Por Editorial (Esquerda Online)
El estado psicológico de
una persona que, sometida a un tiempo prolongado de coacción, pasa a tener
simpatía y hasta sentimiento de amor o amistad por su agresor, es comúnmente
llamado de Síndrome de Estocolmo.
Cuando observamos de
cerca el conjunto de señales y síntomas emitidos a lo largo del tiempo por el
PT, los cuales denotan una condición patológica grave, estamos forzados a
admitir que el partido de Lula tal vez pase por un estadio avanzado del
Síndrome.
Las evidencias son
innumerables. En las elecciones municipales de 2016, el PT ya había sellado
alianzas con partidos de la base de apoyo a Temer en más de 1.800 municipios.
Ahora, con el consentimiento del ex presidente Lula, los principales dirigentes
del PT apoyan a los candidatos del gobierno para la presidencia de la Cámara de
Diputados, Rodrigo Maiadel del partido DEM (Demócratas) o Jovair Arantes del
PTB (Partido Trabalhista Brasilero), para la del Senado , a Eunício
Oliveira del PMDB (Partido Movimiento Democrático Brasilero).
El líder petista en la
Cámara, Carlos Zarattini (Sao Paulo), participó el último miércoles (10 de
enero) del lanzamiento de la candidatura de Jovair Arantes. A cambio del
arreglo con los gubernistas, el partido espera ganar espacios en las Mesas
Directoras del Congreso y gran cantidad de cargos remunerados.
La rendición
vergonzosa está generando tensiones internas. El senador Lindbergh Farias
(PT-Río de Janeiro), por ejemplo, denunció la maniobra oportunista: “Es hacer
alianza con un golpista, que fue relator de la PEC 55 (Propuesta de Enmienda Constitucional
que fija un techo a los gastos presupuestales), que va a comandar el proceso de
desmonte de la Constitución y el ataque al dinero de los trabajadores”, afirmó.
Con todo, la posición contraria del senador carioca y de otros dirigentes
petistas es minoritaria y difícilmente revertirá la línea adoptada por la
dirección mayoritaria del partido.
Una trayectoria
coherente
Los hechos son
obstinados. Y en materia de capitulación a la derecha, pocas organizaciones de
izquierda son tan obsesivas como el PT.
Siguiendo las órdenes
de los banqueros, el PT, todavía en el gobierno, abandonó las promesas
electorales de 2014 e inició la aplicación del ajuste neoliberal con la
eliminación de derechos, la política económica recesiva y los agresivos cortes
de gastos sociales. Era el tiempo de Joaquim Levy. Así, Dilma perdió el apoyo
popular y abrió el camino al impeachment.
Después, cuando el
golpe parlamentario fue deflagrado, el partido no fue más allá de las bravatas
y discursos vacíos. Ningún plan serio de movilización popular, ninguna acción
concreta para evitar el avance de la derecha golpista. Lula apostó a la
negociación con la elite hasta el último suspiro.
La actual línea de
apoyar a los candidatos gubernistas en el Congreso es coherente con la
trayectoria, el programa y la estrategia de la dirección del PT. Permanente
colaboración con la derecha, adaptación completa al podrido sistema político y
sumisión cobarde a los intereses de la burguesía: el curso de degeneración del
PT es irreversible.
Para enfrentar a la derecha, seriamente, es preciso romper con el
petismo, en el programa, en la política y en la práctica. No hay
futuro con quien eligió el pantano y la rendición.
Traducción: Ernesto Herrera (Correspondencia de Prensa)
http://esquerdaonline.com.br/2017/01/12/o-pt-e-a-sindrome-de-estocolmo/
Traducción: Ernesto Herrera (Correspondencia de Prensa)
http://esquerdaonline.com.br/2017/01/12/o-pt-e-a-sindrome-de-estocolmo/
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=221656
No hay comentarios:
Publicar un comentario