promotora del Terror Global
24 de febrero de 2017
Por Manuel Humberto
Restrepo Domínguez (Rebelión)
Uno de los
grandes retos de los derechos humanos en el siglo XXI, tanto para frenar su
propia erosión, como para hacerle frente a los violentos embates del capital y
sus estrategias de barbarie, es poner al descubierto la concepción de seguridad
imperante, que con la idea de prevenir el mal y atacar al terrorismo, ha
convertido la humillación, el temor y los tratos crueles, inhumanos y
degradantes en la formula que contrariamente a lo planteado legaliza al
terrorismo de estado.
La seguridad, que consume hoy la atención del mundo, tiene un
carácter extraterritorial, que abarca la jurisdicción internacional, con base
en tratados bilaterales de negocios con los Estados Unidos y aplicable a los
miembros de las Naciones Unidas. En menos de dos décadas de implementación ha
ocurrido exactamente lo contrario, la inseguridad se apoderó del mundo en
correspondencia con los ecos de una seguridad usada para justificar el odio y la destrucción. El
paso destructor de tal seguridad ha dejado humillación, sufrimiento y muerte,
cuando se creía que había una civilización en paz, que haría posible obtener
una ciudadanía universal y alcanzar el respeto supremo por la vida y la
dignidad humana. En nombre de la seguridad se han amontonado por miles los
cuerpos inertes de victimas inocentes en territorios como Siria, Libia, Yemen,
Afganistán, Iraq y en decenas de territorios olvidados como Haití, Somalia,
Sudan, Colombia, Guatemala, Honduras.
La seguridad
con una nueva ingeniería del terror se reinstaló con las reglas de la guerra
preventiva a partir del 9/11, que pusieron fin a los limites de la guerra
simétrica, validaron la ilegitimidad en las actuaciones de los estados e
implantaron una legalidad sin justicia. La nueva herramienta legal es la ley patriot (USA Patriot Act) que amplia la
capacidad de control del estado bajo el supuesto de combatir al terrorismo,
extender la capacidad de las agencias de seguridad, fortalecer la vigilancia,
establecer nuevos delitos y endurecer las penas por delitos de terrorismo y; la
resolución 1373, del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Las dos con
el espíritu de la LeyMcCarthy-Walter que
durante los tiempos de La seguridad se difunde mediante su antítesis de temor generalizado a supuestos peligros latentes, causados por enemigos difusos, invisibles y peligrosos que se esconden en cualquier parte y están dispuestos a atacar a
La seguridad es una formula ideológica inventada en el marco del neoliberalismo por las elites políticas, económicas y militares, aferradas al poder sin limite, ni escrutinio publico y necesitada de justificaciones legales globales para mantener el despojo. En su corto recorrido ha dejado torturas, desapariciones, encarcelamientos preventivos, cárceles de terror, masacres, genocidios, hambrunas, murallas para aislar, deportaciones y asesinatos, tratados con impunidad como asuntos secretos de estado. La seguridad elevada a la categoría de valor, promueve prácticas degradantes y ofensivas contra la humanidad, permanece instalada como un chip en el cuerpo del sujeto, que ya tiene interiorizado su propio enemigo interno; en las instituciones que actúan con indolencia y en el cuerpo social, que reproduce odio, desconfianza y temor. La seguridad protege a la impunidad que pone a salvo a los que dinamizan los sistemas de corrupción y en general al pequeño grupo de poderosos que con solo respirar mueven al mundo, promueven la disolución de los lazos sociales entre hermanos y entre pueblos y lesionan la solidaridad, la cultura, el afecto, la política, el colectivo.
La seguridad para impedir el mal responde a los impulsos del capital que paraliza al cuerpo social en cuanto su real propósito no es la seguridad, si no la destrucción de las conquistas de derechos alcanzados y la disolución de toda forma de resistencia a la acumulación sin limite de las riquezas colectivas. La seguridad es el nuevo nombre de la opresión, es la estratagema que mantiene latente
La seguridad lleva a discriminar, perseguir a minorías, violentar derechos de mayorías, impedir la protesta social, condenar adversarios políticos y sociales, asesinar en masa o al detalle, sus estrategas aconsejan construir ghetos, inventar otras violencias, provocar reacciones violentas de las victimas para justificar nuevas intervenciones que alienten la cadena del horror. Los estrategas son financistas, ejecutivos, banqueros, especuladores, juristas, políticos que reproducen clientelas, expertos en seguros y militares que crean, recrean y difunden el miedo a
La seguridad está en contravía con los principios de la seguridad real basada en el reconocimiento del otro como un ser humano, que debe ser respetado y contar con garantías de estado para permanecer libre de temor, humillación y tratos degradantes. La seguridad promovida está convertida en una política de terror que impide la justicia como bien común, pero a la vez impide que esta se aplique a los responsables de las humillaciones y los crímenes. La seguridad sin justicia deja ver que su propósito no es la convivencia pacifica entre hermanos, pueblos o estados, si no la defensa de la acumulación ilimitada de quienes no abandonan el sueño de convertir al mundo en un inmenso casino y a los países en municipios que a merced del miedo les multiplican sus ganancias manipulando información y extendiendo la idea de que en cualquier parte hay un enemigo a combatir.
La seguridad del terror legalizado que crea inseguridad, es útil al funcionamiento de la sociedad desigual y globalizada bajo control de inversionistas decididos a tomar por cuenta propia el control del estado eliminando la intermediación de la clase política e instaurando gobiernos de empresarios tipoTrump, que empezó por anunciar que el mundo será seguro si se fabrica a su medida.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=223337
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