Sobre el chavismo y la tradición crítica
del marxismo
3 de mayo de 2017
Por Rolando Astarita
En varias ocasiones
defensores del chavismo me han acusado de que en este blog se dedican extensas
notas a los gobiernos de Chávez y Maduro, pero no a otros gobiernos
capitalistas. ¿Por qué tantas críticas a Chávez, y no a Temer, Obama, Rajoy,
Hollande o Trump?, preguntan algunos. Si el mundo está lleno de gobiernos
capitalistas, ¿por qué focalizarse en Chávez, o Maduro?
Pues bien, la respuesta a estas preguntas es sencilla: gobiernos
como el de Temer, Macri, Obama, Rajoy, Hollande, Obama o Trump, se definen
abierta y explícitamente como capitalistas. Por lo tanto, la crítica marxista a
estos gobiernos está
subsumida en la crítica más general al modo de producción capitalista y su
Estado. Por eso, cuando por ejemplo Marx criticaba al sistema
capitalista, poniendo la atención en Gran Bretaña, no hacía mayores
distinciones sobre si el primer ministro era Gladstone o Disraeli; o si estaban
al frente del Gobierno los conservadores o los liberales. La crítica central
era al sistema capitalista y su Estado, y en ese marco, a los gobiernos que
defendían el sistema de explotación (al pasar, digamos también que a Marx no se
le ocurrió jamás exigir la renuncia del primer ministro inglés para, por
ejemplo, solucionar una crisis capitalista).
Por otra parte,
frente a ese tipo de gobiernos no hay necesidad de estar explicando que, por
ejemplo, un Temer o un Macri no están luchando contra el capital financiero
internacional, o por el socialismo; ni Marx tenía que explicar que Gladstone o
Disraeli no eran socialistas. Nunca hubo confusión ideológica en este sentido.
Por eso, la crítica en estos casos pasa por demostrar, por ejemplo, por
qué la relación capitalista implica necesariamente explotación; o por qué el
Estado “no es de todos”, etcétera.
Distinto es lo que sucede con los personajes, partidos y
gobiernos que se presentan como socialistas, o incluso marxistas, y llevan al
movimiento de masas a la desmoralización y al desastre. O con aquellos que
colaboran en la continuidad de la explotación del trabajo, pero bajo la
cubierta de un discurso de izquierda. En estos casos es imposible evitar la
argumentación minuciosa y en profundidad, específicamente
dirigida a desnudar el contenido social y político de lo que se quiere
disfrazar. Esta es la razón por la cual el marxismo ha dedicado un
enorme espacio a la crítica de variantes reformistas o burocrático burguesas
que se proclamaron en su momento “socialistas”. Puede consultarse al respecto El Manifiesto Comunista, Miseria de la Filosofía,
o el Anti-Dühring,
para citar algunas de las obras más conocidas de Marx y Engels. De la misma
manera, podemos mencionar la crítica de Rosa Luxemburgo a Bernstein (nada menos
que un libro); o de Lenin al menchevismo y a los socialistas revolucionarios
(que cubre tomos enteros de sus obras). Y sería una tontería acusar a Engels
por haber dedicado un libro a Dühring, y no a Bismarck; o criticar a Rosa
Luxemburgo por no haber escrito un libro contra Guillermo II, pero sí contra
Bernstein.
Yendo ahora al caso
de Venezuela, estamos discutiendo sobre un gobierno y movimiento político que
han estafado ideológica y políticamente a los explotados con el cuento de
“construir el socialismo”. Pero además, una parte significativa de la izquierda
(nacionalista de izquierda, PC, castrista, incluso sectores trotskistas) apoyó
al chavismo, llegando a afirmar que este ponía nuevamente en la agenda de la
clase obrera mundial el programa del socialismo. Este tipo de discursos, que
terminaron alimentando la desmoralización y la confusión, han sido funcionales
al fraude ideológico que se ha perpetrado. Y no veo la manera de explicar estas
cuestiones de manera sintética.
En cualquier caso, la
clarificación acerca de la verdadera naturaleza del chavismo se hace imperiosa.
Aunque es comprensible que muchos de los que lo apoyaron y aplaudieron, ahora
prefieran que hablemos de cualquier otro gobierno. Pero no se puede renunciar a
la crítica del socialismo-burgués o burocrático sin renunciar a la esencia
misma del marxismo, y sin convertirse, de hecho, en cómplice del oportunismo.
Fuente: https://rolandoastarita.wordpress.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario