Menos violencia
9 de mayo de 2017
Mauricio Macri busca duplicar
los espacios de detención. Sin embargo, el aumento de las detenciones no
resuelve los problemas. Entre 1997 y 2014 la cantidad de personas encarceladas
se duplicó, pero eso no se tradujo en menos violencia.
Por Roberto Samar para
8300
Esto se debe a que habitualmente las detenciones no
afectan a los delitos complejos o vinculados a los espacios de poder. A modo de
ejemplo, a las redes de trata de personas, el lavado de dinero o la corrupción
estructural son prácticamente invisibles para el sistema.
El sistema penal y la violencia estatal recaen sobre los
jóvenes en situación de pobreza:
Según los datos del Sistema Nacional de Estadísticas sobre
Ejecución de la Pena, en nuestro país el 62 por ciento de las personas
detenidas tiene menos de 34 años. En relación al nivel educativo, el 31 por
ciento no terminó el primario y un 39 apenas logró terminarlo. Asimismo, al
momento de la detención solo el 15 por ciento tenía trabajo de tiempo completo.
Esa decir, estos jóvenes antes de ser detenidos sufrieron
la vulneración del derecho a la educación y al trabajo.
Ahora bien. ¿Para qué queremos más presos?
Según nuestra normativa vigente, el único derecho que
perdió la persona detenida es la libertad. Por lo tanto tiene derecho al trabajo,
a la educación, a la salud, a vincularse.
Sin embargo, las personas detenidas sufren agresiones
físicas, amenazas, deficiencias en la salud y alimentación. En 5 años la Procuración Penitenciaria
de la Nación registró 13.685 hechos de tortura y/o malos tratos.
Cabe preguntarse, ¿una persona que sufre torturas en el
momento de su detención, será más o menos violenta cuando recupere su libertad?
Como sostiene Mariano Gutiérrez, integrante de la
Asociación de Pensamiento Penal, “si la inseguridad dependiese de cuántas
personas encarcelamos o de la dureza de las penas, a los países más
encarceladores les correspondería menos tasa de criminalidad. Pero es
exactamente al revés. Brasil tiene una tasa de encarcelamiento muy grande y una
altísima tasa de homicidios”
La vulneración de derechos genera discriminación y
violencia. El crecimiento de detenciones en condiciones precarias, reproduce la
violencia y profundiza la exclusión social.
Pensar una sociedad menos violenta requiere políticas
inclusivas y discursos que promueven menos muros y más espacios de encuentro.
* Licenciado en Comunicación Social UNLZ.
Docente de Comunicación Social y Seguridad Ciudadana UNRN. Su último libro es
“El medio es la
violencia. Cultura , comunicación y construcción de la
realidad” (Doble Zeta).
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article14155
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