La hija de Silvia Suppo ante
el crimen de Marta Sosa:
"Fue muy impactante ver
antos puntos en común"
23 de mayo de 2017
Con dolor y silencio, familiares, amistades y
compañeras y compañeros de militancia de Marta Sosa, afrontaron con desdicha y
sorpresa el momento desolador de la despedida de sus restos en Córdoba, donde
fue asesinada el viernes, como informó La Retaguardia en la mañana de ayer.
Esta mañana la policía detuvo a un albañil que realizó trabajos en su casa y al
que un vecino asegura haber visto salir de la casa poco después de la que se
supone fue la hora de su asesinato. Descartada la teoría del robo, que la
policía pretendió instalar ayer con una seguridad que luego no pudieron
sostener, la teoría oficial viró hacia el lado del femicidio, aunque ya no les
resulta posible descartar que su crimen pudiera estar vinculado a su condición
de querellante en un juicio cuya sentencia debería conocerse en pocos días.
Generan inquietud las similitudes con la investigación judicial que tuvo el
caso de la
testigo Silvia Suppo , por eso dialogamos con su hija, Marina Destéfani, que repasó aquellas
primeras horas, dudas y certezas.
Por Fernando Tebele La Retaguardia
"Estamos despidiendo a una gran compañera, con toda
su sencillez y humildad. Recordando esa sonrisa siempre dispuesta para todo. El
mate en el juicio. Y sobre todo quiero recordar a Marta mirándolos a los
genocidas, siempre con su coraje, exigiéndoles y pidiéndoles que digan donde
están los cuerpos. Siempre acompañando a su hijo, abrazados. Esa es la imagen
con la que voy a cerrar el día. Y recordándola siempre con esa sonrisa, siempre
predispuesta al abrazo, a la
contención. Una gran militante. Siempre con su coherencia en
los juicios, a la hora de dar su testimonio. Una maravillosa persona",
dice con desolación Victoria
González, co-presidenta de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos
(APDH) de San Rafael, Mendoza, donde Marta dejó esa imagen que podría aplicarse
a la mayor parte de los sobrevivientes que no solo dan su testimonio, sino que
además sostienen los juicios con su presencia cotidiana. González forma parte
de una delegación de organismos de derechos humanos de San Rafael que viajaron
a Córdoba ayer luego de haberse reunido en la Plaza de la Memoria de esa
ciudad, para realizar una especie de asamblea en la que intercambiaron la
información que iba enviando el hijo de Marta, Javier Fagetti, que viajó en la
medianoche del mismo viernes a Córdoba. Fagetti es referente de H.I.J.O.S. en
Gral. Alvear y fue recibido y acompañado por la regional Córdoba
de la misma agrupación.
Conviene en este momento volver al principio. La
Retaguardia tomó conocimiento de la noticia a través de un posteo en Facebook
de una ex presa política. Graciela Draguicevich: "En Córdoba apareció
muerta ahorcada con una bolsa en la cabeza Marta Sosa
de Faggetti testigo del juicio de lesa humanidad que se lleva adelante en estos
días en Mendoza. Es terrible.De terror lo que hicieron con esta compañera.
Hijos de yuta!! En ese juicio también se juzga a Trentini, el policía que mató
a Sebastián Bordon".
Por lo que pudimos saber más tarde, Marta Sosa no fue
encontrada con una bolsa en la cabeza, lo que había generado en los y las
sobrevivientes mucha inquietud, casi un sello de fábrica marca genocida.
Otra de las inquietudes del día de ayer apenas conocida la
noticia, fueron las similitudes con el caso de la testigo Silvia Suppo ,
asesinada en 2010 en Rafaela, Santa Fé. Por eso dialogamos con Marina
Destéfani, su hija, espantada como todos y todas por la noticia, pero con el
plus que significa que le remueva su propia historia.
"Estoy movilizada por la novedad, tristemente
movilizada", soltó al comienzo del diálogo.
-La Retaguardia: ¿Por qué?
Marina Destéfani: La verdad es que fue muy impactante leer los pocos datos que tenemos hasta el momento de lo sucecido con el caso de esta testigo. Nos llaman mucho la atención las casualidades, los puntos en común: se trata de dos testigos importantes por causa de lesa humanidad que, en el caso de mi mamá tres meses después del juicio, aparecen asesinadas.
Marina Destéfani: La verdad es que fue muy impactante leer los pocos datos que tenemos hasta el momento de lo sucecido con el caso de esta testigo. Nos llaman mucho la atención las casualidades, los puntos en común: se trata de dos testigos importantes por causa de lesa humanidad que, en el caso de mi mamá tres meses después del juicio, aparecen asesinadas.
-LR: En este caso a pocos días de conocerse el
veredicto en San Rafael.
MD: En el caso de Silvia fue tres
meses después. Es la primera coincidencia que vemos. Después, que las versiones
oficiales de la policía sean ante el asesinato de una testigo, que es algo
inaudito en cualquier ciudad, lo primero que se salga a pretender decir es que
sea un homicidio en ocasión de robo, negando la posibilidad de que sea por su
condición de testigo. Me parece que debería ser la primera hipótesis a
investigar. Nosotros eso lo construimos con el tiempo porque esto te toma
siempre por sorpresa. Sabemos que están entre nosotros, que la impunidad sigue
vigente, pero uno nunca cree que por dar testimonio debemos estar tan expuestos
y expuestas. Me sorprenden muchísimo esos parecidos. Esperemos que haya
justicia y que no se manosee tanto la escena del crimen, que no se manosee la
historia de los militantes como fue en el caso de Silvia y que los medios hegemónicos no den la espalda y así como la
justicia, se dediquen a investigar seriamente.
Para nosotros los primeros días fueron muy duros y muy
difíciles porque en acá en Rafaela (Santa Fé, donde ocurrió el crimen de Suppo)
no había organismos de derechos humanos o abogados especialistas en crímenes de
lesa humanidad, entonces se perdió tiempo muy valioso en esos primeros días,
aunque si bien nosotros a las pocas horas de la muerte de Silvia, cuando
estuvieron los resultados de la autopsia y accedimos a charlar con algunos de
los médicos ya nos empezó a llamar mucho la atención algunos detalles de cómo
había terminado la vida de mi mamá. Ese tiempo tienen acceso las policías
locales que no están preparadas y actúan de manera muy irresponsable,
irregular, como lo hemos denunciado nosotros, hay que estar muy atentos y
velando con mucha presión para que se haga de manera muy correcta y
responsable, para llevar tranquilidad a toda la población y a la familia.
-LR: Uno imagina que en la conmoción por la
muerte violencia de un familiar, tener que estar en la situación del velatorio
y entierro, y además en la investigación, debe ser complejo. ¿Cómo fueron
aquellas primeras horas y días después del asesinato de tu mamá? ¿Ya tenían
dudas en el primer momento, o tendían a pensar que era cierto que la habían
matado en un intento de robo?
MD: Nosotros llegamos al hospital
esa mañana. Y ni bien sale el médico a decirnos que Silvia no había sobrevivido
a todas las prácticas y nos describe las características de las heridas que
tenía en su cuerpo, con mi hermano nos miramos e inmediatamente sabíamos qué
había pasado. Los primeros días son un caos. Uno es un fantasma que pierde
demasiada referencia de todo. Uno siente mucho miedo, que también es uno de los
objetivos de lo que se busca: llenar de miedo a la población. Para
nosotros fue muy difícil. Es muy necesario acompañar a la familia. Hay que
respetar los tiempos, los comunicados. Es muy duro digerir la muerte y ver cómo
se manosea y se expone a la familia y uno pasa de ser un completo desconocido a
que se digan barbaridades, y eso no pone luz sobre el asunto.
-LR: ¿Desde el primer momento tuvieron la
certeza de que a tu mamá la mataron por su condición de testigo?
MD: Teníamos la sospecha. En ese momento no nos atrevimos a salir
concretamente a decir. Planteamos la doble hipótesis a modo de pregunta: ¿robo
o crimen político? Teníamos una gran sospecha por la cantidad de puñaladas que
le dieron, apenas salimos del hospital, pero decidimos no comunicarla con gran
certeza públicamente en los primeros días. En las primeras marchas y
comunicados planteábamos la
duda. Ya después cuando tuvimos acceso a los primeros
informes y pericias de la policía empezamos hablar de crimen político porque
empezamos a ver la cantidad de irregularidades que se habían cometido en la
autopsia, cómo no se habían preservado la escena del crimen, cómo se habían
obtenido los testimonios de los supuestos asesinos que fue bajo tortura...
cuando nos empezamos a empapar de cómo habían sido los primeros momentos, ya no
nos quedó ninguna duda. Cuando fuimos al lugar del asesinato (un local donde
Silvia trabajaba), vimos que no faltaba casi nada y que no había relación entre
el monto de 200 pesos robado y el ensañamiento.
-LR: Más allá de todas las dudas que pueda
haber en el caso de Marta Sosa, nos sorprende que la primera hipótesis no tenga
que ver con su condición de querellante.
MD: Para nosotros ahora con los
10 años que pasaron de lo de Silvia, vemos como eso fue lo más claro que
pudimos pedir en ese momento,que fue salir a decir "que nos demuestren lo
contrario". Y hasta el momento no se ha demostrado lo contrario. El
ensañamiento es muy extraño en un caso de inseguridad. Además nos parece una
barbaridad que se ensañen otra vez con mujeres valientes y sus cuerpos. No es
con un arma, no es un crimen a sangre fría, sino que hay una cuestión de
disciplinamiento del cuerpo y la voz de las mujeres y eso no es una casualidad,
o al menos debería despertar dudas.
-LR: En el caso de tu mamá lo que faltó fue un
poco más de reflejos de algunos organismos de derechos humanos y de medios como el nuestro.
MD: Creo que no fue una
casualidad que hayan elegido matarla a Silvia en Rafaela. Ella no fue la única
testigo de la Causa Brusa
en Santa Fé, pero si vivía en una ciudad donde apostaron que no había
organismos que bancaran a la familia.
-LR: San Rafael, donde dio testimonio Marta
Sosa, es una ciudad muy conservadora y han ocurrido varios hechos de
vandalismos contra pintadas y monumentos; el Terrorismo de Estado actuó casi
sin esconderse.
MD: A mí me genera escalofríos
pensar en San Rafael y Rafaela. Yo soy profe de literatura, a lo mejor desvarío
con las palabras, pero ayer cuando leía tu nota me resultó muy significativo.
Mucho paralelismo...
-LR: Si pudieras hablar con Javier, el hijo de
Marta, qué le dirías.
MD: Ufff... Ponerse a disposición
en todo lo que podamos colaborar con él. Acercarle una mano, un recurso y la
solidaridad para que no avasallen ni la memoria ni la valentía de su madre. Que
sepa que estamos acá para mantener vivo este testimonio y mantener con vida el
testimonio de esa mujer. Nada de lo que uno puede decir puede llenar ese vacío
que es para toda la vida. No
hay consuelo. Ojalá que lo que pasó con Silvia le pueda servir para que estas
causas no naufraguen y para que la primera parte de la investigación de lo que
ocurrió con su mamá no les lleve tanto tiempo, ni se cometan los mismos errores
que se cometieron en la causa de mi vieja. Ojalá le llegue nuestra fuerza a
Javier y a todos los compañeros y compañeras que estén sosteniéndolo.
Desde los organismos de derechos humanos y organizaciones
sociales y políticas que componen el Encuentro Memoria Verdad y Justicia
emitieron hoy un comunicado en el que resaltan que "En un contexto donde
más de la mitad de los genocidas procesados gozan del beneficio de
excarcelación, a pesar de ser autores de los crímenes más aberrantes, es
imposible no relacionar este crimen con la impunidad de los genocidas".
Es imposible desligarlo para todos y todas. Sólo resta
esperar, con inquietud, que quienes llevan adelante la investigación no
descarten ninguna hipótesis, mucho menos la que debería ser la primera. Si mañana
apareciera asesinado el presidente, la primera hipótesis de investigación sería
la de un crimen político. Después habría tiempo para ver si, finalmente, lo
mató un vecino porque ponía la música fuerte, pero nadie dudaría en investigar
primero la causal política. Sentido común. Salvo que se trate de alguien que
sobrevivió al genocidio.
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