"Los pibes no tienen la culpa"
Compartimos la opinión de Fernando Cáceres, ex
futbolista quien fuera baleado por un chico cuando intentaba robarle, en
relación al debate que sobre la baja de edad de imputabilidad.
Por La Garganta Poderosa
Saliendo de la Villa Carlos Gardel , donde nací, crecí y fui
feliz, cuatro adolescentes mayores de 15 años y menores de 18, quisieron
robarme, hace 8 años. Me dispararon. Y ese balazo me produjo la pérdida de un
ojo, además de la perforación del cráneo, que me dejó internado varios meses,
antes de una larga rehabilitación. Todo fue muy duro y doloroso, sí, pero no
por eso contarán conmigo para apoyar una baja en la edad de imputabilidad,
porque no soluciona nada y porque sólo contribuye a seguir obturando las vías
que necesitan los chicos para desarrollarse.
Lo sé, porque yo fui uno de ellos.
No resolveremos la inseguridad encerrando
niños de 14 años, ni modificando una ley que afecta una mínima parte del
verdadero problema. Si realmente queremos vivir en una sociedad más tranquila,
debemos vivir primero en una sociedad más justa, donde los mayores nos volvamos
los padres de todos esos pibes que hoy están en peligro, asumiendo que nos corresponde.
Sí, nos corresponde, porque nosotros también somos culpables de esa exclusión.
A tan corta edad, es muy difícil que un chico
pueda discernir sobre sus acciones y consecuencias, si nació sin demasiada
suerte y el Estado no le dio oportunidades. Entonces, en lugar de caerles con
este tipo de leyes, debiéramos caerles con alternativas de estudio, con ofertas
de laburo y con todos los canales necesarios para hacerlos sentir queridos y
contenidos. Seguramente así, podrán valorar la vida. Y seguramente así,
no resulte atractivo salir a delinquir.
La vara de imputabilidad es un tema sensible y
tengo claro que mucha gente se pronuncia desde la bronca o la impotencia de
haber sufrido alguna situación adversa. O simplemente, por estar cansada de dar
una vuelta manzana con el auto, para evitar que le roben. Sí, los entiendo y sé
que no es cómodo, porque nadie debe vivir así. Pero también es fundamental
aceptar fríamente que ningún chico puede ser el responsable de la realidad que
atravesamos y que la salida verdadera debe incluir, inexorablemente, a todos
los que nacieron en un contexto menos favorable.
Como ellos.
Y como yo.
Y como yo.
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