La "mayor
amenaza" a la libertad
y la prosperidad mundial
18 de febrero de 2017
18 de febrero de 2017
Por Homar Garcés (Rebelión)
Según reportes de medios
de información, Myron Ebell, el personaje designado por Donald Trump para dirigir
su equipo de transición de la Agencia de Protección Ambiental, afirmó que los
activistas del clima y el medio ambiente son “la mayor amenaza para la libertad
y la prosperidad en el mundo moderno”. Tal apreciación, en boca de un denegador
tarifado del cambio climático, enuncia un común denominador del sistema
capitalista global: la idea -antigua, por cierto- respecto a la expansión
ilimitada del progreso humano a costa de los recursos finitos de la naturaleza,
todo lo cual exige hacer caso omiso a cualquier advertencia en contrario; por
lo que todo activista a favor de la preservación de la naturaleza que nos rodea
será considerado enemigo del progreso y, por extensión, del bienestar que este
originaría -por igual- para todos.
No importa que esta posición afecte la existencia equilibrada de
fauna y flora, de suelos, de ríos y mares, o del aire que aún puede respirarse.
Nada de esto importará en tanto los dueños del capital obtengan pingües
ganancias y, en teoría, las «compartan» con los trabajadores que explotan a
diario, quienes -gracias a la ideología dominante y al consumismo compulsivo
que los enceguece y los convierte en esclavizados- terminan incrementando sus
arcas, en un ciclo que muchos (de pensarlo) lo conciben como una fatalidad insalvable
e inmodificable.
Esto apenas revela lo que sucede a manos de
las grandes corporaciones transnacionales, cuya sed insaciable de ganancias, le
imponen precio a todos los recursos naturales, así ello suponga financiar el
asesinato de luchadores ecologistas, aborígenes y campesinos, como viene
ocurriendo desde hace largo tiempo en diversas naciones de nuestra Abya Yala,
siendo los casos de Berta Cáceres, en El Salvador, y de Sabino Romero, en
Venezuela, algunos de los más sonados. O forzar la construcción de obras, como
las del oleoducto Dakota Access, que tratan de impedir activistas por el
medioambiente y la tribu nativa estadounidense Sioux de la Reserva Standing Rock ,
que tienen el aval gubernamental sin atender a otras razones.En todos ellos se
desconocen leyes y derechos ancestrales de los pueblos originarios y campesinos
que defienden de la voracidad capitalista los territorios que ocupan, la
mayoría de las veces contando con la complicidad de gobiernos corruptos y, en
un menor grado, poco conscientes del grave daño que legitiman con sus medidas,
impulsadas básicamente por un afán económico, aunque den y demanden garantías
para proteger el ambiente.
Como lo plantea descarnadamente en su artículo “Cambio climático:
el reloj del Juicio Final no se detiene”, el académico e investigador del
Instituto de Estudios Latinoamericanos y del Centro de Investigación y Docencia
en Educación, de la
Universidad Nacional de Costa Rica, Andrés Mora Ramírez,“ni
el cambio climático es un ‘cuento chino’, ni tenemos el tiempo a nuestro favor
para seguir postergando decisiones que serán determinantes para el futuro del
planeta, para el equilibrio de sus ecosistemas y, más aún, para garantizar las
posibilidades de supervivencia de nuestra especie”. Sin embargo, desde diversas
instancias, muchos obvian la urgencia que todo esto reviste, exponiendo a una
grave inminencia de extinción no solamente a la humanidad sino a todo género de
vida sobre La Tierra; presentando y patrocinando la explotación sin
restricciones de la naturaleza como la única ruta para salir de la crisis
económica en que se halla el mundo en general.
Fuente:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=223074
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