Críticas a las reformas
en la enseñanza de la matemática
Una propuesta
publicitaria
27 de septiembre de 2018
Por 1-Claudia Broitman,
2-Graciela Chemello, 3-Patrica Sadovsky y 4-Carmen Sessa
El pasado miércoles 12 de septiembre, el Consejo Federal de
Educación (CFE) aprobó el documento “Indicadores de Progresión de los
Aprendizajes Prioritarios de Matemática” que tendría como objetivo ser un
insumo para la planificación de las prácticas de enseñanza y las evaluaciones.
Se anunció que se “aprobó la reforma de la enseñanza-aprendizaje de la
matemática”. A juzgar por los considerandos de la resolución, la difusión en algunos
medios, la presentación en modo power point que las autoridades han divulgado,
pareciera que estamos frente a un suceso extraordinario: la creación del nuevo
método para enseñar a todos los alumnos una matemática atractiva, lúdica,
aplicada a la “realidad”, “interdisciplinar” y, como si esto fuera poco, con la
sorprendente característica de ser “lógica”. En apenas dos años –así promete el
ministro Finocchiaro– los estudiantes van a aprender mucho más y van a dejar de
temerle a esta disciplina. Una vez más, saldremos del túnel y hallaremos la
luz, luego de tanta oscuridad.
Estamos acostumbrados a estas manipulaciones del gobierno: primero
se diagnostica un panorama uniformemente devastado, se insiste en la
catástrofe, se desconocen los diferentes intentos de mejorar la enseñanza
desarrollados en distintas zonas de nuestro país; luego se anuncia una solución
superadora, eficaz y casi mágica. En ese camino no hay preguntas (que permitan
comprender, por ejemplo, qué aspectos de la enseñanza de la matemática resultan
más satisfactorios); no hay análisis (que contribuyan a identificar aquellas
condiciones en las que se han logrado experiencias educativas sustantivas).
Tampoco hay producción de datos fuera de las pruebas estandarizadas (cuyos
resultados se divulgan sin tomar en cuenta otros indicadores de calidad
educativa recomendados por organismos que se ocupan de la educación) y no hay
debates (que habiliten una discusión profunda sobre el sentido formativo de la
enseñanza).
Desde hace muchos años, docentes, formadores e investigadores
trabajamos en conjunto para repensar las condiciones institucionales,
pedagógicas y didácticas que podrían contribuir a mejorar los aprendizajes de
los estudiantes. Esta experiencia acumulada nos confirma que las transformaciones
–que las políticas públicas impulsan– logran mayor concreción cuando hay un
trabajo colaborativo en el que se promueve un diálogo entre las modificaciones
que se proponen y los problemas que profesores y maestros reconocen en su
trabajo. Solo así se generan condiciones para que los docentes puedan
reelaborar los grandes núcleos de conocimiento que se espera que los alumnos
aprendan, así como analizar las trayectorias de sus estudiantes, explorar
estrategias de intervención y reformular sus propuestas.
Muy lejos de esta perspectiva, las autoridades afirman la
existencia de un método que podría garantizar resultados. Reducen a los
docentes a la figura de aplicadores que se limitarían a obedecer protocolos
prediseñados. La
diferencia entre la concepción de “docentes aplicadores” de un método y aquella
que los y las considera como trabajadores intelectuales que toman decisiones,
reelaboran y proyectan la enseñanza no es apenas un matiz. ¿Es acaso aceptable declarar que se
busca una educación de calidad y además avasallar la tarea docente y
restringirla a la aplicación de protocolos?
Sostenemos que una reforma seria,
basada en un relevamiento real de los problemas que existen, requiere de un
debate público en el que participen todas las voces involucradas. Lejos de
esto, el ministerio redujo su “búsqueda de consenso” a unas pocas reuniones a
las que asistieron representantes de las jurisdicciones. En ellas no se
habilitaron intercambios profundos ni se revisaron cuestiones sustantivas.
Sabemos hoy que la experiencia educativa de los alumnos en las
escuelas no es independiente de las condiciones sociales y políticas en las que
está inserta. En este sentido, ¿cómo no advertir el daño que provoca un
discurso que desvaloriza constantemente el trabajo docente, que insiste incluso
en enfrentar a maestros y profesores con el conjunto de la sociedad, que
desprecia los conocimientos que no tienen “utilidad” inmediata, que descalifica
el saber teórico y la formación crítica de los estudiantes...? ¿Cómo no
subrayar lo hostil que resulta estudiar en escuelas cuyas pésimas condiciones
de infraestructura son una muestra más del escaso interés que las autoridades
muestran hoy por la educación pública?
Oponerse a la interpretación que los funcionarios hacen de la
situación actual de la enseñanza y a las políticas que implementan en
consecuencia no significa desconocer que hay problemas para resolver en el
campo educativo en general y, en particular en la enseñanza de la matemática. Seguiremos
trabajando para generar diálogo y análisis compartido con directivos, docentes
y padres para mejorar la enseñanza; seguiremos exigiendo que el estado asuma la
responsabilidad de asegurar la inclusión efectiva de todos los alumnos y
ofrezca los recursos para que la tarea de enseñar y aprender renueve
permanentemente su sentido en la realización de la educación como derecho.
1. Profesora e investigadora en Didáctica de Matemática FaHCE-
Universidad N. de La Plata.
2. Equipo técnico de Matemática, Ministerio de Educación de la
Nación entre 1996 y 2015. Universidad N. de Hurlingham.
3. Profesora e investigadora en la Universidad
Pedagógica Nacional. Equipo de cultura y educación de Suteba.
4. Profesora e investigadora en la Universidad
Pedagógica Nacional y la UBA.
Escrito junto a un
colectivo de profesionales preocupados por la enseñanza de la Matemática.
Mónica Agrasar -
Equipo técnico de Matemática de la Dirección de Gestión Curricular del
Ministerio de Educación de la Nación entre 1996 y 2015 - ENS N° 1 y N° 9
Dilma Fregona –
Universidad Nacional de Córdoba
Gema Fioriti –
Universidad Nacional de San Martín
Betina Duarte -
Universidad Pedagógica Nacional
Silvia
Etchegaray-Universidad Nacional de Río Cuarto
Horacio Itzcovich -
Universidad Pedagógica Nacional
Fernando Bifano -
Universidad Nacional Arturo Jauretche – Universidad Nacional de San Martín
María Mónica Becerril
- Universidad Pedagógica Nacional
Mercedes Etchemendy -
ENS N° 4 y N° 7 - IES JBJ
Cecilia Lamela -
Universidad Pedagógica Nacional
Paola Tarasow - ENS N°
4 y N° 7 - Escuela de Maestros CABA
Patricia García –
Universidad Pedagógica Nacional – ISDF 41
Mirta Hanfling –
Escuela Pública
María Emilia Quaranta
- Universidad Pedagógica Nacional
Sara Scaglia –
Universidad Nacional del Litoral
Héctor Ponce -
Universidad Pedagógica Nacional
Maria Cecilia Papini –
Universidad Nacional del Centro de la Pcia de Bs As
Juan Pablo Luna -
Universidad Pedagógica Nacional
Graciela
Zilberman - Universidad Pedagógica Nacional – ENS N° 4
y N° 7
Fabiana Saldivia –
Universidad Nacional de la
Patagonia Austral
Inés Sancha -
Universidad Nacional de La Plata
Susana Wolman –
Universidad de Buenos Aires
Verónica Grimaldi
UNIPE – Universidad Nacional de La Plata
Mara Cedrón -
Universidad Pedagógica Nacional
Silvia Chara - MEN
2000-2013
María Fernanda
Delprato - Universidad Nacional de Córdoba
Enrique Di Rico –
Universidad Pedagógica Nacional
Viviana Bottino –
Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e I.A.A
Mónica Escobar -
Universidad Nacional de La Plata
Verónica Cambriglia –
Universidad Nacional de Gral Sarmiento – UBA
Fabián Gómez – IES N°
2 – UBA
Liliana Prosperi –
INSP Joaquín V. Gonzalez
Ana Lía Crippa –
Universidad Nacional de La Plata
Beatriz Moreno – ex
coordinadora ETC, DGCyE, Pcia Bs As
Fuente:
https://www.pagina12.com.ar/144654-una-propuesta-publicitaria
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