lunes, 22 de mayo de 2017

Involucrémonos en el Nunca Más al capitalismo que "alrededor del 80% del área cultivable de Argentina se utiliza para monocultivos transgénicos, y 423 millones de litros de agrotóxicos son esparcidos directamente sobre 17 millones de personas cada año".

Masiva marcha gritó en Buenos Aires: "Fuera Monsanto"


22 de mayo de 2017
En el marco de la Marcha Mundial contra Monsanto - que tuvo lugar en más de 600 ciudades de todo el mundo - el sábado 20 desde el mediodía se realizó en la Ciudad de Buenos Aires una jornada en la Plaza San Martín del barrio porteño de Retiro, que contó con charlas de especialistas, talleres, una olla popular agroecológica e intervenciones artísticas. Por la tarde, una masiva marcha se manifestó frente a las puertas de las oficinas de Monsanto y luego culminó en el Obelisco. La empresa, que recientemente se fusionó con Bayer, fue declarada culpable por un Tribunal Internacional integrado por 5 juristas de distintas partes del mundo del delito de ecocidio, de afectar el derecho a un ambiente saludable, a la salud, la alimentación y a la libertad para la investigación científica. ANRed dialogó con Juan Spinetto, uno de los organizadores de la jornada. 
Entrevista: ANRed / Imágenes: LAKI - PH / Video de la marcha: RT.
Declaración de la Marcha Mundial 
Contra Monsanto:
Nosotrxs, ciudadanxs de Argentina, preocupadxs y ocupadxs en la emergencia socioambiental, resultado del modelo de producción tóxico industrial impuesto desde hace más de dos décadas en nuestros territorios, articuladxs y con plena conciencia de que la mejor forma de dar batalla y modificar este modelo es unidxs, invitamos a todas las personas a acoplarse a las voces del mundo que este 20 de mayo nos manifestaremos al grito de Monsanto culpable.
Esta Marcha es algo mucho más grande que una manifestación contra una empresa, y nuestros reclamos abarcan una realidad tan amplia que no cabe en un solo nombre. Mas allá de la consigna internacional que invita a manifestarse contra Monsanto, ésta es sólo una de las tantas multinacionales, que por su historial, sirve para hacer referencia a un modelo de muerte asegurada.
El modelo agroindustrial, controla a escala mundial que cultivamos y de qué forma, por ende también controla qué comemos, cuándo y a qué precio; influenciando principalmente nuestra cultura, formas de vida, soberanía alimentaria y economía. Este modelo de agricultura tóxica esta conformado por empresas como Monsanto, Bayer, Syngenta, ChemChina, Dow, DuPont y Basf, siendo éstas las más grandes y poderosas, pretendiendo aumentar la monopolización mundial de la “alimentación”, desde la semilla hasta tu mesa a través de nefastas fusiones. Continúan empresas más pequeñas, pero no menos perjudiciales, que pueden ser extranjeras o nacionales, como Agrofina, Atanor, Tecnomyl, Rinder, Agro/max, Agrosuma, Arysta entre muchas otras. Siguen en la lista las empresas productoras de “alimentos” procesados, y finalmente los distribuidores minoristas, los formadores de precios, los supermercados como Carrefour, Disco, Coto. Y allí nos posicionamos nosotrxs, frente a toda esta cadena perfectamente articulada, en la góndola del supermercado creyendo que estamos decidiendo lo que consumimos.
Hace 21 años llegaba a Argentina el primer evento transgénico, la sojaRR, de la mano de Monsanto, desde ese entonces los cultivos de transgénicos y el uso de agrotóxicos han crecido de manera desmedida. Alrededor del 80% del área cultivable de Argentina se utiliza para monocultivos transgénicos, y 423 millones de litros de agrotóxicos son esparcidos directamente sobre 17 millones de personas cada año.
Cientos de estudios científicos garantizan que estas sustancias provocan nacimientos de niñxs con malformaciones, abortos espontáneos, infertilidad, leucemia, enfermedades renales, lupus, problemas neurológicos, afecciones respiratorias severas, dermatitis, y otras tantas enfermedades entre las que se destaca el cáncer. En áreas rurales la tasa de cáncer llega a cuadriplicar la media nacional.
Pero no es sólo un problema que afecta a personas que viven en la región agrícola del país, sino que afecta de manera indirecta y más paulatina a todas las personas que lo habitamos. Ingerimos estos químicos en cada uno de nuestros alimentos, ya que siendo o no de semillas transgénicas, la totalidad de los cultivos utilizan altísimas dosis de agrotóxicos. Tenemos contacto con ellos también, con cada producto que contiene algodón (toallitas, tampones, pañales, gasas, etc.). Estas pequeñas dosis que ingerimos a diario se van acumulando en nuestro organismo, que no está preparado para metabolizarlos y eliminarlos.
Pese a los comprobados efectos sobre la salud y la tierra, la frontera agrícola continúa expandiéndose, provocando desmontes, desplazamiento de pueblos originarios y campesinos, pérdida de biodiversidad, contaminación genética, desertificación del suelo e inundaciones.
Por todo esto, ésta sin dudas es también una manifestación que denuncia a los gobiernos de turno, a senadorxs y diputadxs, que sin importar de qué partido sean, se han encargado de legislar en pos del crecimiento de este modelo; a los organismos de control, que hacen oídos sordos a la realidad; a las Universidades Nacionales que firman convenios con las peores corporaciones, formando profesionales moldeados por las empresas y a disposición de ellas; y a los medios de comunicación masivos, quienes auspiciados por las corporaciones genocidas, son cómplices y partícipes necesarios de la desinformación y silenciamiento.
Nos manifestamos también en contra de la modificación de la Ley de Semillas y contra los tratadod de libre comercio.
Sumamos también nuestro reclamo contra la Energía Nuclear, Megaminería, el Fracking, las Megarrepresas, los rellenos de humedales, el extractivismo urbano y todas las actividades de carácter extractivista que se realizan en nuestro territorio. Sabemos que éstas son saqueadoras y contaminantes, que generan terribles consecuencias y que más allá del discurso de las corporaciones y sus cómplices, no son sinónimo de progreso.
Nos manifestamos porque somos lxs originarixs expulsadxs de nuestras tierras.
Nos manifestamos porque somos lxs campesinxs que perdieron la batalla contra el gran terrateniente, y también lxs que resisten apostando por la agroecología.
Nos manifestamos porque somos lxs docentes de escuelas rurales que lidiamos con las fumigaciones constantes sobre nuestrxs chicxs.
Nos manifestamos porque somos la mujer que comienza a sospechar que su tercer aborto espontáneo tiene que ver con las fumigaciones.
Nos manifestamos porque somos Nicolás Arevalo, que se fue con 4 años de vida a soñar que lxs adultxs hagamos un mundo mejor para niñxs como él.
Nos manifestamos porque somos Andrés Carrasco, somos la ciencia digna, que no quiere ser injuriada por el poder de las corporaciones.
Nos manifestamos porque somos lxs vecinxs que cada año sufren las inundaciones a causa de un suelo cada vez menos absorbente.
Nos manifestamos porque somos la sed de un agua pura, de un agua que no esté contaminada con sus venenos.
Nos manifestamos porque somos el monte nativo cada vez más amenazado.
Nos manifestamos porque somos, porque estamos, porque podemos, nos manifestamos porque es nuestra obligación ser parte de la solución, por nosotrxs y las generaciones que vendrán.

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