La inestabilidad
neoliberal en Latinoamérica
12 de septiembre de 2018
Por Alfredo Serrano
Mancilla
CELAG
Estabilidad,
confianza, certidumbre y eficiencia son las cuatro promesas más repetidas por
cualquier proyecto neoliberal. ¿Se cumplen? ¿Es un gobierno neoliberal capaz de
dar estabilidad a un país? ¿Saben cómo generar confianza y certidumbre? ¿Logran
tener economías eficientes? Veamos qué sucede en Latinoamérica. Empecemos por
Argentina.
Crear un buen
eslogan es siempre más fácil que estabilizar la economía de un país en un
ambiente de fuerte restricción externa. El macrismo se desgasta a mucha más
velocidad de lo previsible porque demuestra que no sabe gobernar ni gestionar.
En algo menos de tres años consiguió que el país esté patas arriba. La economía
no va, se mire por donde se mire. La inflación apunta este año 2018 a estar por encima del
40% según las últimas estimaciones oficiales, a pesar de que la tenían
calculada en el 15% a fines del año pasado. La economía se contraerá por encima
del 2%, aunque habían pronosticado que crecería por encima del 3%. La
liberalización cambiaria provocó una devaluación que no tiene fin: en este
tiempo lo llevaron de 10 pesos hasta casi 40, y veremos cómo acaba. La
inversión extranjera jamás llegó. Se prometieron dólares que era imposible de
producirlos en casa, y sólo han podido ser obtenidos parcialmente,con una deuda
eterna con el mundo. El Fondo Monetario Internacionalpide más ajuste: más
recortes sociales, menos salarios, provocando así que la demanda interna pierda
toda su fuerza como motor económico. La tasa de interés va por el 60%:
espaldarazo ideal para que la economía financiarizada acabe con la economía
real. La industria se desmorona. La balanza comercial es cada día más
deficitaria tras la liberalización de las importaciones.
El cuadro
macroeconómico del neoliberalismo en Argentina no resiste a ningún test de
equilibrio ni eficiencia. Mauricio Macri y Cambiemos trajeron consigo
justamente lo contrario de aquello que siempre promete: incertidumbre y
desconfianza. La inestabilidad no sólo es económica, también lo es política y
social. Las protestas crecen y se extienden a casi todos los sectores
gremiales. La marcha de las mujeresdemostró también la incapacidad del Gobierno
para entender que está surgiendo otra nueva mayoría que refleja un sentido
común cada vez más protagónico en la sociedad argentina. Tampoco les funciona
el oído; se alejaron de todo lo que pasa en la calle. El timbreo como
apuesta publicitaria está bien, pero no les sirve para que la ciudadanía
resuelva sus problemas. Están atrapados en sus propios anuncios mientras que la
inestabilidad afecta a la gente.
Pero no es
únicamente en Argentina donde neoliberalismo e inestabilidad se dan la mano. Brasil es otro
buen ejemplo de ello. Con elecciones a la vista yun presidente no electo desde
hace años, este país presenta un largo etcétera de sucesos que conforman un
panorama ciertamente inestable. Su economía no crece. El real se devalúa. El
país se ha militarizado para frenar protestas. Y Naciones Unidas desautoriza
que se impida a Lula ser candidato a presidente.
Otro caso es
el de Perú, que aunque su macroeconomía es estable, el sistema político y
judicial hace aguas por todas partes. Posee un presidente no electo tras el
caso de corrupción que sacó a Kuczynski de su condición. Tiene a otros
tantos ex presidentes también en la cárcel o prófugos por haberse enriquecido
ilegalmente. El sistema judicial está completamente podrido. El actual fiscal
general está con múltiples casos en su contra. La mayoría de la ciudadanía no
cree en sus instituciones.
Es fácil
seguir dando ejemplos de países que bajo la gestión neoliberal no saben generar
ni confianza ni certidumbre. Colombia es otro país con una economía real
raquítica, desindustrializada progresivamente, con productividad muy baja, sin
demanda interna que logre generar crecimiento sostenido, y con indicadores
sociales más propios de países en guerra. Y con un conflicto cada vez más
difícil de resolver por la llegada de Iván Duque a la presidencia. Y,
mientras tanto, las muertes de lideres sociales continúan. Chile es otro
destino no tan ideal como lo presentan. Con una economía que no despega, y en
medio de continuos paros nacionales por parte de una gran diversidad de
sectores, el país tampoco muestra un marco de estabilidad. Y no olvidar a
México, cuyo neoliberalismo ha hecho que la economía siga estancada, con alta
inflación, fuertemente endeudado, con un sector petrolero venido a menos luego
de las últimas reformas, y con pobreza y desigualdad de carácter estructural
que, además de ser injustas, suponen un freno a cualquier intento de
reactivación económica.
Se mire por
donde se mire, el neoliberalismo no sabe gobernar, ni siquiera bajo sus propias
premisas. Dime de qué presumes y te diré de qué careces. Si las agencias de
calificación de riesgo hicieran bien su trabajo, desde criterios estrictamente
ortodoxos, les daría a todos ellos una nota muy negativa.
La verdadera
experticia del neoliberalismo es comunicar lo que no sabe hacer. Ni estabiliza;
ni da certeza ni confianza; y tampoco logra consolidar economías eficientes.
Alfredo
Serrano Mancilla, doctor en Economía por la Universidad Autónoma
de Barcelona (España), con estancias predoctorales en Módena y Bolonia (Italia)
y Québec (Canadá). Postdoctorado en la Université Laval
(Québec, Canadá). Especialista en Economía Pública, Desarrollo y Economía
Mundial. Profesor de Posgrado y Doctorado en universidades internacionales.
Actual Director Ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica
(CELAG). Autor de libros como América Latina en
disputa, El pensamiento económico de Hugo Chávez, ¡A Redistribuir! Ecuador para
Todos, Ahora es Cuándo Carajo (Bolivia). Articulista en Página 12, La Jornada, Público, Russia Today. http://www.celag.org/inestabilidad-neoliberal-latinoamerica/
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=246379
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