Exterminio indígena siglo XXI
25 de enero de 2017
Unos tres mil kilómetros separan la
provincia argentina de Chubut del Estado brasileño Mato Grosso do Sul. En uno y
otro lugar, se viven procesos de persecución y aniquilamiento de Pueblos
Originarios, en represalia a las acciones de recuperación territorial. En
nombre y defensa de intereses terratenientes, el Pueblo Mapuche en Argentina y
los Pueblos Guaraní y Kaiowá en Brasil, son víctimas directas de un
ensañamiento sangriento cuyo objetivo es despojarlos de sus territorios
ancestrales. Todo ocurre con la complicidad de los Estados nacionales, que no
garantizan el debido cumplimiento de las leyes y los derechos indígenas. El
empresario italiano Luciano
Bennetton, y un conjunto de terratenientes ávidos de expandir a cualquier costo
la frontera de los agronegocios, en uno y otro caso, son los beneficiarios
directos de estas políticas de exterminio.
Por
Sergio Alvez (*)
Cacería de Mapuches
Recientemente, tres feroces ataques militarizados - en
territorio del Pu-Lof-contra la Comunidad mapuche de Cushamen- , dejaron como
saldo un tendal de indígenas heridos, y detenidos que fueron posteriormente
torturados. La gravedad de los hechos quedó debidamente registrada por medios alternativos que nuevamente sirvieron de
contrapeso ejemplar ante el silencio cómplice o los relatos desvirtuados de los
medios hegemónicos.
María Isabel Huala, de la comunidad Pu-Lof ,
relató a La Garganta
Poderosa : “¿Qué pasó? Más de 20 efectivos de la Infantería
provincial irrumpieron en nuestra comunidad, el miércoles a la noche, alegando
abiertamente, así, como les digo, textual, literal, explícito, que vinieron “a
cazar”. Con esa orden llegaron. Y con mi familia se fueron, dejando un tendal
de heridos con perdigones de goma y de plomo, con el efectivo silenciador de
los negociados que sostienen con la familia Benetton , con Joe Lewis, con las
petroleras y con las mineras, que solamente vienen a destruir nuestro
territorio. Pues lo intentaron, lo intentan y lo volverán a intentar, durante
años, durante décadas, durante siglos, cambiando la estrategia de la
hipocresía”.
Huala señaló además que “una vez más, nos vinieron a
cazar. Y sí, parece increíble, increíble hasta que mirás la foto de mi sobrino
Emilio Jones Huala, con el maxilar destruido por un balazo. Trasladado a Bariloche , donde los médicos analizan si operarlo
para reconstruirle la mandíbula o ponerle una placa de platino, comparte ahora
hospital con mi hijo Fausto, que ingresó a terapia intensiva con una oreja
comprometida por un derrame interno y un traumatismo de cráneo, como
consecuencia de todos los disparos que recibió el último miércoles pasado. Ahí
está hoy, peleándola y esperando que lo puedan intervenir, cuando el coágulo se
disuelva, aunque posiblemente no pueda recuperar la audición del oído
izquierdo. No soportó tanto diálogo”.
El conflicto de Benetton con el Pueblo Mapuche es de larga
data. Reseña el sitio digital La Izquierda Diario : “En el año 2007, la comunidad Santa Rosa
Leleque decidió recuperar su territorio ancestral y durante años debió
enfrentar continuos y violentos intentos de desalojo, hasta que en 2014 el
Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) reconoció su derecho sobre el
territorio en el marco de la Ley 26.160 de relevamiento territorial”.
El 13 de marzo de 2015, un conjunto de familias de la zona
protagonizó otra recuperación en tierras usurpadas por Benetton, sosteniendo
que las mismas son territorio ancestral del Pueblo Mapuche. “Nosotros,
Mapuches, seguimos siendo una inmensa mayoría sin tierra, con la única
alternativa de ser peones, empleadas domésticas y obreros, es decir, mano de
obra barata y explotada por la oligarquía criolla y el empresariado
transnacional”. Y sostenían que “la única manera de frenar el ‘asesinato
planificado’ desde el poder económico y del Estado (ecocidio y etnocidio), es
mediante el control territorial efectivo de nuestras comunidades movilizadas”
explicó entonces un comunicado firmado por los Pu Lof en Resistencia del
Departamento Cushamen y el Movimiento Mapuche Autónomo del Puel Mapu (MAP)
En mayo de 2016, el
lonko Facundo Jones Huala, fue
encarcelado tras ser capturado en tierras recuperadas por el Lof en resistencia
de Vuelta del Rio, localidad de Cushamen, propiedad del magnate Benetton. El
lonko recuperó su libertad a principios de septiembre de ese año, luego de que
el juzgado federal de la ciudad de Esquel -a cargo del juez Guido Otranto
-dictara la sentencia del proceso de extradición de Facundo
Jones Huala, en la que consta la nulidad de la causa debido a las
irregularidades que se dieron en todo el proceso de investigación.
Osvaldo Bayer escribió por estos días una columna- también
en La Garganta
Poderosa- en la que enuncia que “A contramano de toda lógica
humana, el capitalismo sigue arrasando a las comunidades originarias, mediante
un Estado manejado por gobiernos que responden incondicionalmente a sus
intereses, que nunca son los intereses del pueblo. Y así, van pasando diversos
funcionarios, uno tras otro, asumiendo el poder con retórica democrática, cuando
en realidad sólo vienen a engordar el capital de los más ricos. Pues en este
caso, la bolilla le cayó en todos los colores de Benetton, que llegó al país
para desequilibrar todavía más la balanza de la igualdad, penetrando en la
economía y la política nacional, a tal punto que las Fuerzas reprimen al
servicio de su vergonzosa empresa. Nuestros hermanos mapuches han sufrido tres
violentas represiones en menos de dos días y nosotros tenemos la obligación de
gritar frente a estos atropellos inadmisibles e inexplicables”.
Genocidio en Mato Grosso do Sul
A 500
kilómetros de la frontera con Argentina, en el Estado
Brasileño de Mato Grosso do Sul, los Pueblos Guaraní y Kaiowá – cerca de 40
comunidades en la zona- denuncian estar siendo víctimas de un genocidio. Es que
entre 2000 y 2016 ocurrieron 425 homicidios contra líderes y pobladores
indígenas Guaraní y Kaiowá en Mato Grosso Do Sul. Estos crímenes son ejecutados
por fuerzas paramilitares y "fanzendeiros" (terratenientes) que
intentan quedarse con los territorios de los indígenas.
En portugués, Mato Grosso do Sul significa «Selva Grande
del Sur». Se trata de uno de los 26 estados que forman – junto al distrito
federal - la
República Federativa del Brasil. Está localizado al sur de la región Centro-Oeste ,
limita con Paraguay y Bolivia, y ocupa una superficie de 357.124 kilómetros
cuadrados. Su población ronda los dos millones y medio de habitantes. Aquí, el
Pueblo Guaraní Kaoiwá alcanza una población de 45 mil personas, que habitan en
comunidades que, juntas, totalizan unas 42 mil hectáreas.
En Brasil, durante la
década de 1910, el Estado brasileño a través del Servicio de Protección al
Indígena (SPI) —hoy Fundación Nacional del Indígena (FUNAI)— creó las primeras
“reservas para indígenas”.
Valdelice Verón (lideresa Indígena), de una Comunidad
Guaraní-Kaiowá, cuenta: “Nos despojaron de nuestra tierra para llevarnos a esas
reservas. Por eso ahora estamos recuperando nuestros territorios. Pero ellos
(los fanzendeiros) quieren seguir con sus grandes plantaciones de soja, de caña
de azúcar, de ganadería, en nuestros territorios, por eso nos matan y
persiguen. Lo hacen contratando a pistoleros o ellos mismos disparan. Ya son
cientos de indígenas asesinados en los últimos años y el Estado brasileño es
cómplice por no hacer nada para frenar esta masacre. Los tiros de bala y quema
de nuestras casas, escuelas y puestos de salud son constantes. Tratamos de
defendernos como podemos pero ellos tienen las armas y la mano de obra de
matones contratados”
En 2016, la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos (CIDH) expresó su “preocupación” por la situación en el
Estado de Mato Grosso do Sul: “tiene el número más alto de asesinatos de
líderes indígenas del país y que a pesar de los llamados de atención y las
recomendaciones emitidas por la Relatora Especial de Naciones Unidas para los
derechos de los pueblos indígenas, Victoria
Tauli-Corpuz, el Estado brasileño sigue sin adoptar las medidas urgentes y
necesarias para prevenir y sancionar la violencia en contra de las comunidades
indígenas Guarani-Kaiowá. La mayor parte de la selva originaria de Mato Grosso
do Sul fue aniquilada para la instauración de agro negocios que se expandieron
notoriamente en las últimas dos décadas”.
Ya en 2011, los Guaraní-Kaoiwá enviaron una carta abierta
a la entonces presidente Dilma Rousseff:
"Qué bueno que usted haya asumido la presidencia del
Brasil. Es la primera madre que asume esa responsabilidad. Pero, queremos
recordar que para nosotros la primera madre es la madre tierra, de la cual
somos parte y que nos sustenta desde hace millares de años. Presidenta Dilma:
nos robaron a nuestra madre. La maltrataron, hicieron sangrar sus venas,
dañaron su piel, quebraron sus huesos. Ríos, peces, árboles, animales y aves…
todo fue sacrificado en nombre de lo que llaman progreso. Para nosotros es
destrucción, es matanza, es crueldad. Sin nuestra madre tierra sagrada,
nosotros también estamos muriendo poco a poco. Por eso estamos haciendo este
llamado al comienzo de su gobierno. Devuelvan nuestras condiciones de vida que
son nuestros "Tekoha”, nuestras tierras tradicionales. No estamos pidiendo
nada de más, solamente nuestros derechos que están en las leyes de Brasil y a
nivel internacional…”.
Nunca obtuvieron respuesta
Nunca obtuvieron respuesta
Hoy con Temer en la Presidencia, la violencia recrudece.
El Consejo Indigenista Misionario (CIMI), advirtió recientemente que “Sin su
territorio ancestral, hay hambre en las comunidades Guaraní Kaiowá. En
campamentos improvisados, al costado de las rutas, entre las plantaciones de
caña y soja, desde noviembre los indígenas no reciben las partidas alimenticias
por parte del gobierno”.
“Hoy los niños están con hambre, lloran, casi comiendo
tierra. Precisamos salir a luchar, a reclamar, necesitamos apoyo” explicó
Gilmar, morador de Fazenda Madama.
Hasta diciembre de 2014, cerca de 14 mil partidas
alimenticias eran llevadas a las comunidades de Mato Grosso do Sul, a través de
un convenio con el gobierno federal. En 2015 la cantidad de partidas disminuyó
a dos mil. “Con la no renovación del acuerdo, ya no llegan partidas. Hoy las
familias están desatendidas y acorraladas por los agronegocios” señala Silvio
Raimundo da Silva, agente indigenista da Funai de Dourados.
(*) Director de Revista Superficie y colaborador de Agencia Pelota de
Trapo
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Fuente:
http://www.anred.org/spip.php?article13552
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