Colombia: Desde las entrañas de la
tierra y junto a los gritos del agua,
Cajamarca dijo NO a la minería
2 de mayo de 2017
"La victoria de las y los habitantes de
Cajamarca, que nace de las entrañas de la tierra, de la fuerza del volcán
Machín y del grito de las aguas, es la victoria de todas las comunidades
rurales y urbanas que durante años han advertido y sufrido en carne propia lo
que significa la minería en sus vidas".
El 26 de marzo asistimos a un hecho histórico
que se convierte en un hito en la lucha de las comunidades populares
colombianas frente a la gran minería del país. La contundente victoria de miles
de voces venidas de las veredas y los rincones más recónditos de este
municipio, que durante años han resistido el embate de la gran minería de oro y
han resguardado su vocación agrícola y campesina, va más allá de un NO rotundo
a la minería.
Cajamarca ha dado una lección a Colombia
acerca de la participación y la voluntad popular. Participando ha mostrado que
la paz se construye desde los territorios con ejercicios concretos y haciendo
respetar su voluntad popular, ha desafiado la “dictadura minera” impuesta desde
hace años en nuestro país, en donde para el sector y para los últimos gobiernos
la gran minería lo justifica todo.
Las consultas populares han pasado por varias
estaciones de discusión y disputa. Todos los mecanismos de participación
ciudadana están consignados en la Constitución desde 1991 pero repetidamente
han sido reversados y restringidos como una manera de favorecer intereses
particulares. En el caso de la minería, la participación en todos sus espectros
ha sido reducida meramente a un trámite, ni siquiera las consultas previas para
las comunidades étnicas han sido realizadas de buena fe y con las disposiciones
requeridas. No obstante, las comunidades, en su autonomía han recuperado el
valor de estos mecanismos de participación ciudadana como una forma legal y
taxativa de exigir que su voluntad sea de obligatorio cumplimiento, y además
como un mecanismo de protección de la vocación del suelo y las formas
tradicionales de habitar el territorio, que son notablemente amenazadas por las
actividades extractivas en el país.
Desconocer la importancia y los efectos
vinculantes de las consultas populares, los cabildos abiertos, las iniciativas
normativas y legislativas, entre otros, en la política pública colombiana
resulta anticonstitucional y antidemocrático, además de terriblemente
desafortunado para el momento de post acuerdo que vivimos. No sólo porque
desdibuja el derecho a participar, necesario para construir democracia, sino
porque además nos sigue hundiendo en el totalitarismo extractivo que no admite
voces disidentes y que, en complicidad con los gobiernos de turno, nos sigue
imponiendo la muerte como el único camino a un desarrollo, que está lejos del
significado de buen vivir que las comunidades rurales y populares defendemos.
Sin duda, la victoria de las y los habitantes
de Cajamarca, que nace de las entrañas de la tierra, de la fuerza del volcán
Machín y del grito de las aguas, es la victoria de todas las comunidades
rurales y urbanas que durante años han advertido y sufrido en carne propia lo
que significa la minería en sus vidas. No es necesario irse lejos para
constatar que los argumentos de multinacionales como Anglo Gold Ashanti han
sido repetidamente desmontados: la Guajira, el Cesar, Montelíbano son los
ejemplos más cercanos que tenemos para anticipar lo que podría ser la Colosa y
la sentencia de muerte que la gran minería lleva consigo.
Teniendo en perspectiva que los escenarios de
relacionamiento entre el sector multinacional y las comunidades han sido
extremamente desiguales, la consulta popular de Cajamarca nos muestra que más
allá del dinero y el aparataje corrupto asociado al accionar de las empresas,
el arraigo, el amor y la resistencia por el territorio prevalece en los
corazones de los campesinos y campesinas de nuestro país, quienes son los
responsables de abastecer de alimento a las ciudades y además de ser los
cuidadores del agua. Estos valores sin precio han superado las artimañas
mercantiles que las empresas han utilizado para comprar la dignidad y han
mostrado que frente a la gran minería no existen puntos medios ,
ni “gana – gana”, como fue expresado por la viceministra de Minas y Energía,
sino una necesidad imperiosa de desmontar el modelo extractivo trasnacional que
sólo nos ha traído pérdidas y afectaciones irreparables e incompensables.
Por estas razones, nos sumamos a las
exigencias de las comunidades de respetar a cabalidad y acatar la decisión del
pueblo cajamarcuno de declarar su territorio libre de minería, y del
reconocimiento de los mecanismos de participación ciudadana dispuestos
constitucionalmente.
El talante democrático de las campesinas y
campesinos del municipio y del proceso del Comité Ambiental en Defensa de la Vida,
del que hacen parte organizaciones de Cajamarca como COSAJUCA (Colectivo
Socioambiental Juvenil de Cajamarca), Conciencia Campesina, APACRA (Asociación
de productores agroecológicos de Cajamarca), Asociación por la defensa de
Chorros Blancos - Asocuencua Chorros Blancos, es una muestra de la autonomía y
la soberanía de los pueblos y de la necesidad de una resistencia nacional por
la defensa de las aguas.
ANUNCIO: Mientras aquí discutimos si es
vinculante o no el resultado de la consulta, en El Salvador dan un paso firme
para avanzar hacia el post-extractivismo, con la prohibición de cualquier
minería metálica.
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