Resistiendo con la naturaleza
6 de febrero de 2017
6 de febrero de 2017
Visitamos a Fernando
Tosini, Técnico agrónomo y encargado de la huerta orgánica del Parador de La
Montaña en el Valle de Calamuchita, Córdoba. Y conversamos acerca de su visión
de la naturaleza, sobre la lucha por la preservación de los montes nativos que
hay en Córdoba, sobre la agricultura convencional y la agricultura orgánica. En
resumidas cuentas, Fernando nos explicó como la agricultura orgánica es una
resistencia política y una demostración de que uno en su hogar puede producir
sano y sin necesidad de usar agrotóxicos.
Por
Facundo Ramirez para ANRed
Fernando Tosini: Creo que la agronomía se fue dando de una forma muy
simplista sin tener en cuenta cómo funciona la naturaleza y reforzando esa
manera de funcionar del ser humano en general de “si algo me molesta, lo más
rápido es matarlo. Entonces uso un veneno y me lo saco de encima”, parece una
locura pero es como funcionamos en general los seres humanos. Entonces esto que
hago ahora da un poquito más de trabajo en relación a eso, pero mucha más
satisfacción. Porque uno aprende a observar en la naturaleza a la biodiversidad
y cómo es que se mantienen los equilibrios. En cambio, el agricultor
convencional ha hecho todo lo contrario por una cuestión de ganar dinero
rápido. Y con esa visión por ejemplo, en Córdoba ha quedado el 3% del monte
nativo que es nuestra protección y nuestro futuro. Y encima ahora van por ese
3% ¿y entonces qué? No nos va a quedar nada. Todo lugar donde se pueda sembrar
soja se siembra. Por eso, esta agricultura orgánica viene a ser una resistencia
y una demostración de que se puede producir sano sin tener que usar ningún tipo
de herbicida o de cualquier cosa que mate algo en la naturaleza.
¿Qué consecuencias tiene el uso de estos
herbicidas o agrotóxicos?
F.T: La primera consecuencia que tiene es la contaminación
directa en el ambiente. La segunda cosa más importante es que en el uso de semillas
transgénicas se utiliza un paquete tecnológico que incluye herbicidas,
fertilizantes, etc. Y que todo eso va a lo que comemos. Por ejemplo, la
lecitina de soja se usa en el 80% de nuestras comidas saladas y la fructuosa
del maíz en nuestras comidas dulces. Entonces, en la mayoría de las cosas que
compras están incorporados los herbicidas y los insecticidas.
Es verdad, si uno mira la lista de
ingredientes de un paquete de galletitas puede leer: “jarabe de maíz de alta
fructuosa” o “lecitina de soja”.
F.T: Claro, y no hace falta que comas directamente maíz o soja,
ya que en lo que comes a diario lo estas incorporando. La otra cosa que hace
este tipo de agricultura es lo que te comentaba. Una social, ya que se ha
desplazado al campesino de lugares y se le ha sacado el monte que era su fuente
de ingreso con leña, carbón o alguna cría de ganado. Entonces, tomaron valor y
algunos “vivos” se agarraron esos lugares y utilizan las semillas transgénicas
para cultivar allí donde antes era impensado. Entonces para darte un ejemplo,
yo tengo un monte natural que me absorbe el 100% del agua que cae en un lugar
como estos, que puede andar entre 600-800 mm al año, absorbe toda el agua y va a las
napas para que quede en su lugar. Bien, la soja no hace eso, porque no puede
absorber el 100%, sino que absorbe la mitad. Y esa agua que me sobra provoca
inundaciones, lavado de suelo, grandes canales, desertificación, y
contaminación. Porque esa agua va a todas cuencas de río y se dice que hay
estudios hechos de que en todo el Paraná hay glifosato. Ya en el aire hay
glifosato que es uno de los herbicidas más conocidos para el uso de estas
tecnologías. Entonces, tenemos consecuencias ambientales, sociales, y
económicas también. Porque se gana mucho con la soja pero se pierde mucho con
lo que se va de suelo, cuando exportamos nutrientes, agua y estamos perdiendo
todo.
¿En qué consiste esta resistencia que se hace
al utilizar la agricultura orgánica?
F.T: Básicamente, la resistencia es demostrar que es posible
producir. El hambre del mundo no se va a acabar con el tipo de agricultura
convencional. El hambre se puede sacar si hay solidaridad de la gente, si la
distribución de las riquezas es apropiada. Y la agricultura ésta tiene que ver
con eso, con asociarse con gente, aprender unos de otros, en las ferias donde
hay intercambios de saberes, intercambios de semillas, de soberanía
alimentaria. Y la resistencia es de a poco sin ser muy difundida, pero de a
poquito la gente empieza a conocerla. Mi función acá en el hotel es dar algunas
charlas sobre el tema y concientizar. Si bien yo tengo un pensamiento un tanto
apocalíptico de que la gente cambia cuando las cosas ya han pasado, pero de
todos modos creo que uno tiene que advertir o estar trabajando en eso y no
quedarse con “lo que va a pasar”, sino en todo caso no ser parte de eso.
Y esto que me decís es mostrar otra visión y
otra forma de hacer las cosas. ¿No hay una forma de cultivar?
F.T: No. Hay miles de formas y todas son igualmente válidas. Y
lo más importante de esto es aprender día a día y tomar de cada uno de esos
sistemas de agricultura, como la permacultura, la biodinámica, etc. Hay muchos
de esos tipos de producción y están demostrando día a día que es posible. No
tenemos una receta, tenemos unas ganas de aprender cada día de la naturaleza,
agredir lo menos posible, y vivir de otra manera.
¿Se puede decir también qué esta resistencia
que haces, y que hacen todos los que practican esta forma distinta de cultivar,
es una resistencia política?
F.T: Obviamente, si. Hay excepciones, pero en general todo
agricultor agroecológico tiene una visión de la política social distinta a lo
que es el capitalismo. De esto se trata, de no pensar en hacer dinero, sino de
tener el alimento sano, salud, igual condiciones para unos y otros, la educación
tiene mucho que ver. Por ejemplo, uno no puede entender una política
agropecuaria con gente que tiene millones de hectáreas y que le da poco trabajo
a la gente. Es
cierto que un cambio de ese tipo es difícil, pero mínimamente deberían haber
políticas que obligaran a esas personas a tener gente trabajando, que más gente
pueda vivir de esos espacios. Entonces, es una forma política de ver al país y
al mundo.
¿Y esa ley de desmontes que se está tratando
de resistir en qué consiste?
La ley de bosques actual ha fijado distintas categorías de
monte, que algunos son intocables y están caracterizadas por color verde,
amarillo y rojo. Rojo es imposible tocar, son lugares que no se puede
desmontar, por ejemplo nosotros aquí en el Valle de Calamuchita estamos en una
zona roja. Y hay otra zona que es la amarilla, y la quieren tocar porque es una
zona de bosque nativo que se llama fachinal o sotobosque. Es un lugar bastante
inaccesible con montes bajos, que no son de más de la altura de una persona,
hay mucha espina, Pero que tiene la particularidad de albergar a casi todas
nuestras especies nativas de fauna y flora. Entonces, esta ley quiere ir contra
eso. Usan grandes rolos, sacan ese lugar, y siembran soja o ponen pastura para
vaca. Y lo que no se tiene en cuenta es que no es solamente el árbol, el
churqui como le dicen acá, sino lo que vive alrededor de él y eso es lo que se
quiere proteger. Ya tienen demasiado espacio, ¿Para qué quieren más? ¿Para qué
someter a toda esa vida? Que encima no es ni siquiera para darle trabajo a la
gente, al contrario y no tiene sentido que perdamos ese 3% y nos quedemos con
el 1%. Entonces, a eso le hacemos la resistencia. Y por suerte hay mucha gente
comprometida, en cuanto a organizaciones sociales de vez en cuando vamos a las
marchas, así que estamos resistiendo de esa manera.
Además, es increíble eso de considerarse dueño
de las plantas, de la vida, por sólo tener un papel. Es una locura como se
logra obtener ese papel que te jacta de ser dueño de todo eso.
F.T: Como si no fuera patrimonio de todos. Uno puede ser dueño
de un sector porque tiene una escritura pero no es dueño de los árboles, no es
dueño de la vida. Por
ejemplo, nuestras culturas ancestrales no tienen ese concepto de posesión de
las cosas, sino que tienen respeto sobre las cosas, especialmente sobre las
plantas. Aunque tenga que cortar un árbol para tener una leña, no tiene que ver
con la depredación, tiene que ver con el respeto por la naturaleza. La
agricultura orgánica es eso. No medimos la producción sino la protección. Vemos
cuánto le damos a la tierra para después cosechar nosotros. Hace un rato te
mostraba como de una semilla, sale un girasol con cientos de semillas y es
hasta emocionante verlo. Para los que hacemos agricultura orgánica es nuestro
pensamiento, es nuestra forma de vivir y para algunos puede parece loco en este
sistema tan mercantilista, pero con el tiempo creemos que se va a tener que
revertir.
Inclusive, como mencionabas recién, en las
culturas ancestrales había parcelas de tierra que eran trabajadas por distintas
familias, y no una parcela para cada familia sino una grande trabajada por toda
la comunidad.
F.T: Claro, lo que se llamaban mingas. La gente se unía
para hacerle la casa a alguien o para sembrar en forma comunitaria. Por
ejemplo, acá en El Parador de La Montaña estamos tratando de hacer eso en este
lugarcito que nos han dado para los habitantes que somos pocos y la huerta
comunitaria es también una excusa juntarse, para hablar de estos temas y
proteger los montes. Acá nosotros cuando alguien compra un terreno tratamos de
estar ahí advirtiendo y tratando de concientiza y proteger como podemos
hablando, sin andar de policías. Porque como decías vos, la gente se siente
dueña del lugar, “compré esto, es mío y si ese árbol me molesta lo saco”. Hasta
ahora estamos logrando que la gente se concientice y trate de dejar lo más
posible el monte. Tratamos de que la gente entienda que cada acción que hago
sobre la naturaleza, no solamente es contra mí mismo sino que también contra el
vecino, y contra los que queremos vivir de otra manera.
Mira vos como esa visión de “compro un terreno
y saco ese espinillo que me molesta porque tiene espinas y es muy rústico”, es
la misma que después se aplica en la agricultura convencional, “cuando está el
yuyo le echo un herbicida, mato todo y lo saco porque me molesta”.
F.T: Y la realidad es que la vida vuelve. Porque muchas de
estas cosas que se daban como mágicas, ya no lo son. Por ejemplo, al glifosato
ya hay varias especies que están haciendo resistencia y ahora no las pueden
sacar con nada, excepto haciendo un cóctel peor de lo que se hace. Lo que se
intenta, es luchar contra algo que siempre va a ganar. Te lo gana con las
inundaciones, te lo gana con los tornados, te lo gana con otras cosas pero te
lo gana. Entonces la vida se hace cada vez más difícil en un mundo que cambia
de esta manera sino tomamos conciencia. Yo con esto no le echo la culpa a ese
tipo de agricultor. Porque me doy cuenta que no tienen conciencia de las
consecuencias de ese modelo. Y cuando luchamos en contra de la ley de montes,
luchamos a favor de ellos. No queremos que ellos dejen de ser agricultores,
queremos que lo sean, que no se les inunden los campos, queremos proteger y si
podemos volver hacia atrás, reforestar y aumentar la cantidad de montes, les va
a servir a ellos y al hermano que vive al lado. Pero yo me doy cuenta que no lo
entienden porque tienen otra visión, y esa es la visión que hay que debatir.
¿Y esta manera de cultivar, orgánica y de
respeto a la naturaleza, de dónde la podemos aprender?
F.T: Hay bibliografía de por ejemplo, biodinámica. También, se
brindan cursos, talleres, incluso podes ir a una chacra a trabajar un tiempito.
Tenés la permacultura que es un sistema de vida distinto y abocado a la auto-sustentabilidad.
Porque si querés vivir en un lugar, ya de por sí tenés que
hacer tu casa utilizando los elementos que se encuentran allí, barro, madera,
etc. Además, están las ferias agroecológicas que son una fuente inmensa de
sabiduría y de intercambio de saberes. Las fuentes son varias, hay que también
decidir a cambiar la cabeza, la forma de ver las cosas, la estética inclusive.
Acá por ejemplo, en esta huerta orgánica vas a ver yuyos, vas a ver algún
desorden, pero de acuerdo al orden que nosotros tenemos como visión de estética
y tiene que ver con el desorden que hay en la naturaleza. No vas
a encontrar en la naturaleza todo juntito y de lo mismo, sino que vas a
encontrar algún yuyo, alguna flor, algún árbol y todo mezcladito porque así
funciona. También, vas a encontrar hormigas, arañas, caracoles y todo en forma
equilibrada. Entonces, en definitiva si queremos aprender, primero tenemos que
pensar que vamos a tener que cambiar nuestra cabeza. Y ahí vamos a dejar atrás
viejos conocimientos, conocimientos que los creíamos verdaderos, que me pueden
servir en parte, pero que no es el total de la verdad en cuanto a la producción
agroecológica.
¿Esto de cultivar de manera agroecológica es
también una ayuda de poder utilizar lo que se considera como basura, sin verlo
como desecho sino como una fuente de alimento para las plantas y de vida que
después va a volverle a uno con los frutos no?
F.T: Bueno, no lo había pensado así, pero por supuesto que la
basura ya no la vemos como basura. Es lo que vos comentabas, ni más ni menos.
Es una fuente importante de nuestro oro para poder producir. En el momento en
que uno recicla parte de su basura utilizando el compostaje, le está mostrando
al vecino, que está sacando el 38% de su basura y es bastante. Entonces, si
podemos hacer eso, creo que lo que están faltando son políticas nada más para
evitar los rellenos sanitarios, por ejemplo. Entonces, reciclando con el
compostaje o ayudado de lombrices, estoy produciendo ese preciado abono
orgánico para cultivar de forma sana.
Por lo que me decías recién, no se trata de
autoabastecerse desde el comienzo, sino de empezar de a poco y proyectar a
futuro.
F.T: Claro, esto requiere de paciencia. Porque quizá el lugar
que agarres para producir está desequilibrado. Como me comentabas vos de tu
terreno, en el cual ha habido construcción, hay cascotes, hay tierra que no
está muy nutrida, etc. Entonces, lo que tengo que hacer es pensar que voy a
equilibrar ese terreno primero para luego poder producir. Si uno lee la
historia de Fukuoka, que fue el precursor de la “agricultura natural”, el tipo
agarró un desierto para empezar su agricultura y con muchos años y su
paciencia, logró en un desierto producir un vergel tipo paraíso. Entonces esto
se puede, pero siempre con paciencia. No tengo que pretender cuando recién empiezo
tener el tomate, la berenjena, el limón, etc. Porque vas a tener que equilibrar
aunque sea un pequeño lugar. Y se puede hacer en una terraza, en un balcón, en
una huerta vertical, en un patio, lo de tener pequeñas cosas y que no son
buenas solamente porque las tenemos, sino también porque es terapéutico. Creo
que las personas, cuando se conectan con la tierra, se produce algo mágico y se
necesitan menos psicólogos por lo menos. Aunque, tampoco uno cree que todas las
personas van a ser agricultores, porque cada uno tiene sus gustos. Pero, si uno
tiene cierta inclinación por el tema se puede y por más que el terreno donde
empiece sea malo, hay técnicas y formas de producir allí. Y la más importante
es el reciclado para producir nuestro propio abono orgánico a partir de lo que
uno tiene. El papel, el cartón, los desechos de nuestra cocina, todo eso sirve
para empezar a equilibrar un lugar aunque sea pequeño al principio, pero ir
creciendo de a poco.
Además, de la basura orgánica se puede
utilizar el plástico de los envases o las bolsas de residuo también. Por
ejemplo, para utilizarlo como contenedor o maceta, en caso de no contar con un
terreno. O sea, que prácticamente toda la basura se puede utilizar.
F.T: Exacto, los bidones, las botellas pep, todo eso se puede
utilizar para por ejemplo, cuando se vive en un departamento y se tiene un
patio de cemento. Se reutiliza y hasta si uno tiene buen gusto queda lindo.
Entonces, lo importante es empezar y hay mucha gente dispuesta a transmitir lo
que aprendió. Muy pocos agricultores orgánicos van a tener un secreto, sino que
tratan de decirte todo lo que aprendieron, lo que hicieron mal, lo que hicieron
bien, de qué forma fueron mejorando, y es una manera de aprender.
¿Se puede decir que la metodología para
cultivar orgánicamente es autóctona?
F.T: Por lo menos es mi forma de pensar. Si bien hay gente que
cree que su metodología es la mejor, lo que he aprendido hasta aquí es lo
siguiente: de todo uno puede aprender pero también hay que fijarse y ser muy
observador del lugar en que está. ¿Cuánto llueve? ¿Qué características tiene el
lugar? ¿Cuánto da el sol ?
Si bien hay técnicas que son iguales para todo, hay estrategias que tenés que
ir viendo vos. Y eso es lo maravilloso de esto. Hay que aprender a observar
cómo se comporta la naturaleza del lugar. Es un constante aprendizaje, aunque
obviamente hay gente que prefiere las recetas. Yo no creo que haya una receta
mágica. Hay que tomar y aprender de esas cosas que se dicen, pero también
adaptarte al lugar que tenés y aprender día a día.
¿Y si hablamos de equilibrar la tierra, de qué
estamos hablando?
F.T: Es volver a lo que era la naturaleza. Es
decir, cada vez que el hombre usa un lugar está agrediendo, interviniendo el
lugar y por lo tanto, haciendo un daño ecológico. Puede ser mínimo o muy
grande. Por ejemplo, en la agricultura antes se creía que había que dar vuelta
la tierra y remover bien a la hora de sembrar. Y uno no sabe que de esa forma
está eliminando un montón de microorganismos que van a disminuir la posibilidad
de que se pueda cultivar de vuelta allí la misma planta. Porque al principio va
a andar bien pero después a mediano plazo se van a notar las consecuencias. Uno
puede ver como luego de descubrir un lugar, éste se vuelve a cubrir de yuyos. Y
esto pasa en cualquier lugar, porque el suelo nunca puede estar descubierto. La
naturaleza nos lo demuestra. Y esto se debe a que si no está cubierto el suelo,
se descubren y se mueren los microorganismos que son los que se encargan de
transformar toda la materia orgánica que cae, en materia mineral que es lo que
usan las plantas para vivir. Entonces en primer lugar, equilibrar un lugar
significa como voy a cuidar la tierra para agredirla lo menos posible. En
segundo lugar, La naturaleza generalmente, salvo en un bosque, no se presenta
con una sola especie, sino con muchas especies. Por eso, tengo que pensar la
huerta con algún frutal, algún árbol nativo en lo posible, algunas aromáticas,
muchas flores, y con un diseño que no sea tan estructurado como estamos
acostumbrados a ver, como si fuera un jardín inglés. Con una estructura lo más
idéntica a la naturaleza.
Obviamente que algún surco vamos a hacer por una cuestión
de organización. Pero procurar que estén juntas plantas, flores, aromáticas, y
algún árbol. Por ejemplo, el árbol me puede servir para tener un sombreado en
un lugar donde haya plantas sensibles, o algunas plantas altas me pueden hacer
un cortinado para proteger a otras del viento. Y eso es a lo que yo llamo
equilibrar el lugar. Todo lleva su tiempo, pero cuando pasan tres o cuatro años
vas a ver los inmensos resultados. Si bien, hay cambios climáticos que pueden
hacer un exceso de algo que me genere una plaga, hay que tratar minimizar el
potencial de esos cambios teniendo el lugar equilibrado. Entonces, cuando planifico
una huerta, o una forma de vida en mi casa puedo pensar en por ejemplo,
reciclar los excesos de agua que se llaman “aguas grises”, que vienen de la
ducha o de la cocina, excepto del inodoro, usándolos como fuente de agua.
¿Cómo? Teniendo algo tan bello como una fuente de agua en casa con plantas
acuáticas que me la purifican y la puedo usar perfectamente para el suelo. O
también, facilitándole el lugar a una colmenita, donde no tengas peligro vos,
para poder tener mayor cantidad de polinizadores en el lugar. De esa forma,
estas equilibrando un lugar para poder producir.
¿Para qué sirve la mayor polinización en la
huerta?
F.T: Digamos que hay plantas que se autopolinizan y hay otras
que necesitan a un agente que puede ser el viento, aunque mayormente los
insectos, que lo que hacen es transportar el polen de las flores masculinas al
estambre de las flores femeninas para que puedan dar frutos. Los insectos que
en mayor parte lo hacen, son las abejas, los abejorros, y algunas mariposas,
aunque hay varios más. Entonces, nosotros tenemos que favorecer que estos
insectos vivan en la huerta porque
de ese modo nos garantizamos una mayor producción. Y los podemos atraer con las
flores que son atrayentes de diversos insectos y también con la floración de
las aromáticas. Vas a tener bichos de todo tipo, vas a encontrar alguna hoja
con un agujerito pero es comestible y por ahí hay algo que tenés que ceder para
hacer una especie de “pacto” con los insectos y que se mantenga equilibrado el
lugar. No hay insectos malos y buenos como se dice por ahí, porque todos
cumplen su función. Por ejemplo, la gente siempre dice que quiere sacarse de
encima las hormigas. Acá en la huerta habrás visto que hay muchos hormigueros.
Si, y hay algunos que son bastante grandes. Y
sinceramente, no se ve ningún daño relevante en la huerta por eso.
F.T: Para mí, las hormigas son uno de los bichos que más me
ayudan en la huerta porque me marcan los problemas que tengo de desequilibrios.
Por eso, ellas van a un árbol y pasan por otros antes, porque captan estos
desequilibrios en la
planta. Las plantas tienen capacidad de defenderse, pero
cuando están en un problema de stress, de salud o de nutrición esa función
disminuye y es ahí donde las hormigas van. Entonces, ¿qué hago, matar a las
hormigas? Inútil porque voy a gastar dinero al vicio en venenos y aunque mate
todas las de mi casa, van a venir las del vecino, las de fondo o las de otro
lado. Lo he puesto en práctica y cada vez que veo eso, voy, abono el lugar, me
fijo que mantenga la humedad correcta y sé que la próxima vez no van a venir
las hormigas. Y quizá me marquen otro lugar. Entonces, las incluyo a las
hormigas, y si es necesario las alimento con algo y las mantengo como parte del
lugar porque son nuestras colegas. Aunque no quiero exagerar en esto, no estoy
diciendo que no mates absolutamente nada. Lo que digo es mejor que se equilibre
solo, que haya otro bicho que se lo coma a ese y no seas vos el que intervenga
con un veneno que mata a todos los insectos que hay en el lugar. Si es necesario,
hay métodos biológicos y preparados orgánicos para intervenir. Aunque, la
verdad es que yo trato de hacerlo lo menos posible. Y eso es algo de lo que
tengo que enorgullecerme porque trato de mantener equilibrado el lugar para no
tener mayor problema. No tengo un libro que me respalde, tengo una vida, que no
tiene que ver con lo que estudié sino con lo que aprendo día a día como
autodidacta.
¿En qué instancia de organización se
encuentran acá en la zona contra el Monsanto y la ley de montes?
F.T: Acá en la zona hubo un antecedente, en el barrio
Ituzaingó, con las mujeres que estuvieron luchando contra los agricultores que
fueron condenados por echar herbicidas, etc. Y ese antecedente fue muy bueno
porque le dio mucha fuerza. Si bien, la condena fue menor y no fue gran cosa
con todas las vidas que se habían perdido y enfermedades que habían en el
barrio. Esa lucha despertó muchas organizaciones y a Monsanto no lo dejaron
entrar y se tuvo que ir. No dejaron que se instale y se concientizaron muchas
personas. Y para mí, ese juicio fue el punto de inflexión que ha hecho que las
organizaciones sociales, de campesinos y de agricultores tomaran fuerza con esa
condena, evitando desalojos, y no dejando entrar a Monsanto a que se instale.
Entonces, uno está esperanzado de que esto se pueda revertir. Hay muchas
presiones en cuanto a lo político, porque estos tipos que quieren la ley de
montes son los que después financian las campañas políticas y quieren que les
devuelvan el favor, según lo que pensamos nosotros. Pero la gente en la calle
también tiene su fuerza y valor. Y lo que se pretende no es no discutir. Lo que
se pretende justamente es que se discuta. No que hagan una audiencia lejos
donde no pueda ir nadie y no se discuta. Queremos que se favorezca el agricultor
que cría vacas, que se favorezca también el campesino y que se salve el monte.
Entonces, hay que encontrar una ley que sea favorable para todos. Pero no
podemos permitir que se beneficien unos pocos, aunque crean que con eso van a
salvar el país y no es la
realidad. Lo que hacen es provocar inundaciones o sequías,
etc.
Es increíble como en los medios no hay prácticamente difusión sobre la ley de
montes y mucho menos sobre la resistencia que hay contra ella.
F.T: No, en los medios
masivos nacionales no se difunde prácticamente nuestra lucha. Lo que nosotros
hacemos es difundir por las redes sociales y por ahí las adhesiones de
artistas, como Raly Barrionuevo o Doña Jovita, ayudan porque son gente muy
comprometida que difunde esto para que se prenda mucha gente. En la universidad
la gente de sociales por suerte también está comprometida y nos ayuda con el
tema.
¿Cuál es la visión a futuro que tenés sobre la
lucha contra Monsanto y contra la ley de montes?
F.T: Como te dije al principio, tengo un pensamiento un poco
apocalíptico en cuanto a que se genere una consciencia colectiva sobre el tema,
por lo que veo y por lo que vi a lo largo de mi vida. En general, se crea
consciencia cuando la cosa ya nos afectó. “Mientras tanto, si no me afecta, no
es mío, o es del vecino no me preocupa”. Entonces, hay todavía mucho de eso en
nuestra consciencia individualista. La promoción que hay del individualismo es
cada vez peor, pero estamos con cierta esperanza por algunos logros, y por como
las cosas se están acelerando sino tomamos consciencia rápidamente nos vamos al
tacho. Por eso, la agricultura orgánica no es que va a venir a salvar la cosa. Es la consciencia
de lo que hay que hacer de ahora en adelante. Tener consciencia de que criar
vacas así “porque la vaca argentina y que se yo”, cuando la cria de vacas
masiva es un gran contaminante y lo está haciendo al igual que un parque
automotor. Si podemos bajar el consumo de carne mejor. Yo soy una persona a la
que le gustan los asados, no tengo drama con eso, pero hay que tomar
consciencia y cambiar un poco algunas conductas. En resumen, soy un poco
apocalíptico pero también veo que la cosa se acelera muy rápido y vamos a tener
que tomar consciencia porque si no nos vamos al tacho.
Fuente:
http://www.anred.org/spip.php?article13596
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