Occidente en su
obsesión de encubrir
la realidad del petróleo
22 de septiembre de 2018
Por Mario R. Fernández (Rebelión)
El 18 abril de 1977, cuando Jimmy Carter
ocupaba el cargo de presidente de los Estados Unidos, se expresa en forma
elocuente, por radio y televisión, sobre la realidad de una futura crisis
energética que interpreta como desafío inevitable y serio para su país. El
discurso de Carter se nos presenta hoy en total contradicción con los discursos
posteriores de los presidentes de su país respecto de la situación energética
de los Estados Unidos y del mundo. Han pasado 41 años y entendemos no solo la
irresponsabilidad y la irracionalidad sino además la ignorancia con que han
actuado sus sucesores, comprometidos a doctrinas neoliberales, guerreristas,
criminales con los seres humanos, los seres vivos y la naturaleza, con la
opresión y el despotismo, pero en esencia subordinados a la oligarquía
dominante y ciega de visión de futuro común.
Carter expresa en su discurso su preocupación
y propone al Congreso de los Estados Unidos la aplicación de medidas
focalizadas en la conservación y el gasto mesurado de energía. Sus palabras
revelan el futuro incierto de las reservas de hidrocarburos y enfocan a la
observación de señales del agotamiento de energía, principalmente del petróleo,
que favorecen no el aumento de consumo de gasolina, diésel, gas natural y
derivados, sino la necesidad de su conservación. Eventualmente Estados Unidos
fabrica vehículos más eficientes en cuanto a consumo de combustibles, establece
una reserva mínima de seis meses de abastecimiento y otras medidas similares.
Lo más importante del plan de Carter al respecto de su política energética fue
la necesidad de crear conciencia al respecto de la realidad de que los
hidrocarburos son recursos finitos sin los cuales los Estados Unidos serían
vulnerables respecto de la sustentación de su modo de vida y su papel dominante
en el mundo.
A 41 años de su discurso tenemos una realidad
mundial diferente, en tiempos de Carter la población mundial era de 4.200
millones de habitantes, hoy es de más de 7.600 millones; solamente en petróleo
crudo se consumen 82 millones de barriles diarios (99,5 millones de barriles
diarios si incluimos todos los hidrocarburos consumidos) mientras que en 1977
se consumían 60 millones de barriles diarios en el mundo. La cifra que
consumimos hoy es una cifra descomunal siendo que hablamos de un recurso del
que somos totalmente dependientes en nuestro diario vivir. Pero esta realidad
de sobreconsumo de un recurso tan fundamental e irremplazable no se habla.
Vivimos tiempos de total irreflexión no sólo en occidente sino creo que en el
mundo entero. Por lo que a pocos parece llamar la atención que el gobierno de
los Estados Unidos de esta Administración, la del presidente Donald Trump,
declarara hace apenas unas semanas que la conservación de petróleo ya no es una
prioridad económica para los Estados Unidos, amenazando así el trabajo de
décadas de campañas gubernamentales de crear conciencia civil sobre la
importancia de la conservación energética.
Ambos, el Departamento de Energía y la Agencia
de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos justificaron la medida de la nueva Administración
diciendo que efectivamente se ha reducido la necesidad de importar petróleo, y
citaron además que hace ya más de una década de la “revolución de la
fracturación hidráulica,” medio para extraer petróleo y gas de esquisto
bituminoso lo que ha abierto las reservas y dado más flexibilidad que en el
pasado al uso de hidrocarburos domésticos sin tanta preocupación. Algunos críticos
entienden que estas perspectivas aumentarán el consumo de petróleo en Estados
Unidos en unos 500.000 barriles de petróleo diarios, que han de beneficiar
directamente a la industria del rubro favoreciendo una mayor venta de
combustibles.
La situación mundial actual respecto de los hidrocarburos, y de
todos los otros recursos naturales, es de futuro agotamiento, pero en occidente
la realidad ha sido borrada y se fabrican todo tipos de distorsiones a diario
en los medios de comunicación y no sólo en Estados Unidos sino también en
Canadá, Europa, Australia y la mayoría de los países de América Latina; los
medios son monopólicos y totalitarios y transmiten un mensaje único o con
variantes muy pequeñas, incluso irrelevantes, que sirven para reafirmar el mensaje
oficial. La información especializada independiente y alternativa sobre esta
realidad es pequeña pero no por eso está a salvo pues es frecuentemente
atacada. La producción de petróleo crudo y gas natural ha aumentado en las
últimas décadas, con grandes inversiones, altos costos y nuevas tecnologías
para cubrir el aumento de la demanda, pero el cuadro productivo ya de países
exportadores de hidrocarburos o de no productores es diverso y complejo.
En los Estados Unidos a partir del 2006 la
producción de petróleo en general ha venido aumentando, desde 5,1 millones de
barriles diarios (producidos ese año) a más de 9,5 millones de barriles diarios
(producidos este año), pero no por eso ha dejado Estados Unidos de ser un
importador neto de petróleo crudo por más de 8 millones de barriles diarios
(3,3 millones de ellos importados desde Canadá, o el 42 por ciento del total de
importación). Estados Unidos consume 19,5 millones de barriles diarios, lo que
significa casi un quinto (o un 20 por ciento) de la producción mundial (99,5
millones de barriles diarios).
El aumento de la producción en Estados Unidos
se debe a la explotación por fracturación hidráulica de las rocas de esquisto
bituminoso, que se encuentran bajo el suelo y que para alcanzarlas requieren
perforaciones de hasta 3000
metros de profundidad, además de seguir excavando en
forma horizontal para inyectar ácidos, sales y una decena de productos químicos
inyectados disueltos en grandes cantidades de agua. Esta solución química
desintegra la mezcla de compuestos químicos orgánicos llamado querógeno o
kerogeno que luego son extraídos hacia la superficie. Se
trata de un proceso impactante para el terreno y sobre el medio ambiente,
además de un alto costo económico por lo que las supuestas ganancias de las corporaciones
involucradas en estas explotaciones son generalmente vagas e imprecisas, pues
dependen mucho del crédito y de la especulación. La
explotación de petróleo de esquisto bituminoso incluye a más de 40.000 pozos,
localizados en varios estados del país, en algunos casos uno al lado del otro,
algunos de muy corta vida pues explotan la misma reserva subterránea; que
producen más de la mitad de la producción total (o sea unos 5 millones de
barriles diarios), esta explotación de esquisto bituminoso se encuentra cerca
del cénit de su potencial extractivo.
Estados Unidos tiene hoy el mismo miedo a la
vulnerabilidad por falta de petróleo de 40 años atrás, sin duda es por esto que
trata continuamente de confundir los índices de producción, dando cifras que
incluyen el Gas Natural Licuado (GNL), incluso el gas condensado llamado
gasolina natural, junto con el petróleo crudo. Agregan a estas cifras los
biocombustibles, que no son ni hidrocarburos. Todo esto simplemente para que
sus números se vean mejor, para impresionar. Estados Unidos tiene sin duda la
mayor infraestructura del mundo con respecto a refinerías y otras plantas
químicas, y esto le permite exportar combustibles y GNL (aunque también lo
importa). Esto mejora su balanza de exportaciones. En realidad, Estados Unidos
dependerá siempre del crudo importado pues su producción de petróleo crudo y
gas natural convencional continúa declinando. Por ejemplo, en 1988 el estado de
Alaska producía 2 millones de barriles de petróleo diarios; hoy produce apenas
medio millón y la tendencia es declinable, lo que pone en peligro el
funcionamiento mismo del oleoducto que se extiende de norte a sur del estado
que en menos de una década quedará en desuso.
El otro gran productor de hidrocarburos en
occidente es Canadá, que además abastece de crudo y gas natural a Estados
Unidos, produce 3, 9 millones de barriles diarios - la mayor parte de arenas
bituminosas de Alberta, que genera 2,8 millones de barriles diarios con una
producción que va en aumento cada año al tiempo que el petróleo convencional
tiende a decrecer. Estos millones de barriles de petróleo son exportados a
Estados Unidos. Se trata principalmente del petróleo llamado Western Canada
Select o WCS al que se le aplica un alto descuento, de más del 50 por ciento
respecto del precio del petróleo llamado West Texas Intermediate (WTI) que es
fijado por el mercado estadunidense. Esta depreciación del petróleo canadiense
se debe a que requiere mejoramiento y procesamiento para que sirva como
combustible. Canadá carece del número necesario de refinerías capaces de
mejorar y procesar su petróleo; hoy hay menos refinerías que hace 50 años,
según la industria no es rentable producir combustibles en Canadá o mejorar una
mayor cantidad de petróleo de las arenas bituminosas, algo irónico que obliga a
que Canadá siendo productor esté forzado a importar 800.000 barriles diarios de
petróleo en el este del país, petróleo que importa mayormente de Estados
Unidos. No debemos olvidar que la política de hidrocarburos canadienses desde
1985 es controlada por corporaciones multinacionales estadunidenses en su
mayoría, que han contribuido a destruir a través de gobiernos y políticos
corruptos el Proyecto Nacional de Energía, que creara el gobierno de Pierre
Trudeau en 1980 y existiera por solamente cinco años.
Europa sin Rusia carece continentalmente de
recursos de hidrocarburos, con excepciones como las del Mar del Norte, que
producía 6 millones de barriles diarios en 1999 pero que hoy no alcanza a la
mitad de esa producción. Noruega sigue siendo el único exportador europeo neto,
con una producción de 1,6 millones de barriles diarios de petróleo crudo y casi
2 millones si consideramos el GNL pero que está en declive productivo, con
pronósticos de no más de medio millón de barriles para el año 2030. El Reino
Unido que era un exportador hace 20 años tiene que importar hoy el 40 por
ciento de lo que consume. Rumania, un productor de petróleo de cierta
importancia en el pasado, tiene hoy su producción y sus reservas en completo
declive. La situación europea respecto a la energía de hidrocarburos es de
completa vulnerabilidad, con la excepción de Noruega toda Europa depende
completamente de otros países, una realidad que los gobiernos europeos tratan
de ocultar fingiendo que el petróleo no les concierne pero que evidentemente es
un problema serio que ya les toca a la puerta.
América Latina es en parte el otro productor
occidental, un continente neo-colonizado y sometido, que con excepciones como
las de Venezuela, Bolivia, Cuba y Nicaragua que mantienen resistencia diaria
frente a las agresiones descubiertas y encubiertas de países imperialistas y de
los ataques de gobiernos vasallos latinoamericanos, unos y otros tratando de
forzarlos al sometimiento mientras ellos resisten y luchan por su autodeterminación.
Los países latinoamericanos productores de petróleo como Brasil, México y
Colombia, son también exportadores pero carecen de seguridad en cuando a cómo
disponer de sus recursos en un escenario de escasez o crítico y esto es debido
principalmente a su dependencia y corrupción. En este grupo encontramos también
a Argentina, cuya producción petrolera no alcanza a auto abastecerla, pero con
reservas potenciales que la ponen en el cuarto lugar en cuanto a hidrocarburos
de esquistos en los campos de Vaca Muerta. Los países latinoamericanos que
carecen de recursos de hidrocarburos, Chile, Uruguay, Paraguay y los países
Centroamericanos, han de enfrentar situaciones dramáticas no sólo por su
insuficiencia de estos recursos sino también por lo que va a significarles el
costo de importación en el futuro.
Los países que cuentan con reales reservas de
hidrocarburos para exportar en el mundo son Rusia, Venezuela, Canadá, Iraq,
Irán y los países del Golfo Pérsico. Hay muchos otros con producción en declive
por agotamiento de sus reservas, por ejemplo, Noruega, Reino Unido, México,
Angola, Indonesia, Australia, Argelia entre otros.
El futuro del petróleo, una preocupación hace 40 años, hoy debería
preocuparnos también, pues se consume más combustible debido al aumento de
población y también al gasto desproporcionado por lujo y actividades
innecesarias. Sin embargo la realidad, y el futuro, del petróleo se discute
poco y es continuamente minimizado y distorsionado por los medios de
información especialmente en occidente donde se publican opiniones y reportes
confusos, a veces totalmente falsos. Regularmente se confunde combustibles que
son fuentes de energía con fuentes de energía que producen electricidad, como
la eólica, o la hidroeléctrica, que no pueden ser usadas para el transporte.
Pequeños descubrimientos de hidrocarburos son exagerados. Nunca se nos informa
sobre los recursos que se agotan. Se sublimiza a los biocombustibles, aunque es
una producción pequeña y todavía no rentable, de transporte difícil. Se exagera
la producción y el uso de autos eléctricos aunque han de pasar muchos años si
esta industria sobrevive para alcanzar a ser el 1 por ciento de los vehículos
que circulan en el mundo.
Los hidrocarburos que se producen, y los más
de 2.000 barcos tanques que cada día mueven más de 60 millones de barriles
diarios alrededor del mundo, y sin los que la vida no es factible, ni el
transporte cotidiano en autos, barcos, aviones y trenes, involucran también
otras áreas básicas como la producción de polímeros artificiales y de
fertilizantes, la agricultura, la actividad minera y forestal, el uso
doméstico, comercial e industrial, las obras públicas etc. Es urgente lograr un
plan de compromiso sobre la regulación del consumo que involucre a todos los
países del mundo, y en especial a los occidentales que son los mayores
consumidores de hidrocarburos. Esto significa cambiar el modo de vida que
tenemos, crear un diferente paradigma político y económico. De continuar con el
consumo de hoy el tiempo de insuficiencia y de altos precios llegará
inevitablemente sin que tengamos plan alguno, creando inmenso caos al tiempo
que las corporaciones hagan prospecciones y perforan en busca de petróleo donde
sea y como sea hasta extraer la última gota con consecuencias mucho más graves
para el medio ambiente que los muchos daños que se hacen en el presente.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=246838
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