
La amazonia ecuatoriana ha sido profundamente
transformada en esta década, la modernidad se ha expandido de la mano de la
ampliación de la estructura estatal y el mejor ejemplo son los denominados
“centros educativos del milenio”: la eliminación de escuelas rurales bilingües
a favor de centros estatales con control directo estatal.
Diciembre contradictorio. Un buen ejemplo de todo lo indicado son
los acontecimientos registrados en diciembre del 2016 y la afectación a pueblos
indígenas en nombre del extractivismo.
Por un lado el gobierno de Correa impulsó y
aprobó una nueva ley de impuestos que determina un impuesto sobre la ganancia
extraordinaria generada alrededor de la especulación de suelo en tierra, en
especial en las zonas urbanas, además expidió otro decreto que obliga a la
banca privada al retorno de fondos financieros ubicados en el exterior, y
finalmente impulsa una consulta popular que generaría la penalización y castigo
para funcionarios y políticos con fondos en paraísos fiscales.
Pero por otro lado, al mismo tiempo, al cerrar
el año, militariza una región de la Amazonía ecuatoriana, en la provincia de
Morona, y persigue a las comunidades en la zona de Panantza, en un conflicto
que involucra a la
minera Explocobres que representa a capitales chinos.
Asimismo, en consonancia con la ofensiva extractivista, ordena la clausura de
una de entidades de sociedad civil con mayor prestigio y difusión como es
Acción Ecológica.
Y para completar el cuadro expide, el 16 de
diciembre, el reglamento a la Ley de Tierras que refuerza la normatividad que
castiga la invasión o toma de tierras y reafirma el articulado a favor de
empresas extranjeras públicas o privadas para compra o arrendamiento de
tierras.
*Sociólogo. Investigador del Sistema de
Investigación sobre la
Problemática Agraria del Ecuador (SIPAE) y profesor de
sociología agraria en la
Universidad Central del Ecuador,francisco.hidalgo.flor@gmail.com
La
Jornada del Campo, enero de 2017
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Ecuador_Desarrollismo_y_extractivismo
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