Para las culturas amazónicas, el territorio es su cuerpo, los ríos su sangre, la libertad sus pulmones para respirar. El territorio es su vida, inseparable; sus cuerpos son uno solo con la fuerza de
Shuar son una nacionalidad de más de 150.000 miembros, que habita
un territorio de casi un millón de hectáreas, la mayoría colectivas y
legalizadas. Están organizados con un sistema democrático indígena, de abajo
hacia arriba, que está por cumplir 60 años de existencia, nacido de la
necesidad de enfrentar la situación de contacto con la cultura occidental que
se dio recién en el siglo XX.
Los Shuar son inteligentes, audaces y profundamente
libres. Son diversos, tienen zonas y dialectos, una compleja red de
interacciones políticas familiares y regionales en su territorio, que además es
binacional (los Shuar del Perú reivindicaron su verdadero nombre y dejaron de
llamarse Wampis hace poco). Por la fuerza de la naturaleza amazónica, cualquier
persona ajena muere en pocos días en este poderoso territorio; los Shuar lo
manejan como la palma de la
mano. Es su casa. Y ante el ingreso de la minera china, con
su escolta armada, reaccionan ofendidos como si en nuestra casa un ladrón
entrara.
Nankints no es solo una comunidad, es un
símbolo, la punta de la lanza, como la llaman, lanza de agua significa.
Nankints es la punta de lanza de más de 700 comunidades shuar y achuar
repartidas en toda la selva de Morona Santiago, una provincia aún con mayoría
poblacional indígena y gobernada por primera vez en la historia, y con
reelección, por una autoridad Shuar.
El camino tomado por el gobierno puede tener
graves repercusiones. El Estado occidental y etnocéntrico enfrenta a una nación
que lleva miles de años en el territorio, incluso antes de que nuestro país se
llame Ecuador-, con similar criterio al de las invasiones de hace 500 años ¿qué
significa para esta democracia el concepto “Plurinacional” que consta en el
art. 1 de su Constitución?
Lo que ya ha sucedido ha generado fisuras,
pero profundizarlo lo agravará cada vez más. La presencia de las industrias
extractivas puede generar situaciones irreconciliables. La “revolución
ciudadana” no optó por ser una revolución ecológica y no cambió la
determinación extractivista de Ecuador, en contra de los movimientos sociales y
la Asamblea
Constituyente que le dio el poder que ahora tiene. Así es
como gran parte del territorio sobre el que habitan los Shuar está vendido a
China, aún cuando el derecho internacional asista la razón de los derechos
colectivos de los pueblos indígenas.
“Violentos” es el término que se propaga
oficialmente para estigmatizar a quienes tienen la fuerza de estar en la punta
de lanza de las decisiones Shuar. También los han llamado “invasores”,
“racistas”, “bárbaros”, revirtiendo la historia de estas naciones originarias
de la selva, cuyo clamor se suma contra el cambio climático, junto al Papa y el
Presidente de las Naciones Unidas. Es una paradoja que los –llamados-
“bárbaros” defienden su territorio y la vida desde una perspectiva más cercana
al Sumak
Kawsay, que las publicitarias “instituciones del buen vivir”.
Las últimas declaraciones del Presidente del Ecuador, Rafael
Correa, no llaman a la resolución de este conflicto: “Aquí ya no cabe el
diálogo, aquí cabe cualquier cosa después de capturar a los asesinos” (…)
‘llamemos a la OEA, a la ONU’, llamen a los extraterrestres, a los que se les
dé la gana, primero capturar a los asesinos” (cadena sabatina, 17 diciembre
2016). Aspiramos a que los tomadores de decisión comprendan la necesidad
fundamental de establecer mecanismos de entendimiento, ojalá respetuosos a los
derechos internacionales de los pueblos indígenas.
Publicado por Servindi
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Ecuador_Plurinacional_Estado_en_guerra_contra_nacionalidad_indigena
No hay comentarios:
Publicar un comentario