Mapuches contra
Benetton
Descolonizando el
territorio
7 de febrero de 2017
Por Sasjua Fuscher (Open Democracy)
Resulta crucial que las voces mapuches circulen lo más ampliamente
posible para romper, tanto los silencios impuestos, como la imagen de que su
tierra es un erial salvaje, libre de conflictos
“Luchamos por la dignidad de nuestro pueblo,
para recuperar nuestros territorios y poner fin a la continua destrucción de la
tierra”.
Isabel Huala, Pu Lof en Resistencia
Departamento Cushamen
Durante las primeras horas del martes 10 de enero
de 2017, más de 200 policías federales y provinciales allanaron
brutalmente la
comunidad rural Pu Lof en
Resistencia Departamento Cushamen. Junto a ellos, llegaron a este lof (comunidad) de una veintena de
mapuches – que es el pueblo originario más grande en Argentina— drones, cañones
de agua, helicópteros, caballos, balas, camiones y autobuses. En la provincia
de Chubut, donde está el lof,
los mapuches viven, junto con los tehuelches, en más de un centenar de
comunidades, en su mayoría rurales.
Ese 10 de enero, la policía utilizó gases
lacrimógenos, golpeó y abusó de una docena de residentes, sin discriminar entre
hombres, mujeres y niños. Sus casas fueron destruidas, sus caballos
confiscados, y tres personas fueron detenidas. Ese mismo día, la policía
persiguió, disparó y detuvo a otras siete personas que habían venido a
ayudar a la comunidad. Durante su detención, fueron golpeados y
torturados. La policía dijo que había actuado en legítima defensa, alegando
haber encontrado cócteles Molotov en posesión de los detenidos. En la
preparación para la incursión, crearon una zona de exclusión de 4 kilómetros alrededor
del lof, para impedir que nadie entrase en la
comunidad para ayudarlos, o que saliese para correr la voz de la represión que
iba a tener lugar.
Dos fueron los pretextos para la incursión -
ordenada por los gobiernos federal y provincial: primero, liberar el acceso a
las vías del tren de vía estrecha La Trochita, en gran parte en desuso, que
atraviesa las tierras de la comunidad; y segundo, perseguir a individuos por
presuntos robos de ganado.
El abogado de los siete que fueron detenidos y
torturados, Edgardo Manosalva, dice que era "materialmente imposible"
que hubiesen robado 360 cabezas de ganado, puesto que para ello se necesitan
recursos como caballos y perros, que la comunidad simplemente no tiene. Las
acusaciones del Estado no reflejan las verdaderas cuestiones que están en
juego, como lo demuestran el uso desproporcionado de la fuerza y los casos falsos que se presentan contra miembros de la comunidad
y sus aliados.
En realidad, este conflicto pone al
descubierto una lucha fundamental que define a la Argentina - y de hecho a toda
América, como pone tan poderosamente en evidencia el campamento de defensores
del agua de Standing Rock, en Dakota del Norte, que sigue firme, a pesar de unarepresión
constante. Es la lucha contra la colonización permanente de las
tierras indígenas, y contra el intento de destruir la autodeterminación de los
pueblos originarios. Es una lucha vieja y persistente que, a oleadas, se vuelve
feroz y sangrienta. Pero muchos de los que están involucrados, o de los que
observan la actual escalada de la violencia en Chubut, llegan a la conclusión
de que, esta vez, “entraron a matar”.
Al día siguiente a la incursión, alrededor de
las ocho de la tarde, aprovechando que muchos miembros de la comunidad (y de
aquellos que se solidarizan con ellos) estaban en la ciudad de Esquel exigiendo
la liberación de los detenidos, la policía provincial lanzó un segundo ataque,
esta vez sin siquiera pretender cobertura legal. Disparando munición real y
balas de goma, hirieron a diez personas, dos de ellas de gravedad. Se lo
robaron todo, informaron los miembros de la comunidad: “hasta nuestros
cigarrillos”, dijo uno de ellos. Una vez más, afirmaron haber sido atacados.
Como resultado de este asalto, dos personas fueron hospitalizadas; Emilio
Jones, al que dispararon a
quemarropa una bala de goma en el cuello, y que necesita una cirugía
de reconstrucción de la mandíbula; y Fausto Jones Huala, que sufrió una
hemorragia cerebral, entre otras lesiones. Las familias han tenido que recaudar
fondos para pagar la operación de Emilio. Todos los detenidos fueron puestos en
libertad, pero continúan los procedimientos legales contra ellos.
“Los mapuches seguimos formando una gran
mayoría de gente sin tierra. Nuestra única opción es convertirnos en campesinos,
en empleados domésticos o en obreros, es decir, mano de obra barata, explotada
por la oligarquía nacional y por las empresas transnacionales”. Declaración de
la Pu Lof en Resistencia Departamento Cushamen, Marzo de 2015.
En 2015, la lof
Cushamen, formada por varias familias, decidió “recuperar”— como dicen
ellos— algunas de sus tierras ancestrales, con el fin de construir ahí una
comunidad. La recuperación fue parte de un proceso político, económico y
espiritual de reconstrucción de la nación mapuche. Al mismo tiempo, como
expusieron en su primera declaración pública, la acción vino motivada por el
rechazo frente su situación económica, como miembros de una “mayoría sin
tierra”, explotada por el capital local o transnacional. Pero una filial de la
multinacional italiana Benetton reclama la titularidad legal de la parcela en
que se establecieron, a orillas del Río Chubut, donde nace la inmensa estepa
patagónica.
Con cerca de 900.000 hectáreas ,
la Compañía de Tierras Sud
Argentino S.A.,
perteneciente a Bennetton, es el mayor propietario privado de Argentina;
además de la cría de ovejas, tiene concesiones mineras y plantaciones de
pinos. Benetton compró la Compañía en 1991, durante el proceso de venta masiva de la riqueza del país a empresas
nacionales y, especialmente a firmas transnacionales, que tuvo lugar a
principios de los años 90. Al igual que ocurre con otras empresas de la
región, el poderío de Benetton no es meramente económico, sino que está
estrechamente ligado con el poder político
y judicial. Gladys Carla
Rossi, por ejemplo, esposa de José Luis
Colabelli (el juez
provincial que ha ordenado el desalojo de muchas comunidades mapuche), trabaja
para el consulado italiano local; y el gobernador de Chubut, Mario Das Neves
está siendo investigado poraceptar
sobornos de la
empresa petrolera Pan American Energy.
Las inmensas propiedades que ahora posee
Benetton fueron creadas originalmente como regalías para los inversores
británicos que financiaron la "Conquista del Desierto" en la década
de 1880, y que tuvo un carácter genocida.
En ese momento, Argentina era un país de tamaño mucho más modesto, y las Pampas
y la Patagonia seguían siendo territorio indígena soberano. Los mapuche y los
tehuelche habían rechazado con éxito los intentos de invasión, primero por
parte de España y luego por parte de Argentina y Chile. El objetivo declarado
de la campaña militar era “exterminar”
a los pueblos indígenas del sur y apoderarse de sus tierras. Después de la
invasión, los propietarios británicos de la Compañía ampliaron constantemente
sus posesiones, invadiendo la vecina Colonia Cushamen ,
una colonia indígena que había sido establecida por el Estado. Así, los
sobrevivientes de la conquista fueron empujados permanentemente hacia tierras
cada vez más marginales y, cuando éstas se convirtieron en nuevas fuentes de
beneficios (por ejemplo, mediante la expansión de la minería), fueron
nuevamente perseguidos, echados de sus tierras y empujados a las franjas más
pobres de las ciudades.
Hoy en día, ocupan los puestos más precarios,
soportando la injusticia cotidiana de una pobreza racializada. Argentina
proyecta la fantasía de ser un país blanco y europeo. Una maquinaria compleja y
contradictoria sigue aspirando, a través de la educación, la historia nacional,
los medios de comunicación y la
política, a hacer realidad esa fantasía. La negación del país de su realidad
indígena es particularmente eficaz en el exterior: Buenos Aires se vende a sí misma
como la “París
del Sur”. Los mapuches que permanecen en su tierra son frecuentemente
denunciados como falsos y extranjeros que, a diferencia de los colonos blancos
o las corporaciones multinacionales, carecen de derechos legítimos sobre las
tierras.
En una reciente entrevista,
Diego Campal, de la Agencia de Relaciones Públicas Jeffrey Group, que
representa a Benetton, declaró que: “los mapuche llegaron a las tierras donde
están ocurriendo estos acontecimientos (el conflicto Cushamen), en lo que es
Argentina hoy, prácticamente al mismo tiempo que el hombre argentino”. Además,
en la zona de Cushamen, Benetton financia el Museo Leleque,
que promueve la ficción ventajista de que los mapuches, como
invasores chilenos recientes, son responsables de la práctica “extinción” de
los verdaderos pueblos indígenas de la zona: los dóciles y, en sus palabras
“ingenuos” tehuelches. La intensidad de aquellas energías aniquiladoras es tal
que hoy, a 130 años después de la invasión, ya muy pocos hablan el idioma, y muchos, por vergüenza y para evitar la discriminación, no se
identifican públicamente como mapuches o tehuelches.
Sin embargo, contrarrestando estas presiones
para hacerlos desaparecer, los mapuches resisten, a ambos lados de los Andes.
Durante los años 90 y los 2000, un movimiento de alcance provincial, la Organización
de Comunidades Mapuche-Tehuelche 11 de Octubre, reunió a mapuches y a
mapuches-tehuelches, urbanos y rurales, en muchas luchas exitosas. Hoy,
muchos de los lof de Chubut están en conflicto.
Estas comunidades mapuches y tehuelches, rurales en su mayoría, se enfrentan a
una variedad de proyectos estatales y privados, que ambicionan apoderarse de la
tierra que les queda. Por ejemplo, en el Cerro León, cerca de Cushamen, hay
comunidades que luchan contra el proyecto de construir un
centro de esquí en lo que son sus pastos de verano. Los medios
de comunicación los denuncian, tildándolos de extranjeros que arruinan la única
oportunidad que el lugar tiene para desarrollarse y progresar, aunque sea a
través de un deporte de lujo, ambientalmente muy devastador. Tampoco es la
primera vez que desafían a Benetton. A principios de la década de 2000, Benetton
puso en marcha su poderosa máquina legal, política y de relaciones públicas en
contra de la lof de Santa Rosa
Leleque, alrededor de la cual se había organizado una campaña
internacional. Tras más de 10 años de lucha de la lof, y de denuncias
judiciales patrocinadas por Benetton, finalmente en 2014 esa comunidad vio
reconocido su título de propiedad por parte del Estado.
La lof
Cushamen prolonga la historia
de esa lucha. Declara que elige resistir a través de la acción directa,
diciendo que “la única manera de detener el ‘asesinato planificado’ (a través
del ‘ecocidio’ y del etnocidio) por el Estado y el poder económico es a través
del control efectivo de la tierra por parte de nuestras comunidades en lucha”.
La lof se sitúa en el corazón de un renovado
movimiento de coordinación y cooperación entre las comunidades indígenas de la región. Y , desde su
creación, ha sufrido la intimidación, la represión y los repetidos ataques en los
medios de comunicación. Las recientes allanamientos no son las
primeras, y es poco probable que sean las últimas. Durante el año
2016, la provincia, reforzada gracias al nuevo gobierno federal de Mauricio
Macri, montó contra la comunidad y sus partidarios una campaña cada vez más
ensordecedora. En lugar de negociar las demandas de la lof, el gobierno rompió con las
negociaciones y ha puesto en marcha numerosas acciones que incluyen espionaje,
difamación en los medios de
comunicación, acoso, cárcel, y el uso de la fuerza bruta.
En mayo y junio de 2016, fuerzas especiales
atacaron e intentaron desalojar a la comunidad, deteniendo a varias personas,
entre ellas a su lonko(cabeza), Facundo Jones
Huala, e intentaron (aunque no lo consiguieron) extraditarlo a
Chile, tras acusarlo de daños a la propiedad privada. Después de las últimas incursiones,
que Amnistía Internacional condenó
enérgicamente, miembros del gobierno provincial de Chubut llamaron
“terroristas” y “delincuentes” a los mapuches de la lof Cushamen, y el gobernador
Das Neves se comprometió a “ser duro” y perseguirlos hasta las “últimas consecuencias”.
Durante su juicio, Jones Huala declaró que se perseguía a los mapuches a
causa de su “madurez política e ideológica” que ha ido “generando continuidad
en la lucha”. Aunque esta fuerza no es nueva en Chubut, y ya venía
incrementándose durante los gobiernos Kirchner, su intensidad actual es muy
llamativa en tiempos de democracia. Esto vaticina que vendrán tiempos más
tenebrosos, como lo muestra la convergencia con las tácticas que Chile practica
contra los mapuches, incluido la aplicación de la ley antiterrorista de
Pinochet y de la violencia sistemática. De hecho, ya en 2015, la provincia
patagónica de Neuquén intentó invocar ley antiterrorista Argentina contra las luchas
mapuches.
La conquista de esos territorios por parte de
Argentina aún no ha terminado. Como colonia, todavía se está consolidando. Y
mientras siga esforzándose por extender su control e imponer la ley de los
beneficios económicos, seguirá encontrando resistencia indígena. Por toda la
región y, de hecho, por todo el país, las fuerzas del capital, en sus múltiples
formas, ya sea a la caza de metales, petróleo, soja o lana, están avanzando,
enfrentándose a los territorios indígenas y las comunidades rurales. Los
conflictos se multiplican. En la semana anterior al allanamiento en Cushamen,
en la vecina localidad de El Bolsón, más de la mitad de la población salió en
la calle para decir “No” a
los planes del multimillonario británico Joseph Lewis (que ya ha privatizado
ilegalmente un lago en la zona), para destruir las
cabeceras de los ríos que alimentan la región mediante la construcción de un
exclusivo centro turístico.
Este movimiento de cercamiento se repite en
todo el mundo. Con los productos que crea y circula, conecta a distintos puntos
del planeta. Dondequiera que haya naturaleza susceptible de ser transformada en
recursos explotables, allí hay personas que deben ser desechadas. Mantenerlas
calladas, aisladas y sin amigos es una tarea fundamental: ni la sangre mapuche,
ni la de trabajadores
Bangladeshi, deben manchar los suéteres Benetton de lana, ni
enturbiar la marca que publicita el amor multicultural. Y aún así, la lucha de
la lof Cushamen está siendo seguida en toda Argentina,
y se han organizado acciones de solidaridad en éste y en otros muchos países.
En este caso, la persecución de los que están en la periferia revela lo que les
está reservado a los en el centro: hasta donde está dispuesto a llegar el
poder. Al mismo tiempo, la persistencia de la lucha de los miembros de la lof contra un oponente tan colosal, su coraje
y desafío, hacen evidente que, en este contexto, nada está resuelto
definitivamente. Su denuncia, no sólo del capital transnacional, sino en
general de los “estados coloniales y capitalistas” y de la destrucción salvaje
de la tierra, debe resonar por todas partes, puesto que demuestra que otras
formas de vida no son sólo imaginables, sino que ya y todavía existen.
Los miembros de la lof Cushamen no están solos, ni en silencio. Su
lucha se extiende a través de una red de medios
alternativos de comunicación, en su mayor parte alternativas. Esta red incluye
a la radio “mapuche-comunitaria” Petü Mogeleiñ (Aún Vivimos), y a FM Alas en El Bolsón. Ambas emisoras, a pesar
de repetidas
amenazas, continúan cubriendo estos conflictos. Sin embargo, para
sus oponentes, que cuentan con inmensos recursos y para quienes la violencia es
simplemente una estrategia lógica, es fundamental que no se permita el éxito a
ninguna recuperación de territorio, ni que corra la voz.
En definitiva: resulta crucial que las voces
mapuches circulen extensamente, y que rompan tanto los silencios impuestos,
como la imagen de su tierra, que se vende a los turistas como si fuese un
territorio desértico, libre de conflictos. A través de su lucha, nos muestran
cómo, día a día, por todo el mundo, la gente se está organizando para construir
un futuro diferente, y lo hace construyéndolo aquí, en el presente.
Saskia Fischer es investigadora, comunicadora y militante de
origen indio y holandés. Actualmente está terminando su tesis doctoral sobre medios de comunicación y luchas mapuches en
Argentina.
http://www.opendemocracy.net/democraciaabierta/saskia-fischer/mapuches-contra-benetton-descolonizando-el-territorio-1
http://www.opendemocracy.net/democraciaabierta/saskia-fischer/mapuches-contra-benetton-descolonizando-el-territorio-1
Fuente:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=222637
No hay comentarios:
Publicar un comentario