Nación Mapuche.
La ignorancia sobre el pueblo Mapuche
Por Diego Ancalao (Chile) / Resumen Latinoamericano
/ 11 enero 2017.-
Carta de Diego Ancalao a José
Antonio Kast
Estimado Diputado
He leído algunas niñerías sobre el pueblo Nación Mapuche
expuestas por Germán Becker, Diego Paulsen y Carlos Larraín, que dijo: “aquí se
está fomentando la impunidad”, refiriéndose a la machi Linconao. Claro
ejemplo de doble moral, ya que su hijo atropelló a una persona quien murió, se
dio a la fuga y salió impune… Sin embargo, la miopía de usted diputado José
Antonio Kast superó todo lo imaginado.
Sus comentarios son infundados, aunque usted no es
culpable de su ignorancia, ya que ha sido criado en un ambiente racista,
clasista y arribista, que lo formó despegado de la realidad del país, y como el
medio crea el biotipo, es una especie de víctima de un sector de Chile muy
distinto al del mundo Mapuche. “Todo lo que se ignora, se desprecia”, decía
Antonio Machado, por lo tanto, es un deber vencer la ignorancia sobre el pueblo
Mapuche, no al ignorante.
En su carta pública, aseguró: “He ido, una y otra vez, a La
Araucanía y he visto en primera persona la destrucción del Estado de Derecho y
el miedo que infunden día a día los terroristas”.
Para su conocimiento, en Chile no hay terrorismo, lo hubo
desde el 11 de septiembre de 1973 hasta 1990, ahí se destruyó el Estado de
derecho y la gente no podía vivir tranquila por miedo a que la mataran. Es la
herencia política de la dictadura y es, al parecer, a la que pertenece, por lo
menos así, lo demuestran sus afirmaciones.
No hay terrorismo Mapuche, tanto es así, que el propio
Relator Especial de la ONU sobre Protección de los Derechos Humanos en la lucha
contra el terrorismo y contraterrorismo, Ben Emmerson, recomendó a Chile la
suspensión “inmediata” del uso de la Ley Antiterrorista
contra activistas de reivindicaciones Mapuche. Asimismo, sugirió la revisión de
las condenas y procesos que afectan a personas juzgadas con ese cuerpo legal y
la creación de un órgano independiente para “investigar y sancionar hechos de
violencia innecesaria” por parte de las policías, a fin de poner término a la
impunidad en que quedan esos delictivos.
Es verdad que ningún gobierno ha solucionado la demanda Mapuche ,
pero, eso, es desde antes de los noventa y estamos hablando del Tratado de
Yumbel que reconoció el Pueblo Mapuche, incluso, señalando taxativamente lo
siguiente: “Habrá una Paz y alianza perpetua e inalterable entre ambos Estados.
Su línea divisoria será el Biobío… (diciembre 13 de 1823, Pedro Barnechea)”.
Posteriormente, el Estado de Chile reconoció la nación Mapuche en
el Tratado de Trapihue, de 1825.
No se busca dividir Chile, territorialmente, como podrá
comprobar en los tratados mencionados, lo que se busca es que se reconozca esa
deuda que dejó al pueblo Mapuche con 500 mil hectáreas en las llamadas
reducciones, luego de contar con 10 millones de hectáreas. Sólo para tomar
conciencia, hoy el pueblo Mapuche, en su conjunto, tiene alrededor de 900 mil
hectáreas.
Por otra parte es imposible dividir culturalmente un país
que ya es multicultural, es decir, viven dentro de un mismo Estado distintas
culturas, ítalo-chilena, suizo-chilena, entre otras, sólo manifestarlo es ya un
contrasentido. Estas subculturas se integraron y aceptaron las reglas que les
puso el Estado cuando los invitó a colonizar. No obstante, el pueblo Mapuche no
busca integrarse, para dejar claro ese punto, a una cultura impuesta
unilateralmente y por la fuerza de un Estado que creó por decreto una nación,
lo que buscamos es reconocimiento de una nación originaria que estaba en este
lugar antes del Estado de Chile, no somos una subcultura de Chile.
Para evitar confusiones, hay una diferencia entre ser
chileno y Mapuche. Esa diferencia no es física, es de etnicidad e identidad
diferencial, nacida desde la experiencia histórica que comparte el pueblo
Mapuche y, por ello, insoslayablemente comparte un futuro o destino común, por
tanto, lo que nos diferencia son las características de etnicidad, identidad y
origen que marcan la diferencia con el chileno criollo. Y la etnicidad es el
aspecto de una relación social entre agentes de una cultura que se consideran,
culturalmente, distintos a otros.
Que quede claro, la violación permanente a estos tratados
y al Estado de Derecho no es de parte del pueblo Mapuche, sino de la propia
oligarquía que ha capturado el Estado para sus beneficios económicos personales
y familiares. En cuanto al grupo de terroristas que menciona, de existir, y en
virtud de los hechos, los terroristas serían esa propia oligarquía que, con violencia,
se tomó los terrenos que no le pertenecen, desde la Ley de Colonización de
Manuel Bulnes, posteriormente, la ocupación de La Araucanía por el Ejército
chileno (1881) en el genocidio mal llamado “pacificación de La Araucanía”.
En efecto, la demanda de territorio es política, no
agrícola y solicita no sólo el reconocimiento de la violación de estos tratados
por parte del Estado, sino la compensación, con derechos colectivos de un
pueblo nación originaria, con su reconocimiento legal en la Constitución, con
derechos políticos y civiles.
En cuanto a la violencia campesina, no viene del pueblo
Mapuche, un solo ejemplo: “Se dejaron caer algunos agricultores… civilizados a
casa de un cacique a hacer justicia por sí mismo y después de violar
bárbaramente a las mujeres de aquél, las asesinaron con todo salvajismo junto a
sus hijos. Pero no satisfechos con tanta impunidad dejaron ensartados en
estacas a los cadáveres de las mujeres, introduciéndoles un madero por la parte
posterior” (citado por Jara, 1956).
Por esto mismo, la Fiscalía debe explicar qué pasó con la
pelea entre las familias Luchsinger y Mackay por la disputa de terreno en
Vilcún, documentada poco antes del incendio, donde al enterarse de que Donald
Mackay daría una entrevista a un diario, siete integrantes de la otra familia
fueron a golpearlo a él y al equipo periodístico. Consta esto, inclusive, con
fotografías de la golpiza, ahí estamos hablando de sospechosos de verdad. Y si
no lo han investigado es sólo por su apellido y porque tienen dinero, a
diferencia de los Mapuche que persiguen.
Le recuerdo diputado que hay gobiernos que, desde 1990 a la fecha, han
intentado resolver el asunto Mapuche fracasadamente, ya que, hicieron lo que
usted recomienda, es decir, judicializar la causa Mapuche y reprimir
policialmente como, por ejemplo, los casos “Poluco Pidenco” y “Lonkos”, con
extremas condenas. Sin embrago, la Corte Interamericana
de Derechos Humanos ordenó al Estado dejar sin efecto esas sentencias, ya que
“fueron emitidas fundándose en una Ley Antiterrorista violatoria del principio
de legalidad, del derecho a la presunción de inocencia, del principio de
igualdad y no discriminación. Todo ello, hace que esas condenas fuesen
arbitrarias e incompatibles con la Convención Americana ”.
Para aclarar sus dudas, la machi, Francisca Linconao, no
es culpable y demostró su inocencia en 2013, cuando fue allanada y detenida,
incluso, ganó un juicio en contra del Estado chileno. Tanto es así, que el
Primer Juzgado Civil de Temuco condenó al Estado a pagar $30 millones a la
machi.
Por si no lo sabe, el 5 de enero de 2017, mediante un
recurso de amparo, se le aplicó a la machi el arresto domiciliario, ya no la
cárcel, dejando en evidencia que el voto de minoría del ministro Luis Troncoso,
era arbitrario e ilegal.
Por otra parte, usted ha invocado los derechos humanos en
favor de los presos de Punta Peuco. Parece, a lo menos penoso, porque a esas
personas se les comprobó sus delitos y fueron declarados culpables de asesinato
y violaciones a los derechos humanos. Entonces, resulta tan ridículo, como
invocar derechos humanos a los declarados culpables en el juicio de Nuremberg.
¡Seamos claros!: La Araucanía y el Bio- Bío, no son de
todos los chilenos, pertenecen territorialmente a un pequeño grupo económico,
básicamente, los dueños de las forestales y nadie quiere arrebatar La Araucanía. O tal vez
quiso decir, arrebatarle La Araucanía a Angelini y Matte. A quienes, usted como
parlamentario, parece defender en el fondo, y no a todos los chilenos, como
quisiera hacer creer.
El pueblo Mapuche tiene alrededor de 900 mil hectáreas, si
las suma, podría concluir que el millón de Mapuche en Chile tiene menos tierras
que dos familias, Angelini y Matte que cuentan, en conjunto, con alrededor de 3
millones de hectáreas según INFOR. Al considerar que La Araucanía tiene
alrededor de 3 millones de hectáreas, no somos los Mapuche ni los chilenos
criollos quienes se podrían apoderar de la región, sino esas dos familias.
Así el escenario, se hace imposible apropiarse
territorialmente de una región por parte del pueblo Mapuche, ya que, en
promedio tocamos infinitamente menos hectáreas que esas dos familias, por lo
que el discurso de que “La Araucanía es de todos los chilenos y la defenderemos
con todo el peso de la Ley de quienes quieran arrebatárnosla…” no pasa de ser
una penosa declaración, sin ningún fundamento y, además, nacionalista, al mejor
estilo nazi.
Es brutalmente incoherente y falaz decir que los Mapuche
se van a independizar de Chile, por sus demandas de autonomía territorial separatista,
tomándose un fundo de una forestal o de un empresario agrícola, perdóneme pero
me extraña esta idea viniendo de un parlamentario que, por lo menos, está bien
pagado para que lea y reflexione con altura intelectual, no al revés.
Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2017/01/11/nacion-mapuche-la-ignorancia-sobre-el-pueblo-mapuche/
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