Uruguay:
S.O.S Nicaragua
24 de septiembre de 2018
Por Emilia
Carlevaro
Lo que está
sucediendo en Nicaragua es horroroso. Ante esto, los silencios desde estos
pagos son preocupantes. Escribí una hojita para ver si ayuda a algún indeciso a
tomar posición. En realidad no sé qué puedo hacer para solidarizarme con este
pueblo. Les pido que lean el adjunto y me digan su opinión. Les pido que si
tienen conocimiento que alguien está haciendo algo y se podría dar una mano, me
lo hagan saber. Si tienen alguna idea de qué se podría hacer, también. Si
quieren reenviar el adjunto a otros amigos, pueden hacerlo. Espero respuesta,
gracias. Un abrazo
S.O.S. NICARAGUA
Supongamos que la reforma previsional que impulsó Ortega era justa (y no
regresiva) y que los que manifestaban en su contra estaban equivocados…
Supongamos que no hubo omisión ni negligencia en
sofocar el incendio que terminó con parte del corazón de la Reserva Biológica Indio
Maíz y que los que denunciaron y protestaron por esto estaban equivocados…
Supongamos que los sacerdotes católicos que auxilian, conversan y apoyan
a los jóvenes activistas son más conservadores y pro imperialistas que el
recientemente fallecido Cardenal Obando y Bravo, que se opuso al primer
gobierno del FSLN y que apoyó a la contrarrevolución (instigada, respaldada y
financiada por Reagan y el escandaloso Irangate), pero que en 2016 fue
declarado por Ortega “Prócer de la Paz y la Reconciliación”…
Supongamos que todos los organismos de derechos humanos –gubernamentales
y no gubernamentales, nicaragüenses y extranjeros- se hayan convertido unánime
y simultáneamente en marionetas del imperialismo y la reacción, sesgando sus
informes para desprestigiar al gobierno y que los que reclaman su intervención
y divulgan sus informes están equivocados…
Supongamos que la mayor parte del cerno del FSLN de la Revolución del 79
(Henry Ruiz, Mónica Baltodano, Víctor Tirado, Dora Ma. Téllez, Sergio Ramírez,
Luis Carrión, Gioconda Belli, Ernesto Cardenal, etc.) se hallen en estado de
confusión o de vileza extrema e induzcan al pueblo a cometer errores y que
miles los sigan…
Supongamos que el imperialismo yanqui tiene la capacidad de orquestar,
tras 11 años de gobierno de Ortega (con control total de las fuerzas
coercitivas del Estado, con dominio de gran parte de la prensa y de los
aparatos de las organizaciones de masas), una maniobra desestabilizadora de tal
magnitud que hace que miles se lancen a las calles arriesgando sus vidas…
Supongamos, entonces, que estamos frente a una espectacular maniobra
desestabilizadora contra un gobierno defensor del pueblo, revolucionario y
antiimperialista, que logra que miles de alienados, digitados por el imperio y
la burguesía, salgan –estúpidamente- a protestar, inermes, arriesgando que los
maten a ellos y sus familias para apenas arañar a las fuerzas gubernamentales.
En síntesis: miles de pobres (en Nicaragua el 80% de la población lo es)
digitados, confundidos, dispuestos a morir…
Entonces, si todos estos supuestos fueran verdad, ¿qué debería hacer el
gobierno con estos manifestantes? ¿Su no razón es razón para dispararle al
boleo, encarcelarlos e interrogarlos bajo tortura, herirlos, matarlos?
Y nosotros, aquellos uruguayos que siempre pensamos
que los gobiernos tienen el deber de que sus Estados cumplan con la obligación
de garantizar los derechos de las personas, empezando por la vida y la
libertad, los que venimos trabajando por eso, dentro y fuera de fronteras,
desde el pachecato hasta ahora, ¿qué hacemos?
¿Decimos que el gobierno y el Estado de Nicaragua
tienen menos obligaciones que los de Uruguay?
¿Decimos que los más de doscientos muertos -los
habidos en estos dos meses- son menos valiosos que los nuestros? ¿Que los
nuestros no debían morir porque tenían razón y estos sí porque estaban
equivocados?
¿Nos hacemos los distraídos?
¿Repetimos el argumento de que se prestaron –consciente o
inconscientemente- para desestabilizar un gobierno revolucionario y que
entonces…? [- ¿Entonces qué?, terminemos la frase por favor. Entonces… ¿se lo
buscaron?… ¿se lo merecen?…]
Nosotros, los que nos oponemos a la pena de muerte aun para el peor
delincuente, ¿la aceptamos contra los manifestantes?, ¿acaso la sospecha que
haya fuerzas políticas nicaragüenses de derecha que con total oportunismo
pretendan manipular y dirigir las protestas, nos inhibe para solidarizarnos con
las víctimas?
Muchos nicaragüenses nos hablan y escriben informándonos, pidiéndonos
solidaridad, apelan a nuestra sensibilidad de demócratas, progresistas,
defensores de los derechos humanos y/o izquierdistas… ¿no les contestamos?, ¿no
vamos a hacer una gestión, un gesto público?
¿Es que todavía no comprendimos que no se trata de dirimir si los
manifestantes tienen o no razón, sino de defender sus derechos y libertades
fundamentales? Nadie nos pide que opinemos sobre la política interna
nicaragüense, nos piden que ayudemos a evitar que se siga enlutando Nicaragua
con la sangre de los que desde los más remotos pueblitos a las ciudades,
desarmados, luchan en las calles. Nos piden que, de una vez por todas, seamos
capaces de exigir que cese la represión, que se ponga fin al accionar
terrorista del Estado.
Nos recuerdan, sin decirlo, que la defensa de los
enunciados en la
Declaración Universal de Derechos Humanos no tiene fronteras.
Me resuena la canción de Zitarrosa, pongo una de sus líneas en plural:
Qué pena, que no nos duela el dolor.
Fuente: http://zurdatupa.blogspot.com/
zurdatupa@gmail.com
Relacionado
Uruguay: Comunicado sobre los acontecimientos
en Nicaragua
Nicaragua:
Entrevista a Gioconda Belli
La
izquierda latinoamericana y Nicaragua
Fuente:
https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2018/09/24/uruguay-s-o-s-nicaragua/
No hay comentarios:
Publicar un comentario