El capitaloceno
27 de febrero de 2017
27 de febrero de 2017
Por Renan Vega Cantor
“En todas
las culturas, la clasificación taxonómica significa supervivencia. El principio
de sabiduría, como dicen los chinos, es llamar las cosas por su nombre”. Edward
Wilson, La diversidad de la vida, Editorial Crítica, Barcelona, 1994, p. 52.
“¿Hay que definir con el nombre del ser humano
(anthropos) algo que no debería hacer referencia a toda la humanidad, pues sólo
una parte de ella ha sido responsable del desastre medioambiental?”. Marta
Pérez-Folgado, El Antropoceno: ¿Tendremos nuestra propia era geológica?, en http://principia.io/2015/01/22/el-antropoceno-tendremos-nuestra-propia-era-geologica/
“El capitalismo es como el aprendiz de brujo:
ha invocado y ha reunido unos poderes que se han descontrolado salvajemente y
que ahora amenazan con destruirnos […] Si no actuamos ahora, todo parece
indicar que el capitalismo será nuestra tumba”. Terry Eagleton, Por qué Marx
tenía razón, Editorial Península, Barcelona, 2012, pp. 223-224.
Al borde del precipicio
Varias
informaciones recientes indican el acelerado proceso de destrucción de la
naturaleza y de trastorno climático en el mundo, así como de la miseria de
millones de seres humanos, afectador por catástrofes que se pretenden naturales
pero que tienen un claro origen social, aunque eso no sea evidente a primera vista.
Sin pretender ser sistemáticos recordemos algunas de las noticias que se
registraron en el 2016 sobre caos climático, extinción de especies, pérdida de
biodiversidad y las mal llamadas “catástrofes naturales” Caos climático a
escala mundial -El año 2016
ha sido el más caluroso de la historia reciente: Por
tercer año consecutivo el 2016 supera al 2015 y este a su vez había rebasado al
2014 en cuanto al record en el incremento de la temperatura promedio en el
planeta tierra. Al respecto la Organización Meteorológica
Mundial señaló: “la temperatura promedio de este año fue 0,94°C superior a la
promedio del siglo XX, que fue de 14,0°C. […] el mes de agosto del 2016 batió
récords de temperatura en los océanos Pacífico e Índico y en los continentes”.
Otro informe precisa detalles todavía más sombríos: Es muy probable que 2016
sea el año más cálido de todos los registrados [...] con temperaturas que
estarán 1,2 grados por encima de los niveles pre-industriales y 0,88 grados por
encima de los 14 grados del periodo referencia 1961-1990. […] Entre los picos
de calor nunca alcanzados hasta esa fecha, se encuentran los de Pretoria,
Sudáfrica (42,7 grados), Tailandia (44,6), Phalodi, India (51 grados), Basora,
Irak (53,9 grados) o Mitribah, Kuwait (54 grados). De los 17 años más calurosos
de la historia, 16 son los del siglo XXI.
El
aumento de temperaturas ha ido asociado a registros récord en otros fenómenos
como la concentración de gases de efecto invernadero, la disminución del hielo
ártico, los incendios forestales, la disminución de la barrera de coral y el
aumento de fenómenos extremos como los ciclones, los maremotos y las sequías de
grado severo1.
-El
deshielo en el polo norte: El Ártico acaba de vivir sus 12 meses más calientes
desde que hay registros de temperatura en esta región, al sufrir una ola de
aire caliente que derritió una importante área de hielo, dijo el martes 13 de
diciembre de 2016 un informe de la Agencia estadounidense Oceánica y
Atmosférica (NOAA). “La temperatura media anual del aire sobre el suelo fue la
más alta jamás registrada”, ya que “se ubicó 3,5 grados centígrados por encima
de la del año 1900, durante el período que va de octubre de 2015 a septiembre de 2016.
[…] este calor sin precedentes ha retrasado en el otoño el momento en que las
aguas del océano se vuelven a congelar y ha derretido grandes áreas de banquisa
de Groenlandia”2.
-Incremento
del CO2: En octubre del año anterior se presentaba la siguiente
información:
Las
concentraciones de CO2 en la atmósfera se han disparado de nuevo
este año, y ya se espera que permanezcan por encima de la barrera simbólica de
400 partes por millón durante todo 2016. En 2015 la concentración atmosférica
media mundial de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzó por primera vez el
umbral simbólico y, a la vez, significativo de 400 partes por millón, y se
disparó de nuevo en 2016, alcanzando nuevos récords como consecuencia del
episodio de El Niño de gran intensidad […] Los niveles de CO2 ya
habían alcanzado anteriormente la barrera de las 400 ppm en algunos lugares
concretos durante varios meses del año, pero nunca antes a escala mundial
durante un año entero. Según las predicciones de la estación más antigua de
vigilancia de los gases de efecto invernadero, situada en Mauna Loa (Hawái),
las concentraciones de CO2 permanecerán por encima de las 400 ppm
durante todo 2016 y no descenderán por debajo de ese nivel durante muchas
generaciones3. Otro informe agrega: “En cabo Grim (Australia), el
promedio de los niveles de CO2 de agosto alcanzó las 401,42 ppm, en
comparación con las 398,13 ppm de agosto de 2015. En Mauna Loa (Hawái), las
concentraciones medias semanales de CO2 del 23 de octubre fueron de
402,07 ppm, en comparación con las 398,50 ppm de la misma fecha en 2015,
mientras que el valor de mayo de 2016 de 407,7 ppm constituyó el nivel mensual
más elevado jamás
registrado”4.
-Aumento
de la contaminación atmosférica en China: Desde diciembre del 2016 y durante
los primeros días de enero del 2017 se informó que gran parte de la República Popular China está
cubierta por una densa nube tóxica. Más de 70 ciudades, la mayor parte de ellas
ubicadas en el noreste, soportan esa fuerte polución. “Beijing, la capital,
entró hoy en el sexto día en alerta roja, tras haber emitido la semana pasada
la advertencia por contaminación del aire y la grave niebla tóxica que invade la ciudad. Los habitantes
que salieron a las calles lo hicieron con mascarillas, ante un intenso y
penetrante olor a carbón. En el caso de Beijing, se han cerrado 700 industrias
pesadas, incluyendo una refinería de la petrolera estatal Sinopec, para
controlar sus humos tóxicos”5.
-Cambios
climáticos en Siberia: En enero de 2017 ha descendido bruscamente la temperatura
en Siberia y en toda Rusia. Moscú ha registrado el invierno más frío de los
últimos 120 años. En el distrito autónomo de Janti-Mansi – Yugrá, se registró
en diciembre de 2016 una temperatura de -51ºC . A la par emergen enfermedades que se
creían desaparecidas, como es el caso del “Antrax Zombi”: Los investigadores
concluyeron que el origen de la epidemia fue un reno infectado por el bacilo
Bacillus anthracis, causante de la enfermedad. Un niño de 12 años falleció tras
ingerir carne de un animal infectado, y 2.500 renos murieron como consecuencia
de la enfermedad. […] La noticia fue recogida por los medios
de comunicación internacionales, que decidieron bautizar el caso como el del
“ántrax zombi”, ya que el último brote en la región se registró en 1941,
reapareciendo únicamente debido a las temperaturas inusualmente elevadas del verano,
que alcanzaron los 34ºC ,
unos ocho grados más de lo habitual. Hasta entonces, el bacilo permanecía en
estado durmiente en el permafrost, la capa del suelo permanentemente congelada.
[…] Los especialistas advierten que la descongelación podría afectar a
cementerios del norte del país donde hay enterradas víctimas de epidemias de
viruela del siglo XIX o a los cadáveres de mamuts, que albergan cepas de
bacterias y virus poco conocidas. La desaparición gradual del permafrost podría
también llevar a la descongelación de las heces de estos animales
prehistóricos, incrementando las emisiones de metano a la atmósfera, y a ellas
podría aún sumarse la actividad de los llamados microorganismos metagénicos,
que metabolizan los nutrientes del suelo en este gas y se reproducen con la
subida de las temperaturas. Además de las emisiones de metano, se calcula que
el permafrost alberga el doble de carbón del que se encuentra actualmente en la atmósfera. Todos
ellos son procesos que se refuerzan a sí mismos: la descongelación aumenta con
las emisiones, que aumentan con la descongelación. Dicho
de otro modo: a mayor descongelación, más emisiones, y con éstas, más
descongelación y de nuevo más emisiones. […]6. continúa
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