Qué le hemos hecho presidente Correa?
Mujeres
shuar rompen el cerco del
Estado de excepción en Ecuador
24 de febrero de 2017
24 de febrero de 2017
"El Estado de Excepción lleva vigente dos
meses con el argumento que era para precautelar la “seguridad ciudadana” pero
los testimonios de cuatro mujeres Shuar demuestran que ha sido el Estado el que
ha generado el desplazamiento y el terror en las comunidades Shuar."
Por Verónica
Calvopiña
febrero, 2017
Los testimonios compartidos a continuación no son los testimonios
de mujeres sirias huyendo de la guerra provocada por el Estado Islámico;
tampoco son los de una familia palestina desplazada por israelíes que siguen
ocupando sus tierras. Los testimonios son de cuatro mujeres ecuatorianas, con
una característica que hace que muy pocas voces se pronuncien a su favor: son
mujeres, son indígenas, son shuar y están contra todo el poder del Estado, de
las Fuerzas represivas y de los capitales de uno de los países más poderosos
del mundo: China.
La razón para que estos testimonios no se dieron a conocer antes,
es que el gobierno de Ecuador prohibió todo el ingreso a la zona, la militarizó
y la información fue limitada con el Estado de Excepción. La zona de influencia
del proyecto minero fue controlada y militarizada, así como también el
territorio Shuar que está fuera del área de influencia de la minera.
Como en toda guerra las víctimas debían ser ocultadas y
silenciadas. La militarización y el desplazamiento forzado de comunidades Shuar
enteras; la violación de los derechos de los grupos de atención prioritaria
como mujeres embarazadas y niños, no existieron para el gobierno.
El Estado de Excepción lleva vigente dos meses con el argumento
que era para precautelar la “seguridad ciudadana” pero los testimonios de
cuatro mujeres Shuar demuestran que ha sido el Estado el que ha generado el
desplazamiento y el terror en las comunidades Shuar.
Los testimonios
“El 18 de diciembre, el gobierno dio la orden a los militares.
Primero llegaron a Nankints, luego entraron a la comunidad de Tsunstuim. Nos
tocó irnos sin retirar ninguna cosa. Yo jalé a mis 3 hijos, dejé todas mis
cosas y nos fuimos a otra comunidad. En el camino nos pasó un accidente, se
cayeron mis hijos en un lugar por donde veníamos caminando, son caminos del
campo, tan feos; gracias a Dios nos acompañaba un maestro que trabajaba con los
alumnos. Él me dio llevando a mis hijos porque ellos se cayeron en el lodo; a
mi me dolió bastante la conciencia me puse a llorar amargamente. Es un accidente
para mí que soy una mujer sola”.
Relata María Alluy su escape por la selva. Ella y sus 3
hijos huyeron de la comunidad de Tsunstuim tras la incursión de militares y
policías como parte del Estado de Excepción en Morona Santiago ordenado desde
el 14 de diciembre del 2016 por el gobierno de Ecuador para proteger un
campamento de la empresa minera china Explorcobres, SA, EXSA.
María no fue la única, junto a ella se desplazó toda la comunidad.
40 familias que vivían en Tsunstuim, entre niñas, niños y mujeres embarazadas,
huyeron de la presencia de 500 militares que según Claudia Chumpi de 18 años,
llegaron disparando a la comunidad: “Era un día sábado que fui a la comunidad Tsunsuim ,
con mis dos hermanas y mi familia. Venían 500 militares disparando. Corrimos
así como estábamos, los niños, las mamás embarazadas se asustaban. Nosotros nos
corrimos arriba en la montaña, los militares se ubicaron en cada casa,
rompieron las puertas, botaban las cosas afuera ollas, los cilindros se
llevaron”.
Las familias tuvieron que atravesar la montaña e ir por caminos
llenos de lodo para poder llegar a Tink, comunidad que hoy los acoge. Caminaron
con sus hijos sin tener que comer, o dónde resguardarse del sol y la lluvia. En medio del
camino 2 mujeres embarazadas dieron a luz, sin cuidados, sin atención adecuada,
esto puso en riesgo su vida y a la de los pequeños nacidos; de hecho una de
ellas está aún grave de salud.
Así lo relata Claudia: “Mis tías dieron a luz ahí mismo, casi se
murió el bebé. Le atendimos nosotros mismo, no teníamos nada. Afilamos un
palito para cortarle el cordón”. Otras mujeres, como la hija de María que se
quedó a la mitad del camino porque ya no aguantaba el peso de su barriga y
venía con sus otros 4 hijos huyendo de los militares.
Después de varios días llegaron a Tink. Esta comunidad antes del
Estado de Excepción tenía 20 personas, ahora suman alrededor de 300. A las personas
desplazadas les prestaron pequeños cuartos, alguna ropa y ollas, sin embargo,
no cuentan con todo lo necesario para vivir, sus hijos dejaron de ir a la
escuela.
En Tink están las familias de Nankints desalojadas en agosto del
2016 por la empresa minera Explorcobres y la Policía, además de las personas
desplazadas de otras comunidades como Marbella y Tsuntsuim por el Estado de
Excepción decretado en diciembre del 2016. Ahora sobre Nankints se asienta el
campamento minero La Esperanza, el territorio esta cercado y es imposible
entrar; mientras que Tsuntsuim esta deshabitado y las casas destruidas. Al
salir abruptamente de sus casas, las mujeres perdieron sus cultivos, sus
animales y su territorio, lo que les trajo problemas para la salud y la
alimentación de sus familias.
Ahora no tienen suficiente comida, tampoco ollas y platos. Toda
sus cosas se perdieron junto con sus casas, salieron con lo que llevaban
puesto. No tienen ropa, zapatos y tampoco útiles escolares.
A esto se suma el constante miedo que sufren por la presencia de
helicópteros y drones que los persiguen permanentemente. Están atemorizadas
además por la situación de sus esposos; ellos huyeron por miedo a que los
militares los apresen culpándoles de la muerte del Policía el pasado diciembre.
Claudia con apenas 18 años tiene que sobrellevar la pérdida de su
casa, la ausencia de su esposo, el hambre y tristeza de sus hijos quienes desde
que llegaron a Tink viven en permanente miedo por la constante persecución
policial: “Los niños tienen miedo, se asustan. Ellos no están estudiando.
Cuando pasa avión, ellos se asustan, corren. Cuando viene la cámara igual se
asustan, los militares mandan una cámara en la comunidad para ver si nosotros
estamos allí”.
Mónica Ambáma, mujer de 32 años y madre de 7 hijos, no acaba de
entender qué pasa. No comprende el porqué de estas acciones en contra del
Pueblo Shuar.
Nosotros no hemos querido la minería porque hay contaminación. No
queremos que nos contaminen nuestra naturaleza, el agua. Nosotros también somos
humanos; ellos dicen los shuar no tienen derecho ¿por qué no tenemos derecho?
¿acaso no somos humanos? Nosotros también tenemos pleno derecho de reclamar.
Ella fue desalojada primero de Nankints y luego de Tsunsuim.
Cuenta que en el desalojo del 11 de agosto, su casa y sus cosas fueron
enterradas por las retroexcavadoras, lo que no le dio tiempo para rescatar
nada. Le pide al gobierno que cesen las actividades mineras en su territorio
porque asegura que el cultivo del campo también es desarrollo y quieren ser
consultados: “No nos han consultado, nos vienen a destruir nomás. Ellos dicen
que nos han pagado, pero de eso nada, nosotros tenemos cogido de EXSA china. Yo
le puedo decir al Señor Presidente ¿por qué nos hace sufrir tanto a nosotros?
¿Qué le hemos hecho a Correa? ¿Sólo porque hay minería habrá desarrollo? Todas
las veces hay desarrollo con cultivos. Dice que a campesinos, a los shuar ayudamos
que estamos servidos. Nosotros no estamos bien servidos, más estamos sufridos.
Yo si quisiera Presidente Correa que llegue al centro para que vea y diga la
verdad, que no nos haga daños y nos deje en paz”.
Claudia también rechaza la minería y al igual que Mónica, se
pregunta dónde están sus derechos y los de su comunidad:
Según el artículo 57 de la Constitución se reconoce la Consulta Libre e
informada a los pueblos indígenas, el no desplazamiento y a la limitación de
las actividades extractivas en sus territorios. Todos estos derechos a las
mujeres shuar de las comunidades de Nankints, Tsunsuim, Tundayme, les han sido
negados. Estas comunidades fueron desalojadas y desplazadas, se les negó sus
derechos, se violentó la Constitución para implementar los dos grandes
proyectos de megaminería a cielo abierto: San Carlos Panantza y Mirador, los
dos de empresas chinas.
Estos proyectos inauguran la era minera en Ecuador y prometen
convertirlo en un gran exportador de cobre; sin embargo cómo se preguntan
Mónica y Claudia ¿dónde quedan los derechos de las mujeres y los niños? ¿dónde
quedan los derechos del Pueblo Shuar?
En una guerra, las mujeres y los niños son los principales
afectados, esta guerra no es la excepción. Las consecuencias de la guerra
generada por el extractivismo en contra de las comunidades amazónicas quedarán
marcadas en sus cuerpos y en sus entornos.
video: Resistir es mi derecho
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Que_le_hemos_hecho_presidente_Correa_Mujeres_shuar_rompen_el_cerco_del_Estado_de_excepcion_en_Ecuador
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