jueves, 11 de mayo de 2017

Reflexionemos sobre la campaña electoral y la participación desde los marxistas revolucionarios.

Elecciones, tradición socialista y una pregunta-problema


10 de mayo de 2017

Por Rolando Astarita

Dado que el país está entrando en la campaña electoral, me parece conveniente recordar el criterio que tradicionalmente guiaba a los partidos socialistas, o al menos, a sus alas marxistas revolucionarios, en elecciones legislativas. La cuestión me parece necesaria en tanto en algunos grupos marxistas parece primar el afán de conseguir votos y bancas por sobre cualquier otra consideración. En ciertos casos incluso se pone el acento en el “carisma” y la cara bonita de los candidatos, y se procura que estos luzcan como “estadistas” ante la opinión pública, con propuestas “viables y razonables”. La contrapartida es que no se señala con la suficiente firmeza, en los medios públicos -porque la prensa partidaria es otra cosa-, las limitaciones insalvables del parlamentarismo. Concretamente, no se dice con claridad que los problemas fundamentales de las masas trabajadores no se solucionan votando leyes (un caso concreto de cretinismo parlamentario, aquí).
En oposición a estos criterios, en lo que sigue presento dos pasajes que sintetizan la tradición socialista de participación en elecciones parlamentarias. En ambos pasajes el eje es la tarea de agitación y propaganda de las ideas del socialismo, y se refieren exclusivamente a las elecciones legislativas.
El primero es de Wilheim Liebknecth, líder de la socialdemocracia alemana:
“Las revoluciones no se hacen consiguiendo el permiso de los altos poderes que tienen la autoridad; el ideal socialista no puede ser alcanzado en el marco del Estado actual; debe derrocar el Estado para asegurar la posibilidad de vida. Ninguna paz con el Estado actual. Fuera la adoración del sufragio universal y directo. Tomemos  parte con toda nuestra energía, como lo hemos hecho hasta ahora, en las elecciones. Pero usemos las elecciones solo como un medio de agitación, y no dejemos de señalar que la urna nunca puede ser la cuna del Estado democrático. El sufragio universal no alcanzará su influencia final y decisiva sobre el Estado y la sociedad hasta después de que haya sido definitivamente eliminado el Estado policial y militar” (The Speeches of Wilhelm Liebknecht, vol. 7, Voices of Revolt. New York: International Publishers, 1928, http://germanhistorydocs.ghi-dc.org/docpage.cfm?docpage_id=2820).
El segundo pasaje es de Lenin, muy influenciado por Liebknecht y la socialdemocracia alemana; obsérvese el carácter general del criterio:
“Si para los politicastros burgueses de todos los países, desde los kadetes rusos hasta los “librepensadores” alemanes o los “radicales” democráticoburgueses de Francia, lo más importante es el éxito inmediato, lo más importante es ganar una banca de diputado, para un partido socialista lo más importante es la propaganda y la agitación entre las masas, lo más importante es la defensa de las ideas del socialismo y de una consecuente y abnegada lucha por una democracia completa” (“Las elecciones en Petersburgo”, septiembre de 1909, Obras Completas, t. 16, p. 20, Cartago).
Dejo planteado, por último, una pregunta-problema: ¿deben los marxistas presentarse a cargos ejecutivos? Si lo hacen, ¿no están asumiendo con ello que un gobierno “socialista”, sin acabar con el Estado, puede transformar la sociedad en un sentido socialista? ¿O se pretende cambiar la naturaleza de clase del Estado mediante reformas electorales? Además, ¿no sería un mensaje de ruptura ideológica y política con la burguesía y la pequeña burguesía presentarse sólo a las elecciones parlamentarias, explicando abiertamente por qué los marxistas no tomamos responsabilidad alguna de conducción en el Estado burgués?
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Elecciones, tradición socialista y una pregunta-problema

Fuente: https://rolandoastarita.wordpress.com/

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