Dar para
que no roben
27 de febrero de 2017
La desnutrición es una guarda que se teje fibra
por fibra con la singular perversión de quien la decide. Desnutrición ,
palabra que al parecer se ha caído de los diccionarios argentinos, y la ciencia
estadística presumiblemente la erradicó, porque la macroeconomía es la que
aporta evidencia en números. Entonces el hambre como palabra aguda, urticante,
simplemente se deshace aunque como crimen de estado se siga planificando. Las
pericias no alcanzan porque los planificadores
se dedican a borrar pruebas.
Por Ignacio Pizzo (*) para
APe
La Nación publica: “erradicar la desnutrición infantil”,
el párrafo inicial dice que bajar la edad de imputabilidad es tema de
especialistas, el cuerpo de la nota asocia desnutrición con criminalidad al
utilizar azarosa y sesgadamente datos como por ejemplo, que en el año 2000, el
doctor Abel Albino, de CONIN Argentina, solicitó a una jurista un estudio sobre
la relación entre criminalidad y desnutrición del que surgió que el 80% de los
grandes criminales de Mendoza habían sido desnutridos de segundo y tercer
grado” (1). Es decir, que a sabiendas que
cada año previo a elecciones el slogan de bajar la edad de imputabilidad
resuena cual voz de pregón en calles desoladas, alguna vez alguien detecta que
podría ser que no haga falta, mejor dar de comer a edades tempranas para no
crear futuros criminales.
La línea que liga a modo de ecuación desnutrición y
delito, vale decir desnutrido hoy, delincuente mañana, imputa al supuesto
criminal desnutrido y no al crimen del hambre. El crimen es el hambre, se
planifica como muerte lenta, como irrefutable genocidio contemporáneo. Monstruo
que estrena día a día una nueva cabeza, para perfeccionarse y sostener el orden
capitalista caníbal.
Jean Ziegler, miembro del Comité Asesor del Consejo de
Derechos Humanos de la ONU, repite a sus 80 años que el hambre es la masacre
más escandalosa del mundo. Sostiene que quienes la planifican son las 500
sociedades transcontinentales privadas que, según datos del Banco Mundial,
controlan el 52,8 por ciento del producto mundial bruto. Su valor patrimonial
es igual al PBI de 130 estados. Son grupos financieros que detentan un poder
mayor del que jamás haya tenido un emperador o un Papa (2).
Explicaba en 2015 que cada 5 segundos un niño menor de diez años muere de
hambre. Son 57.000 personas las que mueren de hambre cada día. Al menos 1.000
millones de personas son gravemente invalidados o sufren secuelas graves por la desnutrición. La
agricultura mundial podría alimentar a 12.000 millones de personas. Somos 7.000
millones.
Para más evidencia, se sabe que alrededor de 795 millones
de personas en el mundo no tienen suficientes alimentos para llevar una vida
saludable y activa. Eso es casi uno de cada nueve personas en la tierra (3). La
nutrición deficiente es la causa de casi la mitad (45%) de las muertes en niños
menores de 5 años - 3,1 millones de niños cada año (4).
Pruebas no faltan para imputar a los mentores del hambre,
mas no aparecen tribunales que se animen a citar y condenar a los criminales de
lesa humanidad, que lucen esbeltos y exitosos frente a cámaras, o bien se
mueven en las sombras y ordenan a dedo el destino de pequeños que simplemente
esperan que caiga una lluvia de bendiciones. A cambio de condenarlos, los
votamos o los envidiamos. Como gran masa anestesiada escondemos detrás de
nuestras selfies la falta de valor para generar indignación y acción.
Inevitablemente seremos cómplices si como sociedad
permitimos esconder y encerrar bajo el apartheid de las villas a los niños
jinetes del barro. Mientras gozamos del entretenimiento, nos quitan -hambre
mediante- a nuestros pequeños y jóvenes, vale decir hambre, tiros de 9 milímetros , o
apuntando a la cabeza con humo de pasta base. Conectar desnutrición con
criminalidad, y pensar en dar de comer para que no roben, es el proyecto de un
parte de la sociedad que teme las consecuencias de sus propios arrebatos.
La teoría del desnutrido criminal responde a los designios
de quien, culpable frente a sus deidades, coloca al hambre como mero
diagnóstico médico o como terreno del derecho penal, quita el marco político,
con la no inocente intención de desligar la responsabilidad de la inseparable
díada Estado-Empresas, que se sientan a degustar banquetes mientras descartan
niños excedentes como saldos que no cotizan en bolsa.
(*) Médico generalista.
Casa de los Niños, Fundación Pelota de Trapo.
Fuentes
[1] La Nación 26/01/2017.”Erradicar la desnutrición Infantil.
[2] 26 junio 2015 - Cuba debate.
[3] FAO 2015.
[4] Series sobre salud y nutrición maternal, y Nutrición Infantil,
Lancet, 2013.
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