Semillas de otro futuro
29 de mayo de 2017
"Nuestra
visión se nutre de las luchas de las y los trabajadores, de los pueblos
indígenas y originarios, de los pueblos afro-descendientes, de los pueblos
campesinos, de las luchas de la juventud y las mujeres, de otros colectivos que
luchan contra el sistema capitalista y patriarcal, como los grupos LGTBI,
ambientalistas y otros".
Por Silvia Ribeiro
A principio de
mayo se realizó en Colombia la asamblea de la Coordinadora
Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC-Vía
Campesina), con asistencia de más de 80 organizaciones latinoamericanas y
caribeñas. Francisca Rodríguez, de Anamuri (Asociación Nacional de Mujeres
Rurales e Indígenas, Chile), contagia el entusiasmo, por lo que ve como una
construcción de más de dos décadas que va tomando definiciones importantes, que
no son coyunturales, sino resultado de los debates, experiencias y luchas de
estos años. Una construcción que conoce de primera mano, porque Francisca es
fundadora tanto de la CLOC como de la Vía Campesina internacional.
Ahora está en México para participar en
representación de la CLOC-VC en la reunión de la Alianza por la Biodiversidad
en América Latina, colaboración de organizaciones que, entre otras tareas,
publica la revista Biodiversidad,
sustento y culturas (ver aquí).
Para Francisca, esta asamblea de la CLOC-VC
fue significativa, porque acordaron caminar juntos no sólo por las cosas a las
que se oponen, también por el proyecto de sociedad que quieren construir:
campesino, popular y socialista, en alianza entre el campo y la ciudad.
La CLOC nació como resultado de la Campaña 500
años de Resistencia Indígena, Campesina, Negra y Popular. Desde muy temprano
identificaron y desarrollaron principios y ejes de lucha, como ser
anticapitalistas y antimperialistas. En el V Congreso de la CLOC en Ecuador,
2010, la Asamblea de Mujeres revolucionó el congreso y a muchos en la Vía Campesina con la consigna Sin
feminismo no hay socialismo. Sumaron el principio de ser anti-patriarcales,
algo que despertó recelos de algunos compañeros, pero que ahora está claramente
consolidado como principio y cada vez más como actitud dentro de las
organizaciones. También afirmaron la crítica a la agricultura industrial,
química y transgénica; así como el cuidado y la defensa de la Madre Tierra , la
biodiversidad y el papel de campesinos, campesinas e indígenas como actores
fundamentales de esa defensa.
Sobre los nuevos acuerdos de su reciente
Asamblea, Francisca relata que si bien para muchas organizaciones de la CLOC-VC
los procesos electorales y los gobiernos progresistas se han visto como
momentos de oportunidad, también reconocen los límites de seguir bajo las
mismas estructuras y bajo la supremacía de burguesías nacionales y
transnacionales. En cualquier caso, continúa Francisca, se necesita mucho más
para el socialismo que queremos. “El reto mayor para la CLOC-VC es la
construcción del socialismo desde los territorios, desde lo local. Pero
también, y más aún en las crisis que vivimos en todo el continente, encontrar
formas más sólidas de comunicarnos, comprendernos y organizarnos con otros
movimientos populares, desde la diversidad y construyendo desde diferentes
perspectivas un proyecto común de sociedad. Nuestra definición de la sociedad
por la que luchamos emerge desde nuestros procesos históricos, y con la
convicción de que el socialismo no puede surgir por sí solo o por decisión de
un gobierno o de una vanguardia iluminada ni puede decretarse desde arriba, esta
construcción de la sociedad que queremos y anhelamos vivir sólo puede surgir
desde las bases, desde el pueblo conciente y organizado. Poco importa,
continúa, que nuestras organizaciones lo llamen de distintas maneras, sea
socialismo comunitario, sociedad del buen vivir, sociedad de la plenitud u
otras nombres. Lo importante son los contenidos reales que ponemos y que este
proyecto se transforme en un horizonte común de los pueblos. Hay mucha
experiencia acumulada dentro de la CLOC y la Vía Campesina , pero
también en muchos otros movimientos y tiempos. Nuestra visión se nutre de las
luchas de las y los trabajadores, de los pueblos indígenas y originarios, de
los pueblos afro-descendientes, de los pueblos campesinos, de las luchas de la
juventud y las mujeres, de otros colectivos que luchan contra el sistema
capitalista y patriarcal, como los grupos LGTBI, ambientalistas y otros.”
Estas reflexiones no son una declaración de un
foro un evento o de algunos intelectuales, sino que son el cúmulo de trabajo
colectivo de muchas organizaciones campesinas durante décadas, a la par de la
lucha de resistencia en cada lugar. En ese andar, La Vía Campesina ha
desarrollado conceptos fundamentales para el cambio social, como la soberanía
alimentaria (opuesto al concepto de seguridad alimentaria de los gobiernos,
donde no importa qué y quién produce los alimentos); la afirmación de la
agricultura campesina e indígena de base agroecológica como la única vía
posible para alimentar a toda la humanidad ahora y en las generaciones futuras
y enfriar el planeta; la reforma agraria integral y popular; es decir, no
solamente por tierra, también por territorio y por mantener la función social
de la tierra, en el reconocimiento de que la alimentación es un tema de toda la
sociedad, no sólo rural o de campesinos y campesinas; la defensa y recuperación
de las semillas nativas, criollas, ancestrales; el que los bienes comunes
(agua, aire, semillas, biodiversidad, suelo, minerales) deben ser comunes, no
privatizados y protegidos para garantizar que todas y todos gocemos de ellos
ahora y en generaciones futuras.
Cada región de La Vía Campesina
internacional tiene sus particularidades y acentos, su diversidad, pero han
acordado principios comunes que le dan identidad. Con este acervo y otros aportes
desde cada región, convocan ahora a la VII Conferencia
mundial de La Vía
Campesina , en julio, bajo la consigna Alimentamos
nuestros pueblos y construimos movimiento para cambiar el mundo.
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Noticias/Semillas_de_otro_futuro
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