Dos semanas de ira
en Francia tras la violación de Théo a manos de la policía
18 de febrero de 2017
Los disturbios
tras el último caso de abuso policial se extienden a varias ciudades francesas
y dejan un balance de más de 200 detenidos. Por La Marea.
Una vez más los disturbios prenden en las periferias de
Francia tras un caso de violencia policial que, de momento, permanece impune.
En esta ocasión el detonante ha sido la violación sufrida por Théo (las
autoridades no revelaron su apellido), francés de origen africano de 22 años
hospitalizado de gravedad el pasado 2 de febrero por las heridas en el recto
que le causó un policía con su porra reglamentaria durante un registro aleatorio
en Aulnay-sous-Bois, distrito marginal de la periferia de París. La
discriminación racial por parte de agentes franceses es ya un problema
reconocido por el propio gobierno galo: un informe del Defensor de Derechos
público revela que el 80% de los jóvenes negros y árabes han sido registrados,
frente al 16% de jóvenes blancos.
Catorce días después
de este episodio de violencia policial, los disturbios nocturnos ya se
extienden a las periferias de Nanterre, Lille, Rouen, Argenteuil, Drancy y
otras diez localidades francesas al grito de “la policía mata” y “justicia para
Théo”. También ha habido enfrentamientos con la policía en lugares céntricos de
París, como la que tuvo lugar en la noche de este miércoles en el distrito 18
de la capital francesa, informa Reuters.
El policía acusado de
violación y los otros tres agentes imputados siguen en libertad a la espera del
juicio, mientras que al menos 245 jóvenes han sido arrestados durante las
protestas nocturnas que siguieron a la violación de Théo -al menos dos
detenidos ya han sido condenados a seis meses de prisión-, según datos del
Ministerio del Interior. Además, este martes las autoridades francesas abrieron
una investigación preliminar para determinar si Mohamed K., joven y amigo de la
víctima, también fue agredido por los mismos policías días antes de la
violación de Théo, incluido Barba Roja, apodo con el que conocen en
Ausnay-sous-Bois al agente acusado de violación. Mohamed asegura que no
denunció los hechos “porque venía de encontrar trabajo y no podía arriesgarme a
perderlo”, según recoge Le Nouvel Observateur, que además publica una foto del
rostro amoratado del joven. Un grupo de abogados que presta apoyo a las
familias de los detenidos ha puesto en marcha una campaña para recaudar fondos
con los que sufragar la defensa de los detenidos.
Las manifestaciones en
apoyo a Théo han relanzado el debate sobre los abusos policiales en plena
campaña electoral. François Fillon, Benoît Hamon y Emmanuel Macron, candidatos
presidenciales conservador, socialista y liberal respectivamente -este último
favorito en las encuestas- proponen mejorar la educación de ciudadanos y
policía y dotar de nuevos medios a
los agentes, mientras que la ultraderechista Marine Le
Pen pidió más mano dura y “crear 40.000 plazas suplementarias de prisión”.
Mélenchon, candidato de la izquierda radical, lanzó las críticas más duras
contra la policía y abogó por “rehabilitar la policía de proximidad” y
penalizar de manera “estricta” estos abusos.
De poco sirvió que el
presidente François Hollande visitara a Théo en el hospital -permanece bajo
tutela médica tras ser operado y con varios golpes en el cráneo- para lanzar un
mensaje conjunto llamando a la calma, pues 48 horas más tarde la Inspección General
de la Policía
Nacional afirmaba en su informe preliminar que la violación
de Théo fue “un gesto accidental”. El gobierno francés también ha sido
criticado por no recibir a las familias de las víctimas, incluida la de Théo , aunque sí se
reunió con las organizaciones SOS Racismo, Le Cran (asociaciones negras) y
LICRA (contra el racismo y el antisemitismo). Este martes, el diario L´Humanité
informó que el jefe de estos cuatro agentes, el comisario Vincent Lafon, ya
había sido suspendido por un escándalo de violencia policial que acabó con un
detenido hospitalizado durante una semana y la destrucción de varias pruebas
judiciales, entre ellas una grabación.
La actual ola de
disturbios también está deteriorando la credibilidad en la prensa francesa. Una
vez más, un amplio número de medios
franceses dio el protagonismo a las imágenes de coches ardiendo, escaparates
destrozados y manifestantes insultando a los periodistas y lanzando piedras a la policía. Durante
varios días la prensa francesa informó de que la policía había salvado a una
niña al sacarla de un coche en llamas, pero después se supo que quien rescató a
la menor fue un manifestante. Tras 14 días de disturbios y protestas, la
cobertura mediática de estas manifestaciones nocturnas no tiene la amplitud de
los primeros días, pero las grabaciones que muchos manifestantes realizan cada
noche con sus teléfonos dan cuenta de la tensión del ambiente y del amplio
despliegue policial.
“La sociedad francesa
tiene un curioso problema de amnesia colectiva, quizás voluntaria”, opina en el
diario Libération el politólogo Thomas Guénolé, quien además destaca que pronto
se cumplirán 40 años de las primeras revueltas de la periferia que ocurrieron
en Vénissieux en los años 80. La última ola de protestas tras un caso de
violencia policial tuvo lugar en julio de 2016 a raíz de la muerte de
Adama Traoré durante un interrogatorio, aunque aquellos disturbios no tuvieron
la gravedad de los que vivió el país en 2005, cuando los jóvenes Zyed y Bouna
murieron electrocutados mientras huían de la policía.
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