Productor diversificado, con hincapié en el
cuidado del ambiente y el autoconsumo familiar. Parte de una cooperativa de
productores, de una yerba emblemática y, también, poeta.
Por Darío
Aranda*
“En su ciego afán de lucro / muchos pretenden ignorar / los
crímenes cometidos desde tiempos inmemoriales. Ya es hora que terminemos con
esta barbaridad / por eso les invito, que tengamos como meta / la lucha por
defender a la madre naturaleza”. El que escribe, y lee, es Hugo Gunter,
productor de yerba y poeta de Oberá, que comercializa mediante la marca Titrayju
(conformada por las primeras sílabas de “Tierra, trabajo y justicia”), de la Cooperativa Río Paraná
de Misiones.
Gunter recibe en su chacra de Oberá. 65 años, chomba blanca, gorra
con visera y orgullo de su campo. Lleva a recorrer y exhibe su producción.
Maíz, maní, mandioca, batata, arroz y chanchos. Recibió el campo de su padre, y
los trabaja junto a su familia.
Cuenta con 62
hectáreas . 22 son de yerba, sin uso de agroquímicos. A lo largo de la charla dirá varias veces que priorizan el “cuidado del
ambiente” y “el autoconsumo”. No se define como agricultor biodinámico,
pero aclara que siempre tienen en cuenta la luna. “Creciente llena para sembrar
y cosechar cultivos de arriba de la tierra. Para los de abajo de la superficie, en
menguante nueva”, precisa.
Descree del “matacampo” (agroquímicos). Avisa que no sirven, “destruye
todo, no queda ni un bichito” y afirma que eso “no es sano”. Y de golpe sonríe:
“Pero los agrónomos no me dan bola”. Y
ahí hace una diferencia: “Hay ingenieros de estudio y hay ingenieros de poner
el lomo”. Sonríe.
Rechaza el modelo dominante de agricultura. Explica que con solo mirar a los grandes ganadores se sabe
también a quiénes perjudica. Entre
los primeros ubica a las empresas Bayer, Basf, Monsanto. “Facturan más que un
país entero. Esos tipos manejan el mundo”, advierte.
Gunter vende su producción a la yerba Titrayju , de
pequeños chacareros de Misiones que rechazan vender sus cosechas a bajo precio y que desde 2001 se comercializa en Buenos Aires, Rosario,
Mendoza, Córdoba y una decenas de capitales de provincia. Es una marca emblemática, pionera,
popularizada al calor de las fábricas recuperadas, movimientos de desocupados y
organizaciones campesinas (en particular el Movimiento Agrario de Misiones). Son más de 50 chacras que forman
parte de la
Cooperativa Río Paraná , apuestan al “comercio justo”, que
implica que cada eslabón de la cadena de producción obtenga lo proporcional al
trabajo invertido, y proponen
el “consumo responsable”, que al comprar un producto se reconozca a quién se
beneficia y se tengan en cuenta las condiciones laborales que las grandes
marcas esconden.
La Cooperativa procesa 300 mil kilos de hoja verde, lo que
equivale a 120 mil kilogramos de yerba. Otros principio básicos son el cuidado del ambiente, que las
familias puedan desarrollarse en su territorio y que puedan permanecer en sus
chacras (una forma de combatir
el proceso de desalojos y migración interna que el país experimenta desde hace
décadas).
Gunter muestra su maíz, también libre de transgénicos y venenos.
Pero de golpe comienza una lluvia torrencial. Asegura
que se puede producir sin químicos, que hay alimentos de sobra y no logra
comprender cómo con “tanta riqueza en la tierra, hay tanta necesidad” en la
población.
Y despide con otro poema (aclara que no de su autoría):
derecho es para el de arriba,
las obligaciones para los demás.
Por cada harapiento y transpirado,
hay otro que vive de traje y aire acondicionado.
Aquel que labra la tierra, para arrancarle el sustento,
lo hace con sacrificio a su exclusivo riesgo, a la peste, al clima, a la demanda, a los precios.
Sin embargo el que especula, el intermediario o el comercio,
gana el doble que el digno chacarero,
que lucha para producir, para que otros ganen con eso”.
las obligaciones para los demás.
Por cada harapiento y transpirado,
hay otro que vive de traje y aire acondicionado.
Aquel que labra la tierra, para arrancarle el sustento,
lo hace con sacrificio a su exclusivo riesgo, a la peste, al clima, a la demanda, a los precios.
Sin embargo el que especula, el intermediario o el comercio,
gana el doble que el digno chacarero,
que lucha para producir, para que otros ganen con eso”.
¿Te perdiste la entrega anterior? Encontrala
acá.
Leé más sobre este tema: Agricultura
ecológica. Caso Misiones: La cuna de la yerba mate.
*Darío Aranda es periodista especializado en extractivismo
(petróleo, minería, agronegocios y forestales). Trabaja en el diario Página/12,
la cooperativa de comunicación La Vaca y las radios FM Kalewche (Esquel), la Cooperativa La Brújula
(Rosario) y Los Ludditas (FM La Tribu). Escribe sobre pueblos indígenas,
organizaciones campesinas y asambleas socioambientales. Además es autor de
“Argentina originaria: genocidios, saqueos y resistencias” y “Tierra Arrasada.
Petróleo, soja, pasteras y megaminería.”
En el marco de la campaña de Agroecología, escribió una serie de
artículos vinculados a la temática de la agricultura ecológica. Todos los
jueves publicaremos en nuestro blog una nota contando diferentes aspectos y
testimonios sobre este tema. No te pierdas este especial sobre el futuro de los
alimentos en la Argentina.
Greenpeace,
26 de enero, 2017
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