El gran pacto: diálogo de la imposición - Ante el anuncio del
acuerdo para explotar Vaca Muerta
"El
anuncio público puso el moño a meses de negociaciones y modificaciones
subterráneas donde, a la par de reducir costos laborales específicos para este
tipo de proyectos, se incrementó la desregulación y la autonomía empresarial.
Tanto los medios como los fines,
como se detalla a continuación, comprenden un abordaje neoliberal y mercantil
de la energía. En
beneficio de unos pocos, se traslada el peso y costos a la mayoría de la
sociedad y la naturaleza, como ya viene ocurriendo tanto con las áreas
explotadas como con el tarifazo."
Tras declarar el 2017 como el año de las energías renovables, el
presidente Mauricio Macri anunció en los primeros días de enero que, teniendo
como meta de largo plazo exportar masivamente y traccionar la industria
nacional, se llegó a un acuerdo
macro para la explotación de Vaca Muerta y otros yacimientos no convencionales. El objetivo es
brindar mayores condiciones de ‘competitividad’ al elefante dormido, gravemente
afectado por la caída de los precios internacionales. El anuncio público puso
el moño a meses de negociaciones y modificaciones subterráneas donde, a la par
de reducir costos laborales específicos para este tipo de proyectos, se incrementó
la desregulación y la autonomía empresarial. Tanto los medios
como los fines, como se detalla a continuación, comprenden un abordaje
neoliberal y mercantil de la
energía. En beneficio de unos pocos, se traslada el peso y
costos a la mayoría de la sociedad y la naturaleza, como ya viene ocurriendo
tanto con las áreas explotadas como con el tarifazo.
“[Las campañas del ministro Aranguren] buscan decirles a todos:
cuidemos, seamos solidarios, estemos juntos en esto, porque necesitamos
realmente volver a darle el valor que tiene la energía en una sociedad y en el
planeta.” Mauricio Macri, 10/01/2017
El primer acto público de Mauricio Macri al volver de vacaciones
fue el postergado anuncio de un gran acuerdo de gobernabilidad para convertir,
una vez más, a Vaca Muerta y otros no convencionales en un polo de exportación.
En un proceso de “diálogo” y “construcción de equipo”, los actores citados
(Nación, provincias, trabajadores, empresas) lograron un acuerdo que, en palabras de
Macri, permitirá abastecer “al mundo” de energía, asentándose en una
“revolución del empleo” donde habrá “decenas de miles y miles de familias que
se van a mudar a la zona de desarrollo”. Todas las partes asumieron compromisos
en pos de “generar confianza” y brindar garantías y “certidumbre a los
inversores”. Para los “consumidores”, el presidente reclamó ahorrar “la mayor
cantidad de energía posible porque es escasa, cara y contamina”. Aseguró que
“tenemos que privilegiar usarla para desarrollarnos y minimizar nuestro consumo
personal”. El hito “histórico” pretende ser un “punto de solución” al “quiebre
de reglas, la no inversión, el derroche, la corrupción” y otras “vivezas
criollas” del pasado.
Tales resultados no se plasman en un solo acuerdo, sino en una
constelación de modificaciones que, a modo de lectura propia, hemos
sistematizado en este documento.
Energía como derecho, planificación democrática para el bien común
Como organizaciones, manifestamos nuestro profundo rechazo al
conjunto de medidas impulsadas para explotar Vaca Muerta y otros yacimientos no
convencionales, y alertamos de las graves consecuencias que podría acarrear acentuar
la escala e intensidad del megaproyecto, donde no se toman en cuenta los
crecientes costos y baja productividad de los no convencionales ni el contexto
de crisis climática acuciante.
En primer lugar, manifestamos que las medidas vertidas implican un
mayor autogobierno y autonomía por parte de los ámbitos estatales y privados,
que reduce la capacidad y acceso a la toma de decisiones y planificación de la
vida por parte del conjunto de la sociedad. Los nuevos acuerdos firmados no han
sido divulgados abiertamente y tenemos como alerta el éxito parcial obtenido en
el acceso al contrato entre YPF y Chevron y los resultados encontrados. El llamado “proceso de diálogo” se centró en
una cooperación y negociación a puerta cerrada de algunos actores, olvidando que,
por las implicancias del megaproyecto, millones de personas estamos siendo
afectadas.
Es así que, como segundo punto, tales medidas no han sido
consultadas a las organizaciones sociales, las indígenas, las ambientales,
otros sectores sindicales y la ciudadanía en general, que también tendrían
mucho que decir de Vaca Muerta y otras formaciones no convencionales, incluído
el creciente veto al desarrollo mismo. Cuando se elige este último camino, la respuesta muchas veces es la violencia
institucional, represión de la protesta y judicialización de quienes se
manifiestan.
Si bien se han perforado poco más de mil pozos de la decena de
miles proyectadas, el camino emprendido por este tipo de iniciativas nos ha
dejado un tendal de degradación ambiental en amplias zonas y ha generado daños
concretos tanto en el presente como pasivos y reducción de caminos alternativos
a futuro. Advertimos también sobre la flexibilización laboral y al enorme
riesgo al que se somete a los trabajadores, primera línea de fuego de exposición
a la fractura hidráulica y otras instancias de la cadena productiva, como la
extracción misma de arenas. No nos cansaremos de decirlo: el fracking daña la reproducción misma de la
vida y no existe un mecanismo que permita balancear los beneficios y costos que
implica sobre el conjunto de la sociedad. A esta conclusión han
llegado numerosas instituciones públicas y países, por lo que las acciones
anunciadas por el ejecutivo no pueden pretender omisión.
En tercer lugar, en cuanto a usuarios y usuarias, (más que
“consumidores”), la decisión de aumentar sideralmente las tarifas para
garantizar pisos de rentabilidad y dar señales de precio atenta contra el
acceso y ejercicio de derechos, donde se incluye la energía como elemento
central. Pedir el ahorro en
función de expandir la capacidad productiva no es “cuidar el planeta”, sino
transferir el costo de acumulación del capital de un sector a otro. En un escenario de ajuste, las ingentes masas de subsidios
públicos a las petroleras se incrementan, al tiempo que nuestras tarifas de
servicios públicos se dolarizan y se atan a las variables más onerosas,
conjunto de medidas que responden
a políticas de manual de corte neoliberal. En la misma línea, es preocupante que se anuncien, una vez
más, obras de infraestructura específicas financiadas por el ámbito público.
Tales resultados se reflejarán como mayor eficiencia en los balances contables
de las empresas antes que en la mejora concreta a la población en general.
En cuarto lugar, como detallamos abajo, la
creación de consensos rápidos en torno a propuestas mesiánicas obedece a
intereses particulares específicos, y no pueden ser extrapolables al conjunto
de la sociedad como dice el presidente. A nuestro entender, la creciente
fijación de inversión pública en proyectos hidrocarburíferos, la degradación
ambiental inherente, el daño social y sanitario, la capacitación de
trabajadores en la industria y otro sinnúmero de decisiones que apuntan a reforzar el poder de fuego extorsivo
de las empresas, más que abrir espacios de posibilidad para la surgencia de
bien común.
Por último, queremos resaltar que este tipo de
ecuaciones y estrategias encuentran también eco en otras latitudes del
continente. En México, revueltas populares con decenas de personas detenidas
están buscando frenar el aumento del llamado ‘gasolinazo’. La lógica aplicada
(dar señal de precios para estimular inversión extranjera) como medio para
‘liberar’ la energía en 2018, son puntos desprendidos de la Reforma Energética ,
proceso de cuña neoliberal que comprendió en parte una privatización de Pemex.
Dentro del mismo, el peso de los subsidios a petroleras se pasa del Estado a
quienes usan y consumen energía. Como aquí, la pregunta se limita a quién paga
y no el por qué y para qué se
paga a las petroleras y energéticas.
En suma, creemos que “volver a darle el valor
que tiene la energía en una sociedad y en el planeta” es crear cambios
estratégicos que logren transiciones productivas y energéticas, políticas que busquen una sociedad
pospetrolera sobre la base de la justicia socioambiental y energética. Sin estos cambios, estaremos reeditando y acentuando los
viejos problemas de desigualdad, explotación y degradación ambiental.
Taller Ecologista y Observatorio Petrolero Sur,
en EJES (Enlace por la Justicia Energética
y Socioambiental) – 10/01/2017
Detalles del acuerdo - VACA
MUERTA (99,13 kB)
Fuente:
http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/El_gran_pacto_dialogo_de_la_imposicion_-_Ante_el_anuncio_del_acuerdo_para_explotar_Vaca_Muerta
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