Lección de esquizofrenia:
Los nombres, las cosas y
3 de mayo de 2017
Por Carlos Carcione (Aporrea)
Cuando “socialismo” es sinónimo de zonas
económicas especiales para desarrollar el más despiadado capitalismo. Cuando se
habla de “minería ecológica” y se instaura un ministerio con ese nombre para
designar a la barbarie extractivista del Arco Minero del Orinoco. Cuando
“democracia” es igual a manipulación autoritaria por parte del ejecutivo, de
todos los poderes públicos contemplados en la actual y vigente Constitución de
Chávez. Cuando “poder popular” significa, en el lenguaje de la cúpula, órganos
administrativos locales de control clientelar social y político y distribución
de la miseria por medio de los CLAPs, cuando sólo se realizan elecciones en los
espacios, cada vez más reducidos, donde el PSUV se asegura el triunfo. Los
nombres y los contenidos de las cosas que señalan han perdido toda
correspondencia.
Esto sucede con la convocatoria de Maduro a la Asamblea Constituyente
“Popular”. Una Asamblea Constituyente sin partidos, sin referendo para aprobar
la convocatoria y sin referendo para sancionarla, como si ocurrió con la
Constitución del 99. Una “Constituyente” donde los constituyentistas serán
elegidos por mitades, entre unos organismos del “poder popular” dedicado como
decíamos, a cumplir las tareas que les asigna el Estado, Burgués por cierto, y
el Partido Único de Venezuela, y un espacio “territorial” para cumplir la cuota
que corresponde a gobernadores y alcaldes psuvistas.
Una “Constituyente” para que menos de la mitad
del país apruebe la supuesta “radicalización” de un “socialismo” como el que
señalamos al inicio de esta nota. Una “Constituyente” con la que se terminan de
suspender las elecciones, se elimina toda posibilidad de legalizar partidos
excepto el PSUV, y se eterniza el control alimentario del país, los salarios
miserables, el desabastecimiento programado o no, el desfalco continuado a la
nación y el pago de una deuda externa a todas luces ilegitima. Una
Constituyente que “superará” la dependencia del petróleo, podemos imaginar cómo
y a que costo, y sin ninguna duda podemos afirmar que será con la liquidación y
descuartizamiento de PDVSA. Ya se ha dado el primer paso en este camino
habiendo hipotecado CITGO para pagar deuda externa.
Una Constituyente cuya parte económica la
escribirá sin dudas el capital transnacional de la Barrick Gold y las
grandes petroleras, y los Cisneros y los Vollmer en nombre de la mafia burguesa
local. En la que la decadente nomenclatura deposita su vana ilusión de
permanencia, en el reparto y administración de la renta nacional y el control
del Estado. Y lo peor una Constituyente que legitima de manera desgraciada a la
oposición neoliberal de la MUD y a sus sectores más extremos y foquistas como
si se estuviera buscando provocar una conmoción, un desastre. Y que brinda una excusa
de oro para que el mismo gran capital y sus gobiernos imperialistas extorsionen
a esa nomenclatura pusilánime para repartirse el país en las mejores
condiciones.
La izquierda del GPP, la de Latinoamérica
y la mundial que apoya este esperpento en el que se ha convertido la cúpula del
PSUV, y que se alegran con la “buena noticia” de la “Constituyente Popular ”,
esa izquierda boba, stalinoide, autoritaria, correrá a felicitar a un gobierno
que acaba de clavarle el puñal por la espalda a la obra mejor de Chávez, y que
lo hace justo en el momento en que es más necesaria que nunca, para evitar una
escalada de violencia que puede convertirse en imparable. Esa izquierda quedará
manchada por siempre con el estigma de la indignidad y la ignorancia.
Sin embargo el futuro no está escrito. Nunca
lo ha estado. Con esta convocatoria del gobierno se abre un nuevo capítulo en
la lucha por el rescate de las conquistas del Proceso Bolivariano y por la
refundación de una izquierda verdadera y no domesticada por la defensa de sus
miserables “espacios” de poder. Será una lucha desigual y difícil, pero no se
ha podido demostrar nunca qué difícil sea sinónimo de imposible. Confiemos en
la voluntad de un pueblo que venció adversidades mayores, que se levantó cuando
todo parecía perdido, que arriesgó a pesar de las dificultades. Confiemos en el
pueblo de Bolívar.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=226140
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