Israel Alegre:
"El reclamo más importante aquí es el derecho a la vida"
10 de febrero de 2017
10 de febrero de 2017
La comunidad indígena Nam
Qom, ubicada en la capital formoseña, se encuentra alerta por los avances en la
instalación de la
Empresa Estatal Dioxitek , encargada de la producción de
dióxido de uranio en polvo. Se realizarán movilizaciones de
concientización dirigidas a los ciudadanos de la provincia.
Por Agencia Periodística Timbó
Israel Alegre, histórico dirigente qom de Formosa,
manifestó: “La Planta de Uranio se pretende instalar a cuatro kilómetros de la comunidad. El tema
no se trata solamente de la ubicación sino también de la contaminación
potencial de este proyecto. Vemos que la provincia está violando el Art. 38
inciso 3 de la
Constitución Provincial y el Art. 41 de la Constitución
Nacional. Estamos hablando de no contaminar el ambiente. El
reclamo más importante aquí es el derecho a la vida. A veces seguimos
pensando que para la provincia de Formosa, los indígenas no somos seres
humanos”.
Dioxitek es una empresa estatal, cuya mayoría accionaria
está en manos de la
Comisión Nacional de Energía Eléctrica (99%, el 1% restante le pertenece a la provincia de Mendoza), y se encarga de la producción
del dióxido de uranio en polvo utilizado para el combustible de las centrales
de Embalse y Atucha I. La nueva planta tendrá capacidad para producir 460
toneladas de dióxido de uranio por año, lo que significa triplicar el actual
nivel de producción con el que cuenta nuestro país. A través de la Jefatura de
Gabinete, el Gobierno Nacional ratificó el año pasado que la planta empezará a
operar hacia fines del 2019.
El año pasado, en el marco de la audiencia ciudadana
"Los derechos humanos y la contaminación ambiental. Caso Dioxitek",
el presidente de la Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM), docente e
investigador universitario, Raúl Montenegro, sostuvo que Dioxitek intentó
radicarse en varios lugares de Córdoba, en Mendoza y la Rioja, sin lograrlo.
Además, dijo que la planta funcionó siempre sin informar a la comunidad sobre
sus actividades y que la
Comisión Nacional de Energía Atómica ocultó los impactos
negativos que producía.
La lucha de la comunidad Nam Qom
no es nueva ya que en el 2014 presentaron un recurso de amparo para detener la
obra. “Cuando nos presentamos ante la Justicia Federal ,
el Juez entendió que era competencia de la Justicia Provincial. Se
apeló ese falló. En 2016 se eleva la cautelar ante la Corte Suprema de
Justica. En enero de 2017, la Procuradora General de la Justicia saca un
dictamen diciendo que es competencia de la corte Suprema de
Justicia. Aunque el dictamen de la Procuradora General
no es vinculante, se puede observar que se tiene en cuenta la violación de la
legislación internacional”, señaló Alegre.
En el año 2014 se realizó una audiencia pública en la que
se expusieron los beneficios, las ventajas y las posibilidades que la provincia
viviría con la puesta en marcha del proyecto nuclear. Desde la empresa estatal
se llegó a declarar que su salida de la provincia de Córdoba se debió, entre
otras cosas, a una actividad importante de grupos ambientalistas a lo que se
suma una "muy mala prensa en materia nuclear”. Israel Alegre, sostuvo que:
“La provincia convocó una audiencia pública sin tener en cuenta que hay que
llevar esta consulta previa, libre e informada a las comunidades. Pero no sólo
a la comunidad Nam
Qom , sino también a la ciudadanía formoseña, que también
deben ser informados, todos tienen que saber que se va a trabajar con
materiales muy nocivos, materiales radioactivos. No hubo consulta previa, libre
e informada para desarrollar este proyecto. No hubo espacios y no hubo
consultas por asambleas, no hubo información fluida en nuestro idioma. Con todo
eso nosotros, como comunidad Indígena, podíamos dar o no el consentimiento”.
Finalmente, Israel Alegre destacó que la ciudadanía
formoseña tiene este año la posibilidad de volver a decidir si quiere que nos
sigan contaminando con las leyes.
“Sabemos que cuando esto comience a contaminar vamos a poner en riesgo la vida de muchas generaciones. Uno no puede decirle al viento norte que pase por otro lado. La planta va a trabajar y el viento va a llevar todo ese veneno, ese polvillo, a las casas, los animales, las aguas y los cuerpos de todos nosotros”, concluyó.
“Sabemos que cuando esto comience a contaminar vamos a poner en riesgo la vida de muchas generaciones. Uno no puede decirle al viento norte que pase por otro lado. La planta va a trabajar y el viento va a llevar todo ese veneno, ese polvillo, a las casas, los animales, las aguas y los cuerpos de todos nosotros”, concluyó.
Fuente:
http://www.anred.org/spip.php?article13610
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